CRISTO ATADO A LA COLUMNA

Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna (Domingo Beltrán, siglo XVI)

Jesús atado a la Columna
Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna (Domingo Beltrán, siglo XVI)

Nada nuevo descubrimos al elogiar la imagen de Jesús atado a la columna, titular de la cofradía del mismo nombre de Medina del Campo. Desde que fue identificada, hace ya varios decenios, con una de las obras que el jesuita Domingo Beltrán hizo para la iglesia del antiguo seminario de la Compañía, ha figurado entre las más destacadas tallas castellanas de la segunda mitad del siglo XVI, incluso en trabajos de síntesis de toda la escuela española de dicha centuria.

Tras la expulsión de los jesuitas de España en 1767, hemos de agradecer, al menos, que la decisión de trasladar a su templo la parroquia de Santiago, solo tres años después, garantiza la conservación de la monumental iglesia, construida en la segunda mitad del siglo XVI, y del rico patrimonio que en ella se contenía. Lamentablemente, el resto del edificio no tuvo la misma suerte.

Al iniciarse con el episodio del azotamiento la sucesión de escenas cruentas, su aparición resulta indispensable en los distintos programas iconográficos de la Pasión. Desconocemos en muchos casos cuales eran los pasos que las cofradías sacaban en sus primeros años de existencia, pero cabe suponer que el Cristo atado a la columna pronto comenzaría a incorporarse a los desfiles procesionales, especialmente con el desarrollo temático que hubo de seguir al decidido apoyo del Concilio de Trento al culto a las imágenes y a la práctica de la penitencia. Entre los escasos testimonios que dan fe de ello, podemos citar como ejemplo a la Vera Cruz de Astorga y a la Pasión de Valladolid. Ambas lo incluyen en sus cortejos de 1568 y 1584 respectivamente.

Acostumbrados al modelo de columna baja que desde finales del siglo XVI se impone para rememorar la de la iglesia de Santa Práxedes de Roma, a la que se tenía por la original de la Pasión, puede sorprender en la obra de Medina del Campo el empleo de un soporte completo que supera en altura a la imagen de Cristo. La diferencia es un rasgo de época, ya que hasta el momento anteriormente citado se emplea la columna alta en referencia a la estancia de Pilatos.

Jesus
Jesús atado a la Columna

El movimiento está magníficamente logrado, la cabeza, de gran dignidad, se levanta e inclina hacia atrás tensando la cuerda que anula al fuste el cuello y las manos. Las piernas se doblan y obligan al cuerpo a abrazar la columna para no perder el equilibrio, captándose con gran realismo la sensación de fuerza en el apoyo. El vuelo del paño de pureza confirma que se busca reflejar ese preciso instante. Así lo ratifica la inscripción en latín de la peana que reproduce un versículo de Isaías en el que se profetiza la flagelación: "CORPUS MEVM DEDI PERCVTIENTIBUS ESA 50" (ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, Isaías 50).

Como al comienzo se comentó, es obra indudable de Diego Beltrán de Otazu, escultor nacido en Vitoria en 1535 que a la edad de 25 años, ya formado en su oficio, decidió ingresar en la Compañía de Jesús. Al noviciado de Medina del Campo llegó en 1563 donde permaneció hasta 1569. Gracias a una carta del P. Juan Bonifacio, fechada el 25 de febrero de 1565, podemos conocer con total precisión cuando se realizó la escultura. Dice el texto: "Nuestro escultor ha tallado tres bellísimas imágenes de madera para adorno del templo". Desde hace ya tiempo se acepta que dos de las tres imágenes, en las que Domingo Beltrán trabajó desde su llegada a la villa hasta la fecha del documento, son la obra que ahora nos ocupa y la Virgen con el Niño. La tercera ha de ser el Crucificado que en otro mismo libro identificamos como el Cristo de la Agonía. Más adelante se pormenorizan las razones de la atribución de esta última talla a la que también acompaña por las calles de Medina del Campo la cofradía de Nuestro Padre Jesús atado a la columna.

La comunidad siempre apreció la calidad de las esculturas de Domingo Beltrán y por ello, cuando en 1635 se decidió construir los retablos-relicario del crucero a imitación de los de Valladolid, se reservaron los lugares de presidencia para la Virgen con el Niño en el lado de la Epístola y para el Cristo azotado en el de el Evangelio.

Bibliografía

Azcárate, 1958, p.353. R.Gutiérrez de Ceballos, 1959, p. 284. García Chico, 1964, p.139. Martín González y otros, 1970, p.177. Urrea Fernández y Parrado del Olmo, 1986, p. 701. Urrea Fernández, 1987, p.8. De la Torre Fernández, 1987, p.74. Martín González. 1988. Andrés Ordax, 1993.