Francisco
de Lugo
[]
Este
Castellano viejo era hijo bastardo del señor de Foncastín
(próximo a Medina) [].
"Pasó
un Francisco de Lugo, capitán que fue en algunas
entradas, hombre bien esforzado; fue hijo bastardo de un
caballero de Medina del Campo que se decía Álvaro
de Lugo el Viejo, señor de una de unas villas que
se dicen Fuentecastín y Villalba: murió de
su muerte" [].
Fue buen amigo
de Hernán Cortés y destacó por sus
hazañas en la conquista de México. Su padre,
Álvaro Yáñez de Lugo y Baamonde, tenía
su casa solariega en Santa María de Ortigosa y llegó
a constituir una de las familias más destacadas del
Reino. De su prosapia descienden los marqueses de los Vélez.
Yáñez de Lugo llegó a Medina en el
reino de Juan II, de quien fue camarero, doncel y vasallo.
Recibió en Medina la jurisdicción civil y
criminal de Villalba de Adaja -dependiente de la villa de
Olmedo- mediante un privilegio de 1540 [].
La amistad que
le unía a Cortés hizo que le apoyase en el
puerto de San Juan de Ulúa para que fuese elevado
al mando único. En Tlaxcala colaboro con el leonés
Velázquez de León y con el padre Olmedo (de
esta población vallisoletana), que eran partidarios
de no distribuir de manera brusca los ídolos de los
indígenas, con el fin de no comprometer la paz por
éstos [].
Francisco de
Lugo fue uno de los hombres que vivió más
cerca de Cortés en la conquista de México
[].
"Porque
siempre andaban juntos con Cortés todos los capitanes
por mi nombrados, y aún ahora los torno a nombrar,
que fueron Pedro de Alvarado, Cristóbal de Olí,
Gonzalo de Sandoval, Francisco de la Morla, Luis Marín,
Francisco de Lugo y Gonzalo Domínguez, y otros muy
buenos y valientes soldados que no alcanzábamos caballos;
porque en aquel tiempo diez y seis caballos y yeguas fueron
los que pasaron desde la isla de Cuba con Cortés,
y no los había, aunque nos costaran a mil pesos".
Como
hombre distinguido en el ejército, y de la confianza
de Cortés, fue uno de los capitanes seleccionados
por el extremeño para arrestar a Moctezuma y participar
en su custodia [].
"De la
prisión de Montezuma, y lo que sobre ella se hizo".
"E como
teníamos acordado el día antes de prender
a Montezuma, toda la noche estuvimos en oración rogando
a Dios que fuese de tal modo que redundase para su santo
servicio, y otro día de mañana fue acordado
de la manera que había de ser. Llevó consigo
Cortés cinco capitanes, que fueron Pedro de Alvarado
y Gonzalo de Sandoval y Juan Velázquez de León
y Francisco de Lugo y Alonso de Ávila, y con nuestras
lenguas doña Marina y Aguilar."
Cuando en 1520
el
vallisoletano Pánfilo de Narváez llegó
a México al frente de una flota de 18 naves con 80
jinetes y 800 infantes para rendir a Cortés, Francisco
de Lugo intervino en la derrota de Narváez en Campoala
[]
y se apoderó de la flota del vallisoletano []:
"Pues
acababa de desbaratar al Pánfilo Narváez,
e presos él y sus capitales, e a todos los demás
tomando sus armas, mandó Cortés al capital
Francisco de Lugo que fuese al puerto donde estaba la flota
de Narváez, que eran diez y ocho navíos, y
mandose venir allí a Cempoala todos los pilotos y
maestres de los navíos, y que les sacasen velas y
timones e agujas, porque no fuesen a dar mandado a Cuba
a Diego Velázquez; e que sino lo quisieren obedecer,
que les echase presos; y llevó consigo el Francisco
de Lugo dos de nuestros soldados, que habían sido
hombres de la mar, para que le ayudasen".
Francisco de
Lugo sobresalió en la conquista de Tabasco. Fue acometido
por una multutud de indios cuando se iba al frente de un
grupo de soldados. Como resultado de estos combates murieron
dos soldados de la capitanía de Francisco de Lugo
y ocho quedaron heridos [].
Del trance salieron a duras penas por el socorro de Alvarado
[]:
"Como
mandó Cortés a todos los capitanes que fuesen
con cada cien soldados a ver la tierra dentro, y lo que
sobre ellos acaeció".
"Otro
día de mañana mandó Cortés a
Pedro de Alvarado que saliese por capitán con cien
soldados, y entre ellos quince ballesteros y escopeteros,
y que fuese a ver la tierra adentro hasta andadura de dos
leguas, y que llevase en su compañía Melchorejo,
la lengua de la punta de Cotoche; y cuando le fueron a llamar
al Melchorejo, no lo hallaron, que se habñia huido
con los de aquel pueblo de Tabasco; porque, según
parecía, el día antes con las puntas de los
Palmares dejó colgados sus vestidos que tenía
de Castilla, y se fue de noche en una canoa; y Cortés
sintió enojo con su vida, porque no dijese a los
indios, sus naturales, algunas cosas que no trajesen provecho.
Dejémosle ido con la mala ventura, y volvamos a nuestro
cuento: que asimismo mandó Cortés que fuese
otro capitán que se decía Francisco de Lugo
por otra parte con otros cien soldados y doce escopeteros
y ballesteros, y que no pasase de otras dos leguas, y que
volviese en la noche a dormir en el real. Y yendo que iba
al Francisco de Lugo con su compañía obra
de una legua de nuestro real, se encontró con grandes
capitanías y escuadrones de indios, todos flecheros,
y con lanzas y rodelas, y atambores y penachos, y se vienen
derechos a la capitanía de nuestros soldados, y les
cercan por todas partes, y les comienzan a flechar de arte,
que no se podía sustentar con tanta multutud de indios,
y les tiraban muchas varas tostadas y piedras con honda,
que como granizo caían sobre ellos, y con espadas
de navajas de ados manos; y por bien que peleaba Francisco
de Lugo y sus soldados, no los podía apartar de sí;
y cuando aquesto vió, con gran acierto de sus ballesteros
y escopeteros, unos armados y otros tirando, y algunas arremetidad
que hacían, se sostenían con todos los escuadrones
que sobre él estaban. Dejémosle de la manera
que ha dicho, e con gran peligro, e volvamos al capitán
Pedro de Alvarado, que pareció ser había andado
más de una legua, y topó con un espero muy
malo de pasar, e quiso Dios nuestro señor encaminarlo
que volviese por otro camino hacia donde estaba Francisco
de Lugo peleando, con dicho tengo; y como oyó las
escopetas que tiraban y el gran ruido de atambores y trompetillas,
y voces e silbos de los indios, bien entendió que
estaban resueltos en guerra y con mucha presteza y con gran
concierto acudió a las voces e tiros, e halló
al capitán Francisco de Lugo con su gente haciendo
rostros y peleando con los contrarios, e cinco indios muertos;
y luego que se juntaron con el Lugo, dan tras los indios,
que los hicieron apartar, y no de manera que los pudiesen
poner en huida, que todabía los fueron siguiendo
los indios a los maestros hasta el real."
El capitán
medinense destacó en las acciones que dieron como
resultado la conquista de la capital mexicana, habiendo
mandado unas tropas volantes en la Noche Triste. En la campaña
siguiente sobresalió en la expedición de Tlamanalco
y Chalco [].
"y la
primera cosa que se hiciese fuese ir a Chalco y Tamanalco,
y para ello envió a Gonzalo de Sandoval y a Francisco
de Lugo, con quince de a caballo y doscientos soldados,
y con escopeteros y ballesteros y nuestros amigos de Tlscala,
e que procurase de romper y deshacer en todas maneras a
las guarniciones mexicanas, y que se fuesen de Chalco y
Tamanalco, porque estuviese el camino de Tlascala muy desembarazado
y pudiese ir y venir a la Villa-Rica sin tener contradicción
de los guerreros mexicanos."
Francisco Lugo
acompañó posteriormente a Sandoval a Coatzacoalcos,
y fue uno de los pobladores de la nueva villa del Espíritu
Santo []:
"Y era
muy bueno para el trato de la mar, porque está el
puerto de allí cuatro leguas e pusimos aquel sublimado
nombre, lo uno, que en pascua de Espíritu Santo desbaratamos
a Narváez, y lo otro, porque aquel santo nombre fue
nuestro apellido cuando le prendimos y desbaratamos; lo
otro por pasar aquel río mismo día, y porque
todas aquellas tierras vinieron de paz sin dar guerra; y
allí poblamos toda la flor de los caballeros y soldados
que habíamos salido de México a poblar con
el Sandoval, y el mismo Sandoval, y Luis Marín, y
en Diego de Godoy, y el capitán Francisco de Medina,
y Francisco Marmolejo, y Francisco de Lugo, y Juan López
d Aguirre, y Hernando de Montes de Oca, y Juan de Salamanca,
y Diego de Azamar, y un Manatilla, y otro soldado que se
decía Mejía "rapapelo", y Alonso
de Grado, y el licenciado Ledesma, y Luis de Bustamante,
y Pedro Castellar, y el capitán Briones, y yo y otros
muchos caballeros."
Sin que destacase
en acciones extraordinarias, es un clásico ejemplo
del soldado y oficial de aquella época. Mientras
la vida de Francisco de Lugo transcurría en México,
primero de forma arriesgada y más tarde pacífica,
¿cual era la d su hermano primogénito?.
Álvaro
de Lugo y Bobadilla, fue primogénito de Alar Yaces
y Juana Gutierre de Montalvo, hija de Juan Gutierre de Montalvo,
señor de Serrada. Álvaro de Lugo recibió
el señorío de Foncastín, Valverde,
Villalba de Adaja y la casa y solar de Villanueva de Lugo.
Desempeñó también los corregimientos
de Toledo, Madrid, Medina del Campo, Valladolid y Córdoba,
y fue regidor de Medina n la revuelta de las comunidades.
Según Ayllón, a Álvaro de Lugo correspondió,
responsabilizado por el Emperador, recibir el depósito
del rescate del rey francés Francisco I.