Desde
primera hora del domingo llegan a Santiago numerosos grupos
de peregrinos a caballo. Según fuentes de la Policía
Local, 120 jinetes entraron en Santiago en esta mañana,
además del centenar de ayer.
Cada
grupo de peregrinos a caballo entró precedido por una
patrulla de la Policía Local, y también se organizó
un dispositivo especial de limpieza para despejar el "rastro"
de los animales en el casco viejo.
Los
grupos de jinetes fueron entrando y cada uno permanecía
unos minutos en el Obradoiro, aunque por cuestiones de seguridad
no pudieron quedarse mucho tiempo ni entrar todos de una vez.
Entre
estos grupos, uno de trece caballos procedente de Medina del
Campo (Valladolid), y formado por hombres, mujeres y una niña.
Como apuntó uno de ellos, Teodoro Cendón, eran
catorce, pero una yegua tuvo que quedarse por el camino resentida
por una cojera.
Cendón
explicó que debido a que los albergues "no
están preparados para acoger un grupo tan numeroso
de caballos" optaron por contratar picaderos en cada
uno de los tramos de su peregrinación, que comenzó
hace cuatro días en el Cebreiro.
Para
este estanquero de Medina del Campo la entrada al Obradoiro
a lomos de su caballo blanco "Emperador"
ha sido emocionante, incluso con "lágrimas
en los ojos", y la espera para llegar escoltados
por la Policía, después del resto de los grupos,
"ha merecido la pena".
Antes
de los vallisoletanos, entraron jinetes procedentes de la
localidad lucense de Foz, que hicieron el Camino de la costa
hasta juntarse con el resto de peregrinos en Sarria, y desde
entonces han coincidido con numerosos grupos a caballo, según
apuntó uno de ellos, Eladio Pernas.
Pernas
y sus compañeros no tuvieron problema en los albergues
para parar con los caballos, unos animales que, según
aseguró, "se resienten mucho" durante
el Camino, y tampoco han llegado todos, porque uno de ellos
tuvo que quedarse en Sarria.
En
la Catedral, miles de personas asistieron a la Misa Estacional
de Pascua, oficiada por el arzobispo, Julián Barrio,
y en la que tras cuatro días sin botafumeiro a causa
de la sobriedad que exige la Semana Santa los peregrinos y
visitantes pudieron disfrutar del espectacular incensario.