TEMA: V Centenario

 

Cartel de los actos de clausura del V Centenario de la muerte de Isabel la Católica
Isabel la Católica
Poemas dedicados a la reina Ysabel "La Católica" en la conmemoración del 5º centenario de su muerte en Medina del Campo el día 26 de noviembre de 1504 cedidos para publicar en esta página.

por
D. Jorge Múrtula Bernabeu
Valladolid, 7 diciembre de 2004

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NOTA DEL AUTOR

Salvo tres poemas de esta recopilación, todos están registrados en el REGISTRO DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL DE VALLADOLID

Con el Nº. de justificante 9900360015664

De acuerdo con el atículo de la Ley 66/1997, de 30 de diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y de Orden Social, actualizada por el artículo 67 de la Ley 23/2001, de 27 de Diciembre, de Presupuestos Generales del Estado.

Valladolid, 7 de diciembre de 2004
Firmado: Jorge Múrtula Bernabeu
A
Dulzainas para la Reina
A
Con vuestras lágrimas, reina y señora,
Aumentáis el caudal del río Duero,
que a vuestros pies, discurre día a día,
y acompaña el dolor de vuestro duelo.
Dolor de soledad y locura,
duelo de corazón, de muerte y celos,
soledad de Torre y de corona,
locura por un prínicpe heredero,
que a vuestro corazón enamoró,
que la muerte arrancó de vuestro cielo,
que hizo que los celos anidaran,
en vuestro sentimientos y vuestro lecho.--------
Mas... secad vuestras lágrimas...Señora
y vez, como discurre el río Dueño,
permitid que se lleve la coriente,
vuestro dolor, los llantos y los celos.
Mirad al sol, desde la torre blanca,
desde vuestro blcón, alto y pequeñó,
y respirad el aire de Castilla,
porque Castilla es... vuestro gran reino.
Y escuchar el sonar de las dulzainas,
con sus toques de fiestas y de pueblo
que trpan por las piedras de la torre,
con el corazón de los dulzaineros.
Jorge Múrtula Bernabeu
A
Toques éticos
A
Se escuchan en las calles y en las plazas
los toque y las cañas y redobles,
que lleman a la plebe y a los nobles,
para vestir con yelmos y corazas.
Por todos los zaguanes y terrazas,
comparecen soldados como robles,
dispuestos a empuñar, lanza y mandobles,
dispuestos a jugar todas las bazas.
Acuden a las voces de Castilla,
a las voces de audaces caballeros,
las de Bravo, Maldonado y Padilla,
las de los castellanos comuneros,
los que nunca doblaron la rodilla;
-al eco de loa toques dulzaineros-..------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Jorge Múrtula Bernabeu
A
Dos santos y una reina
A
Tres estrellas desde Ávila a Medina,
cada cual, con su brillo rutilante,
alumbran el camino al caminante,
al filo de la sombra septembrina.
En noche de calor y luna fina,
el poeta entrega al paseante,
su verso, su canción y su semblante,
a cambio de una flor, sin una espina.
Ávila, Madrigal y Fontíveros,
Ysabel, San Juan y Santa Teresa,
tres lugares, tres nombres, tres luceros.
Que Medina del Campo, llora y besa,
con llanto y corazón, tan verdaderos,
como son, dos frailes y una princesa.--------------------------------------------------------------.-----
Jorge Múrtula Bernabeu
A
De un obispo a una torre
A
!Ay¡ torre del homenaje,
del castillo de la Mota,
cubo de rojo ladrillo,
otero, cetro y corona,
de las tierras de Medina,
trono de sol y de sombra,
guardadora de sus gentes,
y de los campos, señora.
Testigo mudo y perenne,
de los tiempos y la historia,
de muertes y nacimientos,
de batallas y de glorias,
de mercados y de ferias,
de oraciones y de horcas.
Testigo de rebeldías...
de tantas y tantas cosas.
Madrina de hombres ilustres
de yelmo, mitra y valona,
de artesanos y labriegos,
de pastores y pastoras.
A tus pies, murió la Reina,
la Reina más española,
y a tus pies, nació el obispo,
de Ávila, Cuenca y Segovia,
dominico en San Andrés,
que hubo en Salamanca toga,
confesor de Juan Segundo,
censor, de escritos y prosas
de un marqués, llamado Enrique,
y él... censurado por otras.
Mientras, tu, torre altanera,
como un cascarrón de proa,
inmóvil, cortas el viento,
que te acuna y que te azota,
al jugar con los trigales,
con los pinos y sus copas,
sigues siendo fiel testigo,
de los tiempos y la historia.
Tiempos de cortes y reyes,
de lizas, justas y trovas,
de santos y mercaderes,
de toros, lanas y joyas.
Historia de sucesiones,
de validos y discordias,
de gobiernos y linajes,
de escudos, lanzas y cotas.
Siete siglos han pasado,
desde la primera aurora,
en que Don Pedro Benito,
Sancho Ibáñez con su escolta,
Juan Gutiérrez Castellanos,
e Iván Morejón, aporta,
sus gentes y sus poderes,
para tutelar la zona.
Torre orgullosa y altiva,
tu no viste aquella aurora.
Los mudéjares ladrillos,
que culminaron tu obra,
dormían el sueño seco,
de las tierras arcillosas.
Más, transcurridos los siglos,
cuando tu figura brota,
ya son siete los linajes,
de la tierra de la Mota.
Aquel fraile dominico,
que nació bajo tu sombra,
aquel Lope de Barrientos,
que fue prelado en Segovia,
catedrático de Prima,
que hubo en Salamanca toga,
que fue obispo de Cuenca,
que sirviera a la corona,
en Don Juan y Don Enrique,
con reproches y lisonjas,
fundador del hospital
de la Piedad, en que consta,
que fue para dar alivio,
a las gentes dolorosas.
A pobres y caminantes,
viáticos y limosnas.
Descendiente de la estirpe,
del Conde Gatón de Astorga,
con su blasón y su hacienda,
nuevo linaje incorpora.
Torre única y sin par
esbelta, fuerte y airosa,
coronada por almenas,
que te distinguen y adornan,
como un ramillete al aire,
formado por siete rosas.
Bajo tu noble perfil,
al abrigo de tu forma,
cristianos, judíos, moros,
y gente de toda Europa,
van y vienen por las ferias,
comercian, venden y compran,
corren el "Toro del Alba",
cuando la mañana asoma,
en los días que suceden,
a los de la siega y trocha.
Y tú, torre del castillo,
fortaleza de la Mota,
sigues siendo fiel testigo,
la inmóvil espectadora,
de los hechos que acaecen,
a las gentes que te rondan.
Por Don Álvaro de Luna,
el rey Juan Segundo, llora;
con el obispo Barrientos,
se confiesa, reza y postra,
le hace consultas de estado,
pues a Don Lope, le nombra,
gran Canciller de Castilla,
y asesor de la Corona.
Torre amiga de las aves,
que en tus adarves reposan,
cuando cruzan con sus vuelos,
esta tierra tan hermosa,
para llevar el mensaje,
que entre las plumas, les soplas,
de Castilla y de sus hombres,
en sus alas y en las colas.
Desde tu altura, divisas,
como lo hacen las alondras,
paredones y tejados,
de la villa que reposa,
l amparo del castillo,
-esa mole, regia, y roja-,
y ves, los nobles blasones,
en las fachadas notorias.
Un escudo resplandece,
cuando el rayo se coloca,
sobre la faja de azur,
iluminándola toda.
Brillan las cruces de Alcántara,
pues son tres, las que se notan,
ocho sotueres de gules,
y una bordura, que toma
los reflejos de la plata,
cuando las luces la acosan.
Es el blasón de Barrientos,
que en el Hospital aflora,
el que fundara el obispo
que fue, de Cuenca y Segovia,
aquel, que nació en Medina,
bajo la luz de la sombra,
de esa torre inmensa y fiel,
vigilante y bermellona,
el de el séptimo linaje,
catedrático de toga,
confesor y canciller,
ilustre y noble persona,
del conde Gatón de Astorga.
Obispo Lope Barrientos,
medinense y erudito,
que oyó tu voz, sin un grito;
se vieron tus pensamientos,
se notaron tus alientos,
en la iglesia y en la corte,
fuiste acicate y resorte,
de eclesiásticos y reyes,
y sin falta a las leyes,
supiste marcar tu norte.
Jorge Múrtula Bernabeu
A
Madrigal de las Altas Torres. Abril de 1451
A
Y fue aquí... en Madrigal,
en esta fulgente villa,
corazón de los trigales,
brizo de cepas y viñas,
calentada por el sol
y por los viento, medica,
guardada por su muralla,
que la defiende y abriga,
y ennoblece y embellece,
y hace saltar a la vista,
lo que fue ayer, y aún es hoy:
-una joya de Castilla-.
Tuvo que nacer aquí,
aquí, se cumplió la cita,
donde ya nacieron antes,
otras gentes conocidas:
como Gonzalo Rodríguez,
que ostentó las canonjías.
Fernández de Madrigal,
catedrático de Biblia,
en la blanca Salamanca,
profesor de Teología,
de C´nones y de Vísperas,
de Ascética y de Poesía.
Y Don Vasco de Quiroga,
padre de la dinastía,
de aquellos Quiroga y Vela,
prez y honra de esta villa.
Aquí fue, donde nació,
en esta tierra bendita,
donde la gente del campo,
trabajadora y sencilla,
pide a Isidro "El Labrador",
con cantos y rogativas,
con danzas y paloteo,
con tambores y gaitillas,
que mande el agua de lluvia,
en gotas claras y finas,
con que se rieguen las tierras,
y germinen las semillas.
Aquí vio, la luz primera,
esa luz, brillante y limpia,
que tienen las primaveras,
en los campos de Castilla.
Y aquí... sus primeros juegos,
aquellos juegos de niña,
con muñeconas de trapo,
que a veces se interrumpían,
con las lecciones de letras,
con labores femeninas,
con aprender a montar,
y a sujetar bien las bridas,
entre armaduras y togas,
y una madre por familia.
En esta llanura fiel,
que tiene su historia escrita,
con tinta de sangre y oro,
con lágrimas y sonrisas,
con lana, sudor y trigo,
y con algunas envidias,
con hombres que la siguieron,
al fin de la Reconquista,
hasta los pies de la Alhambra,
de la ciudad granadina.
En esta villa imperial,
vino al mundo y a la vida,
la reina Doña Isabel,
la primera de Castilla.----------------------------------
Jorge Múrtula Bernabeu
A
Palacio de Juan II Convento de Nuestra Señora de Gracia de las Madres Agustinas de: madrigal de las Altas Torres
A
Palacio de JUAN SEGUNDO,
donde nacisteis señora.
En esa villa dorada
que se llama MADRIGAL.
Dorada, porque en sus campos,
el sol se mira en sus trigos;
dorada porque sus hijos,
tienen estirpe real.
Tus cimientos son antiguos,
-más antiguos, ya son viejos-,
pues se sabe a ciencia cierta,
que diste cobijo y lecho,
al rey Eduardo de Gales,
que vino desde muy lejos
para dar socorro y armas,
a otro rey... PEDRO PRIMERO,
cuanto sostuvo una guerra
con apoyos extranjeros,
contra su hermanastro ENRIQUE...
bastardo, traidor y presto
a conseguir por la fuerza,
lo que no dieron los fueros.
Y tan lejos lo llevó
y tal fue su atrevimiento
y su ambición y codicia,
que no dudó ni un momento,
-en cuanto tuvo ocasión-,
-en cuanto tuvo ocasión-,
de dar un golpe certero
en medio del corazón
con la hoja de su hierro,
a su hermano enemigo:
el Cruel... PEDRO PRIMERO.
Mas esto señora mía,
solamente es un pretexto,
para dar punto de arranque
a vuestro real nacimiento,
en ese lugar tranquilo,
en ese cuarto pequeño,
en medio de la llanura
que sería vuestro reino,
donde vuestra regia madre,
parió una reina y un sueño.
Palacio de JUAN SEGUNDO,
crisol de España y de América.
Ayer trono. Y hoy...convento.
Y en esa villa dorada
que se llama Madrigal,
porque sus campos, son oro
y fuiste cuna real.-------------------------------------------------------------
Jorge Múrtula Bernabeu
A
Palacio de los Viveros de Valladolid donde se casaron los Reyes Católicos el 19 de octubre de 1469
A
Palacio de los VIVERO,
hecho de piedra y tapial
con refuerzos de ladrillo,
de claustro rectangular,
austero, digno y adusto,
pero de aspecto real,
donde dos jóvenes príncipes
se vinieron a casar.
Él, se llamaba FERNANDO,
YSABEL, era su par.
Él, en Sos, era nacido,
ella, nació en Madrigal.
Él de Aragón procedía,
ella, de tierras del pan.
Cuentan ambos, pocos años,
los dos cuentan poca edad.
Apenas son treinta y cinco,
los que se pueden contar.
Ha, diecisiete FERNANDO.
ISABEL tiene uno más.
JUAN SEGUNDO Y JUAN SEGUNDO.
-los dos se llaman igual-.
Son los padres de los novios
que pronto se casarán.
El uno, lo es de Castilla,
-lindante con Portugal-.
El otro, lo es de Aragón
y de tierras junto al mar.
El otro, lo es de Aragón
y de tierras junto al mar.
Para celebrar la boda,
en Dueñas de han de encontrar
los jóvenes contrayentes...
y a la cara, se mirar,
para verse que en los ojos,
sólo llevan la verdad.
Emprende su caravana,
el camino a la ciudad.
Valladolid no se entera
de que acaban de llegar
a casa LOS VIVERO
tras su largo caminar,
un infante y una infanta,
porque se quieren casar.
-Son primos los dos infantes
y la cosa hay que arreglar-.
Y es el obispo Carrillo
quien insta a su Santidad,
que habilite una licencia
para poder celebrar,
los ansiados esponsales
y así, dos reinos juntar.
Palacio de LOS VIVERO,
hecho de piedra y tapial,
con refuerzo de ladrillo,
de claustro rectangular,
que bajo tu artesanado,
hecho de nudillo y par
que cubre tu SALA RICA,
se vienen a casar,
los príncipes que pusieron
los cimientos y el puntal,
de la nación que es España
y una corona imperial.------------------------
 
Jorge Múrtula Bernabeu
A
El castillo de la Mota y los palacios de la Plaza Mayor de Medina del Campo.
Palacio Testamentario donde muere Isabel
A
Palacio TESTAMENTARIO
santo y seña de Medina,
aposento de los reyes
en el centro de Castilla.
Capricho y ojo derecho
que os va marcando la pista,
pues con dieciséis abriles
ya sois dueña de una villa,
cuando vuestro hermano ALFONSO,
os la dona bien provista,
de rentas y de alcabalas,
de pecheros y de albricias.
Si ALFONSO os la concedió,
ENRIQUE lo verifica,
con los tratos de Guisaldo,
donde sois reconocida,
como heredera del trono,
de este reino... que es Castilla.
Ya tenéis un año más,
-mas es pequeña la cifra-,
y sois por segunda vez,
la señora de Medina.
En el acuerdo se incluye,
-incrementando la lista-:
el alcázar con su torre,
-que la Mota-, -nominan-.
Y transcurrido otro año,
se completa vuestra dicha;
pues a poco de casaron,
tras dos meses y unos días,
sois de nuevo presentada
a las gentes de la villa...
Ante el concejo reunido
en una iglesia prevista,
que es, la de San Miguel,
-de fijo, la más propicia-,
por el gran corregidor
y ALONSO DE QUINTANILLA.
Muchas preces y prebendas
le dedicáis a la villa.
En ella celebráis cortes,
tenéis disgustos risas.
Recibís a mandatarios
que os muestran su gallardía.
Desde el forjado balcón,
veis encierros y corridas.
Lloráis la marcha de Juana,
la de por celos...mordida-.
No cejáis en vuestro empeño
de ver vuestra patria unida...
...En luchas contra los moros,
para curar las heridas
que los hijos del profeta,
dejaron en vuestras vidas.
Váis y venís sin descanso,
por las tierras de Castilla;
por Asturias, Cataluña,
Valencia y Andalucía.
Más para vuestro descanso,
siempre volvéis a Medina.
Y tanto es el amor
que le tenéis a esta villa,
que en éste..., vuestro palacio,
pensáis en la reconquista
y recibís a Colón
y le dais barcos y prisas,
para que surque los mares
y os traiga grandes noticias.
Queréis tanto a este lugar,
a esta casa..., a esta villa,
que lo escogéis sin dudar,
para vuestra despedida.
Aquí hacéis el testamento,
punto y fin de vuestra vida,
en el que dejáis escrito,
sellado y con vuestra firma,
todo lo que deseáis,
para España y su justicia,
en este palacio regio,
desde vuestra vista,
se pasea por la plaza.
¡Plaza Mayor de Medina!-----------------------------------------------------
 
Jorge Múrtula Bernabeu
A
Andadura de una reina
A
Las torres de Madrigal,
vieron nacer a la Reina,
el castillo de la Mota,
su último suspirar.
La reina, tuvo que andar,
cientos y cientos de leguas,
con un reino que reinar,
con mil cruces en su espalda,
y una sola en su mirar.
Reina Isabel de Castilla,
Madre de la Hispanidad,
que con las tres carabelas
que atravesaron la mar,
abriste un nuevo camino...
un camino sin trazar,
y llevar la Cruz de Cristo,
donde pudiera llegar
ese camino de espuma,
esa ruta colombina
que el almirante marcara,
con sus tres velas de angustia,
con sus tres velas cruzadas.
Mientras tanto, en tierra firme,
se consolidaba España,
Porque Isabel y Fernando,
tras la toma de Granada
aquel enero naciente
de un siglo que terminaba,
cambiaron la Media Luna
por las Enseñas Cristianas.
En eso estuvo tu vida.
En hacer de su Castilla,
de tu León... de tu Patria,
un reino...Señora...uno solo.
Más no acaba aquí tu empeño,
porque Colón regresaba
de las tierras de las Indias,
con sus navíos cargados:
de nuevas gentes,
nuevas cosas
y de nuevas esperanzas.
Unas esperanzas vivas.
¡Vivas!, con cuerpos y almas,
que espolean tus sentidos:
de Reina, Madre y Cristiana,
porque las tres cosas fuiste:
Como Reina... sin igual.
Como Madre... la mejor.
.. Y como Cristiana...Santa.
Muchas leguas recorrieron
tu caballo y tu pensar.
De Madrigal a Medina,
pasaste por Salamanca,
por Valencia y Portugal,
por Sevilla y por Granada
y hasta..."cruzaste la mar".
Hiciste sin titubeos
lo que tenías que hacer:
Unir los pueblos de España,
ser madre, esposa y mujer,
difundir la Fe de Cristo.
...Sufrir, reír y querer,
escribir tu testamento
para un nuevo amanecer,
a dos pasos de tu cuna.
Que si expiraste en Medina,
Madrigal... Te vio nacer.
Jorge Múrtula Bernabeu
A
Tenía que ser así. (Romance a la muerte del Príncipe Juan)
A
Ya viene por el camino,
el infante Don Fernando.
Con su séquito de nobles,
cruza vegas y sembrados.
Viene a casar con la infanta,
de este reino castellano,
viene a juntar sus destinos,
viene a entrelazar sus manos,
a unir con su matrimonio,
dos grandes reinos cristianos.
...Y hacer de dos...uno solo.
En el centro de Castilla,
en plena Tierra de Campos,
al pie de un monte torozo,
la comitiva hace un alto
en la Dueñas de Palencia,
que le da...yantar y manto.
Van a casar los infantes,
van a unir reinos y manos,
mesnadas y caballeros,
armaduras y caballos,
para poner punto y fin,
a lo que hace tantos años,
desde los montes de Asturias,
comenzará Don Pelayo.
Pusieron sus esperanzas,
reina y rey... en igual grado
al nacerles en Sevilla,
el hijo tan deseado,
que iba a ceñir la corona,
llevar cetro y llevar manto,
de un país recién nacido.
¡De un nuevo reino cristiano!
Segundo en el nacimiento,
después de un lustro y dos años.
Cuatro mujeres y un hombre,
los monarcas engendraron.
Doña Isabel, -la primera-,
Luego Juan, -el esperado-,
después siguió, Doña Juana,
-la del amor desquiciado-,
Doña María, -la cuarta,
nacida en el Califato-,
-y a la vera de Henares-,
la más chica de las cuatro.
Dos azucenas, dos rosas
y un crisantemo azulado.
Cinco flores, cinco rosas,
cinco flechas, cinco rayos,
cinco anillos para unir,
dedos de la misma mano.
Don Juan, el hijo varón,
-que para rey fue educado-,
jamás ciñó la corona,
no tuvo cetro ni manto,
pero tuvo tres añores
que le guardaron del llanto:
El de su madre... la reina,
hacia su ángel adorado;
El de su esposa querida
y el de su padre Fernando.
Se fue con él la esperanza
de la unión y los reinados...
de España y de Portugal,
de Flandes, de Italia...¡Tantos!
De Jerusalem...deFrancia,
de los que hay al otro lado;
los que descubrió Colón,
por Ysabel alentado.
Mas hubo de ser así,
junto al rey, entre los brazos,
en la sabia Salamanca
por el Tormes arrullado,
en paz y en gracia de Dios,
y el testamento firmado.
Te fuiste príncipe Juan,
joven, apuesto y gallardo.
-Dicen que fue por amor-.
-Yo creo que destinado-.
Porque debió ser así,
junto al rey, entre sus brazos,
Porque debió ser así,
junto al rey, entre sus brazos,
a las orillas del Tormes,
en el Octubre dorado.
¿Porque hubo de ser así?
tan joven y tan cansado, barbilampiño y galán,
enfermo y enamorado.
Tu muerte cierra un futuro,
que venía del pasado;
mas abre caminos nuevos
que aún no se han caminado.
Tres años deben pasar,
para que nazcan Don Carlos,
allá, por tierras de Flandes,
en un país...tan lejano,
que transcurridos los tiempos,
que transcurridos los años,
el niño, que se ha hecho hombre
con modos afrancesados,
no puede tomar conciencia,
de España ni de su estado.
Es tu sobrino... Señor,
con tu sangre y tu legado.
-ya sabes lo que fundó-.
"De raza le viene el galgo".
Tú, tenías que morir,
para dejar despejado
el camino que hizo a España,
el gran imperio cristiano,
en manos de Carlos Quinto,
-nieto de Maximiliano-.
Pero Tú...Señor...pusiste,
la semilla de Fernando
que floreció con tu muerte,
y sin llegar al reinado;
porque tu sangre y su sangre,
son savia del mismo árbol.
-Yo estoy seguro, Señor-,
que tu sobrino Don Carlos,
pensó con tu regia persona,
en tu espíritu en tu rango,
al vestirse de armadura
a lomos de su caballo,
viendo en Ti el ejemplo vivo,
aunque estabas enterrado.
Y tuvo que ser así,
junto al rey...entre sus brazos,
para que el sol alumbrara
el imperio coronado:
desde Gibraltar a Holanda,
desde Oriente hasta el Chaco,
bajo tu mirada quieta,
tranquila...de mármol blanco
de tu destino final,
en aquel lugar tan "alto"...
En la cuna de la reina,
con Santa Teresa al lado.
Tenía que ser así,
junto al rey... Entre sus brazos.
-Yo estoy seguro Señor-,
que tu sobrino Don Carlos,
pensó en tu regia persona,
en tu espíritu en tu rango,
al vestirse de armadura
a lomos de su caballo,
viendo en Ti el ejemplo vivo,
aunque estabas enterrado.
Y tuvo que ser así,
junto al rey...entre sus brazos,
para que el sol alumbrara
el imperio coronado:
desde Gibraltar a Holanda,
desde Oriente hasta Chaco,
bajo tu mirada quieta,
tranquila...de mármol blanco
de tu destino final,
en aquel lugar tan "alto".
En la cuna de la reina,
con Santa Teresa al lado.
Tenía que ser así,
Junto al rey... Entre sus brazos.
 
Jorge Múrtula Bernabeu
A
Ensoñación de un viaje a Medina del Campo el día 26 de noviembre del año 2004
A
Hoy he venido a Medina
sin saber porqué he venido.
Como si hubiera perdido,
el ritmo de la rutina.
Lo que siempre me domina,
a través de la semana.
Pero en la fresca mañana,
de este viernes de Noviembre,
a las puertas de Diciembre,
sonó como una campana,
un "ding-dong", en mi cabeza.
y acudieron a mi mente:
El rebullir de la gente;
la esbeltez y la nobleza
de la roja fortaleza.
Ovejas y Maragatos,
mercaderías y tratos.
Especieros...tundidores,
comerciantes y señores,
cada cual con sus boatos.
Puse los pies en el suelo,
sentado sobre la cama,
y la sombra de una dama,
pasó ante mí, como un vuelo,
encaminándose al cielo,
a través de los cristales,
cruzando entre los rosales,
y las espinas...celosas,
enredaron sus sedales.
Me incorporé en un suspiro
y me asomé a la ventana,
buscando entre la mañana,
el fulgor de aquel zafiro,
que recto, sin dar un giro,
se desvaneció a mi vista.
Más...dejándome la pista,
en los ojos y en mi mente,
de un semblante sonriente
y un sabor a reconquista.
Mi cara se reflejó
entre las gotitas de agua,
que formaban una enagua,
cuando del cielo cayo
y despacio resbaló,
dando lugar al espejo,
enmarcado en roble viejo,
del marco de la venta,a,
con mi cara y su reflejo.
Con la mirada perdida,
más allá del corto espacio,
me fui alejando despacio,
con la imagen retenida
y mi cabeza aturdida,
de aquella dama brillante,
que solo estuvo un instante,
en mi sueño o en mis ojos,
en la luz de mis antojos
y en mi pensar inquietante.
Sigo de pie y abrumado,
miro mis pies en el suelo,
y una corriente de hielo,
como un potro desbocado,
como el aire de un tornado,
recorre mis cervicales.
...Y un sabor de hierro y sales,
se me viene a la garganta;
al delirar que una santa,
voló sobre mis rosales.
Me sobrepongo a mi asombro,
me sacudo la cabeza,
me revisto de entereza,
de cada pie a cada hombro.
Digo mi nombre y me nombro,
con voz sonora y serena,
y la habitación se llena
de pacífica cordura.
Y la niebla de locura,
se disipó en la escena.
Con el andar vacilante
me dirijo hacia la dicha.
Ya se que nadie me escucha,
pero doy voces. -no obstante-,
y que vaya por delante
el sonar de mis palabras,
por si las "abra-cadabra",
no son solo de mi mente
y vaya a topar de frente,
con escobas y con cabras.
He recuperado el tono,
ya me encuentro sosegado
después de lo pasado,
sigo con el mismo encono:
La sombra, la dama, el trono,
un castillo, una colina,
una torre granadina,
un día gris de un otoño
y la feria de Medina.
Salí despacio de casa,
andando sin rumbo fijo
y algo por dentro me dijo:
-Como un rumor que traspasa
la finura de una gasa-...
¡Márchate hacia la estación,
sin atender más razón!
Penetras en el andén
y súbete al primer tren,
que te indique el corazón.
Ya estoy sentado en mi sitio,
-el factor...da la salida-
y con una sacudida,
el tren arranca al momento.
Primero...va un poco lento,
después...con más alegría
y más tarde todavía,
-tras atravesar un puente-
¡Más ligero y mas potente
bien agarrado a la vía!.
Sigue el tren por su camino.
Un camino entre pinares:
por esos mismos lugares
de tierras de pan y vino,
que en el tiempo isabelino,
cruzaron recuas y gentes,
apocados y valientes,
pastores y caballeros,
comerciantes y escuderos;
...sinvergüenza y decentes.
Cierro mis ojos de ver
abriendo los de mi mente
y de una forma silente,
doy un paso hasta el ayer,
para poder mantener,
una visión del momento,
en que firmó el testamento
la Señora de Medina,
que despacio... se encamina,
camino del firmamento.
Me revisto de jubón,
me ciño la daga al cinto,
me subo a un caballo pinto
enarbolando un pendón
y a ras de mi corazón,
un crespón de negro luto,
como respeto al tributo,
a la reina castellana.
A la impar soberana,
que le dio al mundo su fruto.
Entro en la Plaza Mayor
a lomos de mi caballo.
Yo, como el pueblo...me callo,
y acompaño en el dolor
con los rezos y el fervor,
a propios y forasteros;
al tiempo que mensajeros,
parten a pico de espuelas,
a reinos y ciudadelas,
españolas y extranjeros.
La bulla de cualquier día
de una jornada de feria,
es hoy... afligida y seria,
callada, triste y sombría,
como la lápida fría,
que da cobijo a los muertos,
en los pacíficos huertos,
de cipreses y de cruces,
donde hay más sombras que luces,
sobre sus destinos yertos.
La campana de la torre
de la iglesia Colegiata,
no suena ni se arrebata
y su tañir se descorre,
bajo la nube que corre
empujada por el viento,
que silva como un lamento,
llorando sobre la plaza,
al mismo tiempo que abraza
a Ysabel...en su aposento.
Revestido como estaba,
de jubón, daga y crespón,
incliné al suelo el pendón
que en mis manos sujetaba,
porque Medina...lloraba
por la muerte de Ysabel.
Y lo que fue flor y miel,
maternidad y nobleza,
santidad y realeza,
tiene amargura de hiel.
El tren llega a su destino.
Yo despierto de mi sueño
y vuelvo a ser amo y dueño,
de la realidad y el tino,
abandonado al camino
de ilusión y fantasía,
del tiempo en la lejanía,
de castillos y corazas,
de hallazgos de nuevas razas,
de trueques y mercancías.
Yo me apeo del vagón.
Vuelve a sonar la bocina
y el tren...de nuevo camina
saliendo de la estación,
bajo un negro nubarrón,
que oculta un sol reluciente,
mientras se besa la gente,
que...con "adioses" ruidosos,
o gemidos silenciosos,
se despiden lentamente.
Voy andando paso a paso,
`por el medio de la acera
que ciñe la carretera;
y con mis pies...acompaso,
el rumor, fino y escaso,
del aire entre la arbolada,
del castillo de la Mota,
pasa dejando una nota,
de aromas de arcilla y seda.
Oigo sonar a lo lejos
el murmullo de la fiesta,
de un pueblo que manifiesta
el cariño sin complejos
de jóvenes y de viejos,
a lo que ocurrió en la villa,
la más grande de Castilla,
hace ya...quinientos años,
entre curtidos y paños,
entre la gente sencilla.
Hoy se despertó Medina
a caballo de dos cosas:
Las fechas esplendorosas
de la reina que domina,
lo que ve y lo que imagina.
Y su última mirada,
moribunda y apagada:
A Medina y a su cielo,
A su plaza y a su suelo
Cruzando la balconada.
Me mezclo con el gentío
en esta mañana clara.
Noto que nadie repara,
ni en lo suyo ni en lo mío,
porque se oye un griterío,
que capta las atenciones
de todos los corazones,
y entre emocione y vivas,
miles de voces altivas,
saludan a los pendones.
Bajo el busto de Ysabel,
-la niña de Madrigal-
al pie de su pedestal
ha florecido un vergel,
en las manos de un juglar,
que dejan de acompañar,
con su ritmo y melodía
de nostalgia y de alegría,
un morir y un despertar.
Es un día extraordinario
en tiempos y en emociones,
y las torres y leones,
de este lugar mesetario,
original y primario
en su vida y trayectoria,
han blasonado la historia
de la conquista de España.
Señalando en cada hazaña,
una cruz en la memoria.
Está cayendo el ocaso,
el bullicio se hace calma.
El alboroto del alma,
se va haciendo más escaso.
Y yo, me voy...paso a paso,
amando más a Castilla,
a su besana amarilla,
a sus piedras y a sus ríos,
a sus calores y fríos,
a su siembra y a su trilla.
Ahora caigo en la cuenta,
cuando ya se acaba el día,
que no fue una fantasía
de mente calenturienta.
Porque ya no me atormenta,
ni supone ningún drama,
ni un misterio, ni una trama,
que haya venido a Medina.
Porque desde su colina,
me invitó a venir...la Dama.--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
 
Jorge Múrtula Bernabeu
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