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Doña Irene González entregando a Juan Pablo II un facsimil del testamento de Isabel la Católica (Año 1981)
Doña Irene González Sánchez entregando a Juan Pablo II un facsímil del testamento de Isabel la Católica (año 1981)

 

 

 

Otra voz inquieta y andariega, por castellana, es la de Irene González, ex-alcaldesa de Madrigal de las Altas Torres, allí en la cuna de de Isabel, le nace el cariño y también las alas. Desde aquel encuentro con la figura de esa otra castellana, no descansa en su afán por dar a conocer a la que muy bien podemos llamar "Mujer del Milenio".

Como primera mujer Alcaldesa de Madrigal de las Altas Torres, es para mi un gran honor, poder expresar mis sentimientos de profunda admiración y devoción a la persona que nos ocupa: "Isabel la Católica" "Reina de España y de la Hispanidad" y en su espíritu, quiero amparar mis aspiraciones para que el Proceso llegue cuanto antes a buen puerto. La veo, proyectarse con las Capitulaciones Matrimoniales en Cervera, jurando fueros de Vizcaya en Guernica, afirmando el señorío real en Galicia, generosa en Extremadura y Andalucía, hija fiel de la Iglesia, y al tiempo prudente y fuerte para con el Papa Alejandro de Valencia, gentil en Zaragoza, y Señora, con maternales sentimientos de libertad en amor, para las gentes nuevas que Colón le presenta en Barcelona.

Tuvo también visión de futuro y siempre por eso, miró más allá, repudió la esclavitud y con la Unidad en Libertad quiso lo más alto. El historiador Prescott escribe: "Las cartas y órdenes reales, recomendaron una y otra vez como misión principal, la de instruir en la religión a los naturales, y la de guardar la mayor dulzura y moderación de todo trato y comunicación con ellos".

Cuando se había redactado su testamento, un 12 de octubre, apenas unos días más tarde el 23 de noviembre de 1504 añade un Codicio, sin duda la sobraban a la Reina, no ya simples sospechas sino datos suficientes para justificar sus preocupaciones y una cierta convicción de que, no siempre y no por todos, eran ampliados sus deseos reales ni sus leyes.

Este texto histórico dice así: "También suplico al rey mi Señor, y encargo y mando a dicha princesa mi hija, y a dicho príncipe su marido que hagan y cumplan así y que eso sea su principal fin y que pongan en ello una gran diligencia y que no consientan ni toleren que los indios ciudadanos y habitantes de dichas indias y tierras firmes ganadas o por ganar, reciban ningún detrimento de sus personas y sus bienes, y que ordenen que sean bien y justamente tratados, y si sufrieran algún daño, que pingan remedio a ello".

Tres días después de dictar estas palabras moría Isabel.

Se afirma que Isabel murió del corazón, ciertamente, porque se le fueron agolpando las tristezas.

En sus últimos años de vida, muere su Panteón de Isabel la Católicamadre, un año más tarde su único hijo varón. En plena juventud, muere su hija la reina de Portugal, y la confirman los signos de incapacidad de su hija Juana.

Eran demasiadas agonías para su corazón agotado.

Y si éstas tristezas no hubieran sido suficientes, vino a añadirse una última, ya al borde de la muerte y que la movió a añadir el codicilo a su testamento. A sus manos había llegado la última carta escrita por el Almirante desde las Indias. En ella le confirmaba de su puño y letra, hasta que punto no se cumplían los dispositivos reales en favor de aquellos súbditos.

Ni la Reina ni Colón llegaron a adivinar el alcance de su obra. Si los dos hubieran anticipado lo que iba a ser este nuevo mundo, su última tristeza hubiera sido borrada por un gran gozo de esperanza y realidades. -Una unidad de gentes que rezan una misma oración y en una misma lengua y que responden a una misma realidad- ¿No era éste el sueño de Isabel? ¿Un sueño sin fronteras?.

Yo repetiría con Carlos Miguel Sanz Garzón: "Por eso estamos ahora aquí. Por eso, si escucháis, casi podréis oír el palpitar primero de un corazón nuevo, el de una niña que se llamó Isabel y que apenas acaba de nacer".

¡Que Dios conceda larga vida a S.S. Juan Pablo II y que la Beatificación de esta mujer única, sea realidad, como le pedí en el testamento con que le obsequié en octubre de 1981.

Irene González

La ex-alcaldesa de la Villa de Madrigal de las Altas Torres, Irene González Sánchez, que como nuestros asiduos y cordiales lectores por las informaciones dadas en este periódico, ha pronunciado recientemente conferencias en dos Universidades norteamericanas, en las ciudades de Houston y San Antonio, del Estado de Texas, manifestando a su regreso los acontecimientos más destacados de su periplo por aquellas lejanas tierras con raíces hispánicas, en las cuales y por las cuales, fue nunca mejor aplicado el calificativo, "nuestra embajadora cultural" al llevar a dos de sus más prestigiosas Universidades, ante un nutrido y selecto auditorio, en el cual había distinguidas e ilustres personalidades de las ciencias, las letras y las artes, además de otros estamentos, testimonios vivos y fehacientes de hecho y personajes estelares y señeros de la Historia de España, particularmente de una figura augusta y singular "La Reina Isabel la Católica".

El doctor y catedrático Walter Rubín del Departamento Español y Lenguas Clásicas de la Universidad de Wouston, fue el coordinador de todo lo referente a organización y preparativos generales para la designación de fechas y horarios de conferencias en las Universidades, que pronunció Doña Irene González. Y el doctor y también catedrático de Historia, don Félix Almaraz se encargó de aspectos relacionados con la estancia de la conferenciante en ambas ciudades.

Irene González, presentó el copioso y selecto auditorio, en las dos Universidades donde disertó, sus conferencias enmarcadas con títulos muy atrayentes y significativos, ya que en San Antonio se refería al nacimiento de Hispanoamérica con unos claros orígenes y que intituló así: "Cómo América América nació en Madrigal" para explicarlo con razonamientos válidos y convincentes, la conferenciante realizó una breve semblanza de la Reina Isabel la Católica, nacida en Madrigal de las Altas Torres e impulsora, por su fe y carisma, del Descubrimiento del almirante Cristóbal Colón. En su documentada y amena disertación, Irene González, puso de relieve el dogma de fe y la catolicidad de la augusta soberana, cuya gesta por su arrojo y decidido e incondicional apoyo al proyecto de Colón, sin duda, fue -manifestó la conferenciante- "singular e incomparable en la historia, en toda la Historia de España y del orbe".

Al particular, hemos comprobado testimonios escritos por personas asistentes a las conferencias, del eco y entusiasmo despertado. Alguno de los presentes llegó a decir incluso: "No quiero silenciar mi emoción y mis lágrimas". El Cónsul general de España, con un testimonio escrito, y que asistió a la conferencia de Wouston, dice textualmente: "Espléndida conferencia".

Por otra parte, doña Irene González Sánchez ha sido distinguida con los títulos de "ALCALDESA" mayor de honor y de Hidalgo, este último título por la ciudad de San Antonio.

EL DIARIO DE ÁVILA / Viernes, 7 de diciembre de 1984.

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