05-11-08 - Madera para tallar un futuro
Medina del Campo acoge un taller de carpintería para personas con discapacidad intelectual para lograr que puedan incorporarse al mundo laboral
L. Z. L. | VALLADOLID
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Madera para tallar un futuro |
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Madera para tallar un futuro |
El ruido y el polvo que levanta la madera cuando se lija son las dos constantes que se desprenden de uno de los talleres de Medina del Campo. Allí se busca una oportunidad para trabajar con días maratonianos. Clases teóricas por la mañana y prácticas por la tarde para aprender a restaurar y a crear con la madera. Juani, Carlos, Mari Mar, Conchi, Jesús, Miguel, Valentín, Virginia, Ernesto y Javier buscan entre las lijadoras y el barniz una ocasión para salir al mundo laboral.
Lo tienen difícil, ya que todos sufren una discapacidad intelectual y no es sencillo que alguna empresa se fije en ellos. Pero ahí están. «Son muy tenaces. Preparar los muebles para luego restaurarlos es muy aburrido, pero son capaces de abstraerse del mundo y estar toda la tarde con ello». Algunos como Carlos están interesados por las nuevas caras que se asoman por el taller, pero otros como Virginia o Ernesto no levantan la cabeza del mueble que están preparando para poder barnizarlo sin problemas.
Ya hay preparados unos paragüeros que ellos mismos han fabricado y que están ya a punto para poder pintarles. «Les vamos a poner unas flores», señala Carlos, que añade que todavía les queda «forrarles por dentro con un plástico para que el agua no estropee la madera». Y es que tratan con mimo la materia prima para que de la nada salgan muebles que se puedan utilizar.
Sus dedos recorren cada rincón para encontrar alguna imperfección que haya que eliminar antes de empezar a restaurarlo. «Me gusta mucho venir todos los días. Es muy divertido coger muebles rotos y hacer que se puedan volver a usar. Esas sillas de ahí las hemos hecho nosotros», afirma, orgullosa, Juani. Su trabajo no empieza en lijar y reconstruir. Por las mañanas acuden a unas clases teóricas en las que aprenden qué es lo que necesitan para llevar a cabo su trabajo. También aprenden a hacer un currículum con la orientadora laboral. Porque las tres mujeres que se dedican a darles clases, Marta Andrés, Nuria Pica y Virginia García, tienen claro que no es «sencillo que encuentren un trabajo. Pero se lo merecen, porque hacen bien las cosas y aprenden mucho». Otro de los proyectos que tienen entre manos consiste en crear una bonita lámpara con materiales que ya no se usan, como botellas vacías. A la hora de la merienda, el taller se detiene para que los trabajadores puedan retomar fuerzas. Tienen que hacer un trabajo del que depende su futuro.