LA ORACIÓN DEL HUERTO
Oración del Huerto
Oración del Huerto

A pesar de su limitada calidad, el paso de la Oración en el Huerto, que en la actualidad Cristo Oranteacompaña la cofradía del mismo nombre, tiene una especial relevancia en la Semana Santa de Medina del Campo y al ser el único ejemplo antiguo de escultura procesional con más de una figura que llega a nuestros días. Conservado ahora en la iglesia Colegiata, el grupo pertenecía a la cofradía de la Vera Cruz, en cuya iglesia, compartida con la parroquia de Santa María del Castillo, se encontraba en la capilla de San Rafael según el inventario redactado por Gerardo Moraleja en 1911.

Si tomamos como pauta la descripción que hace el viajero portugués Pinheiro de Veiga de las procesiones de Valladolid de 1605, la escena de la Oración del Huerto, a veces unida a la del Prendimiento, debía ser bastante común en los primitivos pasos de papelón que se construyeron en la segunda mitad del siglo XVI. Aunque no se detallan cada uno de los pasos de todas las cofradías que por entonces existían en la ciudad, dejó constancia de la inclusión de esta iconografía en los pertenecientes a la Vera Cruz y Nuestra Señora de la Pasión.

La gran transcendencia que tuvo en el resto de Castilla la renovación de los pasos vallisoletanos durante el primer tercio del siglo XVII, gracias a Gregorio Fernández y su taller, motivó que muchas cofradías de la región desearan renovar o incorporar a sus procesiones nuevos conjuntos tomando como modelos, a menudo copiados literalmente, los monumentales pasos de Valladolid. La relación entre las hermandades con la misma advocación de las distintas ciudades favoreció sin duda la realización de dichas réplicas. Este es el caso de la Oración del Huerto de Medina del Campo que sigue, a menor escala, el grupo homónimo que Urrea Fernández ha documentado cada obra de Andrés Solanes concluida en el año 1630.

El Monte de los Olivos de la Vera Cruz vallisoletana incluía a Judas, hoy en el Museo Nacional de Escultura, y varios soldados que fueron suprimidos al igual que en otros muchos casos, con la decadencia de la Semana Santa en el siglo XVIII. Las dos figuras principales son las que se copiaron para Medina del Campo no constando en el momento que el paso tuviera más personajes.

La mayor fidelidad al modelo se da en la figura del Ángel donde se reproducen hasta los La Oración del Huertomínimos detalles del plegado. Mayor diferencia se aprecia en el Cristo especialmente por ser figura de vestir. Aunque tenemos constancia de que este tipo de imágenes no eran tan frecuentas en la escultura procesional castellana como a primera vista puede parecer, nos inclinamos a pensar que el aspecto que hoy ofrece la pieza obedece a una importante reforma posterior, quizá como consecuencia de algún accidente. Con seguridad no son suyas las manos actuales, totalmente desproporcionadas. En cualquier caso, la cabeza es la original pues muestra, salvando las distancias de calidad, clara relación con la del paso de Valladolid.

Perdido el archivo de la cofradía de Medina del Campo, la investigación realizada para encontrar la documentación que permita desvelas el nombre del escultor al que se encargó la copia ha resultado infructuosa. Por otro lado, si siempre resulta complicado hacer atribuciones con el estilo como único apoyo, el intento se hace aún más complejo cuando se estudia una réplica en la que con frecuencia desaparecen los rasgos peculiares del supuesto autor. A pesar de ello, creemos tener razones suficientes para proponer en este caso la intervención de Melchor de la Peña. Los contratos que sobre él se han publicado son suficientes para considerar a este artista, que siempre declaró ser vecino de Medina del Campo, como el más importante escultor de la villa en un momento en el que la decadencia económica perece indicar que había pocos talleres. Sabemos que entre sus clientes figuraron las hermandades penitenciales. En concreto la de la Misericordia le encargó, en 1629, el desaparecido grupo del Cristo del Despojo, que copiaba al de la penitencia de Jesús Nazareno de Valladolid y un Nazareno.

La comparación con las obras documentadas aporta datos a tener en cuenta. La forma de tallar los rizos del Ángel se repite en el Niño de la Virgen de Monserrat de la Colegiata y en el la Sagrada Familia de la iglesia de San Miguel; utilizándose en los tres casos el mismo tipo de rostro con grandes carrillos. A conclusiones parecidas se llega al cotejar el pelo y la barba del Cristo o el duro tratamiento del plegado, aprendido en la escuela vallisoletana.

Se se admite esta atribución, podemos tener en cuenta para datar el paso que la cronología adjudicada a las obras de Melchor de la Peña no sobrepasa el año 1640. Es muy posible que el grupo de Medina del Campo fuera realizado en una fecha próxima a la terminación de su modelo en 1630.

Bibliografía
Urrea Fernández, 1987, p.8. Andrés Ordax, 1993.