Medina del Campo. Su origen y desarrollo
Villa histórica,
monumental, escultórica y paisajística
Villa
de las Ferias
Historia de la Muy Noble, Muy Leal y Coronada Villa de
Medina del Campo
conforme a varios documentos y notas a ella pertinentes por
D. ILDEFONSO RODRÍGUEZ Y FERNÁNDEZ
Doctor en las Facultades de Sagrada Teología, Filosofía y Letras y Medicina, Catedrático de esta Facultad en la Universidad Central (antes en la de la Habana), Caballero de la Orden de Carlos III, etc.
MENÚ DE CONTENIDO
CAPÍTULO XVII
Que trata de Fernán Ruiz de Corral, Comendador de Malta
El Comendador Fernán Ruiz del Corral, del hábito de San Juan, fue una persona de quien se debe hacer mucha cuenta, por ser de tan noble descendencia y por los hechos que llevó a cabo tuvo la encomienda de Yévenes, y fue Baylio de las nueve villas que su Religión goza, el cual mereció bien las honras que la Religión le hizo, porque fue Gobernador de toda la isla, Castellano del castillo de San Ángel, Gran Canciller de Malta y General de las galeras de la Religión, hizo en su tiempo grandes presas y os turcos, siendo de ellas muy temido por su nombre y fortuna; fue Comendador de la gran Cruz, no por antigüedad, sino por oposición de servicios hechos a su Religión, y así la llevó a otro caballero más antiguo que él, de muchos años. Fue muy estimado desde que le dieron el hábito, porque peleó animosamente en el cerco que el Gran Turco puso sobre Malta, con dos ejércitos de mar y tierra; y como por milagro se defendió la isla, llegando a estar tan cerca de los turcos, que se hablaban con los de adentro, y estando este Comendador en la muralla misma del castillo, se llegó un turco por un lado, y con una bala le llevó el ollejo de la barriga, y volviendo después a la muralla le tiraron tantas piedras con hondas que le pusieron las pernas muy estropeadas e hinchadas, de suerte que no se podía tener en ellas, por lo que vino a caer en la cama, y estando en ella oyó un gran ruido y vocerío; preguntó a un criado lo que era, el cual le dijo que parecía que entraban los turcos en la ciudad; oyéndolo se hecho de la cama y arrimado al criado y la espada por báculo, fue a la muralla, a donde estaba el Gran Maestre armado con sus armas, con una pipa en la mano, y le dijo:
- Caballero, ¿A dónde vais estando enfermo?
-Monseñor ilustrísimo, voy a morir y quiero sea en la muralla y no en la cama.
El valeroso Maestre le dijo:
Llegaos aquí, entrambos moriremos juntos. – Y después de muchos años murió dicho Comendador en Malta, estando muy propicio a entrar en el Bailiaje de Lora y con grandes premisas de ser Gran Maestre, se vacara el magisterio, por ser tan bien visto y gran soldado y fue de lo acendrado de esta villa.
CAPÍTULO XVII
Que trata del Capitán Antonio de la Torre
Este Capitán fue hijo de Francisco de la Torre, una persona principal de esta villa y Regidor de ella; sirvió a S. M. el Rey Felipe II en muchas ocasiones, y estando en la ciudad de Méjico de la Nueva España, se embarcó para la vieja y aportó a la ciudad de Lisboa, estando en ella el Rey D. Felipe, cuando la conquistó, y yéndole a besar la mano, le recibió con mucho agrado, y habiendo tenido algunas pláticas, en que supo dar buena cuenta de sí, dijo: -Yo os tendré en cuenta.- Al cabo de algunos días le envió a llamar y le dijo que a su servicio convenía fuese a las Filipinas a hacer un viaje con los recados que él le daría, y S. M. le hizo nuevo nombramiento de Capitán y le despachó, el cual significó al Rey que el camino era largo y peligroso, que fuese servido, y que se nombrase un Teniente en su lugar. Parecióle bien al Rey y díjole que mirase quien podría ser. Respondióle que el Capitán Cristóbal Suárez, que había servicio a S- M- en muchas ocasiones, que estaba en Lisboa en aquella sazón. El Rey hizo el nombramiento, para la cual jornada le mandó librar 3.000 ducados, que los 1.000 se los diesen luego en Lisboa y otros 1.000 en las Filipinas, y los otros 1.000 en la ciudad de Méjico para la vuelta, habiendo dado la vuelta al mundo, para lo cual le dio su Real cédula, muy favorable; honrándole, con en ella se ve, que su tenor es este:
EL REY
“A nuestro Capitán general y Virrey de Nueva España, que reside en la ciudad de Méjico: El Capitán Antonio de la Torre, que ésta os dará siendo ahí de vuelta de las Filipinas, de donde vendrá de cosas de mi servicio, luego que haya llegado le entregaréis 1.000 ducados, sacados de nuestra Real caja, que con otros 2.000 le hemos hecho merced, al cual le daréis entero crédito y favor en todo lo que de muestra parte dijere, y favorecedle y honradle, que lo merece su persona y la voluntad con que nos sirve. Dios es grande. Dado en Lisboa a 24 de Agosto de 1579.”
Yendo navegando, le sobrevino una gran tormenta, que no fue posible en algunos días navegar. En este tiempo adoleció el Capitán Antonio de la Torre de una grave enfermedad, de que vino a morir. Y el Capitán Suárez, su Teniente, que más que procuro contrarrestar la fortuna, no pudo tanto, que la de la mar no le volviese a Lisboa, donde fue a besar la mano del Rey y a darle cuenta de lo sucedido; y por entonces cesó la ida a las Filipinas, y S. M. mandó al Capitán Cristóbal Suárez embarcarse para la India por el cofre del Tesoro que de allí se le manda, y se partió luego y tuvo mejor fortuna que la pasada, y volvió con buen recaudo. S. M. le dio una encomienda de Cristo. En esta sazón y tiempo, tuvo nuevas el Rey de que la Armada inglesa estaba esperando a la de Indias, y mandó al dicho Capitán Suárez embarcarse en busca de la nuestra para que viniese con cuidado y aviso. Hízolo así, y una noche topó con la enemiga y la cañonearon, y por ser de noche no hicieron daño. El se dio tan buena maña, que topó con nuestra Armada y le dio aviso de los grados y altura a que había dejado a la enemiga, a la cual hurtaron el cuerpo, y llegó a España en salvamento. Este capitán Suárez fue también natural de esta villa, y deudo del Capitán Antonio de la Torre, de quien trata este capítulo.
CAPÍTULO XIX
De los hechos del Maestre de campo Durango.
Diré del Capitán Durango lo que con justa razón se debe decir y poner en Crónica general, por haber pasado en nuestros tiempos lo que por su valor merece se escriba. Fue hijo de un hidalgo muy honrado; muertos sus padres, andaba por esta villa vagando, como suelen otros hacer, y enfadado del ocio, que es de lo que los hombres honrados huyen y desprecian, se determinó a irse de la villa de Madrid a servir a un caballero, porque el patrimonio que tenía le obligaba a ello. Llegado a la corte reclutaba gente en ella un Capitán para Flandes, y ´çel se dejó llevar de su estrella, y pareciéndole que era el Rey buen amo, no quiso buscar otro y asentóse a la guerra; llegado a Flandes, hizo tales hechos de ánimo, valor y esfuerzo, que vino a ser Alférez de la compañía; y como iban su fama y hazañas, le iban dando cargos honrosos; de manera que vino a ser Sargento mayor de un tercio, y después Maestre de campo del mismo tercio, y si viviera era General de todo el Ejército, según le iba ayudando su buena suerte y lo mucho que el Archiduque le quería; todo en desgracia de esta república, que le lleva Dios sus hijos así de letras como de armas, cuando empiezan a florecer y cuando han de honrar a su patria.
Pondré aquí sus famosos hechos, que por su buena industria y entendimiento, hizo en los Estados de Flandes, según aparecen en un memorial que el Maestre del campo, Luís del Villar, de quien él fue Sargento mayor, envió a nuestro católico Rey Felipe II para que le premiase los muchos trabajos y hazañas con que su buen gobierno hizo en aquellos Estados, que su estilo y forma es este: 2El Capitán y Sargento mayor Diego de Durango ha servido a S. M. diecinueve años, seis en el Reino de Portugal y en Italia, y trece en estos Estados de Flandes, sin salir de ellos, sirviendo once seguidos en Sargento, Alférez y Ayudante de Sargento mayor de la Capital, y de presente sirte a V. M. de Sargento mayor del tercio del Maestre de campo Luís de Villar y de los soldados y personas particulares que hay en este Ejército, y he entendido que ha servido siempre con mucha puntualidad y cuidado, después de que el Serenísimo Archiduque Alberto vino a demostrar su buen ánimo y el deseo que tiene al servir a V. M., como fue en el socorro de Santa Gertrude non Vergen, donde habiendo roto el enemigo 200 walones y preso el Capitán que había en ellos, siendo ayudante el Capitán Diego de Durango, salió con diez compañías y restauró el puesto que los walones habían perdido, y echó al enemigo de él, que fue una cosa que dio gran esfuerzo a los nuestros en ver que entre ellos había un tan animoso y gran soldado.
“Y en el sitio de Urlán, donde por orden del Conde de Fuentes asistió y ayudó al Gobernador Fernán Tello en las trincheras, sirvió y trabajó tanto que fue tan venturoso, que disparándole siete arcabuzazos, con ninguno le hirieron de manera que le estorbase el continuar al servicio hasta que se tomó la villa, y el Conde de Fuentes delante de todo el Ejército le abrazó y honró en gran manera y le dio conducta de Capitán de una Compañía, que fue la primera que tuvo en estas partes y los primeros premios que sus trabajos merecieron.
“En la empresa de Cambray, después de haber metido a monseñor de Vique un socorro en la villa, le encargó el Conde de Fuentes que con su compañía estorbase la entrada de otra gente en ella, como lo hizo, y cuando los burgenses abrieron las puertas para recibir a nuestra gente, trabajó muchos para que los enemigos, a los nuestros no les saqueasen y a puros arcabuzazos echó los franceses de la villa y los enceró en la ciudadela, y después que el Archiduque Alberto vino a estos Estados le vi servir en la empresa de Calés con mucha diligencia y cuidado, y mandándole de S. A. que guardase un puesto para que el enemigo no pudiese meter socorro en la villa, estuvo en la estacada, a un tiro de arcabuz, metió en la mar con cien soldados toda una noche, dándoles el agua hasta los pechos, y viniendo a entrar el socorro por allí, le rebotó con pérdida que el enemigo tuvo en alguna gente, y cuando amaneció no se pudo retirar con gente, por ser las aguas altas, hasta que bajaron, que fue tarde, y estuvo con su gente sujeto a la artillería y mosquetería de la tierra, expuesto, pues se le ahogaron en el mar tres soldados con las crecientes de las aguas, y fue por ser hombres pequeños de cuerpo, y el día que se ganó el viergo de la villa de Calés, se halló en ellos con su compañía, y la propia noche, con orden, fue a reconocer el foso de la villa y de la ciudadela, y decidieron el puesto para plantar la artillería, en que hizo mucho servicio a V. M., y el día del asalto fue nombrado para arremeter, de vanguardia con su compañía, y ganó dos puestos a los enemigos, adelantándose tanto, que le volaron con una mina y salió muy mal herido de una cuchillada en la cabeza, y tan mal tratado del fuego, que s entendió que no viviera, de lo cual estuvo curándose ocho meses.
“En la presa de Miens, se halló con una compañía, y en todo el sitio de aquella, donde sirvió y trabajó con gran cuidado, hizo algunas cosas muy señaladas en las baterías y en las salidas que se hicieron a las trincheras del enemigo, aunque estaba mal herido, señalándose cuatro compañías con sus Capitanes para la defensa de su revellín, que a los franceses había dado muchos asaltos. Los soldados pidieron al Marqués de Montenegro, que entonces gobernaba la villa, mandase ir allí a dicho Capitán Diego de Durango, aunque le llevasen en una silla, para que gobernase, lo cual hizo, y reparó las baterías que estaban muy llanas, he hizo una media luna, con que se pudo entretener, el revellín, que estaba casi perdido, y en consideración todo esto y de sus méritos y grandes servicios, habiendo vacado el cargo de Sargento mayor del tercio del Maestre de campo Luís de Villar, el Cardenal de Austria le proveyó en el, y le ha serbio toda esta campaña con mucho cuidado, gobernando solo él este tercio, por enfermedad y ausencia de su Maestre de campo, y teniendo ya aviso, que el enemigo quería ocupar un puesto de su dique, entre la isla de Nombela y los cuarteles de Caballería, por donde nos vienen todas las vituallas, le ordenó que fuese al campo con cuatro compañías de españoles e italianos y dos de walones, para que ocupase el puesto e hiciesen en él un reducto para defenderle, en lo cual puso tanta diligencia y trabajo tanto con la gente que llevaba, que en menos de cuarenta horas le puso en estado que tenía forma de fuerte, aunque no estaba acabado, y teniendo aviso de ello el enemigo, salió del fuerte de Vorecos, donde tenía alojada su gente, que está 2.000 pasos de dique, con 600 infantes y 18 cornetas de caballería, y a un mismo tiempo, acometió con 3.000 hombres y 200 caballos el fuerte de Durango, que así se llama hoy, y durará largas edades su nombre. Salió el Sargento mayor Durango con los soldados que estaban dentro, y pelearon tan fuertemente que le rebotaron con mucha pérdida del enemigo, y lo mismo sucedió en el cuartel de la Caballería, en que hizo a Vuestra Majestad tan grande servicio, que si se pudiera aquel puesto, corriera gran riesgo la Caballería o fuera forzoso levantar de allí el ejército antes de tiempo, por la falta de las vituallas, que no pudieran llegar al campo, ocupándonos el enemigo el paso.” Este memorial se escribió para que se diese a Su Majestad en recomendación del dicho Capitán y Sargento mayor Diego de Durango, junto a la isla de Nombela, 1º de Septiembre de 1599. Certifícale Bartolomé Hurtado y Limosín.
En las escaramuzas y encuentros que S. A. ha tenido en lo de Ostende, hizo este valeroso Capitán y gran soldado muchas y muy señaladas cosas, y entre otras, lo que se puede contar, fue que estando en ese campo el Señor Archiduque muy apretado y cercado de enemigos, le socorrió el Maestre de campo Diego Durango, que había dos años que ya lo era, y le libró de los contrarios, y salió S. A. herido en la cabeza de un alabardazo, y le mataron dos pajes; que no escapara de muerto, o vivo en prisión, y por su valor y ánimo fue libre de este peligro Su Alteza, pues cuando este gran soldado y Capitán iba subiendo y u estrella le iba favoreciendo y empinando en pujanza de cargos tan honrosos por sus hechos en breve tiempo adquiridos y ganados, dejando atrás otros grandes soldados más antiguos y de muchos servicios hechos a S. M., con desgracia de esta república, que atrás se tocó, al mejor tiempo de su vida y edad, por ordenación divina, le cortaron el hilo de su existencia. Pues fue así que este Maestre de campo, habiendo hecho los hechos referidos y otros muchos, acabó su vida a la edad de treinta y siete años, y hasta en la muerte le ayudó el planeta Marte, pues murió peleando. Yendo a reconocer su puesto, una bala, de las muchas que tiraban los enemigos, topó con él y le hizo pedazos, que no pudo hablar ni decir más que: -Domine memento mei. Ocupe este puesto mi Sargento mayor, Zeballos.- Por conocer tenía méritos para ello; y S.A. cumplió su breve testamento, porque luego le dio el cargo de Maestre de campo. Fue tan sentida su muerte, que sería largo de contar lo que SS. AA. A todo el campo la sintieron. No digo yo los hijos de sta patria, pero los cristianos deben de estimar y tener en mucho a ls personas que se aplican con sus famosos hechos a levantar su nombre y ennoblecer su linaje.
Por una cedula del Señor Archiduque, le nombró por Maestre de campo, firmada de su nombre, dada en el campo de Ostende a 28 de Octubre de 1601, del tercio de Maestre de campo Luís de Villar, de quien fue Sargento mayor, y puesto que sus grandes hechos ayudan a eternizar su nombre, porque nunca faltaré la memoria para ello, quiso Dios que fabricase aquel fuerte de que atrás dejamos dicho, par que siempre le llamasen el fuerte e Durango, como dura el nombre del estrecho de Magallanes; que su sobrenombre de Durango parece que ayuda a que dure su memoria.
CAPÍTULO X
Que trata de los Capitanes Acostas
Son dos Capitanes llamados de un nombre, aunque no parientes, hijos de esta patria, el uno llamado Álvaro de Acosta, hijo de gente noble; la Majestad del Rey Felipe II le hizo Gobernador, Capitán general de las Canarias en tiempo en que los ingleses andaban haciendo daño por el mas Océano, y ambos oficios usó con mucha prudencia e igualdad, premiando a los soldados y castigando a los que lo merecían, y con los naturales se portó con mucha prudencia, por lo cual le amaban todos mucho.
El otro Capitán se llamó Hernando de Acosta, que era tuerto, e hijo de Antonio de Acosta y hermano de los cuatro Teatinos Acostas arriba nombrados; fue hombre de mucho consejo y cordura; tubo conducta de Capitán muchos años, y en la última jornada del alzamiento de los moros de Granada fue Sargento mayor y Teniente del General de la Artillería; y al tiempo, y cuando se hubieron de sacar los moros para repartirlos por el Reino, el Sr. D. Juan se vio algo confuso, por ser tan gran número, y preguntó a este Capitán que cómo se arreglaría sin haber alguna rebelión, que aunque no tenían armas eran muchos y podían hacer algún motín. El Capitán Hernando de Acosta dijo a S. A. que mandase que todos los moros entrasen en algún Hospital y en alguna huerta grande, y que por donde hubieren de salir estén 2.000 infantes y otros tantos caballos, y de esta manera no osarán alzar los ojos; y así lo hizo, y los fueron repartiendo sin alborotar y con mucha suavidad; viniendo este Capitán a la corte a besar la mano de Su Majestad, estando en Alcalá de Henares, traía consigo un soldado, sobrino suyo, vestido de un color son pasamanos de otro, y él venía vestido de negro, como siempre anduvo, y allí le sacudió un caso harto lastimoso, que un inconsiderado alguacil denunció el vestido del sobrino. Y el Capitán, su tío, con la cordura que siempre tuvo lo procuró remediar. Fue el alguacil tan poco cortés, que no le pudo acabar con él, y como fue siempre tan compuesto y no se quiso vengar como pudiera, se fue a la posada y se sentó en una silla, y el disgusto y mohín que traía pudo tanto, que le acabó la vida, quedándose muerto en la silla, por cierto, cosa de mucho sentimiento para todos los que le conocieron. El sobrino sintió tanto la muerte del tío, que procuró vengarla en el alguacil, porque se quedó en Alcalá algunos días para buscar ocasión contra el alguacil, y él lo echó de ver y se salió de la villa, y en muchos días no entró en ella hasta que el sobrino, visto que había hecho ausencia, le dejó y se vino a la corte.
CAPÍTULO XXI
Que trata de D. Juan Rejón de Silva.
Fue Juan Rejón de Silva un caballero de la ilustre casa de los Rejones de esta villa; se debe hacer memoria de él entre los demás varones hijos de ella, y de los hechos que hizo en el cargo que Sanvaja, Rey de Argel, hizo sobre Mazarquevir el año de 1563, el cual se halló en una parte de la muralla del fuerte, adonde acudió la mayor batería del enemigo, y fue tanto su valor y ánimo, que en un portillo que había hecho la artillería enemiga, a donde con gran prisa los moros acudían para entrar en el fuerte, sólo el valor de este caballero fue bastante a defenderle, y lo hizo muchas horas, hasta que los nuestros acudieron a impedir la prisa que los enemigos por aquella parte daban y el Marqués de Cortes y otros muchos caballeros Capitanes y soldados que se hallaron en dicho cerco, certificaron que si no fuere por el dicho Juan Rejón de Silva, el fuerte fuera entrado y tomado, por ser grande la pujanza del enemigo, siendo, como es, notorio que este puerto y el fuerte son la llave y seguridad de nuestra España, como se sabe de hecho.
Asimismo este caballero y D. Fernando de Silva, su primo, se hallaron en servicio de S. M. en la última guerra de Granada, a donde hicieron grandísima demostración de sus personas, realizando hechos de fama; y este dicho D. Fernando de Silva, peleando con grande esfuerzo, murió en el cerco de Galera, villa de aquel Reino. Y por ser esta casa de Rejones y Silvas en esta villa tan principal, y certificada, con la brevedad que pudiera pondré el fundamento y de donde les vino el nombre de los Rejones y Silvas. El apellido de los Rejones tiene su origen en la ciudad e León, y por tradición antiquísima en dicha ciudad y en esta villa, se sabe son descendientes de la ilustre casa de San Marcelo y Santa Nona, y doce hijos mártires, y basta esto para ilustrar su apellido.
En el tiempo en que España fue destruida y siendo Rey D. Rodrigo, postrer Rey godo, como los moros se apoderaron de la mayor parte de ella, pasaron delante de la ciudad de León, y los cristianos íbanse retirando a lo más áspero de las montañas, entre los cuales fueron unos hidalgos muy principales de la ciudad, y que según se ha sabido en aquel tiempo, se llamaban de la caridad, que este mismo apellido se sabe ser el del glorioso mártir San Marcelo y el de sus hijos, y como el Reino estaba tan desarmado por la industria del Conde, estos hidalgos, para ofender a los moros, inventaron unas armas, que fueron unas lanzas medianas, con unos rejones que a lo que ahora se pueden comparar, debieran ser como los rejones con que hoy acosan los caballeros a los toros, pues los llaman de este nombre; hicieron con ello santo daño a los moros defendiéndose y arojándoselos, que por el esfuerzo y ánimo que daban a los cristianos, huyeron los moros y no pararon más que aquellas montañas, por lo cual tomaron por blasón y apellido Rejones, y andando los tiempos perdieron el de la Caridad, y teniéndoles siempre por muy principales hijosdalgos, y con la fama que habían ganado de haberles hecho los montañeses caudillos y amparo de aquellas montañas y haberles sucedido tan bien, volvieron a residir a la ciudad de León con gran nombre, viviendo en ella y siendo respetados como a lo más noble, teniendo siempre y conservando este apellido de Rejones.
Un Cristóbal Rejón, descendiente de los referidos, fue de los primeros caballeros que hicieron asiento en medina del Campo, cuya casa que hoy poseen sus herederos, le hizo merced de ella el Rey Juan I a Dª, Leonor Rejón, su tía, hermana de su padre, en consideración de los muchos y grandes servicios que hicieron sus padres a los Señores Reyes de Castilla. Esta señora tuvo mucha hacienda y la mayor parte la dejó al convento de San Andrés de los Dominicos, que están cerca de sus casas, a donde aún hoy día, lo hacen muy honradas memorias, y aún quieren decir fue patrona de este convento.
El dicho Cristóbal Rejón, fue hijo de Juan Rejón, que fue por General de las conquistas de las Canarias, y nieto de Mosén Rejón, Capitán general de la Artillería de España, como le dicen y testifica, cedulas Reales y papeles que he visto. Y continuando el dicho Cristóbal Rejón, lo mismo que sus padres, el Señor Rey D. Fernando, cuando conquistólas fuerzas de Orán y Mazarquevir, le hizo Capitán de una compañía de caballos y de otra de Infantería, y por ser sus hechos de fama, S. M. le adelantó en los repartimientos que se hicieron en aquella tierra, y la merced de los oficios de Proveedor y Pagador de aquellos Reinos, oficios que en aquel tiempo los pretendían los titulados del Reino, y por lo referido el dicho señor Rey le honró con mandar le diesen aposento en su corte, conforme a su persona. Tuvo este caballero por su hija legítima, sucesora de su mayorazgo a Dª. María Rejón, a quien casó con francisco de Silva, que sucedió en los dichos cargos, y yendo el año 42 por orden del Emperador a la dicha Orán, a cosas de importancia y a la guerra que se había de hacer en el Reino de Tremecén, llevó consigo el Comendador Ruy Pérez de Silva, su legítimo hermano, Caballero de la orden de San Juan, y a otros muchos criados suyos. Siete galeras de moros cautivaron el dicho Francisco de Silva, donde, por defensa suya, murió el Comendador, su hermano, y llevaron cautivo al dicho Francisco de Silva a Argel; costó su rescate 3.000 ducados y 3.000 fanegas de trigo, y porque este rescate tuviese efecto por quererle tanto el Emperador, ofreció además que le daría en trueque de su persona a Hali Hamete, General del Turco, que era cautivo de D. Ur.no de Mendoza, y el dicho Francisco de Silva, acabó la vida continuando estos servicios.
Este caballero Francisco de Silva, fue hijo de un caballero principal y antiguo de Medina del Campo, llamado Juan de Álamos, el Bueno, y Dª. Leonor Silva, natural de Ciudad-Rodrigo, de la familia de los Silvas, tan principal y notoria en estos Reinos. Juan de Álamos, el Bueno, fue hijo de Diego González y neto de Hernán González, Caballero de la Banda y persona de muy calificadas dotes, y se tienen por muy cierto descienden de la casa esclarecida del Conde Fernán González, personas a quien la Reina Dª. Leonor quiso y estimó mucho, tanto que ella le iba a visitar a su casa, y de esta familia y apellido ha habido en esta villa muchos caballeros y estima, y al presente lo es D. Antonio de Álamos, Caballero del hábito de Alcántara, que hoy vive y es Corregidor de la antigua ciudad de Toro, y es bisnieto legítimo del nombrado Juan de Álamos, el Bueno; y de la misma familia viene a ser D. Baltasar de Álamos, cabeza de este linaje, que hoy vive, casado con Dª. Ana Colón de Toledo, bisnieta legítima del Duque de Veragua.
El dicho Francisco de Silva, bisnieto del dicho Hernando de Silva y de Dª. María Rejón, su mujer, tuvieron por hijos legítimos a Juan rejón de Silva, que es el caballero de quien primero tratamos, y a Cristóbal Rejón de Silva, que es el caballero de quien primero tratamos, y a Cristóbal Rejón de Silva, a D. Fernando de Silva, y a Dª. Ana de Silva, que casó con Juan Gutiérrez de Montalvo, un caballero de lo principal y noble de esta villa.
El dicho Juan Rejón de Silva, que fue hermano de Francisco Rejón de Silva, y de Dª. María, Dª. Juana y Dª. Isabel de Silva, casó el dicho Francisco Rejón de Silva en esta villa, con Dª. Catalina de Montalvo y Vaca, señora de mucha suerte; tuvieron por hijo a D. Juan Rejón de Silva, que hoy vive.
Cristóbal Rejón de Silva arriba nombrado, se halló en todas las ocasiones que se ofrecieron en la ciudad de Orán, en tiempo de treinta y cinco años que residió en ella con caballos y criados, con los sitios que en este tiempo hubo, ejerciendo los cargos de sus pasados; sucedióle en ellos por su muerte, D. Juan Rejón de Silva, su hijo legítimo, Caballero del hábito de Calatrava, y hoy se ocupa en el oficio de Veedor general de las dichas plazas, y de ordenarlas en ausencia de los Generales.
Por manera que los Rejones y Silvas que hoy hay en Medina del Campo y ha habido en su principio por varonía, vienen a ser Álamos, como consta por lo referido y por casamientos y haciendas que se heredaron en ellos, tomaron los apellidos dichos, y el de Álamos es nobilísimo, y compruébese con que ha trescientos años que eran Caballeros de la Banda Dorada, insignia tan calificada, como es notorio, y las honras que les hicieron los Reyes y Reinas e Castilla, y siendo familia muy rica perdieron sus haciendas en servicio de sus Reyes.
Las casas que hoy hay, que proceden de los Silvas, son las de los Duques de Pastrana, del Conde de Cifuentes, Marqués de Montemayor y la del Conde de Montealegre, que todas son de Ciudad-Rodrigo.
El dicho D. Juan Rejón de Silva sirvió siempre a S- M. a su costa, y se tuvo por premiado con la Hábito de Santiago, habiéndole ofrecido otros mayores premios, y así se retiró y murió sin habérsele hecho ninguna merced, aunque siempre los Reyes, lo que dejaron de hacer en los padres, por atajarles la muerte, reconociendo los servicios pasados, gratifican a los hijos y les hacen mercedes.
EL CAPITÁN DIEGO DE ESCOBAR
Este Capitán vive hoy, sirviendo a S. M. como se dirá; hijo de esta noble patria y de muy notable linaje, que por serlo tal tuvo dos tíos Oidores de los Consejos; ha servido a S. M. de Capitán de infantería en muchas jornadas, en las cuales ha dado muy buen cuenta de su persona; ha sido recomendado por haber tenido un proceder muy cuerdo y muy cristiano, así con sus soldados como con los pobres por donde marchaba; que por ser agradable todos le hacían mucho gusto; en las ocasiones en que se ha visto ha dado grandes muestras de gran soldado, y hora está al servicio de S. M. en el Gobierno de Alejandría de la Palla, por ausencia de Rodrigo de Orizco, que fue allí Gobernador; procede tan bien en el Gobierno, que hay premisas de que S. M. le ha de galardonar sus servicios, que será buen premio, conforme a ellos.
EL GENERAL JUAN GUTIÉRREZ GARIBAY
Es natural de esta villa Juan Gutíerrez Garibay, el cual desde muy mozo se ejercitó en la carrera de las Indias, y de mucho éxito que ha tenido con su buen entendimiento. Es uno de los insignes Capitanes que andan en dicha carrera, y uno de los mejores pilotos, y de gran conocimiento que andan en ella, y la Majerstas de Felipe III le ha premiado, como suele, a los que le sirven, dándole el honroso y merecido cargo que hoy tiene, junto con darle el hábito de Santiago, cuya información se hizo en esta villa para dársele, declarando la gente más principal de ella. Por ser de linaje muy noble y buenos hijosdalgos diéronle lo que erra suyo en esta carrera e Indias; se ha hallado este Capitán en muchos y grandes reencuentros que nuestras Armadas han tenido, como es notorio, con tanto enemigos como siempre las han salido a contrastar, de los cuales la Majestad de nuestro Dios continuamente nos ha favorecido y ayudado, yendo siempre los enemigos con las manos en la cabeza, y en todos estos trabajos este Capitán, con su persona y su gran gobierno, que ha tenido, ha sido mucha parte para salir con las victorias, y Dios sobre todo, a quien se debe dar las gracias. Casó en Sevilla con una señora muy principal, com muy gran dote, y todavía sigue la dicha carrera de Indias, porque sólo saber que el general Garibay va en la flota, da consuelo a muchos, y esto me lo ha dicho persona que ha andado en la dicha carrera.
RUY PÉREZ DE MERCADO
Vive hoy este caballero, y es natural de esta villa, hijo de Álvaro Pérez de Mercado y de Dª. Juana Peláez de Quirós, caballeros principales de lo noble de esta villa. Ha muchos años que está en el servicio de S. M. en los Estados de Nápoles, y al presente está en Sicilia; gran soldado y de mucho valor y ánimo, persona que, sin ganar suelo de espía, lo suele hacer, por el celo grande que tiene de servir a Dios y a su Rey, y es tan diestro en entrar y salir en tierra de turcos y de moros, como si naciera entre ellos, y reconoce y sabe lo que entre ellos se platica, y en estos efectos ha hecho muy grandes servicios y ha hecho entre otras cosas muy señaladas, y en particular en la toma de las galeras que el año pasado de 1618 tomó el turco el excelente Duque de Osuna, en 29 de Agosto, día de la Degollación de San Juan Bautista, en el Canal de Xamo, y allí se distinguió este gran soldado, y se adelantó a otros, pues tomó la mejor galera que venía, que fue donde está Mamete, Rey perpetuo de Alejandría, Cazador mayor del Gran Turco y el primero de su Consejo de Estado, hijo legítimo de Ali Bajá, el que perdió la batalla naval que ganó el Sr. D. Juan. Traía esta galera grandes riquezas, y fue desgraciado, porque ella y otras tres se perdieron en la muralla de Palermo, y por cartas que vinieron a esta villa certificaron esto, danto en ello mucho honor y valor a este soldado, y en estas cartas dicen que lo hicieron escogidamente en la toma de estas galeras D. Juan de Eván, Caballero del hábito de San Juan, y D. Pedro del Rincón, ambos naturales de esta villa, personas de mucha suerte.
CASA Y DESCENDENCIA DE JUAN PASCUAL
Juan Pascual, hijo de esta patria, caballero del hábito de Santiago, fue persona tan eminente en las cosas tocantes al servicio de S. M. en materia de su Real Hacienda, que el Rey D. Felipe II, nuestro Señor, de gloriosa memoria, le hizo merced de los oficios de las pagadurías oficiales de las guardias de Castilla, gente de guerra del Reino de Navarra, galeras de España y de la artillería y ejército de estos Reinos, de a pie y a caballo, armada del mar Océano, con calidad que los pudiese servir Tenientes, por ser su persona necesaria en la Corte de S. M., y otras cosas tocantes en su Real servicio, y en los títulos que S. M. le mandó librar; en ellos dice lo hacer merced de dárselo por la gran satisfacción que tiene de su persona y del cuidado y diligencia, amor y celo, con que le había servido, en las que le había hecho merced antes, y en otras cosas que le había encargado, y por la fidelidad e integridad que ha reconocido en él, y por la práctica y experiencia que tiene de semejantes cosas y por su crédito y caudal, que todas son palabras sacadas a la letra de los dichos títulos, los cuales he visto que en de las guardias de Castilla se libró en Madrid a 10 de Junio de 1587 años y el de las galeras de España, y la Real de Italia se libró en Toledo a 28 de Mayo de 1596, y el de Pagador general del ejército de San Lorenzo a 4 de junio de 1597, y el de Pagador general de la armada del Océano, se libró en San Lorenzo a 6 de Septiembre de dicho año 97, y el de Pagador de la artillería se libró en El Pardo a 19 de Noviembre del dicho año de 97; y fue tan grande la confianza que hizo la Majestad Católica de Felipe II de este caballero, que por su mandato se le entregaron para distribuir en los dichos oficios y en otras cosas tocantes a su Real servicio, catorce millones de ducados, como me consta por certificación que he visto de los Contadores que tomaron cuenta a sus herederos, que su fecha es en 9 de Enero de 1616 años; no debe haber entregado tanto dinero jamás ningún Rey a un solo vasallo, que si la fe no le certificara de los Contadores, yo, ni nadie, pudiera creer la grande suma; y la Majestad de tan gran Rey, por la noticia que tuvo de sus servicios y la que le dieron los Ministros que dejó su padre, cerca de su persona, le dio poco tiempo después de su muerte título de su Tesorero general, que se despachó en Madrid a 25 de Diciembre de 1598, y justamente se le dio el título del Consejo de Hacienda por tener acordado su padre hacerle la misma merced, y asimismo le nombró S. M. uno de los de la Junta de Hacienda, y mandó se hiciera para su Real cédula, fechada en Valencia, a 8 de Marzo de 1599, y para la Junta de obras y bosques, por cédula dada en Villafranca del Panadés en 15 de Julio de dicho año de 1599, y asimismo le nombró para la Junta de la Hacienda del Reino de Portugal por su cédula, fechada en Valladolid a 20 de Octubre de 1601, porque se mandó por el año 1602 que los Contadores del Consejo de Hacienda se nombrasen Consejeros del dio Consejo de Hacienda y Contaduría mayor de ella.
Se le despachó título en esta conformidad en Lerma a 26 de Octubre de dicho año de 1602, teniéndole de dicho Consejo de Hacienda desde el mes de Diciembre de 1598; oficios y cargos he relatado que los Reyes en tan breve tiempo hicieron merced a este caballero, que gusté de poner sus fechas, porque sin ellas parecería increíble encargara a uno sólo de tantos y tan graves oficios, que si lo considera bien el lector se pudieran ocupar ocho personajes, y así me tomo tan grandes ocupaciones no fuesen causa de acortarle la vida, pues murió de cuarenta y un años.
Fue de los hombres que sirvieron a S. M. en el dicho Consejo, Juntas y Oficios, con más limpieza y rectitud que se ha visto, y uno de los mejores votos que hubo en su tiempo en las cosas tocantes a la Hacienda Real de S. M., y fue tan desinteresado, que ofreciéndole los judíos de Portugal 100.000 ducados, porque no les fuese contrario en la Junta en que se trataba de su perdón y otras pretensiones que tenía con S. M. Del cual dicho Juan pascual dijo la gente que tenía poder de los portugueses, que le hicieron una cédula firmada de su nombre de la dicha cantidad, y si bien él la tomó para enviarla al Sr. Duque de Lerma, para que la mostrase a S. M. y la rompiese y le dijese de su parte que por todos los tesoros del mundo no había de hacer cosa que entendiese era contra su Real servicio, como tan obligado vasallo y criado suyo, y que su parecer era que Su Majestad no les concediese el perdón que pretendían por seguirse, de hacerlo, los grandes inconvenientes que se le habían representado otras veces y S. M. se dio por muy servido de él en esto y en todo lo que le cometió por su Real mandado. Murió como ba dicho de cuarenta y un años, a 10 de Febrero de 1605. Sintióse mucho su muerte en la corte y fuera de ella, y por ser, como fue, tan bien quisto, fue de los ricos hombres de su tiempo, hizo muy grandes amistades a todos los que quisieron valerse de él, aunque después de su muerte no se miraron sus cosas, por las personas que lo tenían obligación, como debía hacerlo y si lo hicieran, como les corría la obligación de hacerlo, por los amigos muertos, tuviérase por cosa nueva, por ir contra la corriente del mundo, el tan antiguo proverbio que dice. “A muertos y a idos”, etc.
Fue natural de esta villa, y si viviera fuera un buen hijo de esta patria, porque en las necesidades de esta república ha tenido y tiene, con lo mucho que podía le fuera a esta villa de mucha importancia su favor; sus padres fueron Sebastián Pascual y Dª. Francisca Ruiz del Corral; fue su padre natural de Torrecilla de los Cameros y descendiente de la casa de Pascual en el Valle de Zárate, junto a Ochandiano, de donde vinieron sus pasados a dicha villa.
La antigüedad de este linaje es tan grande como se podrá ver en los libros y copias de linajes en estos Reinos que tienen los Reyes de armas de S. M. y en otros libros y Crónicas, y particularmente en el libro que compuso el P. Fr. Prudencio de Sandoval, que al presente es Obispo de la ciudad de Pamplona, intitulado Primera parte de las fundaciones de los monasterios de la orden de San Benito, en el tratado que se hce del Monasterio de San Millán, folio 64 vuelto, en la segunda columna, párrafo 47, donde se hallará ser la antigüedad de este linaje de más de ochocientos años, y los caballeros que de él sirvieron a los Reyes de Castilla, Navarra y Aragón, donde se ponen algunos que fueron Grandes en el dicho Reino de Navarra y otros Adelantados de la Rioja y señores de vasallos y Prelados; y de otros, por allí y en diferentes Crónicas se hacen menciones especiales, en la Historia General de España; en la Vida del Rey D. Ramiro III, folio 280, trata de Pascual Vivas, un suceso notable en San esteban de Gormaz. En el Libro de las grandezas de España, en la segunda parte, folio 246, en el capítulo III, se hace mención de este suceso, y la verdad de él es que este caballero, por quien se venció aquella batalla y se ganó a San Esteban de Gormaz, se llamó Pascual, y por apellidarse los del ejército Pascual Viva, le llamaron Pascual Vivas. El entierro que tiene en dicha villa está en el soportal de la Iglesia de Nuestra Señora de Rivero, metido en la pared, con busto de este caballero, con una piedra y un letrero, en la que dice así: “Aquí yace Vivas Pascual, el cual oyendo Misa en esta iglesia, lidiaron sus armas, y esto es así.” Ni más ni menos, en muchas Crónicas se pone la batalla de las Navas de Tolosa, que dio a los moros el Rey D. Alonso IX, año de 1212, un lunes, a 16 de Junio, que en este día celebra nuestra santa iglesia este milagro; en la cual batalla Domingo Pascual, Canónigo de la santa iglesia de Toledo, y su capiscol, que llevaba la Cruz del Arzobispado D. Rodrigo, atravesó con ella por todo el campo de batalla `por en medio de los moros , dos veces, con un ánimo admirable, sin recibir lesión ninguna, dejando muertos todos los moros por donde pasaba, que como dice la Historia fueron más de doscientos mil. Fue hazaña, aunque milagrosa, no bien ponderada por todos los autores que la tocan, porque aunque fue milagro de la Santa Cruz, no se puede dejar de considerar el gran valor de este caballero, pues atravesó dos veces tan grueso ejército, cosa que no se halla escrito en ningún otro lo emprendiese. Fue de los primitivos parientes de esta casa de Pascuales.
Asimismo ha habido en la santa Iglesia de Toledo dos Arzobispos Pascuales descendientes de esta casa, cuyos retratos tiene hoy la santa iglesia, y de ellos sacó dos retratos Sebastián pascual, heredero y hermano de dicho Juan Pascual, de quien voy tratando, que reside en esta villa, y que es honra y autoriza con su persona la autoridad de su casa. Hubo asimismo de esta familia un Obispo de Córdoba y otro de Jaén, y dos e Burgos, antes que se hiciese Arzobispado, y como se verá en el libro referido de Fr. Prudencio de Sandoval, folio9, párrafo 11, en que pone dos caballeros mártires de este apellido, en tiempo del Rey Sigerico de los godos, yo he visto un privilegio original del Rey D. Alonso de Aragón, que se nombro Emperador de las Españas, de una hazeña que dio a D. Pascual de Malatón en San Estéfano, el año de 1153, la cual dice la dio de buen corazón y de buen ánimo por los servicios que le habían hecho y cada día le hacían, siéndole fiel sobre los demás hombres de este siglo.
De otros caballeros de este linaje, que fueron a recibir al Reino de Cataluña, hubo uno, que se llamó Juan Pascual; fue a servir al Rey Jaime de Aragón, el Conquistador, en la conquista del Reino de Valencia, donde hizo cosas señaladas; en la de Alicante, donde el Rey D. Jaime le distinguió y dio casa y muy gruesa hacienda, según consta de las decisorias que los dichos Pascuales tiene con privilegios de caballeros generosos, y de cómo su casa es convocatoria para las Cortes, siempre que los Reyes les hacen en aquel Reino; cosa muy honrosa.
En Gijón hay descendencia de este caballero, y por merced de los Reyes tienen seis sucesores allí, de muchos años a esta parte, en el oficio de Bailio, que es de más honra y autoridad; fue este caballero uno de los que ganaron a Orihuela, entrando con hábito de mujer y con sus armas debajo de los vestidos, y en el libro que compuso el P. Fr. Luis de Asís, monje Benito, que trata de las Grandezas de la ciudad de Ávila, pone unos caballeros de este apellido que configuraban con los Reyes en los privilegios y mercedes que hacían, que siempre los caballeros que confirman que los Reyes son Grandes y Obispos o caballeros de muna estima, y dice que ayudaron en las conquistas que en su tiempo hubo, y entre otros, pone en la cuadrilla de Esteban Domingo (fol.12) a D. Pascual Gómez por el año de 1200, que gobernaba a Ávila, y en la hoja a la vuelta, en una escritura otorgada en el año 1050, confirma a D. Domingo Pascual; y en el Tratado de la dicha familia, hoja 3, a la vuelta, dice que a dicho Domingo Pascual heredó el Rey D. Fernando en Baeza, y en el dicho libro, tercera parte, hoja 15 y 16, dice que un caballero que se llamó Sebastián Pascual, se halló en la entrada de Jaca, y a la vuelta de dicha hoja, dice que este caballero fue uno de los que más se señalaron en la dicha entrada. Pone este autor otros muchos caballeros de este apellido de Pascual.
Asimismo autoriza mucho este genealogía, al haber habido en la santa Iglesia romana dos Pontífices de Pascuales, y en Italia y otras provincias hay casas muy ilustres de este apellido, que las cosas que hemos tocado a cerca de la descendencia y linaje de los Pascuales son tantas, y tan hermosas y autorizadas, que por donde quiera que se tomen, ilustran en muchos quilates esta familia; las armas de los descendientes y ascendientes de este linaje y casas Pascuales, antiguamente se llamaban Pascoa, y el tiempo, como en otros vocablos, añade y quita, así en este Pascoa le vino a nombrar Pascuales. Son las antiguas armas de esta casa un cordero blanco en campo de sinople, con una bandera en las manos, blanca, con una Cruz de hechura de la que traen las Bulas, colocada ésta sobre una fuente, que sale de ella un caño de agua y una orla de oro con letras azules, que dicen: Sub. cuyus, pede, fons, habet, et manat. Después las acrecentaron y dividieron en cuatro cuarteles: en los dos primeros postreros, el cordero dicho Pascual, andante, en campo verde, que tiene abrazada la bandera y referida sobre la fuente que sale de ella, y en los dos otros cuarteles, en cada uno, en campo azul, dos castillos o torres de oro, puestas sobre una peña de su color, y encima una estrella de oro, y l divisa sobre la visera, que es derecha, a una torre con una estrella encima.
Ha querido Dios que gozase esta nobilísima república de nuestra Medina del Campo de una cosa y descendencia tan ilustre como es la de los Pascuales referida, que verdaderamente la república y vecinos de ella la pueden estimar, y mayormente porque en tiempo de su menoscabo viniese a residir a ella Sebastián Pascual, el caballero arriba nombrado, que, como tan discreto, ha querido gastar su renta en esta villa, adonde nació, y no en la corte ni en otra parte, donde otro quizá lo hiciere.
EL CAPITÁN DON GABRIEL DE AGUILAR
El Capitán D. Gabriel de Aguilar fue natural de esta villa, de familia principal, y sus padres muy honrados; aplcóse a la milicia, de poca edad, y sirvió de soldado muchos años al católico Rey Felipe II y después a Felipe III, que nos guarde Dios muchos años; fueron sus méritos y cualidades tales, que le dieron conducta de Capitán de Infantería, con la cual y con el tiempo que sirvió de soldado, fueron veintiséis años en los Estados y en Italia, Francia y en todas las ocasiones que en este tiempo se ofrecieron, y en particular se halló en la toma de Ostende, donde le dieron un arcabuzazo en el brazo, y sobre Durlán, a donde degollaron más de dos mil soldados que venían a correr la tierra; fue soldado de D. Jua de Silva con diez escudos de ventaja, y por lo bien que sirvió en aquel sitio y cverle pelear el Conde de Fuentes en la batería y que le dieron un arcabuzazo en el muslo que le echaron aturdido por la batería abajo, por lo cual el dicho Conde le dio 40 escudos de ventaja, con los cuales sirvió cuatro alos más y se halló enb las tomas de Cambray y de Sales, y en la rota que tuvo Su Alteza el Príncipe Alberto, que fue en la que tomaron en prisión a D. Francisco de Mendoza, Almirante de Aragón.
Pasado todo lo referido vino a España y levantó cuatro compañías y sirvió con la una cuatro años en la Armada Real y después fue con el Marqués de San Germán con una compañía de 400 soldados, y con ellos se halló en ganar el fuerte de Larecha con el Capitán Villagómez y pelearon con los moros y porque supo el Marqués que venía toda Berbería sobre ellos, los mandó volver a embarcar. Ha servido a S. M. valerosamente y como muy gran soldado, y vive hoy él y otros muchos soldados y Capitanes, que todo lo referido certificaron ser así.
Los parientes de este linaje hace su justa en el convento del Señor San Francisco; tiene por armas en su escudo cuatro cuarteles, y en el primero un león en campo azul, y en el cuartel alto cinco roeles enquinas. Esta es la mitad del escudo; en la otra mitad están estas misms armas encontradas.
EL SARGENTO MELCHOR DE TORRALBA
Este gran soldado es natural de esta patria, hijo de gente honrada; vive hoy y es persona que ha trabajado en la carrera de las Indias en todas las ocasiones que ha habido, que como es notorio han sido muchas y contra tantos enemigos, que han contrastado las flotas de la carrera de Indias, todo con grande ánimo y esfuerzo, y por sus servicios le ha dado S. M. conducta de Sargento mayor de dicha carrera, el cual tiene dotes para merecer y alcanzar mayores premios.
EL CAPITÁN LUÍS DE LAS HERAS
El Capitán Luís de las Heras fue famoso e hizo cosas muy señaladas en las guerras de Italia y después en las que hubo en Flandes, luego que el Duque Albano fue por General, e hijo de gente principal y noble de esta villa.
DIEGO DE VALDERRAMA
Las dotes de este caballero obligan a que se le ponga en mi Historia entre los hijos memorables de ella y así es justo que se dé a cada uno el premio de su valor, mayormente de aquellos que por sí solos y por sus trabajos e industrias y buen proceder, vienen a ser personas que merece se escriba de ellos en historias para honrarlos y sean estimados para que otros tengan ánimo a imitarlos por valor. Los hechos de este caballero no tengo para qué referirlos, pues basta decir que fueron tales, que por ellos mereció ser casado con una ilustre señora, prima tercera del Sermo. Gran Duque de Florencia D. Cosme de Médicis, que hoy vive, llamada Dª. Constanza Reinaldi Gerardesca de Médicis Valderrama, que es usanza de aquella tierra y de toda Italia, ponerse las mujeres los sobrenombres de los maridos y lo mismo en las demás partes de Portugal, sobrina del Santísimo Papa León XI de Médicis, como más adelante entenderé en esto más copiosamente.
El padre de dicho Valderrama fue un caballero, hijodalgo de sangre, llamado Martín Ortiz de Valderrama, natural de la ciudad de Frías, y casó en esta villa hará ochenta años poco más o menos con una señora llamada María de Corral, hija de muy noble gente; tuvieron por hijos al dicho Diego de Valderrama, de quien vamos tratando, y a Antonio de Valderrama, que hoy reside en la insigne ciudad de Florencia, casado con otra pariente muy cercana del gran Duque, y tuvieron pensamientos tan honrados que desde tierna edad se salieron del regalo de sus padres y fueron a la ciudad de Florencia, en la cual dicho Diego Valderrama, soltero y casado, residió en ella diecinueve años, en el cual tiempo fue Cónsul de nuestra nación española el año de 1593 y el de 94, y en todo este tiempo hizo muchos socorros y comodidades a españoles que pasaban por aquel paso a los Estados de Italia y a otras partes, y por enfermedades que tuvo le fue forzoso mudar de aires y tierra y se fue de asiento a la santa ciudad de Roma, y estando en ella a pocos años de asistencia, el año de 1598, le nombraron por Prior de la Archicofradía de la Resurrección, que está sita en Santiago de los Españoles, donde eligen siempre Oficiales de los principales de la corte romana, y en los años de 1601 y 1602 fue nombrado por uno, entre otros, de los ilustrísimos guardianes del venerable Hospital de Santiago de los Incurables de Roma, y es argumento que le hizo muy bien y que ayudó con honradas limosnas, pues le volvieron a reelegir para los años de 603 y 604.
Siempre este caballero se trató en su persona y casa ilustremente, y fue muy agradable a los más principales de Roma, tanto que muchos de los Ilmos. Cardenales gustaban de su buen trato, y también los más principales caballeros de Roma, que para ser los españoles tan aborrecidos en todas la naciones, por parecer que predominan a todos, participó en una gran alabanza este valeroso español, pues se ha de presumir que fue su discreción y prudencia mucha, pues fue tan amado de toda la santa ciudad, con opinión tan grande que cobró con todos y con el Sermo. Senado, quien sin pretenderlo, el año de 1601 le envió a su casa el privilegio de Caballero y Gentilhombre romano, escrito en pergamino e ilustrado de colores, con las armas del Sermo. Senado; que no se da esto sino a personas graves, nobles y principales, y que tienen los méritos tales y de santa estima, que obligan al Senado, sin pedirlo ni pretenderlo, a enviarles el privilegio a sus casas.
Luego, prosiguiendo en hacerle más mercedes, conociendo su valor y mérito, el año de 1604 le nombró su Santidad y la ciudad por uno de los Imos. Conservadores, con otros dos caballeros principales, que de ordinario son tres, el cual es un oficio, que en estos tiempos era como Cónsul, y le dieron las insignias que a los tales Conservadores les suelen dar, que fueron un bastón algo grueso de menos de una vara de medir, al talle y manera de los que se suelen dar a los Generales y Gobernadores, y una sotana de raso negro hasta la garganta del pie, y una ropa para encima de ella de terciopelo, negro también, larga y muy ancha, y con manga ancha hasta la muñeca, con cuello como de garnacha de Oidor, y gorra de terciopelo negro a lo antiguo, las cuales insignias tiene en esta villa, y de esta manera y con este traje andan estos tres Conservadores gobernando la ciudad, y es bien que todos los que leyeran esto lo estimen mucho más de lo que yo lo estimo, porque con sólo decir que el Infante D. Enrique, hijo del Rey D. Fernando el Santo ganó a Sevilla, y está enterrado en San Isidro de león, fue Cónsul de esta santa ciudad, según lo dice Illescas en la primera parte de su Historia pontifical, hoja 381, que pues tan grandes Príncipes se preciaron de tan nobilísimo oficio, paréceme que con esto se alaban y encarecen los méritos y notas de este caballero.
En este tiempo, siendo Cardenal nuestro Santísimo Padre Paulo V, que hoy gobierna la iglesia de Dios, fue muy siervo suyo, y después de Su Santidad fue promovido al Pontificado, le escribió Diego de Valderrama una carta dándole el parabién de su elección, y el Santo Padre le mandó a Mons. Prieto Pavoné, su Secretario, que le respondiese, y lo hizo, la cual respuesta he visto con muchas bendiciones y ofrecimientos que le envió de parte de Su Santidad, que todo es de estimar y hacer el lector mucho caso de tal honra hecha por el Pontífice.
Ya dejamos dicho como el Sermo. Senado le envió las insignias y título de Caballero y Gentilhombre romano, que fue el año de 1601, el cual privilegio le hace natural de la famosa Roma, y capaz de que él y sus descendientes gocen de las prerrogativas y preeminencias que siempre han gozado y gozan los tales caballeros en Roma y en todos sus Estados, y en este privilegio, sellado con su gran sello de plata, está la insignia de dicha ciudad, dorada y circundada de un letrero que dice así: AMORIS. ET JVDICII. SIGN. DAT., y de la otra parte están las armas del serenísimo Senado circundadas de letras, que dicen esto; DE REPÚBLICA. BENEMÉRITO., y para mostrar mejor el ánimo con que se hizo esta merced, dice el dicho privilegio que se dé el dicho Diego de Valderrama, por honra del Senado. Siendo Gobernador, por su orden y traza, hizo renovar y adornar suntuosamente la fuente de la plaza de Santa María de Transtevére, a donde se puso su nombre y sus armas esculpidas en mármol que fue una cosa muy estimada y agradecida, por estar esta fuente perdida, que no daba agua, y es muy necesaria en aquella parte; hizo otras cosas muy señaladas en el tiempo que fue Conservador, que no las pongo por ser largo.
Y en la brevedad que pudiera por curiosidad y gusto del lector diré la grandeza de estos oficios de Conservadores y de cuanta estima son. Tiene la república romana su palacio suntuoso, que llaman el palacio del Capitolio; estos Sres. Conservadores gobiernan toda la ciudad y su partido, y castigan los excesos civiles en la república.
No se pone precio en los bastimentos si no es pos su mano, y sin su licencia firmada y sellada con el sello del Senado, no pueden sacar de Roma ningún género de bastimentos, so graves penas que castigan con rigor. Son dichos Conservadores, señores de las ciudades de Cori y de Magliano, y de as villas de Varbarano y de Vitorihano y de sus vasallos y vecinos, y ponen en ellas Gobernadores, y castigan con delitos sin que los Pontífices se lo impidan, antes se lo conservan.
Tienen cada semana, y siempre que es menester, audiencia de Su Santidad y del Ilmo. Cardenal Nepote, con quien consultan todo lo que se ofrece para el bien público.
Acompañan y van delante de Su Beatitud, cuando sale de pontifical o cuando pontificalmente dice u oye Misa.
Tienen los Conservadores par su acompañamiento y autoridad de sus oficios y personas doce palafreneros vestidos de terciopelo carmesí, librea del Senado, los cuales van siempre delante de los coches y caballos en que se pasean, y cuando van las carnestolendas o las fiestas públicas de los palios de que son patronos y jueces, viene a caballo el Ilmo. Gobernador de Roma. Con su guarda de Alabarderos hasta la escalera del palacio del Capitolio por los Ilmos. Conservadores, y con mucho acompañamiento se van por la muy larga y frecuentada calle del Corso, hasta el Palacio de San Marcos, donde tienen sus ventanas y puestos entoldados y aderezados suntuosísimamente. Cuando van a tomar la posesión de sus oficios, llevan de acompañamiento cuarenta cincuenta y más coches de caballos muy principales, naturales y cortesanos, y todos oyen la Misa del Espíritu Santo en el suntuoso convento de Araceli del Seráfico y Padre nuestro San Francisco, que está frontero del dicho palacio Capitolio, y allí les entrega el Ilmo. Senado el bastón en nombre de Su Santidad, y Su Santidad misma les toma juramento con toda las solemnidades que se acostumbran a hacer.
Los Conservadores comen siempre que quieren en el plació del Capitolio, muy suntuosamente y con mucha grandeza, y servicio de plata, y criados, todo a costa del Sermo. Senado, y su quieren convidad cada uno cada día cuatro o más caballeros lo pueden hacer, y en cuanto dura la comida hay otro aposento música de voces e instrumentos, y en las ventanas del salón de este insigne palacio están tocando trompetas y clarines, y los capellanes de su capilla echan la bendición, y acabada la comida dan gracias, todo lo cual se hace con tanto aparato y majestad, que se podrá ir a ver de algunas leguas.
He gustado mucho de poner estas curiosidades romanas, por parecerme le tendrá el lector el oír contar cosas tan curiosas y tan bien ordenadas como las que se han referido, y por estas se pueden sacar las demás que puede haber en esta santa ciudad. De las demás casas grandes que hay en ella, como son la del Sacro Palacio, y las de las iglesias, y templos y grandes y graves santuarios, nada diré, que bastan ser cosas de tan santa y insigne ciudad para que se estimen en mucho, y todo esto es un punto para lo mucho que de ella está escrito.
Dejo dicho atrás como este caballero casó con la señora Dª. Constanza Rinaldi Guerardesca de Médicis y Valderrama, y empecé a decir el ilustre linaje y casa de su descendencia, y es razón que lo acabe de poner, porque será de gusto. Fue esta señora nieta del Conde Hugo de la Guerardesca y de la Condesa de esta casa Dª. Constanza de Médicis y hermana carnal de Dª. Lucrecia Rinaldi Guerardesca de Médicis, Marquesa de Malaespina y parienta de consanguinidad de las gloriosas memorias del Papa León X de Médicis, y del Papa Clemente VII de Médicis, y de la Serna. Reina madre de Francia, Dª. Catalina de Médicis, madre que fue de nuestra Reina Dª. Isabel de la Paz, mujer de nuestro católico Rey Felipe II y de las serenísimas Infantas sus hijas, y de los Príncipes de Saboya, y de la Reina de Navarra, y del Cardenal Hipólito de Médicis, y sobrina carnal del Santísimo Padre León XI de Médicis, y prima tercera de la Majestad de Dª. María de Médicis y Austria, Reina madre que al presente es de Francia, y de su hermana de Serma. Dª. Leonor de Médicis y Austria, Duquesa de Mantua, y del Sermo. D. Cosme de Médicis, al presente Gran Duque de Florencia, que está casado hoy día con la serenísima Archiduquesa de Austria, Dª. María Magdalena de Austria, hermana carnal de la Majestad de nuestra Reina Dª. Margarita de Austria, que está con Dios rogando por estos sus Reinos y por sus buenos sucesos que de tan santa Reina puede haber premisas de alcanzar con Dios lo que a él pidiere.
Y por abreviar en esta materia, es emparentada esta señora con todos los más grandes potentados y grandes señores de aquellos Reinos y señoríos, que aunque ello de suyo es notorio, parece bien se diga, dilate y extienda en esta Historia, para que se sepa y entienda cuán grande es la nobleza de esta señora.
Pues tornando atrás, del linaje de los Valderramas, que son naturales de la ciudad de Frías del Valle de Valderrama, es muy nobilísimo y muy antiguo el par de otros grandes linajes de las dichas montañas de Castilla, y son descendientes de los fundadores y patronos del monasterio, iglesia y casa de Nuestra Señora de Bujedo, de la Orden Promostratenses, cinco leguas de Frías, y la fundación nobilísima y antiquísima de 450 años, algunos más o menos, como se verá por las donaciones y privilegios que estñan en el archivo de la cada Bujedo y de la nobleza de los Valderramas, se ve por la nota y memoria antiquísima de los Reyes de España, nuestros señores pasados y presentes, tienen en sus libros de los linajes y descendencias antiguas y nobles de estos Reinos y de los caballeros de ellos y la memoria que tienen de las dichas casas y la de los Valderramas, es del tenor siguiente:
DE LOS VALDERRAMA
Los Valderramas son muy nobles, buenos y antiguos hijosdalgos; son de cerca de Frías, en San Juan de Valderrama, donde es su casa y solar de gran antigüedad; descienden de Infanzones; ganaron los de este linaje a Écija; tiene por armas un escudo de oro y en él tres fajas azules y una hoja de plata, y una rama de parra verde, con su fruto alrededor, y estas son las armas de este linaje. Y también tienen la memoria siguiente de la noble casa de los Rebollo, está en el lugar de Somahor, en el valle de Vuelna.
DE LOS REBOLLOS
Los de este apellido y linaje de los Rebollo son hijosdalgos, naturales de la vecindad de Villadiego; la Crónica del Rey Don Juan II hace memoria de un hidalgo de este linaje que se llamó Ruy González de Rebollo, el cual siguió la parcialidad de Garci Fernández Manrique, primer Conde de Castañeda, los cuales tiene por armas un escudo, el campo de oro, y en él un rebollo verde, formal, con sus raíces y una orla azul con trece estrellas de oro. Después que dicho Valderrama vino a España, estuvo algún tiempo en la ciudad de Frías, y en ella hizo honradas limosnas en iglesias y en otros efectos y en esta república de Medina luego que vino a ella, le nombraron por Diputado de la insigne Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, que está sita en la Iglesia mayor, y hallándose en unas cuentas que se tomaron a los Mayordomos, pareció alcanzar a dicha Cofradía en 56.000 maravedíes, y visto por él que esta santa Cofradía quedaba empeñada fue tan liberal que les pagó por ella a los Mayordomos, y en retorno y agradecimiento, dicha cofradía se obligó a decir una Misa perpetua cada año en su capilla el día que se tomaron las cuentas, y así se puso por memoria en el libro de becerros. Quiero decir por gloria de Dios, lo que me dijo una persona que vio su libro, y me certificó que lo había prestado sin prendas, y con ellas más de 6.000 reales. A Dios se le den las gracias, que le dio tan bue pecho.
ANTONIO DE VALDERRAMA
El noble Antonio de Valderrama, caballero y gentilhombre romano, es hermano carnal de dicho Diego de Valderrama, está hoy día casado con Dª. Francisca Suárez Valderrama, sucesora y sobrina hermana carnal del Comendador D. Fernando Suárez e hija legítima de su primo segundo Baltasar Suárez, Bailio que es al presente de dicha ciudad de Florencia, y de la Gran Cruz y Religión de San Esteban, y de Dª. María Marteli Suárez, su mujer; cuñada del serenísimo más antiguo D. Cosme de Médicis, y hermana carnal de la Serna. Dª Camila Marteli de Médicis, su mujer, y Gran Duque de Florencia, y de Siene y de Tascana, y la dicha Dª. Francisca Suárez de Valderrama es prima carnal de la serenísima doña Virginia de Médicis y Marteli, Duquesa de Módena y Reggio, hija legítima de los dichos serenísimos y Grandes Duques, y es tía de los Príncipes y Princesas, sus hijos, y fue nieta del clarísimo Comendador Antonio Marteli, nobilísimo caballero y gentilhombre florentino, suegro de dicho Serno. Gran Duque D. Cosme de Médicis. Fue sobrino carnal del Capitán Cristóbal Suárez, Comendador del hábito de Cristo, General fue de la Armada de Portugal para la conquista de la India por S. M. C. el Rey de España D. Felipe, segundo de este nombre y sobrino también del muy reverendo y cristiano Padre Hernán de Suarez de la Concha, sacerdote y predicador, de cincuenta años, de la Compañía de Jesús, que murió santo, de edad de ochenta años, en la Nueva España, en 1º de Octubre de 1608, del cual, y de su hermano el Capitán Cristóbal Suárez, se trata en este libro, y ambos fueron hermanos carnales del dicho Baltasar Suárez, padre de dicha Dª. Francisca Suárez Valderrama, que, como va dicho, es al presente Bailio de Florencia, y todos primos segundos de dicho Antonio de Valderrama, natural de esta ilustre villa de Medina del Campo, y de su hermano Diego de Valderrama.
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