01-08-16 - El catedrático Jesús Quijano recuerda la figura de Simón Ruiz, personaje clave para entender el comercio actual.
Una exposición en Medina del Campo permite conocer mejor a este singular hombre de negocios y banquero del siglo XVI.
Exposición dedicada a Simón Ruiz en el Museo de la Ferias de Medina del Campo
Con frecuencia les digo a mis alumnos de Derecho Mercantil que no se fíen de las apariencias, que muchas figuras jurídicas o técnicas económicas que se muestran como productos sofisticados (¡hallazgos ingeniosos de la modernidad¡) en absoluto lo son; no son más que versiones actualizadas de instrumentos comerciales conocidos y practicados hace siglos.
La mejor prueba está bien cerca, ahí al lado, en Medina del Campo; el mejor testigo, también: un singular hombre de negocios, mercader, cambista y banquero, Simón Ruiz, que desarrolló su actividad mercantil y financiera durante el siglo XVI, evolucionando desde la importación de tejidos al por mayor, hasta la más fina intermediación en el mercado de cambios y créditos.
Tuve hace unos días el inmenso placer de visitar la exposición ‘Simón Ruiz; mercader, banquero y fundador’ que acoge el Museo de las Ferias de Medina, acompañado por su amabilísimo muñidor, Antonio Sánchez del Barrio, y pude comprobar eso que digo de manera fehaciente.
Confieso que se me iban los ojos hacia las letras de cambio de la época, giradas en Lyon o en Amberes para que vencieran en Medina, o a la inversa; hacia los libros de cuentas, cumplimentados con envidiable pulcritud; hacia los listados (listines) de cotizaciones y cambios de moneda; hacia los conocimientos de embarque con que los fletadores declaraban a la compañía de seguros marítimos la mercancía que por su cuenta transportaba el buque siniestrado; hacia los títulos representativos de mercancías, resguardos de depósitos que permitían exigir su entrega o venderlas sin que se movieran del almacén; hacia las cartas de comisión que encomendaban o liquidaban la realización de operaciones por cuenta ajena, etc., etc.
Y volví a pensarlo: salvo cuatro cosas relacionadas con la aplicación de la informática a los negocios, que en el fondo no son más que adaptaciones tecnológicas, nada nuevo; todo estaba inventado. Aquellos comerciantes del siglo XVI, e incluso ya los de antes, manejaban los conceptos, las figuras jurídicas, los documentos con fuerza probatoria en sus relaciones mercantiles y todo lo demás con tanta soltura como precisión.
Código de Comercio de 1885
Así que fui repasando mentalmente el índice del Código de Comercio aún vigente, que es de 1885, y todo estaba allí, por su orden (el régimen profesional del comerciante, los tipos de sociedad, los contratos mercantiles, los títulos valores, el comercio marítimo); porque el Código de Comercio es fundamentalmente eso, un compendio escrito y ordenado de reglas propias de la actividad de los comerciantes, que empezaron siendo usos practicados reiteradamente en sus negocios y relaciones profesionales, hasta generalizarse de tal manera entre ellos que llegaban a constituir norma jurídica aplicable sin necesidad de acordarlo expresamente.
Los Tribunales de Comercio, mientras existieron, hicieron el resto, que era darles fijeza, interpretarlos, ampliar su alcance y, si llegaba la ocasión, aplicarlos incluso a las transacciones que los comerciantes hacían con otras personas que no lo eran, pues el poder de los mercaderes y banqueros en las ciudades ayudaba a esa preponderancia. Vinieron luego los monarcas a ejercer su poder normativo con Ordenanzas reales escritas, y en ellas consolidaban las reglas mercantiles como Derecho especial propio de los comerciantes, cada vez más desgajado del Derecho común aplicable al resto de los ciudadanos, que terminaría sedimentándose en los Códigos Civiles del siglo XIX.
Esta es, obviamente muy resumida, la pequeña historia que da lugar al papeleo que Simón Ruiz manejaba en Medina a medida que su negocio iba creciendo; sorprendentemente, en las dos dimensiones a las que hoy aspira todo buen empresario, que, si no me equivoco, son la internacionalización y la diversificación.
Pujanza medieval
Ahí está el origen de todo lo demás. Es una época de ciudades pujantes, las ciudades medievales que en toda Europa habían ido ganando autonomía y poder, hasta el punto de que los historiadores les atribuyen el carácter de Ciudades-Estado porque ostentaban todos los signos que así lo confirman (instituciones propias, ejército propio, moneda propia); en ellas trabajan y prosperan artesanos de toda índole y, cómo no, mercaderes que van y vienen de un sitio a otro, llevan mercancías de acá para allá, por tierra y por mar, y hacen negocios en ferias y mercados donde se encuentran en fechas y épocas señaladas.
Proceden de España, de Portugal, de Francia, de Italia, de Alemania, de Flandes, y comercian con todo lo que merezca la pena, sean lienzos, sedas, paños, manufacturas, joyas, libros, obras de arte, etc., pero también, y cada vez más, con derechos, con títulos, con monedas, con créditos, etc., a medida que, sin dejar de ser mercaderes, se hacen cambistas y banqueros aprovechando las crecientes necesidades financieras de su mundo profesional.
Y justamente porque su actividad se hace más internacional y más diversificada, van necesitando nuevos instrumentos jurídicos, nuevas formas de contratar y de asociarse, nuevos tipos y figuras, nuevos documentos, y nuevas reglas, sobre todo nuevas reglas.
Baste percibir el salto que por esa época se da desde la compañía mercantil más antigua (la llamada sociedad general, o regular colectiva, donde se agrupaban mercaderes poniendo en común sus negocios) hasta la interesantísima «compañía comanditaria», o sociedad en comandita, donde ya había socios financieros que limitaban el riesgo y la responsabilidad a su aportación al capital, normalmente en dinero, como luego ocurrirá más ampliamente en las sociedades anónimas y limitadas.
El rigor de Florencia, Lyon o Amberes
Es comprensible que el Derecho que se aplicaba al resto de los mortales en sus relaciones contractuales no sirviera para ellos; era el sustrato civil del Derecho Romano, demasiado agrario y demasiado flexible en la exigencia de cumplimiento de obligaciones, al que se habían unido algunos ingredientes del Derecho Canónico, demasiado restrictivo para la rentabilidad del negocio.
Ellos necesitaban rigor: si venían desde Florencia, o Lyon, o Amberes, a Medina, y aquí vencía una letra de cambio que debían cobrar, no podían esperar porque perderían oportunidades de negocio en otro sitio.
Se entenderá bien que una de sus reglas más aceptadas y más generalizadas es la que prohíbe que en el cumplimiento de las obligaciones mercantiles se concedan «términos de gracia o cortesía» (así lo sigue diciendo el Código de Comercio); o la que hace que el devengo de intereses por mora o retraso en cumplir empiece de forma automática, sin necesidad de mucho trámite previo de interpelación al deudor; o la que prima el «sentido recto, propio y usual de las palabras dichas y escritas» en la interpretación de las cláusulas contractuales; o tantas otras que no tendrían mucho sentido en las relaciones entre ciudadanos pero que se explican perfectamente en las relaciones entre comerciantes.
Si ahora volvemos la vista al fondo documental que se muestra en la exposición, una mínima selección de lo que guarda el Archivo de Simón Ruiz, le podemos ir dando significado a todo lo demás. Me limito a elegir un par de muestras que me parecieron especialmente interesantes para entender el funcionamiento, ya tan avanzado, del mundo de los negocios en la época.
Las letras de cambio
Lo primero de todo, las letras de cambio. Su origen está en un documento que un cambista expedía a favor de un mercader del que había recibido dinero en depósito y que tenía forma de carta dirigida a otro cambista con el que aquel tenía ya relación de cuenta; en la carta le mandaba entregar al mercader una cierta cantidad, de manera que la entrega se producía en otro lugar y en otra moneda para que el mercader pudiera operar allí sin tener que trasladar físicamente el dinero. ¡Ahí es nada¡
La jerga de la época lo llamaba «contrato de cambio trayecticio» inicialmente usado entre ciudades italianas y pronto extendido a toda Europa. Tales letras (del latín ‘litera’, carta) fueron evolucionando para cumplir nuevas funciones, además del cambio, y en Medina se utilizaban ya como medio de pago al vencimiento, para saldar operaciones comerciales con precio aplazado, e incluso como instrumento de crédito, para documentar un préstamo, o sea, como un título negociable con un banquero. Justo lo que luego hemos llamado descontar una letra.
Pero esto que perece tan novedoso en el tiempo lo hacía ya Simón Ruiz en Medina en el siglo XVI, con libramientos a ciudades de Francia, Italia, Alemania o Flandes.
¿Y qué decir del comercio de la lana? Se compraban los derechos sobre la lana de grandes rebaños para cuando se produjera la esquila; en el tiempo que mediaba, y en función de las expectativas, esos derechos se «troceaban» y se cotizaban a oferta y demanda, transmitiéndose en todo o en parte, una o más veces, generalmente con ocasión de las ferias generales que en Medina se celebraban en mayo y en octubre.
Hoy llamamos a todo eso compraventa de futuros y opciones, mercado de derivados, o alguna que otra cursilería por el estilo. Pero todo estaba inventado. Simón Ruiz lo hacía con la frecuencia y agilidad que sus pulcros libros de cuentas, el Diario, el Mayor y el Copiador, perfectamente diligenciados, ponen de manifiesto.
Cuentas con claridad y exactitud
Y hasta es de suponer que cuando el Código de Comercio llegó a decir que «los libros y cuentas se llevaran con claridad y exactitud, por orden de fechas, sin espacios en blanco, interpolaciones, raspaduras ni tachaduras» (así lo sigue diciendo su artículo 29) pudiera estar pensando en los amanuenses contables, tan cuidadosos, del banquero de Medina.
En fin, que me volví a casa imaginando a Simón Ruiz, ora rezando en la capilla del hospital fundado, ora repasando documentos comerciales y recontando caudales. Le imaginé también con teléfono móvil, con fax, con internet, con jet privado… Pensé en lo que hubiera sido capaz de hacer. Pero llegué pronto a una conclusión, que seguramente imaginan.
No hubiera podido hacer cosas distintas a las que hacía, porque las cosas que se hacen ahora no son muy distintas a las que se hacían entonces; quizá las haría un poco más sofisticadas, con más ‘on-line’ y menos papel, bastante más deprisa, y en inglés. Y eso nos hubiéramos perdido: un impresionante legado documental, escrito en un delicioso castellano.
O sea, para todos nosotros, una fuente histórica de primera magnitud para el conocimiento de nuestro pasado; y para unos cuantos de nosotros, que nos dedicamos profesionalmente a enseñarlo, un instrumento insustituible para entender la gestación y la evolución del Derecho propio de los comerciantes de entonces y de los empresarios de ahora, eso que llamamos el Derecho Mercantil.
La conferencia estará orientada al estudio del proyecto de Contribución Única en Medina del Campo y su Tierra, pudiendo ver la situación social y económica de Medina a mediados del siglo XVIII.
Eduardo Sobrino acogerá el jueves en el Museo de las Ferias, la conferencia “Medina del Campo y su Tierra”.
Eduardo Sobrino Mata
Medina del Campo y su Tierra-1752- Según las respuestas generales del Catastro de la Ensenada
El investigador histórico presenta su sexto trabajo
David Blanco Valmaseda, 04 de mayo de 2016 a las 06:34
El investigador histórico Eduardo Sobrino Mata, publica su sexta obra, titulada “Medina del Campo y su Tierra-1752-Según las respuestas generales del Catastro de la Ensenada”.
Se trata de una obra dedicada al estudio del proyecto de la Contribución Única en Medina y su Tierra desde la perspectiva que nos dan las Respuestas Generales del Catastro de la Ensenada
Se trata de una obra dedicada al estudio del proyecto de la Contribución Única en Medina y su Tierra desde la perspectiva que nos dan las Respuestas Generales del Catastro de la Ensenada, elaboradas en pleno siglo XVIII, y que nos otorga la posibilidad de vislumbrar con mucha certeza la situación social y económica de esta Tierra, de ahí la vital trascendencia de la documentación transcrita y estudiada en esta obra para conocer casi al detalle el estado en el que se encontraba Medina del Campo y los lugares de su órbita en cuanto a agricultura, ganadería, industria, comercio, población, etc., se refiere.
Marqués de la Ensenada
Esto también permite efectuar una amplia comparativa respecto a la situación actual, ya que las Respuestas Generales nos facilitan una información no solo bastante fiable, sino muy dilatada respecto a otros aspectos muy a considerar, tales como las técnicas agrarias utilizadas, el nivel de endeudamiento de los ayuntamientos, número de pobres, de casas, de jornaleros, del terrazgo destinado a la explotación del viñedo y un sinfín de información que no tiene desperdicio, y que como antes se decía permite contrastar la evolución de estos lugares durante los dos siglos y medio que nos separa del proyecto del Catastro de la Ensenada.
Otra característica digna de destacar en esta obra es la del propio Marqués de la Ensenada, que por avatares del destino terminó sus días en Medina del Campo, siendo sus restos custodiados en la iglesia de Santiago el Real de la Villa hasta su traslado definitivo al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando (Cádiz).
El libro del Catastro del Marqués de la Ensenada
El trabajo, pues, trata tanto del personaje, cuyos últimos años los vivió en Medina del Campo hasta su muerte, como del proyecto que puso en marcha y que nunca llegó a aplicarse.
En la sección de la obra dedicada a los lugares de la Tierra de Medina que se hallaban comprendidos en ella en el momento de realizarse las Respuestas Generales del Catastro no tienen cabida aquellos pueblos que no estaban integrados propiamente en la Comunidad de Villa y Tierra de Medina en las fechas que ocupa la obra, es decir, hacia 1752. Con ello se ha pretendido ajustar al máximo la realidad histórica del momento.
Otro aspecto imprescindible a resaltar es la situación de algunos lugares que actualmente se hallan despoblados, pero que en el momento de efectuarse el catastro aún estaban habitados.
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22-09-16 - Nuevas obras de los ciclos expositivos temporales. Fundación Museo de las Ferias.
Tras la clausura de la Exposición “Simón Ruiz: mercader, banquero y fundador” el Museo de las Ferias abre nuevamente sus puertas con su colección permanente renovada, en la que pueden contemplarse –unidas- las piezas que se exponen durante los meses de septiembre y octubre en el contexto de los ciclos temporales “La Obra destacada” y “Documentos Archivo Simón Ruiz”, respectivamente: el conjunto de botes que han llegado a nuestros días procedentes de la antigua botica del Hospital General y el inventario de dicha farmacia correspondiente al año 1628.
Más información en el archivo adjunto y en la web del Museo de las Ferias.
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22-10-16 - La Corporación Municipal visitó la exposición permanente y los archivos del Museo de las Ferias.
La Corporación Municipal visitó la exposición permanente y los archivos del Museo de las Ferias.
E. Vírseda.- Concejales de todos los partidos políticos del Ayuntamiento de Medina del Campo han realizado esta tarde la primera visita “oficial” al Museo de las Ferias tras la renovación de su exposición permanente, producida tras el cierre de la exposición dedicada a Simón Ruiz, pudiendo ver también, de primera mano, el Archivo Simón Ruiz y los miles de documentos y piezas que allí se conservan.
El nuevo discurso expositivo está dividido en tres temas -Las Ferias de Mercaderías, Ferias y Finanzas y Simón Ruiz: Mercader, Banquero y Fundador- y en él se pueden ver nuevas piezas y documentos que a lo largo de los últimos quince años, la Fundación Museo de las Ferias ha adquirido y restaurado.
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22-10-16 - EL ARCÓN: La huella de Simón Ruiz en Medina del Campo (Sábado 21/10/2016)
EL ARCÓN: La huella de Simón Ruiz en Medina del Campo
Esta semana, El Arcón entra en Medina del Campo, cabecera de una comarca que lleva su nombre y una de las ciudades de mayor calado histórico de Castilla y León. Pero si hay algo que ha marcado la actividad económica de esta villa, eso ha sido su vínculo con las ferias y los mercados, que la convirtieron –en el pasado- en el epicentro de la economía europea. Hoy, de la mano del director del Museo de las Ferias conoceremos la huella que dejó Simón Ruiz, mercader, banquero y fundador del hospital que lleva su nombre en Medina del Campo. El propio Simón Ruiz aparecerá en escena, al igual que los Tercios de Flandes de la Compañía de Cristóbal de Mondragón.
Sin abandonar Medina del Campo, visitaremos un viñedo singular de la DO Rueda, que sigue el criterio de la agricultura ecológica. También en esta villa visitaremos la tienda Los Quesos de Juan, que cuenta con una curiosa oferta de quesos de distintas procedencias, que demuestra la importancia del sector lácteo en la comarca de Tierras de Medina.
También habrá tiempo para visitar la fábrica de chocolates de Juan Ruiz, en la cercana localidad de Rueda. Conoceremos cómo ha terminado el sueño empresarial de esta familia, que sigue elaborando chocolates artesanos con la misma maquinaria que utilizó su fundador.
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03-11-16 - CONFERENCIAS Y CONCIERTOS PREVIOS A LA SEMANA INTERNACIONAL DE LA MÚSICA
Conferencias y conciertos previos a la Semana Internacional de la Música
Viernes, 4 nov.:
18 h. Museo de las Ferias. Conferencia de Valentín Benavides: “Lo antiguo y lo moderno”
20,30 h. Iglesia de los PP. Carmelitas. Alterium Cor: “Ex Antiquo In Novum”
Sábado, 5 nov.:
18 h. Museo de las Ferias. Conferencia de Juan Carlos Asensio: “La música del Archivo Simón Ruiz”
20,30 h. Iglesia de los PP. Carmelitas. Schola Antiqua: “Monodias y Polifonías Medievales”
En la sala Simón Ruiz del Museo de las Ferias se exponen todos los libros con manuscritos musicales del Archivo Simón. Su música puede escucharse a través de códigos QR.
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03-11-16 - Presentación del proyecto "Música en el Archivo Simón Ruiz"
Presentación del proyecto “Música en el Archivo Simón Ruiz”
por Juan Carlos Asensio Palacios
El próximo sábado, 5 de noviembre, a las 18 h., en la Sala Simón Ruiz del Museo de las Ferias, el prof. del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, Juan Carlos Asensio Palacios, presentará el proyecto “Música en el Archivo Simón Ruiz” y el documento nº 6 del ciclo expositivo "Documentos Archivo Simón Ruiz”, correspondiente a los meses de noviembre y diciembre de 2016.
Presentación del proyecto “Música en el Archivo Simón Ruiz”
por Juan Carlos Asensio Palacios
Presentación del proyecto “Música en el Archivo Simón Ruiz”
por Juan Carlos Asensio Palacios
Asistentes a la presentación del proyecto “Música en el Archivo Simón Ruiz”
por Juan Carlos Asensio Palacios
Asistentes a la presentación del proyecto “Música en el Archivo Simón Ruiz”
por Juan Carlos Asensio Palacios
Asistentes a la presentación del proyecto “Música en el Archivo Simón Ruiz”
por Juan Carlos Asensio Palacios
Varios de los libros de contabilidad del Archivo Simón Ruiz están encuadernados con pergaminos que proceden de cantorales y antiguos libros litúrgicos cuya cronología está comprendida entre los siglos XII y XVI. Nuestra Fundación encargó el año pasado su estudio a Juan Carlos Asensio Palacios y su interpretación al grupo especializado en música antigua y canto gregoriano Schola Antiqua. La grabación de los fragmentos musicales conservados en dichos pergaminos se realizó el pasado 16 de abril, en la sacristía de la iglesia del monasterio de Nuestra Señora de El Parral, en Segovia.
Este proyecto, que en parte tuvo un adelanto en la exposición dedicada a Simón Ruiz, ha propiciado la exposición hasta fin de año de todos los fragmentos musicales conservados (con la incorporación de códigos QR para facilitar su audición directa), entre los cuales cabe destacar el bifolio perteneciente al “Missale secundum consuetudinem ecclesie Abulensis” (Salamanca, Imp. Juan de Porras, 1510), que contiene oraciones y fórmulas musicales para las celebraciones de Navidad, Purificación, Epifanía, Resurrección, etc. Este será el documento nº 6 del ciclo expositivo "Documentos Archivo Simón Ruiz”, correspondiente a los meses de noviembre y diciembre de 2016 (Ciclo patrocinado por la Diputación de Valladolid)
A continuación, a las 20,30 h., en la iglesia de los PP. Carmelitas Descalzos, estos temas musicales serán interpretados por el grupo Schola Antiqua, en el contexto de los conciertos previos de la “Semana Internacional de la Música”, que este año cumple su vigésimo quinto aniversario.
Más información, imágenes, audiovisual y grabaciones sonoras en:
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26-11-16 - PRESENTACIÓN DEL LIBRO “FERNANDO ‘EL DE ANTEQUERA’ Y LEONOR DE ALBURQUERQUE (1374-1435)” DE VÍCTOR MUÑOZ GÓMEZ
Presentación del libro "Fernando ‘El de Antequera‘ y Leonor de Alburquerquen (1374-1435)” de Victor Muñoz Gómez
Hoy, sábado 26 de noviembre, a las 18 h., en la Sala Simón Ruiz del Museo de las Ferias, será presentado el libro de Víctor Muñoz Gómez “Fernando ‘el de Antequera’ y Leonor de Alburquerque (1374-1435)”, en un acto organizado por la “Orden de la Jarra y el Grifo”. Este magnífico estudio sobre dos de los más importantes personajes ligados a la Historia de Medina del Campo y a la creación de sus grandes ferias, fue galardonado en 2014 con el X Premio de Historia Ateneo de Sevilla.
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03-12-16 - Cuando Medina se convirtió
en la villa de las ferias.
El historiador Víctor Muñoz recoge en un libro la relevancia del infante de Castilla y de su esposa, Leonor de Albuquerque.
Víctor Muñoz Gómez, en Medina del Campo. / Fran Jiménez
Los protagonistas dan nombre al libro que se hizo con el X Premio de Historia Ateneo de Sevilla. ‘Fernando el de Antequera y Leonor de Albuquerque (1374-1435’ fue presentado este fin de semana por su autor, el historiador vallisoletano Víctor Muñoz Gómez, en la ciudad de referencia de esta pareja, Medina del Campo.
Impulsores de la villa como enclave comercial desde el siglo XV, fue precisamente el Museo de las Ferias, que hoy expone esa historia a los visitantes del siglo XXI, el escenario en el que este investigador acercó su ensayo al público. Estuvo acompañado por el catedrático de Medieval de la Universidad de Valladolid, Pascual Martínez Sopena, su director de tesis.
«Comencé a investigar en el Archivo Municipal de Paredes de Nava hace diez años y desde entonces estos dos personajes son para mí como de la familia», dice el historiador, especialista en la Edad Media en el reino de Castilla. «Era una pareja peculiar, primos carnales, ella algo mayor y los dos proceden de la familia real castellana, ella es sobrina de Enrique IIy él, hijo de Juan II».
Fernando yLeonor pertenecen a la dinastía Trastámara y juntos ponen los cimientos de lo que sesenta años después desarrollarán los Reyes Católicos, «la unión de las coronas de Castilla y Aragón, aunque en el caso de Fernando yLeonor no hay una intención de construcción política. Ellos logran dar estabilidad al trono, incluso cuando él hereda la corona de Aragón y abdica de sus derechos como infante de Castilla».
El primer Trastámara que ocupó el trono aragonés nació en Medina del Campo el 27 de noviembre de 1380 y Leonor (1374) morirá en la villa en 1435. «El matrimonio impulsó la circulación de personas, mercancías e ideas entre Castilla,Aragón y las provincias italianas. Eso marcará la evolución moderna de la Península Ibérica. Fueron los promotores las ferias de Medina del Campo lo que convierte a la ciudad en el enclave de mercaderes y banqueros. Eso determina su desarrollo urbano y en 1420 ya es conocido ese estatus en todo el reino», explica este profesor que actualmente reside en Tenerife. Medina es también referente financiero con Simón Ruiz a la cabeza de los prestamistas.
Más que economía
Pero su legado no es solo económico. Fernando I de Aragón creó en Medina una orden de caballería que se nutrió posteriormente con hombres de los territorios de su reinado. Y «juntos fundan dos conventos». Apenas quedan hoy pruebas materiales de su ascendente sobre la ciudad. «Vivieron en el Palacio Testamentario, el de los reyes, en Plaza Mayor, donde muere Isabel. Ha habido excavaciones que han sacado a la luz yeserías y escudos heráldicos de estas familias, que ahora guarda el Museo de las Ferias», cuenta Muñoz Gómez, quien es partidario de recuperar los vestigios de este matrimonio y que se conozca la aportación de Fernando, el de Antequera, y Leonor a la villa.
«Cuando el muere Fernando en el Poblet, en Aragón, Leonor regresa a Medina donde terminará sus días y será enterrada en el Monasterio de Santa María de las Huelgas». Para ambos Medina fue lo que sintieron como su casa.
‘Fernando el de Antequera y Leonor de Albuquerque (1374-1435’ ha sido publicado por la Universidad de Sevilla, centro con el que también ha tenido relación Víctor Muñoz en sus investigaciones.
Ahora este medievalista continúa su labor en Tenerife, ligado a Universidad de La Laguna. «Allí investigo y también doy clase de secundaria en el Liceo Francés. Compagino dos mundos muy diferentes. En ambos me interesa difundir el conocimiento, comunicarlo a la gente que pueda estar interesada», afirma Muñoz Gómez.
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30-12-16 - Inicio de obras (actas de comprobación de replanteo)
Desde la Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de Medina del Campo se informa que hoy se inicia la obra “cubierta en patio y reforma de aseo del museo de las ferias” con un plazo previsto de ejecución de tres meses, habiendo sido adjudicada al contratista TÉCNICAS PARA LA RESTAURACIÓN Y CONSTRUCCIONES, S.A. (TRYCSA), y a la que se ha destinado un presupuesto que asciende a 60.498,28 euros (incluido IVA).
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