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Vd. se encuentra en: Medinenses destacados Pedro Carrión
JOSÉ PEDRO CARRIÓN

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07-08-08 - JOSÉ PEDRO CARRIÓN ACTOR PRINCIPAL DE 'TIMÓN DE ATENAS'. «El único sitio ahora donde la verdad es posible es en el teatro»
El actor castellano, enamorado de la literatura de Shakespeare, representa en el Anfiteatro a un hombre equivocado con el trasfondo de la crisis de 1973. CELESTINO J. VINAGRE

Biografía: José Pedro Carrión Terán nació el 25 de julio de 1950 en Medina del Campo (Valladolid). Teatro: Como actor, ha pasado por el Festival de Mérida con 'Las troyanas' (1984; 'La Orestiada' (1990) y 'Asamblea de mujeres' (1999). Ha ganado el Premio Nacional de Teatro en 1991. Como director, ha dirigido obras como 'Tras el amor', 'Katacumbia' y 'El beso de la mujer araña'. Cine: 'Medea 2', 'Hormigas en la boca', 'Sagitario' y 'El juego de la luna'.

Reflexivo y con tintes pedagógicos, José Pedro Carrión, actor de teatro y, de manera ocasional, director, encarna al personaje principal de 'Timón de Atenas', la sexta obra de su admirado Shakespeare que pone en escena .

-Un texto de Shakespeare en el Festival de Mérida y en el Anfiteatro. ¿Hay algo mejor para usted, un actor shakesperiano por excelencia?

-La maravilla es haber conocido a Shakespeare cuando tenía 31 años, cuando hice 'El rey Lear', como Miguel Narros. También hice con Narros 'El sueño de una noche de verano'. Después, 'Hamlet', con José Carlos Plaza, con el que también hice 'El mercador de Venecia'. Con Strasberg, 'Ricardo III' y ahora con Joaquim Benite 'Timón de Atenas'. Son seis obras de Shakespeare y espero la séptima. La maravilla es Shakespeare porque tiene la garantía de indagar en nuestras almas y contarnos cosas para el que teatro cumpla su función que es mejorar el camino hacia las posibilidades que tenemos todos los hombres. 'Timón de Atenas' habla especialmente de eso: de como el ser humano tiene una tendencia natural hacia la aberración. Con tantos años de filosofía, de religión, de arte, estamos en una situación de caos, confusión y de guerra. Timón podría decirse que es un antihéroe, un panoli enfurruñado que se autoinmola inútilmente. Un fanático y un gran equivocado. La tragedia del hombre moderno es exactamente eso: no darse cuenta de que está equivocado.

-¿En qué está equivocado?

-Que sigamos teniendo fundamentalismo religioso, el nacionalista, que una bandera sea más importante que una idea. O que un trozo de papel que llamamos moneda sea lo más importante. Me parece trágico porque hay mucha gente que en este momento muere de hambre. Como decía Marat, un hombre de la Revolución francesa, hay que luchar para que el más pobre pueda gozar del bien común. Shakespeare, mucho antes que el francés, habla de eso. Timón, al final, se despoja de todo porque quiere que su vida tenga un sentido, pero vuelve a cometer el error de pelear por un mundo mejor de la manera equivocada.

-¿Aporta algo el Anfiteatro a esta obra de Shakespeare reubicada en la Grecia de 1973?

-Al hacerlo en el Anfiteatro, yo al menos no puede escaparme del recuerdo de que en esta arena ha habido víctimas del terror y esas víctimas siguen clamando. No son las que han muerto sino las que van a morir. Y en las nuevas situaciones del poder me parece lamentable que hayamos aceptado cambiar libertad por seguridad, que es una forma de funcionamiento muy manipulable y equivocada.

-¿'Timón de Atenas es un montaje con mensaje, que quiere hacer pensar al espectador?

-La palabra es sentido porque alude al corazón y a la razón. Son palabras dichas por seres humanos para que, todos en el foso, hagamos lo que es una obra de arte, que es el teatro. Es una celebración de la verdad. El único sitio donde la verdad es posible en estos momentos, donde la palabra no es mentirosa, es en el teatro.

-Pero el teatro es ficción, ¿o no?

-El teatro es una realidad, es una ilusión de la verdad. No es la verdad pero es una ilusión que todos estamos dispuestos a creer. Es a través de esa mentira que nos creemos, que reluce, la verdad ilumina la estupidez de los que podemos llegar a ser...El mundo llegará a ser mejor el día en el que los padres reclamen para sus hijos el teatro en la educación porque nos va convertir en personas más interesantes. Vamos a conocer mejor la historia y hacer relacionarnos mejor.

-Hablando de verdades, ¿donde se siente más cómo, como actor o como director?

-Lo que sustenta el milagro de que el teatro esté vivo, como la propia vida de cada uno, es que somos personas. Es el fundamento: ser personas. A partir de ese principio, se construye la personalidad de un actor, básicamente lo que soy porque soy una persona. Desde ahí, cuando abro un libro y leo un personaje, me identifico con él y descubro que hay en mí muchas formas de ser. Gracias a esa milagrosa elección de ser actor, a los siete años de mi vida cuando ví encima de un tabladillo una función de teatro, quedé enganchado a ese veneno, a esa droga y puedo hablar así ahora, llegado a los 58 años y con el privilegio de conocer a gente como Narros, Plaza, Strasberg, Benite...mucha gente.

-Como actor, ¿donde se hubiera sentido mejor, en la Mérida o Grecia antigua o en la Inglaterra de Shakespeare?

-Hay una herramienta para cualquier ser humano que es la imaginación que construye una realidad permanentemente hasta el punto que no sabemos distinguir cuál es el límite entre la realidad o la ficción. Mi imaginación en Mérida está excitadísima. Creo que las cosas, en lo esencial, no ha cambiado. Tenemos la posibilidad de construir un mundo mejor y no lo hacemos. Entonces, ¿qué más da?. El tiempo es un chispazo, es una cosa que, en realidad, si miramos las estrellas, acaba de pasar. La verdad es que soy un tipo muy cercano a Timón. Era mi madre la que decía que yo era un panoli, que tenía inocencia, ilusión, ingenuidad. Y eso ha venido muy bien para mi profesión de actor.

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