Otra voz inquieta y andariega,
por castellana, es la de Irene González, ex-alcaldesa
de Madrigal de las Altas Torres, allí en la cuna de
de Isabel, le nace el cariño y también las alas.
Desde aquel encuentro con la figura de esa otra castellana,
no descansa en su afán por dar a conocer a la que muy
bien podemos llamar "Mujer del Milenio".
Como primera mujer Alcaldesa
de Madrigal de las Altas Torres, es para mi un gran honor,
poder expresar mis sentimientos de profunda admiración
y devoción a la persona que nos ocupa: "Isabel
la Católica" "Reina de España y de
la Hispanidad" y en su espíritu, quiero amparar
mis aspiraciones para que el Proceso llegue cuanto antes a
buen puerto. La veo, proyectarse con las Capitulaciones Matrimoniales
en Cervera, jurando fueros de Vizcaya en Guernica, afirmando
el señorío real en Galicia, generosa en Extremadura
y Andalucía, hija fiel de la Iglesia, y al tiempo prudente
y fuerte para con el Papa Alejandro de Valencia, gentil en
Zaragoza, y Señora, con maternales sentimientos de
libertad en amor, para las gentes nuevas que Colón
le presenta en Barcelona.
Tuvo también visión
de futuro y siempre por eso, miró más allá,
repudió la esclavitud y con la Unidad en Libertad quiso
lo más alto. El historiador Prescott escribe: "Las
cartas y órdenes reales, recomendaron una y otra vez
como misión principal, la de instruir en la religión
a los naturales, y la de guardar la mayor dulzura y moderación
de todo trato y comunicación con ellos".
Cuando se había redactado
su testamento, un 12 de octubre, apenas unos días más
tarde el 23 de noviembre de 1504 añade un Codicio,
sin duda la sobraban a la Reina, no ya simples sospechas sino
datos suficientes para justificar sus preocupaciones y una
cierta convicción de que, no siempre y no por todos,
eran ampliados sus deseos reales ni sus leyes.
Este texto histórico
dice así: "También suplico al rey mi
Señor, y encargo y mando a dicha princesa mi hija,
y a dicho príncipe su marido que hagan y cumplan así
y que eso sea su principal fin y que pongan en ello una gran
diligencia y que no consientan ni toleren que los indios ciudadanos
y habitantes de dichas indias y tierras firmes ganadas o por
ganar, reciban ningún detrimento de sus personas y
sus bienes, y que ordenen que sean bien y justamente tratados,
y si sufrieran algún daño, que pingan remedio
a ello".
Tres días después
de dictar estas palabras moría Isabel.
Se afirma que Isabel murió
del corazón, ciertamente, porque se le fueron agolpando
las tristezas.
En sus últimos años
de vida, muere su madre,
un año más tarde su único hijo varón.
En plena juventud, muere su hija la reina de Portugal, y la
confirman los signos de incapacidad de su hija Juana.
Eran demasiadas agonías
para su corazón agotado.
Y si éstas tristezas
no hubieran sido suficientes, vino a añadirse una última,
ya al borde de la muerte y que la movió a añadir
el codicilo a su testamento. A sus manos había llegado
la última carta escrita por el Almirante desde las
Indias. En ella le confirmaba de su puño y letra, hasta
que punto no se cumplían los dispositivos reales en
favor de aquellos súbditos.
Ni la Reina ni Colón
llegaron a adivinar el alcance de su obra. Si los dos hubieran
anticipado lo que iba a ser este nuevo mundo, su última
tristeza hubiera sido borrada por un gran gozo de esperanza
y realidades. -Una unidad de gentes que rezan una misma oración
y en una misma lengua y que responden a una misma realidad-
¿No era éste el sueño de Isabel? ¿Un
sueño sin fronteras?.
Yo repetiría con Carlos
Miguel Sanz Garzón: "Por eso estamos ahora
aquí. Por eso, si escucháis, casi podréis
oír el palpitar primero de un corazón nuevo,
el de una niña que se llamó Isabel y que apenas
acaba de nacer".
¡Que Dios conceda larga
vida a S.S. Juan Pablo II y que la Beatificación de
esta mujer única, sea realidad, como le pedí
en el testamento con que le obsequié en octubre de
1981.
Irene González
La ex-alcaldesa de la Villa
de Madrigal de las Altas
Torres, Irene González Sánchez, que como
nuestros asiduos y cordiales lectores por las informaciones
dadas en este periódico, ha pronunciado recientemente
conferencias en dos Universidades norteamericanas, en las
ciudades de Houston y San Antonio, del Estado de Texas, manifestando
a su regreso los acontecimientos más destacados de
su periplo por aquellas lejanas tierras con raíces
hispánicas, en las cuales y por las cuales, fue nunca
mejor aplicado el calificativo, "nuestra embajadora cultural"
al llevar a dos de sus más prestigiosas Universidades,
ante un nutrido y selecto auditorio, en el cual había
distinguidas e ilustres personalidades de las ciencias, las
letras y las artes, además de otros estamentos, testimonios
vivos y fehacientes de hecho y personajes estelares y señeros
de la Historia de España, particularmente de una figura
augusta y singular "La Reina Isabel la Católica".
El doctor y
catedrático Walter Rubín del Departamento Español
y Lenguas Clásicas de la Universidad de Wouston, fue
el coordinador de todo lo referente a organización
y preparativos generales para la designación de fechas
y horarios de conferencias en las Universidades, que pronunció
Doña Irene González. Y el doctor y también
catedrático de Historia, don Félix Almaraz se
encargó de aspectos relacionados con la estancia de
la conferenciante en ambas ciudades.
Irene González,
presentó el copioso y selecto auditorio, en las dos
Universidades donde disertó, sus conferencias enmarcadas
con títulos muy atrayentes y significativos, ya que
en San Antonio se refería al nacimiento de Hispanoamérica
con unos claros orígenes y que intituló así:
"Cómo América América nació
en Madrigal" para explicarlo con razonamientos válidos
y convincentes, la conferenciante realizó una breve
semblanza de la Reina Isabel la Católica, nacida en
Madrigal de las Altas Torres e impulsora, por su fe y carisma,
del Descubrimiento del almirante Cristóbal Colón.
En su documentada y amena disertación, Irene González,
puso de relieve el dogma de fe y la catolicidad de la augusta
soberana, cuya gesta por su arrojo y decidido e incondicional
apoyo al proyecto de Colón, sin duda, fue -manifestó
la conferenciante- "singular e incomparable en la historia,
en toda la Historia de España y del orbe".
Al particular,
hemos comprobado testimonios escritos por personas asistentes
a las conferencias, del eco y entusiasmo despertado. Alguno
de los presentes llegó a decir incluso: "No quiero
silenciar mi emoción y mis lágrimas". El
Cónsul general de España, con un testimonio
escrito, y que asistió a la conferencia de Wouston,
dice textualmente: "Espléndida conferencia".
Por otra parte,
doña Irene González Sánchez ha sido distinguida
con los títulos de "ALCALDESA" mayor de honor
y de Hidalgo, este último título por la ciudad
de San Antonio.