UN total de quince inmigrantes
acuden desde el pasado 15 de noviembre a un curso
de cocina organizado por la Asamblea de Cruz Roja de Medina
del Campo. La encargada de impartir las clases es Isabel
González Barrocal, que asegura estar muy orgullosa
de cómo se están desarrollando las clases,
y del gran interés que muestran los alumnos.
Entre
estos últimos se encuentra Abel Cortijo, que llegó
a la villa hace tan solo 24 días procedente de Perú.
Para él este curso es un posible trampolín
para encontrar trabajo. Además, es una manera de
conocer a otra gente cuya situación se asemeja a
la suya.
Entre
pucheros, sartenes y platos también se encuentra
Mónica Cuaioveanu, fascinada con la cocina española,
muy diferente a la de su país, Rumania. Mónica
llegó a España hace un año acompañada
por su marido y su hijo de 12 años. Además
les acompañaron dos hermanos. Desde que llegó
a España se ha sentido muy bien, aunque en ocasiones
se acuerda de su país. Lo que más la gusta
comer y cocinar a Mónica es el pescado y la carne
de cerdo, productos que en Rumania no son muy comunes.
Desde
Portugal llegó hace cuatro meses Sandra Patricia
Costa Leite, una jóven de 30 años que escucha
muy atentamente a Isabel, y que copia en su libreta cada
una de las recetas que cocinan. Habitualmente las clases
se imparten de 16.30 a 20.30 horas de lunes a viernes. En
este tiempo cocinan dos platos y un postre. Ayer los platos
elegidos por la experta en cocina fueron cebollas rellenas,
pastel de carne y tarta de kiwi. Algunos días son
los propios alumnos quienes se atreven a cocinar algún
plato típico de su país. En Santo Domingo,
lugar de donde procede María Cristina de la Luz,
el plato estrella es el sancocho, una especie de cocido
con una mezcla de carnes variadas y víveres como
la yuca o el plátano. María Cristina llegó
a Medina del Campo hace doce años con sus tres hijos.
Durante este tiempo se ha sentido muy querida y apoyada
por los medinenses, además se siente muy orgullosa
de haber podido comprarse un 'pisito'.
Andrés
Milian, un cubano de 30 años, llego a la villa hace
un año. Andrés asegura que la comida española
le apasiona, además le encanta cocinar en casa o
donde sea, por lo que este curso aparte de poder proporcionarle
trabajo, le da la satisfacción de aprender a cocinar
de diferentes maneras.
Una
vez cocinados los platos, todos ellos son los encargados
de degustarlos.