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12-09-13 - Castillo de la Mota: la fortaleza que burló César Borgia
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Acceso al castillo de la Mota, Medina del Campo | © Javier García Blanco |
El terreno en el que se asienta hoy la villa de Medina del Campo (Valladolid) posee una larga historia a sus espaldas. No en vano, los primeros asentamientos descubiertos en la zona por los arqueólogos datan, nada menos, que del siglo V antes de nuestra era.
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A aquellas fechas se remontan, según los estudiosos, los restos de un asentamiento humano descubierto en las lomas de una elevación a las afueras de la localidad, justo donde se levanta hoy uno de los principales atractivos turísticos de la villa: el castillo de la Mota, construido entre los siglos XII y XV.
Declarado Monumento Histórico Nacional en 1904, los orígenes del actual castillo medinense parecen remontarse al siglo XII, aunque lo único que pervive de esta época es parte de la primitiva muralla, sobre la que hoy cimenta sus muros la fortaleza.
Así, el aspecto actual se debe a una serie de modificaciones que se fueron realizando durante el reinado de distintos monarcas, desde Juan II de Castilla hasta los Reyes Católicos. Estas actuaciones arquitectónicas, y en especial las realizadas durante el reinado de Isabel y Fernando, acabaron convirtiendo al castillo de Medina en una de las fortalezas más avanzadas e inexpugnables de toda Europa.
Pero antes incluso de que los Reyes Católicos hicieran de la fortaleza uno de los referentes defensivos de todo el continente, el castillo de la Mota ya había sido codiciado por distintos “pretendientes” y, por tanto, se había convertido en escenario de no pocos episodios históricos de gran relevancia.
Cuando en 1390 Juan I de Castilla legó la villa de Medina y su castillo a su segundo hijo,Fernando de Antequera (futuro Fernando I de Aragón), poco podía imaginar que aquel gesto acabaría dando inicio a un intenso enfrentamiento entre Castilla y Aragón por hacerse con el control de la fortaleza, que se haría especialmente evidente entre Juan II de Castilla y los infantes de Aragón.
Desde esas fechas, y hasta la llegada al poder de los Reyes Católicos, el castillo de la Mota fue cambiando de manos una y otra vez, no sólo entre castellanos y aragoneses, sino también entre los diferentes partidarios de las distintas facciones que se enfrentaron durante la guerra por la sucesión de Enrique IV de Castilla.
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Recinto subterráneo en el que se encerraba a los prisioneros durante los asedios | © Javier … |
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Una vez con Isabel y Fernando en el trono, los monarcas católicos no tardaron en encargar una serie de modificaciones que alterarían en gran medida el aspecto y la funcionalidad de la fortaleza. Las obras, que se prolongaron durante siete años (entre 1476 y 1483) y estuvieron dirigidas por el maestro mudéjar Abdallah y el maestro artillero Fernando, tuvieron un coste de cuatro millones de maravedíes.
Una cantidad nada despreciable, pero que quedó rápidamente amortizada si tenemos en cuenta que tras la construcción de la barrera artillera, el castillo de la Mota quedó a la vanguardia de las fortalezas de su tiempo, superando a las existentes en Francia o Italia, que se tenían por las más avanzadas de la época.
Curiosamente, para algunos autores, como el arquitecto Fernando Cobos-Guerra, restaurador de la fortaleza vallisoletana, es posible incluso que los avances introducidos en el castillo de Medina acabaran influyendo, ni más ni menos, que al genialLeonardo da Vinci.
Cobos-Guerra ha llegado a esa conclusión tras comparar algunos diseños contenidos en los llamados Códices de Madrid, conservados en la Biblioteca Nacional, con las características del castillo medinense. Según Cobos, no hay duda de las semejanzas entre los diseños realizados por Leonardo y los castillos de Medina del Campo o el de Salses. Una influencia que habría llegado al genio florentino, con toda probabilidad, a través de los militares españoles que formaron parte de los ejércitos de César Borgia.
Caprichos del destino, el propio César Borgia acabaría teniendo una estrecha relación con el castillo de Medina, aunque por razones muy diferentes: se convirtió en uno de los prisioneros ilustres que pasaron parte de sus días encerrados entre los muros de la torre del homenaje.
Desde el reinado de los Reyes Católicos, el castillo de la Mota sirvió como fortaleza militar, perotambién como sede de parte del Archivo de la Corona, y ocasionalmente como prisión de Estado. Entre sus muros estuvieron cautivos, entre otros y además de Borgia, Hernando Pizarro –hermano del conquistador– o Rodrigo Calderón.
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Vista del castillo, con la torre en la que estuvo preso César Borgia | © Javier García Blanco |
En cualquier caso, fue Borgia el prisionero más famoso e ilustre de todos los que allí dieron con sus huesos. Tras la muerte de su padre –el papa Alejandro VI–, y el ascenso al trono pontificio de Julio II, César cayó en desgracia y acabó siendo apresado por Gonzalo Fernández de Córdoba, más conocido como el ‘Gran Capitán’.
En un primer momento Borgia fue trasladado a España y encerrado en el castillo de Chinchilla(Albacete), pero tras intentar –sin éxito– asesinar a su alcaide lanzándolo desde las almenas,Fernando el Católico ordenó su encierro en la Mota, que ya entonces se tenía por la prisión más segura de Castilla.
Sin embargo, Borgia no tardó en tramar un plan para escapar de allí. En poco tiempo había conseguido que el gobernador del castillo pusiera a su disposición a un capellán y varios sirvientes y, con la ayuda de estos y el apoyo exterior del conde de Benavente –enemigo de Fernando el Católico–,César Borgia preparó su fuga para la noche del 25 de octubre de 1506.
El audaz Borgia se descolgó de la torre en la que estaba encerrado con ayuda de una larga soga. Abajo le esperaban el capellán y tres hombres a caballo, que debían trasladarlo a un lugar seguro. Sin embargo, la soga era demasiado corta, y mientras se decidía a saltar alguien dio la voz de alarma y cortó la cuerda. El fugitivo se golpeó contra el suelo y quedó gravemente herido, aunque logró escapar gracias a la ayuda de sus compinches.
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12-09-13 - Un espectacular viaje al pasado en Medina del Campo
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Recreación histórica junto al castillo de la Mota | © Javier García Blanco |
El pasado mes de agosto, la villa de Medina del Campo (Valladolid) celebró por sexto año consecutivo su Feria Renacentista, varios días de carácter festivo en los que la localidad castellana experimentó su particular viaje al pasado rememorando algunos de sus hitos históricos, en los que no podía faltar una espectacular recreación del dramático incendio que sufrió Medina en agosto de 1520, cuando las tropas imperiales de Carlos I prendieron fuego a la localidad en un intento por lograr que los medinenses entregasen las piezas de artillería con las que las fuerzas realistas querían acallar la sublevación desatada en la ciudad de Segovia.
Aquel dramático episodio marcó el devenir histórico de la villa castellana –en aquel entonces una de las más importantes de toda Europa gracias a su gran actividad comercial–, y al mismo tiempo supuso un detonante para el desarrollo de la conocida como Guerra de las Comunidades, que enfrentó a comuneros e imperiales.
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Recreacionistas ataviados como miembros de los Tercios Viejos | © Javier García Blanco |
Los distintos actos organizados por el consistorio medinense tuvieron su momento culminante la noche del 17 al 18 de agosto, cuando cerca de 30.000 personas asistieron a la espectacular recreación nocturna de la Quema de Medina, en la que participaron más de 3.000 vecinos caracterizados bien como comuneros, bien como imperiales. Durante los demás días de celebración no faltaron tampoco otro guiños a distintos hechos históricos, como una vistosa recreación de uno de los temibles Autos de Fe de la poderosa Inquisición –con posterior quema de brujas incluida–, un llamativo torneo medieval o una demostración de los Tercios Viejos. También hubo numerosas actividades para los más pequeños y, por supuesto, abundaron los numerosos puestos comerciales que, como en siglos pasados, dieron fama a la conocida villa de ferias.
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Torneo junto al castillo de la Mota | © Javier García Blanco |
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Recreación de un Auto de Fe | © Javier García Blanco |
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Quema de brujas durante los actos de la Semana Renacentista de Medina | © Javier García Blanco |
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Atardecer desde el castillo de la Mota | © Javier García Blanco Blanco |
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El Ayuntamiento de Medina, iluminado en rojo para rememorar el incendio de 1520 | © Javier García Blanco |
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Tropas imperiales durante la recreación de la Quema de Medina | © Javier García Blanco |
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Tropas imperiales durante la recreación de la Quema de Medina | © Javier García Blanco |
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Recreación de la Quema de Medina | © Javier García Blanco |
El éxito de la celebración augura una larga vida a próximas ediciones –de hecho la presentación de la feria del año que viene tuvo lugar el pasado 6 de septiembre–, por lo que si eres un amante de la Historia es una cita que no deberías perderte. En todo caso, y al margen de esta vistosa y participativa celebración, la villa de Medina cuenta con otros muchos atractivos turísticos, en muchos casos igualmente relacionados con destacados episodios de nuestra historia. Estos son algunos de ellos:
1. CASTILLO DE LA MOTA
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Vista del castillo de la Mota al atardecer | © Javier García Blanco |
Construido entre los siglos XII y XV, esta imponente fortaleza fue una de las más importantes de su época en toda Europa, y en ella estuvieron presos personajes de la talla de César Borgia, Hernando Pizarro o Rodrigo Calderón. Además, el castillo –que se disputaron durante años castellanos y aragoneses– cumplió también las funciones de Archivo de la Corona, y en época de los Reyes Católicos fue reformado con algunos de los adelantos defensivos más sobresalientes de su tiempo.
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Estancias en el Palacio Testamentario de Isabel la Católica | © Javier García Blanco |
La relación de Medina del Campo con monarcas, personajes de la Corte y otras figuras destacadas es otro de los aspectos más singulares de la villa. No en vano, allí nacieron tres reyes aragoneses (Fernando I de Antequera, Alfonso V y Juan II), y allí cerraron sus ojos por última vezLeonor Urraca de Castilla (esposa del de Antequera, y reina consorte de Aragón) y la mismísima Isabel la Católica. Esta última, además, redactó allí, entre los muros del Palacio Real, sus últimas voluntades. Un testamento en el que nombraba como regentes de Castilla a su hija Juana la Loca y a su marido Fernando el Católico. Sin duda, un evento histórico de primera magnitud, con importantes repercusiones para el destino del futuro reino de España, y que todavía encuentra hoy sus ecos en lo que queda del Palacio Real Testamentario, ubicado en la Plaza Mayor de Medina, y convertido en museo desde el año 2004.
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Edificio del Ayuntamiento (dcha.) y Colegiata de San Antolín (izda.) | © Javier García Blanco |
También en la plaza Mayor encontramos otros edificios de gran interés, que bien merecen una visita. Además de la actual sede del Ayuntamiento –construido en el siglo XVII por los arquitectos Francisco Cillero y Mateo Martín– destacala Colegiata de San Antolín –el patrón de la localidad–, un templo construido entre los siglos XVI y XVII sobre los restos de una antigua parroquia. El edificio, calificado como Bien de Interés Cultural desde el año 1931, cuenta con un interior de estilo gótico tardío, con una hermosa bóveda de crucería con juegos geométricos. Igualmente espectacular resulta el retablo mayor, con multitud de representaciones de escenas bíblicas, realizado en el siglo XVI con influencias góticas y platerescas.
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Museo de las Ferias | © Javier García Blanco |
En este recinto, inaugurado en abril del año 2000, se puede conocer de primera mano obras artísticas, documentales y bibliográficas relacionadas con los antecedentes del mundo de las ferias, el comercio o el nacimiento de la banca moderna. Además, el museo se encarga de gestionar varios conjuntos documentales y organiza actividades de investigación y divulgación.
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Espectacular decoración mural en la iglesia del convento de Santa María Magdalena | © Javier García Blanco |
En la calle santa Teresa de Jesús se ubica este hermoso templo gótico decorado con frescos de Luis Vélez, que cuenta además con un magnífico Calvario realizado por el escultor Esteban Jordán.
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Patio renacentista en el palacio de Dueñas | © Javier García Blanco |
En cuanto a la arquitectura civil, uno de los edificios más singulares es el Palacio de los Dueñas, recinto renacentista que posee un espectacular patio columnado de dos plantas, con medallones representando a varios monarcas castellano-leoneses. Construido entre los años 1528 y 1543, este palacio perteneció inicialmente a Don Diego de Beltrán, consejero de Indias, y más tarde pasó a manos de la familia Dueñas. Hoy acoge un Instituto de Educación Secundaria.
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Patio renacentista en el palacio de Dueñas | © Javier García Blanco |
La antigua capilla del Hotel-Balneario de Las Salinas, a apenas unos kilómetros del centro de Medina del Campo, está decorada en su interior con las vistosas y llamativas pinturas del artista murciano Cristóbal Gabarrón, de fama internacional. La obra, que ocupa unos 490 metros cuadrados de superficie, fue un encargo de la UNESCO con motivo de la Cumbre del Milenio celebrada en el año 2000.
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