El Ayuntamiento de Medina del Campo está buscando diversas fórmulas de rentabilidad para poder reabrir el albergue municipal del municipio, servicio cerrado desde septiembre del pasado año, fecha en la que finalizó el contrato de adjudicación con la empresa que durante los últimos cinco años gestionó esta infraestructura. Por el momento, y según explicó el concejal de Juventud, David Alonso, el albergue se encuentra clausurado hasta que «decidamos junto con el área de Intervención y Contratación del Ayuntamiento la mejor opción para poder sacar a concurso público este servicio y que sea lo más rentable posible para las empresas que pujen por su adjudicación».
A pesar de que los pliegos ya están elaborados, no se han publicado ni se ha puesto en marcha la mesa de adjudicación ya que «ahora mismo con la pandemia es muy complicado que alguna empresa que se dedica a gestionar este tipo de establecimientos puje por hacerse con la adjudicación con los aforos reducidos», concretó el concejal, que señaló que además de los problemas derivados de la pandemia, la futura empresa que quiera gestionar el albergue tendrá que hacer una inversión cercana a los 50.000 euros para renovar por completo el área de la cocina. «La cocina, desde que se abrió el albergue en marzo de 2011, no cumple con la normativa que establece la Junta de Castilla y León para este tipo de servicios». Ante estos «problemas» Alonso concretó que una de las opciones que están barajando desde el equipo de gobierno del Ayuntamiento (PP y Medina Primero) es ampliar el tiempo de adjudicación del contrato a 12 o 15 años ya que «esa podría ser la fórmula para que la empresa que consiga hacerse con la gestión del albergue pueda tener una rentabilidad ya que la inversión inicial con la obra de la cocina sería elevadísima y más en estos tiempos que corren con los efectos de la pandemia».
Reformas
Por el momento y hasta que tomen la decisión, desde la Concejalía de Juventud se han invertido 17.000 euros para paliar diversos problemas estructurales que tiene el edificio. Durante estas semanas se están desarrollando diversas obras de adecuación en la cornisa del edificio que tenía filtraciones y que habían provocado «grandes humedades y goteras en las salas comunes y polivalentes del edificio». Además de arreglar estas permeabilidades, también los técnicos del Ayuntamiento han procedido al cambio de cableado de todo el sistema eléctrico. Por último, también se ha instalado un sistema de seguridad conectado en línea con la Policía Local del municipio ante posibles robos, hurtos y ocupaciones.
Hasta su cierre en septiembre del pasado año, el albergue «tenía movimiento y la ocupación era buena, ya que por ejemplo en verano se realizaban campamentos para niños con capacidades reducidas, pero desde la pandemia este tipo de actividades se han suspendido». El edificio, diáfano, cuenta con cuatro plantas en las que se reparten un total de 120 plazas, ocho destinadas a personas con discapacidad motriz.