11-01-16 - «Vivimos tratando de sobrevivir a nuestros padres»
La vallisoletana, autora de ‘Historia de una mirada’ y psicóloga clínica de profesión, ambienta en Manhattan su última novela, ‘Eric’, recién publicada por Zut
Aunque son muchos los autores españoles que han ambientado sus novelas en Estados Unidos, el caso de Rebeca García Nieto (Medina del Campo, 1977) es especial: conoce de veras el terreno. «Estuve viviendo en Manhattan unos tres meses por trabajo, quedé fascinada por la ciudad y dejé todo lo que tenía en España, trabajo incluido, para poder quedarme a vivir allí. La segunda vez fue muy diferente. Estuve trabajando allí dos años en un hospital público y vi un poco ese Nueva York que no ven los turistas», evoca.
Aquellas vivencias le han servido para redondear Eric (Zut Ediciones), su última novela. Psicóloga clínica de profesión, la escritora explica que «en un hospital se ven muchas cosas, como te podrás imaginar», dice. «Siempre intento mantener ambos mundos separados, literatura y trabajo, pero al final resulta imposible. Para bien o para mal, tengo una forma de mirar el mundo y es muy difícil desprenderse de ella. Esta novela en concreto le debe bastante al psicoanálisis».
El chico que da nombre a la novela es hijo de Franz y Cindy, un matrimonio llegado a esa tierra de promisión que es Astor City, donde esperan desprenderse de un doloroso pasado y dar un porvenir seguro y feliz a su vástago. «Yo siempre digo que nos pasamos la vida intentando sobrevivir a nuestros padres», comenta García Nieto. «A nuestros hijos les tocará hacer lo mismo con nosotros. Los padres son lo peor y lo mejor que tenemos, así que por una parte miedo y malos recuerdos, pero por otra también mucho amor».
Quienes busquen en la ciudad de los rascacielos un personaje más lo encontrarán, «pero es un Nueva York visto con los ojos de un europeo. El choque entre los dos continentes, la Vieja Europa y el Nuevo Mundo es el telón de fondo de la novela».
Colaboradora en medios como el blog sevillano Estado Crítico, García Nieto asegura que la autora y la crítica se llevan razonablemente bien. «Creo que es muy difícil juzgar la obra de uno mismo, siempre hay aspectos que se ven mejor desde fuera. Sí que soy muy crítica con mis novelas en lo que se refiere a correcciones, en eso puedo ser bastante objetiva, pero me resulta más sencillo valorar las novelas de otros».