Vista Medina
Titulo
Villa histórica, monumental, escultórica y paisajística
Villa de las Ferias

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EPÍLOGO

Monumento en homenaje a D. Gerardo Moraleja por parte de algunos de sus más ilustres alumnos. Su ubicación la encontraremos en la Plaza de Segovia. Ricardo Sendino último de la derecha.
Monumento en homenaje a D. Gerardo Moraleja por parte de algunos de sus más ilustres alumnos. Su ubicación la encontraremos en la Plaza de Segovia. Ricardo Sendino último de la derecha.

Lector amigo:

Estas líneas no pretenden ser una recapitulación de todo lo dicho en esta Historia de la Villa medinense que acabas de leer, sino una especie de colofón que humildemente ha pergeñado uno de los discípulos de don Gerardo Moraleja Pinilla, movido a ello por la devoción entusiasta a la memoria de su maestro y director espiritual entisuasta a la memoria de su maestro y director espiritual y el encargo, públicamente hecho, por el editor y el prologuista de este volumen, a los que agradecemos cordialmente este gesto de benevolencia y amistad, ya que los méritos que podemos aportar son harto escasos.

Me figuro, caro lector, habrá finalizado, con interés, el sugestivo periplointelectual en tonno a los nebulosos orígenes, vida y desarrollo de la protohistórica Sarabris o Sarábriga, convertida, por el devenir de los siglos, en la arábiga y actual Medina del Campo, llevado, siempre, de la firma y afectuosa mano de aquel recio y extraordinario hombre que fue don Gerardo Moraleja.

La presente "Historia de Medina del Campo" es el fruto sazonado de largos años de paciente y tenaz labor investigadora en los destartalados y polvorientos fondos de los Archivos Municipio de la Villa, así comode los parroquiales diversos que aún se conservan, habiendo tropezado el Autor en su trabajo, con el grave inconveniente derivado de los grandes incendios que durante el Medievo padeció la Villa de las Ferias y que, culminaron, con el provocado por las inciviles hordas imperiales de los Fonsecas, Ronquillos y Mejías con ocasión de la guerra de las Comunidades, en el cual, se destruyeron, practicamente, la mayor parte de la documentación pública y privada anterior a aquellas fechas. Después, los estragos y depredaciones de la guerra de la Independencia y el excesivo "Utilitarismo" de los desamortizadores actuando sobre un núcleo urbano ruinoso, despoblado y depauperado, dieron cumplido remate a aquellas destrucciones.

A pesar de todo esto, don Gerardo, con clarividencia e intuición, dignas de ser resaltadas, fue, laboriosa y pacientemente, tejiendo, en franciscana y escueta prosa, la grande y pequeña historia de la sociedad medinense, de sus instituciones multiseculares, de su economía, sus fiestas y sus hijos más relevantes, siempre sobre el trasfondo amplísimo del acontecer de la España, sin concesiones fáciles, con sobria verdad y, a veces, con cierto gracejo e intención, pero siempre con el mayor rigor histórico, exponente de esa sociedad y rectilínea conducta moral que fue la faceta más acusada de su señera personalidad.

El autor de esta obra, --Cronista de la villa después de aquél leonés, López Ossorio, que cabalgó sobre los siglos XVI y XVII--, al nacer muy dentro de los límites de la antigua Abadía medinense, --en GomezNarro--, a menos de diez kilómetros de la ferial Plaza Mayor, fue in medinense integral, con admirado amor a sus campos, --de amplios e infinitos horizontes, a veces esmaltados por el verdor de los pinares y viñedos--, y a sus glorias y, también, porqué no, a sus descalabros y ruinas cuando éstas y aquellas fueron resultando de la integridad moral de nuestros antepasados. Todo lo que de don Gerardo Moraleja pudiéramos apuntar aquí, lo ha realizado ya en las primeras páginas de este volumen, magistralmente, con mayor detalle y mejor estilo, nuestro admirable paisano don Mariano García Sánchez, actual Cronista oficial de la Villa. Por ello, nosotros aquí solo pretendemos ratificar el bien demostrado y diamantino carácter medinense del autos de esta Historia.

Creemos también, amable lector, te habrás percatado de que en este volumen dedicado a nuestra historia urbana y ciudadana, los monumentos y riquezas artísticas que aún atesora Medina, --restos dejados por un falso "progresismo" que esquilmó y destruyó a su antojo en estas dos últimas centurias--, están tratados por don Gerardo de un modo descriptivo y somero, siguiendo las directrices y criterios de los tratadistas del último tercio del siglo pasado y primero de éste, ya que su, un tanto, prematura muerte, impidió al Autor revisar e investigar, exhaustivamente, en el voluminoso Archivo de Protocolos de la Villa, en cuyos fondos hubiera, sin duda, desvelado, a través de las Escrituras de Concierto y de obras, los diversos artistas que intervinieron en la ejecución del tesoro artístico medinense, labor meritoria que realizó, después, entre otros, el riosecano don Esteban García del Rincón, así como la Cátedra de Arte de la Universidad Valladolid.

Esta obra que tienes en tus manos, lector amigo, es ya una patente y esperanzadora realidad, y lo es merced al entusiasmo del impresor don Manuel Mateo Fernández, editor de ella, con sus hijos, unidos al desinterés y facilidades concedidas por doña Dominica Moraleja, hermana de nuestro maestro y autor, y a los buenos oficios y acicate de don Mariano García Sánchez. Por ello, cumpliendo el afán de nuestro don Gerardo, tienes, querido lector, esta veraz y muy completa Historia de la Muy Noble, Leal, y Coronada Villa de Medina del Campo. Vaya, pues, para ellos nuestra loa y gratitud, como medinenses.

Finalmente queremos expresar nuestros mejores votos a fin de que todos los que amamos a Medina y hemos tenido en nuestras manos este volumen deleitándonos con su lectura, obtengamos como fruto más inmediato de ella, un recto y constante interés y devoción por la "res pública", tanto en el plano municipal como en el provincial, siguiendo, así, por ellos, --con poco éxito casi siempre--, en pro del engradecimiento y preeminencia de su Villa, unas veces dando cara al cesarismo de un Felipe II y otra contra el "centralismo" borbónico. Quizás el altivo mote que orna las armas de la villa, compendiando su mejor historia, "NI EL REY OFICIO, NI EL PAPA BENEFICIO", y el haber rehusado de los Monarcas el título de "ciudad" como sustituto al multisecular de, Villa, pueden tener excesiva influencia en nuestra proverbial idiosincrasia, dando lugar con ello a las pocas y pobres concesiones otorgadas, de siempre, por los poderes públicos a Medina del Campo, que, hasta aquí, ha confiado, solamente, en los esfuerzos de la libre iniciativa individual y privada, pequeño pero casi único motor del progreso y crecimiento medinenses en los últimos cien años.

Quisiera la Santísima Virgen de la Angustias, Alcaldesa Mayor de Medina, y el glorioso San Antolín, su celestial Patrono y valedor, que a esta Historia de la Villa de las Ferias y del Testamento Isabelino, pueda agregarse, en los próximos años, un magno Apéndice, exponente de su engrandecimiento dentro de una grata y justa convivencia y urbanístico desarrollo.

Ricardo Sendino González
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