Logo www.delsolmedina.com
Vista panorámica
 
   
   
 
Villa histórica, monumental, escultórica y paisajística
Villa de las Ferias
 
 

Correo electrónico
Música de la página

Vd. se encuentra en: "DÍA DE LA COMUNIDAD DE CASTILLA Y LEÓN "  
DÍA DE LA COMUNIDAD DE CASTILLA Y LEÓN

MENÚ DE CONTENIDO


24-04-07 - Unas 22.000 personas inundan la campa de sentimiento regional
Primero en llegar. A la madrugadora visita de Juan Vicente Herrera le sucedieron las de otros políticos, que compartieron escenario y fiesta con ciudadanos de a pie

ICAL / VALLADOLID Música, algarabía popular, banderas ondeando al aire y un sol espléndido conformaron ayer en la famosa campa de Villalar de los Comuneros (Valladolid) el acogedor y festivo escenario en el que, un año más, volvió a celebrarse el Día de la Comunidad de Castilla y León. No obstante, estos condimentos de la fiesta no hubieran tenido razón de ser sin el más esencial, el sentimiento regional; un sentimiento que pusieron los 22.000 castellanos y leoneses que se desplazaron hasta la localidad.

En más de 6.200 vehículos y 24 autobuses, quienes no quisieron perderse esta exaltación del espíritu comunero fueron llegando a la campa desde primera hora de la mañana.

No obstante, el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, les había tomado la delantera obligado por su posterior viaje a Alcalá de Henares (Madrid) para asistir a la entrega del Premio Cervantes al poeta leonés Antonio Gamoneda. Así, Herrera llegó a Villalar a las 8.30 horas para realizar la inexcusable visita al monolito que recuerda la decapitación de los líderes comuneros Padilla, Bravo y Maldonado en 1521.

Acompañado por el presidente de la Fundación Villalar, José Manuel Fernández Santiago, y por el alcalde de la localidad, Félix Calvo, el jefe del Ejecutivo regional no quiso dejar pasar tampoco la oportunidad de visitar en la Casa de Cultura la exposición Luz en el aire. Sobre el cine en Castilla y León.

A la madrugadora visita del presidente de la Junta le sucedieron las de otros líderes políticos, como el secretario regional del PSOE, Ángel Villalba, o el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, que acudió a la celebración junto al coordinador regional, José María González, así como la de las 22.000 personas que quisieron ensalzar el sentimiento castellano y leonés con su presencia en Villalar.

día veraniego. Políticos y ciudadanos de a pie compartieron, pues, espacio y actividades festivas en una jornada plenamente veraniega y en la que no faltaron la música tradicional, los bailes regionales, los espectáculos de entretenimiento y exhibiciones como la de los Hacheros de Valsaín (Segovia) sobre corte de troncos.

Además, también aplaudieron conjuntamente el tradicional Manifiesto de Villalar, leído a las 13.00 horas por la escritora leonesa Elena Santiago, y en el que se abogaba por una Castilla y León de vanguardia, «cohesionada social y territorialmente», y basada en un desarrollo del autogobierno «equilibrado».

Asimismo, la ‘voz' de los agentes sociales y políticos firmantes del documento, también trasladó la apuesta por un desarrollo «sostenible de la economía» y por el progreso y bienestar de todos los ciudadanos de la Comunidad, con el objetivo de conseguir una región «plural, integradora y solidaria con las demás comunidades y pueblos del mundo».

La normalidad en los actos institucionales y la ausencia de incidentes reseñables gracias al trabajo de los agentes y voluntarios implicados en la seguridad y protección ciudadana contribuyeron también a hacer del de ayer un día de auténtica fiesta.

______________________________________________________________Subir al inicio Subir al inicio

24-04-07 - Villalar se tiñe de morado
Más de 22.000 personas participan en la fiesta de la Comunidad, sin apenas incidentes y con la reivindicación de los trabajadores de Microser como principal protesta

ICAL / VALLADOLID

El madrugón lo provocó Juan Vicente Herrera o puede que el verdadero culpable fuera Antonio Gamoneda. Como ya sucediera en 2003 con José Jiménez Lozano, la entrega del Premio Cervantes de nuevo a un castellano y leonés adelantó la visita del presidente de la Junta a Villalar de los Comuneros hasta una hora un tanto intempestiva para tratarse de una fiesta. Aún así, a las 8.30 horas ya costaba trabajo encontrar aparcamiento en las inmediaciones del municipio vallisoletano y una nutrida comitiva de políticos y periodistas estaba ya presta y dispuesta a empezar un nuevo 23 de abril.

Herrera llegó puntual al monolito que marca el lugar donde, en 1521, murieron decapitados los líderes comuneros Bravo, Padilla y Maldonado. Recibido por el presidente de las Cortes, José Manuel Fernández Santiago; el alcalde de la localidad, Félix Calvo Casasola; el delegado del Gobierno en la Comunidad, Miguel Alejo y otras autoridades, se dirigió a la Casa de Cultura de la villa junto con una comitiva en la que también se encontraba la vicepresidenta de las Cortes, Carmen Luis Heras, y el portavoz del Grupo Popular en el Parlamento autonómico, José Antonio de Santiago Juárez, encabezando una delegación de procuradores populares junto con otros cargos del Gobierno regional.

El jefe del Ejecutivo visitó durante media hora la exposición Luz en el aire. Sobre el cine en Castilla y León, que rememora algunas de las ocasiones en las que Castilla y León ha servido como escenario de cine, y compartió un pequeño desayuno con la comitiva antes de salir hacia Alcalá de Henares.

banderas a 5 euros. Poco a poco fue avanzando la mañana, conforme subía la temperatura y también la afluencia de ciudadanos a Villalar. Así, si a las 10.00 horas ya había medio millar de vehículos apostados en el municipio y más de 1.700 personas, según datos de la Delegación del Gobierno, a las 14.00 horas eran 22.000 los castellanos y leoneses reunidos en la localidad vallisoletana, con más de 6.200 vehículos y 24 autobuses.

El espíritu comunero tomó Villalar, inundado de banderines, banderas y pañuelos, y teñido de color morado, no sólo por el emblema de algunas formaciones políticas, como Tierra Comunera –premio a la bandera mas grande, con 50 metros de tela- e Izquierda Castellana, ni por el color que distingue a las banderas republicanas, que se vendían a cinco o seis euros en los puestos de la campa.

También contribuyó a teñir la fiesta de morado el recientísimo ascenso del Real Valladolid a Primera División, que impulsó a muchos aficionados a combinar la fiesta de la Comunidad con el furor futbolístico. A ello se refirió, por ejemplo, el líder de IU en la región, José María González, quien felicitó a todos los ‘pucelanos' y recordó que, pese a que el 23 de abril no es una fiesta ligada a este deporte, el fútbol es una importante actividad económica que puede contribuir al desarrollo regional.

Por supuesto, y como ya es habitual en Villalar, se dejaron oír las reivindicaciones más destacadas de Castilla y León. En esta ocasión fueron los trabajadores de la empresa del Parque Tecnológico de Boecillo Microser los protagonistas de las protestas.

Así, dieron lectura a un manifiesto y pidieron el apoyo de todos los ciudadanos para que los 350 empleados de esta fábrica puedan conservar sus puestos de trabajo. Alrededor de un centenar de trabajadores acudieron a Villalar para expresar su protesta por la situación que atraviesa esta empresa y lanzaron gritos contra el presidente de la Junta, como «Herrera, recuerda, tenemos una cuerda» o «Menos subvenciones para los ladrones».

sin incidentes. En general, la jornada se desarrollo sin incidentes reseñables, más allá de la quema de un sillón viejo en las puertas de la carpa de UCCL-Coag antes de las 11.00 horas. Los Bomberos y Protección Civil apagaron inmediatamente las llamas y todo quedó en una pequeña anécdota a la que los miembros de este sindicato agrario quisieron restar importancia.

______________________________________________________________Subir al inicio Subir al inicio

24-04-07 - Herrera anima a los castellanos y leoneses a sentirse «comuneros»
El presidente de la Junta ensalza la igualdad, la libertad y la solidaridad como valores que resumen ese espíritu, y recalca que la reforma estatutaria nos reivindica como parte del Estado

ICAL / VALLADOLID

El presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, animó a todos los castellanos y leoneses a «sentirse comuneros, es decir, ciudadanos libres e iguales y apostar por una Castilla y León de todos con los valores ciudadanos de igualdad, libertad y solidaridad». El jefe del Ejecutivo regional hizo estas declaraciones durante la visita que realizó ayer a la localidad vallisoletana de Villalar de los Comuneros con motivo del Día de Castilla y León, en la que se refirió también al proceso de reforma estatutaria, del que dijo servirá «para reivindicarnos como parte del Estado». Además aseguró que «podemos ejercer las competencias de la cuenca del Duero con eficacia y con plena tranquilidad para nuestros vecinos portugueses».

Herrera felicitó el Día de la Comunidad a todos los ciudadanos y aseguró que su presencia en la villa comunera, a la que calificó de lugar «especial», no es obligada sino testimonial. «Es importante que los castellanos y leoneses sintamos lo que más nos une por encima de lo que nos separa», dijo, y tuvo palabras de reconocimiento para quienes consideran Villalar de los Comuneros como una «referencia que los une a su tierra y al deseo compartido de apostar por una Castilla y León mejor».

El presidente de la Junta se felicitó también por el trabajo de la Fundación Villalar y por el acuerdo alcanzado para la elaboración del Manifiesto de convocatoria a la campa que leyó a primera hora de la tarde la escritora leonesa Elena Santiago, del que dijo «todos hemos tenido que ceder para que haya un acuerdo en lo fundamental, que es el deseo y el compromiso para tener una Comunidad mejor».

máximo apoyo. Preguntado por el proceso de reforma del Estatuto, Herrera destacó el «máximo apoyo conseguido en el Congreso» y se refirió a la doctrina del Tribunal Constitucional para rechazar las críticas al texto que formularon los nacionalistas vascos por su blindaje del Condado de Treviño. El presidente de Castilla y León recordó también que otras comunidades han encontrado fórmulas para incrementar su capacidad de gestión de las cuencas hidrográficas, por lo que se mostró convencido de que en el caso del Duero en Castilla y León se «encontrarán soluciones».

Juan Vicente Herrera llegó a las ocho y media de la mañana a la plaza de Villalar, donde le esperaban el presidente de las Cortes, José Manuel Fernández Santiago; el alcalde de la localidad, Félix Calvo Casasola; el delegado del Gobierno, Miguel Alejo; el vicepresidente segundo y consejero de Economía, Tomás Villanueva, y el consejero de Agricultura, José Valín, entre otras autoridades.

Como mandan los cánones, antes de dirigirse a la Casa de Cultura, se detuvo ante el monolito que recuerda la decapitación de los comuneros.

______________________________________________________________Subir al inicio Subir al inicio

24-04-07 - Los Comuneros y las Comunidades (1520) primera revolución comunista

Algunos historiadores la califican como la primera revolución moderna, contra las pretensiones del rey Carlos I de modificar el gobierno de la Corona y otorgar los puestos de poder a extranjeros. Por ello, esta revuelta de los Comuneros fue la primera revolución moderna de Europa y precursora de la francesa. Otros la califican como un último intento de los castellanos de anclarse en la Edad Media y frenar el avance del poder real, a lo que suman un componente de odio a lo extranjero en esta revuelta. Son de la primera opinión quienes han estudiado más en profundidad el movimiento comunero: José Antonio Maravall[1], Julio Valdeón Baruque o el historiador francés Joseph Pérez[2], autor del libro Los comuneros, y que quizá sea el mayor experto en el movimiento comunero. En cambio la segunda opinión parece más discutible, pues precisamente un mayor poder real es garantía de modernidad, puesto que la característica del medievo es el poder de los nobles (el feudalismo). En Castilla, los reyes, desde antiguo, se apoyaban en las ciudades para tener más poder contra ellos, y Carlos viene de países en los que el poder de la nobleza todavía es muy importante, es decir, es más medieval.

Aunque la causa inmediata de la revuelta fue que, al llegar un rey extranjero, impuso como hombres de confianza en el gobierno del reino a otros extranjeros, así como el uso de los recursos e impuestos de Castilla en favor del Imperio, las raíces del problema hay que buscarlas más atrás, en la época de las regencias en Castilla (1504-1517) en la que salieron a la luz importantes conflictos de la sociedad castellana: la preocupación de la nobleza por recuperar poder tras el reinado de Isabel I que se lo había reducido notablemente (en general, los comuneros serían miembros de la pequeña burguesía comercial y artesanal de las ciudades castellanas); el conflicto entre los grandes comerciantes (representados por Burgos, sede del Consulado del Mar, donde se centraban las exportaciones de la lana castellana) que deseaban exportar la lana en bruto y los manufactureros (representados por Segovia) que deseaban una mayor cuota para poder desarrollar una incipiente industria textil en Castilla (como la que existía, por ejemplo, en Flandes y que precisamente utilizaba lana castellana); el problema de los conversos debido al rigor de la Inquisición; o las tensiones en las ciudades donde el poder político estaba en manos de clanes determinados.

La llegada de Carlos I reavivó estos problemas y añadió nuevos conflictos. El rey, inexperto, extranjero, desconocedor del castellano y aspirando ya en Alemania a emperador no sólo iba a estar ausente de Castilla por largos periodos sino que iba a subordinar los intereses de Castilla a los de Flandes y del Imperio, pero aprovechando las riquezas de aquella. En las Cortes de Valladolid de 1518 los procuradores castellanos deniegan a Carlos I el servicio, que suponía un impuesto destinado a sufragar gastos del monarca en el extranjero. Carlos I convocó de nuevo las Cortes en Santiago en 1520, nuevamente con resultado negativo. Semanas después volvió a convocar Cortes en La Coruña, con vistas a su próxima partida. Aunque los procuradores castellanos iban en su gran mayoría con las consignas bien claras para votar en contra, a muchos de ellos se les impidió a última hora la entrada, otros (que a su vuelta fueron muertos) traicionaron a sus ciudades, bajo coacción o soborno. Como resultado, el servicio quedó finalmente aprobado. El 29 de julio de 1520 se forma en Ávila la Santa Junta del Reino, formada por representantes de las ciudades castellanas, eligiéndose como presidente al toledano Pedro Lasso de Vega (hermano del poeta y miembro del ejército imperial Garcilaso de la Vega) y como jefe del ejército comunero al también toledano Juan de Padilla. La Santa Junta se trasladó a Tordesillas, con la esperanza de que la confinada reina Juana I, sirviera de apoyo a los comuneros, aunque los enviados salieron de la entrevista convencidos de que nada podían esperar de Juana, pues estaba, efectivamente, loca. La revuelta de las Comunidades, es una revuelta popular que consigue implicar a la mediana nobleza, contra el creciente poder del Rey. Lo que los comuneros pretendian era frenar ese incipiente absolutismo real, para devolver a las Cortes su tradicional papel pactista entre el Rey y el Reino. Económicamente, los comuneros apostaron decididamente por fomentar el desarrollo de una industria manufacturera castellana, lo que les enfrentó a los grandes mercaderes exportadores de Burgos. Por este motivo, Burgos fue la única ciudad castellana del bando realista. A pesar del carácter urbano de la rebelión, en el verano de 1520 se sumaron en el mundo rural numerosos insurrectos en los señoríos, deseando pasar al realengo. El salvaje incendio de Medina del Campo por parte de las tropas realistas el 21 de agosto de 1520, en represalia por negarse a entregar los cañones de artillería que querían utilizar contra Segovia, alineó definitivamente a Valladolid con el bando comunero.

El 23 de octubre Carlos es coronado emperador de Alemania, y el 31 el cardenal Adriano de Utrecht, regente flamenco nombrado por el rey, declara la guerra a los comuneros. Los realistas toman Tordesillas y la Junta escapa a Valladolid. Juan de Padilla vuelve a Toledo. El obispo de Zamora Antonio de Acuña organiza un ejército en Tierra de Campos que asalta fortalezas señoriales para después marchar a la meseta sur. Carlos I nombra dos nuevos virreyes de entre la nobleza castellana: el Condestable de Castilla y el Almirante de Castilla, señores de Burgos y Medina de Rioseco respectivamente. [editar] La Batalla de Villalar En febrero de 1521 las tropas comuneras inician una ofensiva sobre la fortaleza de Torrelobatón, que cae el 25 de febrero. El 12 de abril, en el episodio más atroz de la guerra, tropas del rey asaltan la ciudad de Mora (Toledo), quemando la iglesia donde se habían refugiado más de 3.000 ancianos, mujeres y niños, que murieron. Finalmente el 23 de abril de madrugada las tropas comuneras salen de Torrelobatón, buscando refugiarse en Toro. No obstante las tropas del rey persiguen al ejército comunero dándole alcance en Villalar. Las tropas comuneras, bajo la fuerte lluvia y sin la protección de la artillería, son dispersadas por la caballería de los nobles. Los comuneros pierden entre 500 y 1.000 hombres, mientras que 6.000 son hechos prisioneros. A la madrugada del 24, son ejecutados los principales líderes comuneros,pertenecientes a la nobleza castellana, el toledano Juan de Padilla y el segoviano Juan Bravo. Horas más tarde se les suma el salmantino Francisco Maldonado.Imagen:.jpg Antes de la ejecución, Juan Bravo y Juan de Padilla cruzaron unas palabras que han pasado a la posteridad: antes de subir al cadalso, Juan de Padilla le dijo a su camarada: Señor Bravo: ayer era día de pelear como caballero... hoy es día de morir como cristiano. Esto originó que Juan Bravo pidiera ser ejecutado antes que Padilla, para no ver la muerte de tan buen caballero. Tras la batalla una parte del maltrecho ejército comunero cruzó la frontera de Portugal a traves de Fermoselle y el resto contactó con Toledo, reforzando la resistencia de la ciudad del Tajo durante unos meses más. [editar] La caída de Toledo Aunque este no es el fin de las Comunidades, es al menos el principio del fin. Todas las ciudades comuneras del norte de Castilla caen tras la derrota de Villalar. En Junio de 1521 las tropas de Carlos asedian Madrid, que se rinde finalmente. Murcia, que también había secundado la revuelta comunera, cayó tras un fuerte sitio. El 1 de septiembre de 1521 comienza el asedio a la ciudad de Toledo, que desfallecida se rinde el 25 de octubre a condición de que se respete la vida de María Pacheco (que recibió el sobrenombre de Leona de Castilla) y de otros adalides comuneros de la ciudad. Carlos derruyó el palacio de Padilla en Toledo. El 9 de enero de 1522 es nombrado Papa el cardenal Adriano, en agradecimiento de Carlos I por los favores prestados. Las manifestaciones de júbilo por parte del cabildo catedralicio de Toledo son toda una provocación. María de Pacheco con sus fieles toma el Alcázar y libera a los comuneros presos. El 3 de febrero entran las tropas imperiales, acabando con esta resurrección comunera. María de Pacheco huye con su hija a Portugal, donde murió 10 años después sin renunciar a los ideales comuneros. [editar] Consecuencias de la derrota Tras la derrota definitiva hubo una feroz represión. Víctimas de ella fueron líderes comuneros como Pedro Maldonado, los hermanos Guzmán, el licenciado Urrez, el conde de Salvatierra, Juan de Zapata, el afamado pellejero de Salamanca Juan de Villoria, el obispo Acuña y otros miembros destacados de las Juntas comuneras o del clero. Las ciudades comuneras fueron sometidas al pago de cuantiosas indemnizaciones, que supusieron la ruina de las ciudades manufactureras como Segovia, frente al triunfo de los intereses exportadores de los mercaderes burgaleses, lo que impidió la continuidad rentable de gran parte de la industria de la Corona, con el agravante de la ausencia de una política proteccionista. Finalmente, se acrecentó el poder de la monarquía ,y la nobleza vio reducido su poder y su régimen de privilegios, lo que contribuyó a una más rápida y temprana integración del absolutismo real en Castilla. [editar] El Perdón General de 1522 y los Exceptuados del Perdón Tras su llegada a Palencia en 1522 y bajo la dirección personal del emperador la represión contra los comuneros no se hizo esperar. En tres meses se dictaron más de cien condenas a muerte, siendo la más famosa la del comunero salmantino Pedro Maldonado, ejecutado en la plaza de Simancas el 14 de agosto. Tras esta oleada represiva, Carlos V promulgó el perdón general, una especie de amnistía, aunque muy limitada por el número de excluídos de dicho perdón. A los perdonados no se les volvió a incriminar penalmente sin embargo el perdón no les eximía del pago de las indemnizaciones civiles, lo que condenó a la indigencia a muchos de ellos. Los excluídos del Perdón figuraban en una larga relación de 293 nombres que abarcaba a jefes militares, procuradores en la Junta, funcionarios de la misma, o de las juntas locales y eclesiásticos comuneros. Los comuneros que consiguieron eludir la condena quedaron, no obstante, apartados para siempre de los cargos públicos. Antonio de Acuña, el célebre comunero zamorano fue ejecutado en 1526 y María Pacheco murió en el exilio portugués. El Perdón de 1522 permite aclarar un aspecto fundamental de la rebelión: su ámbito geográfico. En efecto los exceptuados del perdón señalan el grado de implicación de las ciudades castellanas con la causa comunera. Así vemos que los exceptuados de cada ciudad son: Palencia: 34 Salamanca: 25 Segovia: 24 Avila y Madrid: 22 Valladolid: 20 Medina del Campo: 19 Toledo y León: 18 Zamora: 16 Aranda de Duero: 15 Toro: 10 Guadalajara: 4 Sevilla:3 Soria:2 Burgos:1 Frecuentemente se alude a que todas las regiones de la Corona de Castilla se vieron afectadas en mayor o menor medida por la rebelión, sin embargo en puridad, sólo se puede hablar de tal en aquellas comarcas o regiones donde consten las siguientes notas: Sumisión a la Junta General (Santa Junta comunera) Sustitución de las autoridades locales por una administración revolucionaria de carácter más representativo. Esas notas y el aporte de dirigentes, tropas y dinero, reduce el ámbito geografico a las ciudades de las dos Castillas. Practicamente las únicas con derecho a voto en las Cortes. En Murcia no se llegaba a cuestionar el poder político y su adhesión a la causa comunera tenía que ver con su conquista por el Reino de Castilla. Las notas que definen la presencia murciana en la revuelta guardan más relación con las germanías valencianas que con las comunidades castellanas. El País Vasco un enfrentamiento histórico entre poderes locales fraccionó el poder político que buscó en unos casos contactar con los comuneros y en otro con los imperiales. Azcona cree que el hecho guipuzcoano se inició con independencia de las cuitas comuneras.

______________________________________________________________Subir al inicio Subir al inicio

23-04-08 - Día de Castilla y León 2008 - DAVID RODRÍGUEZ ORTEGA

CASTILLA-León celebra hoy el día de su Comunidad, cita que queremos recordar a todos los castellanos-leoneses, que residen en esta bella ciudad de Granada, ciudad que la vincula como ninguna otra a nuestra historia, a la historia de Castilla y León.

La Baja Edad Media nos ha dejado constancia de la actitud de los pueblos leonés y castellano, gente esencialmente humanista y con un sentido de la vida profundamente igualitario, donde nadie es más que nadie. ¡Castilla Universal y eterna!, como diría el poeta. La corona de Castilla, sustentada por sus reyes durante todo el medievo, finalizaría su obra como último eslabón, con los Reyes Católicos, consumando definitivamente la unidad de Hispania. Quizás por ello también nosotros nos atrevamos a decir que, si no fue Castilla quien hizo a España, con honestidad y siendo leales a la historia, debiéramos admitir cuando menos, que fueron sus gentes quienes formaron el núcleo vertebrador de la «unidad hispana».

Con la muerte de Isabel la Católica (1504) en Medina del Campo, y tras un periodo complejo de regencia de rey Fernando que moría en 1516, apenas acabados los ecos del «glorioso reinado» de estos reyes, todo el edificio se estremeció. La revolución de las Comunidades de Castilla puso de relieve la necesidad de mantener un equilibrio entre el rey y el reino. Sin duda el fenómeno comunero, acontecimiento histórico por excelencia, sobre el que pivota la actual Comunidad de Castilla y León, ha sido objeto de las más variopintas interpretaciones. Pero en cualquier caso es un hecho innegable que aquella sublevación ha dejado una huella imborrable en las tierras de la alta meseta.

El nuevo titular de la corona hispánica era entonces el joven Carlos I, nieto de los Reyes Católicos e hijo de la Reina Juana, recluida entonces en Tordesillas. Pertenecía el rey Carlos a la familia de los Habsburgo por vía paterna, fue proclamado emperador de Alemania en 1519 y un año más tarde, en 1520 se produjo una sublevación contra su autoridad. Se había iniciado la guerra de las Comunidades, un movimiento con claras connotaciones castellanas al que después se sumarían ciudades de toda la geografía peninsular, entre las cuales muchas andaluzas. La sublevación comunera tuvo ante todo un componente urbano, las ciudades pedían una mayor participación política en la gobernación de los reinos, causa ésta por la cual en un principio fueron sus líderes, los pertenecientes a los cuadros dirigentes de las ciudades los que inician la sublevación a la que después se sumarán las «capas medias» de la población urbana; el bando realista, por el contrario, se asemejaba cada vez más al sector de la nobleza y de los poderosos. El burgalés Maldonado, autor de un notable escrito acerca de la Comunidades, decía que en aquel movimiento había claramente dos bandos: por una parte los nobles, los mercaderes y el alto clero, por otra los artesanos y «la confusa multitud del pueblo».

Uno de los principales motivos de la protesta era la política impositiva del rey Carlos. Las ciudades se quejaban del subsidio arrancado por la Corona mediante presiones de todo tipo en las Cortes de Santiago-La Coruña, impuestos que según lo expuesto al Rey por el cardenal Adriano, los sublevados decían que: «las pecunias de Castilla se debían gastarse en Castilla y no en Alemania y otros reinos». La rebeldía comenzó en Toledo en mayo de 1520, y en julio de ese mismo año se constituyó en Ávila la 'Junta Santa', organismo que aglutinaba a todos los sublevados, sumándose a la misma otras ciudades, pero apenas un año después, el 23 de abril del año siguiente, fueron derrotadas por la tropas realistas en las proximidades de Villalar, donde al día siguiente los dirigentes comuneros Padilla, Bravo y Maldonado fueron decapitados. La reacción realista duró mucho más. Se confeccionaron listas de los principales 'alborotadores', que fueron perseguidos y muchos de ellos también ejecutados. Todavía en el año 1529 el emperador, desde Génova, daba instrucciones para que el Papa concediese un breve que facilitase la persecución de clérigos y frailes que continuaban predicando contra el gobierno del Emperador. Castilla quedaba aparentemente pacificada y sometida a la voluntad de un rey cuyos intereses estaban más en el Sacro Imperio que en el interior español.

El recuerdo de aquel fenómeno comunero, acontecimiento sobre el que pivota la actual Comunidad Autónoma de Castilla y León, nos obliga a recordar con emoción y orgullo aquel 23 de abril de 1521.

Un saludo para todos castellanos y leoneses residentes en esta bella ciudad de Granada.

______________________________________________________________Subir al inicio Subir al inicio

Esta pagina está en constante actualización, diseñada para visualizar en 800 x 600 y superior, mantenida por Juan Antonio del Sol Hernández - MEDINA DEL CAMPO, -- Teléf. 696 42 68 94 -- Última modificación: © 2002-2007 Todos los derechos reservados.