20-10-11 - Teoría de las Seis Américas, por e. de prado
Las seis Américas. Más sobre el BRIC y el BRICS
[Primera formulación de la teoría. Elementos básicos elementales de la misma].
Por Eduardo de Prado Álvarez
[Algunos Artículos del mismo autor pueden ser leídos en español y además en las siguientes lenguas: catalán, gallego, italiano, portugués, alemán, francés, inglés, hindi, japonés y árabe, en www.delsolmedina.com. Revista de Medina del Campo. Castilla, España. Y en la ‘Revista de Castilla y León.Com’].
Con razón un amigo me contestaba con motivo de mi escrito anterior “El BRIC y el BRICS. Geoestrategia mundial y Naciones emergentes. Luces y sombras de Iberoamérica” (I), que para que “la economía vaya bien, se necesita ser un Estado con soberanía propia a todos los niveles (EE. UU., China, Brasil, Alemania, Australia, Brasil, etc.) para conseguir un futuro mejor”.
“Mira lo que esta pasando en la Unión Europea” aseveraba.
No le falta razón, y sin embargo soy partidario de seguir con estos juegos de la elucubración, en definitiva del pensamiento, porque nunca sabemos si dentro de cincuenta años o dentro de cien años aquello que hoy nos parece imposible tal vez pueda servir de guía, de orientación o de modelo. Eso nunca se puede descartar.
En mi ‘teoría de las seis Américas’ constatamos que hay hoy por hoy tres grandes Américas que son otros tantos espacios nacionales, estados de tamaño descomunal y que nadie puede ignorar, que son: los EE UU, Canadá y Brasil. Esto es así y esta ahí. Es lo que hay.
Al resto, con las pequeñas excepciones que se quiera, podríamos denominarlo y de hecho lo hacemos, Iberoamérica o Latino América: México, Centro América, Sudamérica y el Caribe.
La integración total, -me refiero básicamente a lo económico-, en el actual modelo y mundo globalizado, de todo el espacio Iberoamericano siempre se me ha antojado poco práctico, a corto y medio plazo, en primera instancia. Es un espacio demasiado amplio y ya se sabe que ‘el que mucho abarca poco aprieta”.
Prefiero pensar en espacios más reducidos para integrarlos; es más práctico, teniendo en cuenta que esa integración debe reunir algunos requisitos, el principal de ellos es su continuidad territorial, es decir que estén juntos unos a los otros.
Prefiero espacios más reducidos, y por eso incluso el llamado continente Sudamericano me parece demasiado extenso, además de que contiene en su interior a Brasil, que de por sí ya es lo bastante extenso por sí solo. Y ya es difícil de controlar desde el Estado central todo ese espacio.
Se necesitan espacios más pequeños que el subcontinente sudamericano para la integración económica sucesiva y paulatina.
He titulado este artículo “Las seis Américas”, justamente porque a los tres grandes espacios nacionales citados (Brasil, Canadá y los USA) me gustaría complementarlos -a este nivel teórico en el que nos movemos ahora- con otros tres espacios más pequeños, pero coherentes para un desarrollo integrado, antes de una mayor Integración global superior iberoamericana y latinoamericana.
Son los que denominaría ‘las tres Américas menores’, por contraposición a las tres grades Américas citadas.
Al norte: México debería con el tiempo poder extender su influencia, siempre que sea positiva y beneficiosa (y ponga orden en su propio interior), obviamente, sobre todo el espacio de América Central; más aún, ir dando pasos de integración económica. Obviamente, el Caribe, empezando por Cuba, tendría que caer bajo su influencia en muy buena medida.
Es un espacio adecuado para coordinar una política económica al estilo UE.
Al sur, había hablado ya en el artículo anterior de Chile, Argentina y Uruguay pero creo que hay que añadirle Paraguay, y además con amplia influencia sobre el espacio más al sur-este brasileño, extensión equivalente más o menos a la extensión de Uruguay.
Lo mismo puede decirse –escribía– de Colombia y Venezuela que por separado no dan la talla para ese BRICS (naciones emergentes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica o BRICS), decía entonces, pero que coordinadas sumarían más de 2 Millones de Km2 de extensión y más de 75 millones de personas, en la cabeza del subcontinente Sudamericano. Pero en la mencionada ‘teria de las seis Américas’, hay que añadirle con seguridad: Ecuador y Perú, más la influencia sobre las Guayanas, y sobre todo el espacio del todo el Noroeste brasileño.
Si a Colombia y Venezuela le unimos Ecuador y Perú, tenemos un espacio geográfico de 4.537.586 kilómetros cuadrados y 120 millones de personas, sin contar la Guayas y el nordeste brasileño.
Cabe la duda de Bolivia, que con sus 1.098.581 km2 y sus 10.426.000 habitantes, por su posición geográfica podría ser incluida en el anterior espacio geo-estratégico, y a la que también se la pudiera ver más cerca del espacio sur, con Chile (756.102 km2) , Argentina (2.780.400 km2), Paraguay (406.752 km2) y Uruguay (176.215 km2), espacio que no tardará en tener más de los 100 millones de habitantes y una impresionante extensión. 4.119.469 km2 sin Bolivia y 5.098.050 km2 con Bolivia.
(Brasil tiene, no obstante, una superficie de 8.514.877 km2).
La teoría de ‘las seis Américas’, para los tres espacios menores señalados se basa en dos principios prácticos, económicos, más allá de elucubraciones historicistas, cheguevaristas o bolivarianas (pero sin desconocerlas).
Primero el de la integración, sí pero de espacios menores al total de América latina o hispánica o ibérica.
Segundo el de la integración gradual y paulatina en espacios sucesivos.
Antes de llegar a la gran y deseada unidad del total del continente sudamericano o del espacio de América Latina, es mucho mejor emplease en espacios más reducidos, -las tres Américas menores- mas pequeños, coherentes; y los tres que he denominados, insisto, creo que serían los adecuados.
Vencer las inercias de los nacionalismos estatales, es fundamental.
Los Estados son necesarios y el sentimiento patrio y nacional es conveniente. Pero ello nunca debería oponerse al objetivo que planteamos, ni a objetivos mayores.
He aquí una buena tarea para las en mi opinión poco eficaces reuniones de la Comunidad Iberoamericana de Naciones.
Habría que convencer a los Estados de cada uno de los tres ámbitos de que deberían desarrollar políticas tendentes a esa unidad y de que la integración zonal y gradual es la idónea, la deseable y la única posibilidad real y práctica de que el total de América Latina acabe siendo un Espacio Emergente a nivel mundial, porque primero lo sean cada una de las tres Américas a que me he referido.
EDUARDO DE PRADO ÁLVAREZ.
© EDUARDO DE PRADO ÁLVAREZ. Barcelona, España, 21-10-2011.- EDUARDO DE PRADO ÁLVAREZ. Barcelona, España.-