La rebelión de Castilla contra Carlos I se desarrolló en un espacio muy delimitado. Aparte de Murcia, las ciudades que protagonizaron el movimiento se situaban al norte del Tajo, y casi todas ellas correspondían a los municipios de la cuenca del Duero, aunque fue Toledo la que llevó la voz cantante. En Andalucía y Extramadura, aunque en algunas villas se constituyeron comunidades, la reacción, impulsada por la alta aristocracia, se impuso ante la derrota comunera de Villalar.