Cada 16 de octubre, José María Pindado celebraba su otro cumpleaños, el que le prolongó 35 años más su vida. Ahora su corazón 'prestado', el que le regaló tantos buenos momentos, tanta capacidad para disfrutar y valorar se ha apagado y Chema se ha ido con él. Este vallisoletano de Medina del Campo, que hubiera cumplido 76 años este abril de 2019 y que a buen seguro que ha sabido aprovechar cada segundo de una existencia llena de amigos y familia muy cercana, ha querido devolver generosidad con generosidad y ha donado su cuerpo a la Facultad de Medicina, según indican sus allegados.
Su vida ha estado marcada por esta entrega, por el agradecimiento y el saber valorar aquel corazón de tan solo 21 años y de una mujer.
El funeral se celebrará en la iglesia de San Nicolás mañana jueves, a las 18:30 horas.
Concedía entrevistas cuantas veces se le solicitara y fue presidente de la Asociación de Trasplantados del Corazón de Valladolid con el objetivo, que logró, de impulsar la donación y de promover el conocimiento y desarrollo de los injertos. Fue el séptimo trasplante realizado en España y era el más veterano del país. Su intervención fue la primera 'cuerpo a cuerpo' realizada en España, es decir, que el órgano no fue extraído en otro lugar y transportado como ocurre ahora al hospital del receptor sino que su joven donante falleció en la Clínica Universitaria, a escasos cien metros del Hospital de Navarra donde fue intervenido él. A menudo bromeaba con que, al ser de una mujer y joven, le había dado más vida y se «había portado de maravilla, sin problemas de rechazo» y porque cuando fue trasplantado los médicos tan solo le hablaron inicialmente de un año y luego de cinco, como máximo. «Era como tener la espada de Damocles encima; pero aprendí a vivir con ello y lo viví con ilusión. Siempre pensé que iba a durar mucho. Mi mujer mientras dormía a veces comprobaba que seguía latiendo. Después dejamos de mirar las fechas y vivimos con normalidad», explicaba José María Pindado en una entrevista a El Norte de Castilla en 2006.
Afable siempre, tranquilo y relajado, explicaba una y otra vez su experiencia con el ánimo de potenciar las donaciones. Siempre adornaba su conversación con bromas y desbordaba simpatía. Pindado impulsó en 1988 la organización sobre trasplantes cardiacos a nivel nacional y con sede en Valladolid y creó, en principio, delegaciones regionales dependientes de la misma. En aquella época, el nivel económico era precario y estaba ubicada en el propio domicilio de José María.
El nuevo corazón le dejó disfrutar de cuatro hijos y de varios nietos y de muchos amigos y compañeros de asociación. Fue el séptimo de España, el más veterano, después ha habido miles y el 26% de los pacientes que han recibido un trasplante de corazón logran sobrevivir 20 o más años con el mismo órgano. Chema borró todas las fechas de su calendario y siempre aseguraba que desde el trasplante «vivía más intensamente».