NOTA
DEL AUTOR
Salvo tres poemas de esta recopilación,
todos están registrados en el REGISTRO DE LA PROPIEDAD
INTELECTUAL DE VALLADOLID
Con el Nº. de justificante 9900360015664
De acuerdo con el atículo
de la Ley 66/1997, de 30 de diciembre, de Medidas Fiscales,
Administrativas y de Orden Social, actualizada por el artículo
67 de la Ley 23/2001, de 27 de Diciembre, de Presupuestos
Generales del Estado.
Valladolid, 7
de diciembre de 2004
Firmado:
Jorge Múrtula Bernabeu
|
Dulzainas
para la Reina
|
A |
Con
vuestras lágrimas, reina y señora,
Aumentáis
el caudal del río Duero,
que
a vuestros pies, discurre día a día,
y acompaña
el dolor de vuestro duelo.
Dolor
de soledad y locura,
duelo
de corazón, de muerte y celos,
soledad
de Torre y de corona,
locura
por un prínicpe heredero,
que
a vuestro corazón enamoró,
que
la muerte arrancó de vuestro cielo,
que
hizo que los celos anidaran,
en
vuestro sentimientos y vuestro lecho.--------
|
Mas...
secad vuestras lágrimas...Señora
y vez,
como discurre el río Dueño,
permitid
que se lleve la coriente,
vuestro
dolor, los llantos y los celos.
Mirad
al sol, desde la torre blanca,
desde
vuestro blcón, alto y pequeñó,
y
respirad el aire de Castilla,
porque
Castilla es... vuestro gran reino.
Y escuchar
el sonar de las dulzainas,
con
sus toques de fiestas y de pueblo
que
trpan por las piedras de la torre,
con
el corazón de los dulzaineros.
|
Jorge
Múrtula Bernabeu
|
|
A |
Toques
éticos
|
A |
Se
escuchan en las calles y en las plazas
los
toque y las cañas y redobles,
que
lleman a la plebe y a los nobles,
para
vestir con yelmos y corazas.
Por
todos los zaguanes y terrazas,
comparecen
soldados como robles,
dispuestos
a empuñar, lanza y mandobles,
dispuestos
a jugar todas las bazas.
|
Acuden
a las voces de Castilla,
a las
voces de audaces caballeros,
las
de Bravo, Maldonado y Padilla,
las
de los castellanos comuneros,
los
que nunca doblaron la rodilla;
-al
eco de loa toques dulzaineros-..------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
|
Jorge
Múrtula Bernabeu
|
|
A |
Dos
santos y una reina
|
A |
Tres
estrellas desde Ávila a Medina,
cada
cual, con su brillo rutilante,
alumbran
el camino al caminante,
al
filo de la sombra septembrina.
En
noche de calor y luna fina,
el
poeta entrega al paseante,
su
verso, su canción y su semblante,
a cambio
de una flor, sin una espina.
|
Ávila,
Madrigal y Fontíveros,
Ysabel,
San Juan y Santa Teresa,
tres
lugares, tres nombres, tres luceros.
Que
Medina del Campo, llora y besa,
con
llanto y corazón, tan verdaderos,
como
son, dos frailes y una princesa.--------------------------------------------------------------.-----
|
Jorge
Múrtula Bernabeu
|
|
A |
De
un obispo a una torre
|
A |
!Ay¡
torre del homenaje,
del
castillo de la Mota,
cubo
de rojo ladrillo,
otero,
cetro y corona,
de
las tierras de Medina,
trono
de sol y de sombra,
guardadora
de sus gentes,
y de
los campos, señora.
Testigo
mudo y perenne,
de
los tiempos y la historia,
de
muertes y nacimientos,
de
batallas y de glorias,
de
mercados y de ferias,
de
oraciones y de horcas.
de
tantas y tantas cosas.
Madrina
de hombres ilustres
de
yelmo, mitra y valona,
de
artesanos y labriegos,
A
tus pies, murió la Reina,
la
Reina más española,
y
a tus pies, nació el obispo,
de
Ávila, Cuenca y Segovia,
dominico
en San Andrés,
que
hubo en Salamanca toga,
confesor
de Juan Segundo,
censor,
de escritos y prosas
de
un marqués, llamado Enrique,
y
él... censurado por otras.
Mientras,
tu, torre altanera,
como
un cascarrón de proa,
inmóvil,
cortas el viento,
que
te acuna y que te azota,
al
jugar con los trigales,
con
los pinos y sus copas,
sigues
siendo fiel testigo,
de
los tiempos y la historia.
Tiempos
de cortes y reyes,
de
lizas, justas y trovas,
de
santos y mercaderes,
Historia
de sucesiones,
de
validos y discordias,
de
gobiernos y linajes,
de
escudos, lanzas y cotas.
Siete
siglos han pasado,
desde
la primera aurora,
en
que Don Pedro Benito,
Sancho
Ibáñez con su escolta,
Juan
Gutiérrez Castellanos,
e
Iván Morejón, aporta,
sus
gentes y sus poderes,
Torre
orgullosa y altiva,
tu no viste aquella aurora.
Los
mudéjares ladrillos,
que
culminaron tu obra,
dormían
el sueño seco,
de
las tierras arcillosas.
Más,
transcurridos los siglos,
cuando
tu figura brota,
ya
son siete los linajes,
de
la tierra de la Mota.
Aquel
fraile dominico,
que
nació bajo tu sombra,
aquel
Lope de Barrientos,
que
fue prelado en Segovia,
catedrático
de Prima,
que
hubo en Salamanca toga,
que
fue obispo de Cuenca,
que
sirviera a la corona,
en
Don Juan y Don Enrique,
con
reproches y lisonjas,
fundador
del hospital
de
la Piedad, en que consta,
que
fue para dar alivio,
a las
gentes dolorosas.
A pobres
y caminantes,
|
Descendiente de la
estirpe,
del
Conde Gatón de Astorga,
con
su blasón y su hacienda,
nuevo
linaje incorpora.
Torre
única y sin par
esbelta,
fuerte y airosa,
coronada
por almenas,
que
te distinguen y adornan,
como
un ramillete al aire,
formado
por siete rosas.
Bajo
tu noble perfil,
al
abrigo de tu forma,
cristianos,
judíos, moros,
y gente
de toda Europa,
van
y vienen por las ferias,
comercian,
venden y compran,
corren
el "Toro del Alba",
cuando
la mañana asoma,
en
los días que suceden,
a los
de la siega y trocha.
Y tú,
torre del castillo,
fortaleza
de la Mota,
sigues
siendo fiel testigo,
la
inmóvil espectadora,
de
los hechos que acaecen,
a las
gentes que te rondan.
Por
Don Álvaro de Luna,
el
rey Juan Segundo, llora;
con
el obispo Barrientos,
se
confiesa, reza y postra,
le
hace consultas de estado,
pues
a Don Lope, le nombra,
gran
Canciller de Castilla,
y asesor
de la Corona.
Torre
amiga de las aves,
que
en tus adarves reposan,
cuando
cruzan con sus vuelos,
esta
tierra tan hermosa,
para
llevar el mensaje,
que
entre las plumas, les soplas,
de
Castilla y de sus hombres,
en
sus alas y en las colas.
Desde
tu altura, divisas,
como
lo hacen las alondras,
paredones
y tejados,
de
la villa que reposa,
l amparo
del castillo,
-esa
mole, regia, y roja-,
y ves,
los nobles blasones,
en
las fachadas notorias.
Un
escudo resplandece,
cuando
el rayo se coloca,
sobre
la faja de azur,
iluminándola
toda.
Brillan
las cruces de Alcántara,
pues
son tres, las que se notan,
ocho
sotueres de gules,
y una
bordura, que toma
los
reflejos de la plata,
cuando
las luces la acosan.
Es
el blasón de Barrientos,
que
en el Hospital aflora,
el
que fundara el obispo
que
fue, de Cuenca y Segovia,
aquel,
que nació en Medina,
bajo
la luz de la sombra,
de
esa torre inmensa y fiel,
vigilante
y bermellona,
el
de el séptimo linaje,
catedrático
de toga,
confesor
y canciller,
ilustre
y noble persona,
del
conde Gatón de Astorga.
Obispo
Lope Barrientos,
medinense
y erudito,
que
oyó tu voz, sin un grito;
se
vieron tus pensamientos,
se
notaron tus alientos,
en
la iglesia y en la corte,
fuiste
acicate y resorte,
de
eclesiásticos y reyes,
y sin
falta a las leyes,
supiste
marcar tu norte.
|
Jorge
Múrtula Bernabeu
|
|
A |
Madrigal
de las Altas Torres. Abril de 1451
|
A |
Y fue
aquí... en Madrigal,
en
esta fulgente villa,
corazón
de los trigales,
brizo
de cepas y viñas,
calentada
por el sol
y por
los viento, medica,
guardada
por su muralla,
que
la defiende y abriga,
y ennoblece
y embellece,
y hace
saltar a la vista,
lo
que fue ayer, y aún es hoy:
-una
joya de Castilla-.
Tuvo
que nacer aquí,
aquí,
se cumplió la cita,
donde
ya nacieron antes,
otras
gentes conocidas:
como
Gonzalo Rodríguez,
que
ostentó las canonjías.
Fernández
de Madrigal,
catedrático
de Biblia,
en
la blanca Salamanca,
profesor
de Teología,
de
C´nones y de Vísperas,
de
Ascética y de Poesía.
Y
Don Vasco de Quiroga,
padre
de la dinastía,
de
aquellos Quiroga y Vela,
prez
y honra de esta villa.
Aquí
fue, donde nació,
donde
la gente del campo,
trabajadora
y sencilla,
pide
a Isidro "El Labrador",
con
cantos y rogativas,
con
danzas y paloteo,
|
con
tambores y gaitillas,
que
mande el agua de lluvia,
en
gotas claras y finas,
con
que se rieguen las tierras,
y
germinen las semillas.
Aquí
vio, la luz primera,
esa
luz, brillante y limpia,
que
tienen las primaveras,
en
los campos de Castilla.
Y aquí...
sus primeros juegos,
aquellos
juegos de niña,
con
muñeconas de trapo,
que
a veces se interrumpían,
con
las lecciones de letras,
con
labores femeninas,
con
aprender a montar,
y a
sujetar bien las bridas,
entre
armaduras y togas,
y una
madre por familia.
En
esta llanura fiel,
que
tiene su historia escrita,
con
tinta de sangre y oro,
con
lágrimas y sonrisas,
con
lana, sudor y trigo,
y con
algunas envidias,
con
hombres que la siguieron,
al
fin de la Reconquista,
hasta
los pies de la Alhambra,
de
la ciudad granadina.
En
esta villa imperial,
vino
al mundo y a la vida,
la
reina Doña Isabel,
la
primera de Castilla.----------------------------------
|
Jorge
Múrtula Bernabeu
|
|
A |
Palacio
de Juan II Convento de Nuestra Señora de Gracia
de las Madres Agustinas de: madrigal de las Altas Torres
|
A
|
Palacio
de JUAN SEGUNDO,
donde
nacisteis señora.
En
esa villa dorada
que
se llama MADRIGAL.
Dorada,
porque en sus campos,
el
sol se mira en sus trigos;
dorada
porque sus hijos,
tienen
estirpe real.
Tus
cimientos son antiguos,
-más
antiguos, ya son viejos-,
pues
se sabe a ciencia cierta,
que
diste cobijo y lecho,
al
rey Eduardo de Gales,
que
vino desde muy lejos
para
dar socorro y armas,
a otro
rey... PEDRO PRIMERO,
cuanto
sostuvo una guerra
con
apoyos extranjeros,
contra
su hermanastro ENRIQUE...
bastardo,
traidor y presto
a conseguir
por la fuerza,
lo
que no dieron los fueros.
Y
tan lejos lo llevó
y
tal fue su atrevimiento
|
que
no dudó ni un momento,
-en
cuanto tuvo ocasión-,
-en cuanto tuvo ocasión-,
de
dar un golpe certero
en
medio del corazón
con
la hoja de su hierro,
a su
hermano enemigo:
el
Cruel... PEDRO PRIMERO.
Mas
esto señora mía,
solamente
es un pretexto,
para
dar punto de arranque
a vuestro
real nacimiento,
en
ese lugar tranquilo,
en
ese cuarto pequeño,
en
medio de la llanura
que
sería vuestro reino,
donde
vuestra regia madre,
parió
una reina y un sueño.
Palacio
de JUAN SEGUNDO,
crisol
de España y de América.
Ayer
trono. Y hoy...convento.
Y en
esa villa dorada
que
se llama Madrigal,
porque
sus campos, son oro
y fuiste
cuna real.-------------------------------------------------------------
|
Jorge
Múrtula Bernabeu
|
|
A |
Palacio
de los Viveros de Valladolid donde se casaron los Reyes
Católicos el 19 de octubre de 1469
|
A |
Palacio
de los VIVERO,
hecho
de piedra y tapial
con
refuerzos de ladrillo,
de
claustro rectangular,
austero,
digno y adusto,
pero
de aspecto real,
donde
dos jóvenes príncipes
se
vinieron a casar.
Él,
se llamaba FERNANDO,
YSABEL,
era su par.
Él,
en Sos, era nacido,
ella,
nació en Madrigal.
Él
de Aragón procedía,
ella,
de tierras del pan.
Cuentan
ambos, pocos años,
los
dos cuentan poca edad.
Apenas
son treinta y cinco,
los
que se pueden contar.
Ha,
diecisiete FERNANDO.
ISABEL
tiene uno más.
JUAN
SEGUNDO Y JUAN SEGUNDO.
-los
dos se llaman igual-.
Son
los padres de los novios
que
pronto se casarán.
El
uno, lo es de Castilla,
-lindante
con Portugal-.
El
otro, lo es de Aragón
y de
tierras junto al mar.
|
y de
tierras junto al mar.
Para
celebrar la boda,
en
Dueñas de han de encontrar
los
jóvenes contrayentes...
y
a la cara, se mirar,
para
verse que en los ojos,
el
camino a la ciudad.
Valladolid
no se entera
de
que acaban de llegar
a casa
LOS VIVERO
tras
su largo caminar,
un
infante y una infanta,
porque
se quieren casar.
-Son
primos los dos infantes
y la
cosa hay que arreglar-.
Y es
el obispo Carrillo
quien
insta a su Santidad,
que
habilite una licencia
para
poder celebrar,
los
ansiados esponsales
y así,
dos reinos juntar.
Palacio
de LOS VIVERO,
hecho
de piedra y tapial,
con
refuerzo de ladrillo,
de
claustro rectangular,
que
bajo tu artesanado,
hecho
de nudillo y par
que
cubre tu SALA RICA,
se
vienen a casar,
los
príncipes que pusieron
los
cimientos y el puntal,
de
la nación que es España
y una
corona imperial.------------------------
|
|
Jorge
Múrtula Bernabeu
|
|
A |
El
castillo de la Mota y los palacios de la Plaza Mayor de
Medina del Campo.
Palacio
Testamentario donde muere Isabel
|
A |
Palacio
TESTAMENTARIO
santo
y seña de Medina,
aposento
de los reyes
en
el centro de Castilla.
Capricho
y ojo derecho
que
os va marcando la pista,
pues
con dieciséis abriles
ya
sois dueña de una villa,
cuando
vuestro hermano ALFONSO,
os
la dona bien provista,
de
rentas y de alcabalas,
de
pecheros y de albricias.
Si
ALFONSO os la concedió,
ENRIQUE
lo verifica,
con
los tratos de Guisaldo,
donde
sois reconocida,
como
heredera del trono,
de
este reino... que es Castilla.
Ya
tenéis un año más,
-mas
es pequeña la cifra-,
y
sois por segunda vez,
la
señora de Medina.
En
el acuerdo se incluye,
-incrementando
la lista-:
el
alcázar con su torre,
-que
la Mota-, -nominan-.
Y
transcurrido otro año,
se
completa vuestra dicha;
pues
a poco de casaron,
tras
dos meses y unos días,
sois
de nuevo presentada
a
las gentes de la villa...
Ante
el concejo reunido
en
una iglesia prevista,
que
es, la de San Miguel,
-de
fijo, la más propicia-,
por
el gran corregidor
y
ALONSO DE QUINTANILLA.
Muchas
preces y prebendas
le
dedicáis a la villa.
En
ella celebráis cortes,
tenéis
disgustos risas.
|
Recibís
a mandatarios
que
os muestran su gallardía.
Desde
el forjado balcón,
veis
encierros y corridas.
Lloráis
la marcha de Juana,
la
de por celos...mordida-.
No
cejáis en vuestro empeño
de
ver vuestra patria unida...
...En
luchas contra los moros,
para
curar las heridas
que
los hijos del profeta,
dejaron
en vuestras vidas.
Váis
y venís sin descanso,
por
las tierras de Castilla;
por
Asturias, Cataluña,
Valencia
y Andalucía.
Más
para vuestro descanso,
siempre
volvéis a Medina.
Y tanto
es el amor
que
le tenéis a esta villa,
que
en éste..., vuestro palacio,
pensáis
en la reconquista
y recibís
a Colón
y le
dais barcos y prisas,
para
que surque los mares
y os
traiga grandes noticias.
Queréis
tanto a este lugar,
a esta
casa..., a esta villa,
que
lo escogéis sin dudar,
para
vuestra despedida.
Aquí
hacéis el testamento,
punto
y fin de vuestra vida,
en
el que dejáis escrito,
sellado
y con vuestra firma,
todo
lo que deseáis,
para
España y su justicia,
en
este palacio regio,
desde
vuestra vista,
se
pasea por la plaza.
¡Plaza
Mayor de Medina!-----------------------------------------------------
|
|
Jorge
Múrtula Bernabeu
|
|
A |
Andadura
de una reina
|
A |
Las
torres de Madrigal,
vieron
nacer a la Reina,
el
castillo de la Mota,
su
último suspirar.
La
reina, tuvo que andar,
cientos
y cientos de leguas,
con
un reino que reinar,
con
mil cruces en su espalda,
y una
sola en su mirar.
Reina
Isabel de Castilla,
Madre
de la Hispanidad,
que
con las tres carabelas
que
atravesaron la mar,
abriste
un nuevo camino...
un
camino sin trazar,
y llevar
la Cruz de Cristo,
donde
pudiera llegar
ese
camino de espuma,
esa
ruta colombina
que
el almirante marcara,
con
sus tres velas de angustia,
con
sus tres velas cruzadas.
Mientras
tanto, en tierra firme,
se
consolidaba España,
Porque
Isabel y Fernando,
tras
la toma de Granada
aquel
enero naciente
de
un siglo que terminaba,
cambiaron
la Media Luna
por
las Enseñas Cristianas.
En
eso estuvo tu vida.
En
hacer de su Castilla,
de
tu León... de tu Patria,
un
reino...Señora...uno solo.
Más
no acaba aquí tu empeño,
de
las tierras de las Indias,
|
con
sus navíos cargados:
de
nuevas gentes,
nuevas
cosas
y de
nuevas esperanzas.
Unas
esperanzas vivas.
¡Vivas!,
con cuerpos y almas,
que
espolean tus sentidos:
de
Reina, Madre y Cristiana,
porque
las tres cosas fuiste:
Como
Reina... sin igual.
Como
Madre... la mejor.
..
Y como Cristiana...Santa.
Muchas
leguas recorrieron
tu
caballo y tu pensar.
De
Madrigal a Medina,
pasaste
por Salamanca,
por
Valencia y Portugal,
por
Sevilla y por Granada
y hasta..."cruzaste
la mar".
Hiciste
sin titubeos
lo
que tenías que hacer:
Unir
los pueblos de España,
ser
madre, esposa y mujer,
difundir
la Fe de Cristo.
...Sufrir,
reír y querer,
escribir
tu testamento
para
un nuevo amanecer,
a dos
pasos de tu cuna.
Que
si expiraste en Medina,
Madrigal...
Te vio nacer.
|
Jorge
Múrtula Bernabeu
|
|
A |
Tenía
que ser así. (Romance a la muerte del Príncipe
Juan)
|
A |
Ya
viene por el camino,
el
infante Don Fernando.
Con
su séquito de nobles,
cruza
vegas y sembrados.
Viene
a casar con la infanta,
de
este reino castellano,
viene
a juntar sus destinos,
viene
a entrelazar sus manos,
a unir
con su matrimonio,
dos
grandes reinos cristianos.
...Y
hacer de dos...uno solo.
En
el centro de Castilla,
en
plena Tierra de Campos,
al
pie de un monte torozo,
la
comitiva hace un alto
en
la Dueñas de Palencia,
que
le da...yantar y manto.
Van
a casar los infantes,
van
a unir reinos y manos,
mesnadas
y caballeros,
armaduras
y caballos,
para
poner punto y fin,
a lo
que hace tantos años,
desde
los montes de Asturias,
comenzará
Don Pelayo.
Pusieron
sus esperanzas,
reina
y rey... en igual grado
al
nacerles en Sevilla,
el
hijo tan deseado,
que
iba a ceñir la corona,
llevar
cetro y llevar manto,
de
un país recién nacido.
¡De
un nuevo reino cristiano!
Segundo
en el nacimiento,
después
de un lustro y dos años.
Cuatro
mujeres y un hombre,
los
monarcas engendraron.
Doña
Isabel, -la primera-,
Luego
Juan, -el esperado-,
después
siguió, Doña Juana,
-la
del amor desquiciado-,
Doña
María, -la cuarta,
nacida
en el Califato-,
-y
a la vera de Henares-,
la
más chica de las cuatro.
Dos
azucenas, dos rosas
y un
crisantemo azulado.
Cinco
flores, cinco rosas,
cinco
flechas, cinco rayos,
cinco
anillos para unir,
dedos
de la misma mano.
Don
Juan, el hijo varón,
-que
para rey fue educado-,
jamás
ciñó la corona,
no
tuvo cetro ni manto,
pero
tuvo tres añores
que
le guardaron del llanto:
El
de su madre... la reina,
hacia
su ángel adorado;
El
de su esposa querida
y el
de su padre Fernando.
Se
fue con él la esperanza
de
la unión y los reinados...
de
España y de Portugal,
de
Flandes, de Italia...¡Tantos!
De
Jerusalem...deFrancia,
de
los que hay al otro lado;
los
que descubrió Colón,
por
Ysabel alentado.
Mas
hubo de ser así,
junto
al rey, entre los brazos,
en
la sabia Salamanca
por
el Tormes arrullado,
en
paz y en gracia de Dios,
y el
testamento firmado.
Te
fuiste príncipe Juan,
joven,
apuesto y gallardo.
-Dicen
que fue por amor-.
-Yo
creo que destinado-.
Porque
debió ser así,
junto
al rey, entre sus brazos,
|
Porque
debió ser así,
junto
al rey, entre sus brazos,
a
las orillas del Tormes,
en
el Octubre dorado.
¿Porque
hubo de ser así?
tan
joven y tan cansado, barbilampiño y galán,
enfermo
y enamorado.
Tu
muerte cierra un futuro,
que
venía del pasado;
mas
abre caminos nuevos
que
aún no se han caminado.
Tres
años deben pasar,
para
que nazcan Don Carlos,
allá,
por tierras de Flandes,
en
un país...tan lejano,
que
transcurridos los tiempos,
que
transcurridos los años,
el
niño, que se ha hecho hombre
con
modos afrancesados,
no
puede tomar conciencia,
de
España ni de su estado.
Es
tu sobrino... Señor,
con
tu sangre y tu legado.
-ya
sabes lo que fundó-.
"De
raza le viene el galgo".
Tú,
tenías que morir,
para
dejar despejado
el
camino que hizo a España,
el
gran imperio cristiano,
en
manos de Carlos Quinto,
-nieto
de Maximiliano-.
Pero
Tú...Señor...pusiste,
la
semilla de Fernando
que
floreció con tu muerte,
y
sin llegar al reinado;
porque
tu sangre y su sangre,
son
savia del mismo árbol.
-Yo
estoy seguro, Señor-,
que
tu sobrino Don Carlos,
pensó
con tu regia persona,
en
tu espíritu en tu rango,
al
vestirse de armadura
a
lomos de su caballo,
viendo
en Ti el ejemplo vivo,
aunque
estabas enterrado.
Y
tuvo que ser así,
junto
al rey...entre sus brazos,
para
que el sol alumbrara
el
imperio coronado:
desde
Gibraltar a Holanda,
desde
Oriente hasta el Chaco,
bajo
tu mirada quieta,
tranquila...de
mármol blanco
de
tu destino final,
en
aquel lugar tan "alto"...
En
la cuna de la reina,
con
Santa Teresa al lado.
Tenía
que ser así,
junto
al rey... Entre sus brazos.
-Yo
estoy seguro Señor-,
que tu sobrino Don Carlos,
pensó
en tu regia persona,
en
tu espíritu en tu rango,
al
vestirse de armadura
a
lomos de su caballo,
viendo
en Ti el ejemplo vivo,
aunque
estabas enterrado.
Y
tuvo que ser así,
junto
al rey...entre sus brazos,
para
que el sol alumbrara
el
imperio coronado:
desde
Gibraltar a Holanda,
desde
Oriente hasta Chaco,
bajo
tu mirada quieta,
tranquila...de
mármol blanco
de
tu destino final,
en
aquel lugar tan "alto".
En
la cuna de la reina,
con
Santa Teresa al lado.
Tenía
que ser así,
Junto
al rey... Entre sus brazos.
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Jorge
Múrtula Bernabeu
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A |
Ensoñación
de un viaje a Medina del Campo el día 26 de noviembre
del año 2004
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A |
Hoy
he venido a Medina
sin
saber porqué he venido.
Como
si hubiera perdido,
el
ritmo de la rutina.
Lo
que siempre me domina,
a través
de la semana.
Pero
en la fresca mañana,
de
este viernes de Noviembre,
a las
puertas de Diciembre,
sonó
como una campana,
un
"ding-dong", en mi cabeza.
y acudieron
a mi mente:
El
rebullir de la gente;
la
esbeltez y la nobleza
de
la roja fortaleza.
Ovejas
y Maragatos,
mercaderías
y tratos.
Especieros...tundidores,
comerciantes
y señores,
cada
cual con sus boatos.
Puse
los pies en el suelo,
sentado
sobre la cama,
y la
sombra de una dama,
pasó
ante mí, como un vuelo,
encaminándose
al cielo,
a través
de los cristales,
cruzando
entre los rosales,
y las
espinas...celosas,
enredaron
sus sedales.
Me
incorporé en un suspiro
y me
asomé a la ventana,
buscando
entre la mañana,
el
fulgor de aquel zafiro,
que
recto, sin dar un giro,
se
desvaneció a mi vista.
Más...dejándome
la pista,
en
los ojos y en mi mente,
de
un semblante sonriente
y un
sabor a reconquista.
Mi
cara se reflejó
entre
las gotitas de agua,
que
formaban una enagua,
cuando
del cielo cayo
y
despacio resbaló,
dando
lugar al espejo,
enmarcado
en roble viejo,
del
marco de la venta,a,
con
mi cara y su reflejo.
Con
la mirada perdida,
más
allá del corto espacio,
me
fui alejando despacio,
con
la imagen retenida
y
mi cabeza aturdida,
de
aquella dama brillante,
que
solo estuvo un instante,
en
mi sueño o en mis ojos,
en
la luz de mis antojos
y
en mi pensar inquietante.
Sigo
de pie y abrumado,
miro
mis pies en el suelo,
y
una corriente de hielo,
como
un potro desbocado,
como
el aire de un tornado,
recorre
mis cervicales.
...Y
un sabor de hierro y sales,
se
me viene a la garganta;
al
delirar que una santa,
voló
sobre mis rosales.
Me
sobrepongo a mi asombro,
me
sacudo la cabeza,
me
revisto de entereza,
de cada pie a cada hombro.
Digo
mi nombre y me nombro,
con
voz sonora y serena,
y
la habitación se llena
de
pacífica cordura.
Y
la niebla de locura,
Con
el andar vacilante
me
dirijo hacia la dicha.
Ya
se que nadie me escucha,
pero
doy voces. -no obstante-,
y
que vaya por delante
el
sonar de mis palabras,
por
si las "abra-cadabra",
no
son solo de mi mente
y
vaya a topar de frente,
con
escobas y con cabras.
He
recuperado el tono,
ya
me encuentro sosegado
después de lo pasado,
sigo
con el mismo encono:
La
sombra, la dama, el trono,
un
castillo, una colina,
una
torre granadina,
un
día gris de un otoño
y
la feria de Medina.
Salí
despacio de casa,
andando
sin rumbo fijo
y
algo por dentro me dijo:
-Como
un rumor que traspasa
la
finura de una gasa-...
¡Márchate
hacia la estación,
sin
atender más razón!
Penetras
en el andén
y
súbete al primer tren,
que
te indique el corazón.
Ya
estoy sentado en mi sitio,
-el
factor...da la salida-
y
con una sacudida,
el
tren arranca al momento.
Primero...va
un poco lento,
después...con
más alegría
y
más tarde todavía,
-tras
atravesar un puente-
¡Más
ligero y mas potente
bien
agarrado a la vía!.
Sigue
el tren por su camino.
Un
camino entre pinares:
por
esos mismos lugares
de
tierras de pan y vino,
que
en el tiempo isabelino,
cruzaron
recuas y gentes,
apocados
y valientes,
pastores
y caballeros,
comerciantes
y escuderos;
...sinvergüenza
y decentes.
Cierro
mis ojos de ver
abriendo
los de mi mente
y
de una forma silente,
doy
un paso hasta el ayer,
para
poder mantener,
una
visión del momento,
en
que firmó el testamento
la
Señora de Medina,
que
despacio... se encamina,
Me
revisto de jubón,
me
ciño la daga al cinto,
me
subo a un caballo pinto
enarbolando
un pendón
y
a ras de mi corazón,
un
crespón de negro luto,
como
respeto al tributo,
|
que
le dio al mundo su fruto.
Entro
en la Plaza Mayor
a lomos
de mi caballo.
Yo,
como el pueblo...me callo,
y acompaño
en el dolor
con
los rezos y el fervor,
a propios
y forasteros;
al
tiempo que mensajeros,
parten
a pico de espuelas,
a reinos
y ciudadelas,
españolas
y extranjeros.
La
bulla de cualquier día
de
una jornada de feria,
es
hoy... afligida y seria,
callada,
triste y sombría,
como
la lápida fría,
que
da cobijo a los muertos,
en
los pacíficos huertos,
de
cipreses y de cruces,
donde
hay más sombras que luces,
sobre
sus destinos yertos.
La
campana de la torre
de
la iglesia Colegiata,
no
suena ni se arrebata
y su
tañir se descorre,
bajo
la nube que corre
empujada
por el viento,
que
silva como un lamento,
llorando
sobre la plaza,
al
mismo tiempo que abraza
a Ysabel...en
su aposento.
Revestido
como estaba,
de
jubón, daga y crespón,
incliné
al suelo el pendón
que
en mis manos sujetaba,
porque
Medina...lloraba
por
la muerte de Ysabel.
Y lo
que fue flor y miel,
maternidad
y nobleza,
santidad
y realeza,
tiene
amargura de hiel.
El
tren llega a su destino.
Yo
despierto de mi sueño
y vuelvo
a ser amo y dueño,
de
la realidad y el tino,
abandonado
al camino
de
ilusión y fantasía,
del
tiempo en la lejanía,
de
castillos y corazas,
de
hallazgos de nuevas razas,
de
trueques y mercancías.
Yo
me apeo del vagón.
Vuelve
a sonar la bocina
y el
tren...de nuevo camina
saliendo
de la estación,
bajo
un negro nubarrón,
que
oculta un sol reluciente,
mientras
se besa la gente,
que...con
"adioses" ruidosos,
o gemidos
silenciosos,
se
despiden lentamente.
Voy
andando paso a paso,
`por
el medio de la acera
que
ciñe la carretera;
y con
mis pies...acompaso,
el
rumor, fino y escaso,
del
aire entre la arbolada,
del
castillo de la Mota,
pasa
dejando una nota,
de
aromas de arcilla y seda.
Oigo
sonar a lo lejos
el
murmullo de la fiesta,
de
un pueblo que manifiesta
el
cariño sin complejos
de
jóvenes y de viejos,
a lo
que ocurrió en la villa,
la
más grande de Castilla,
hace
ya...quinientos años,
entre
curtidos y paños,
entre
la gente sencilla.
Hoy
se despertó Medina
a caballo
de dos cosas:
Las
fechas esplendorosas
de
la reina que domina,
lo
que ve y lo que imagina.
Y su
última mirada,
moribunda
y apagada:
A Medina
y a su cielo,
A su
plaza y a su suelo
Cruzando
la balconada.
Me
mezclo con el gentío
en
esta mañana clara.
Noto
que nadie repara,
ni
en lo suyo ni en lo mío,
porque
se oye un griterío,
que
capta las atenciones
de
todos los corazones,
y entre
emocione y vivas,
miles
de voces altivas,
saludan
a los pendones.
Bajo
el busto de Ysabel,
-la
niña de Madrigal-
al
pie de su pedestal
ha
florecido un vergel,
en
las manos de un juglar,
que
dejan de acompañar,
con
su ritmo y melodía
de
nostalgia y de alegría,
un
morir y un despertar.
Es
un día extraordinario
en
tiempos y en emociones,
y las
torres y leones,
de
este lugar mesetario,
original
y primario
en
su vida y trayectoria,
han
blasonado la historia
de
la conquista de España.
Señalando
en cada hazaña,
una
cruz en la memoria.
Está
cayendo el ocaso,
el
bullicio se hace calma.
El
alboroto del alma,
se
va haciendo más escaso.
Y yo,
me voy...paso a paso,
amando
más a Castilla,
a su
besana amarilla,
a sus
piedras y a sus ríos,
a sus
calores y fríos,
a su
siembra y a su trilla.
Ahora
caigo en la cuenta,
cuando
ya se acaba el día,
que
no fue una fantasía
de
mente calenturienta.
Porque
ya no me atormenta,
ni
supone ningún drama,
ni
un misterio, ni una trama,
que
haya venido a Medina.
Porque
desde su colina,
me
invitó a venir...la Dama.--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
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Jorge
Múrtula Bernabeu
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