SANTO SEPULCRO

Santo Sepulcro (Maestro de Covarrubias, atribución siglo XVI)
Santo Sepulcro (Maestro de Covarrubias, atribución siglo XVI)

Santo Sepulcro (Maestro de Covarrubias, atribución siglo XVI)
Santo Sepulcro (Maestro de Covarrubias, atribución siglo XVI)

Una de las más gratas sorpresas que ha despertado este estudio de la Semana Santa de Medina del Campo es el descubrimiento del verdadero valor del Cristo Yacente, imagen titular de la cofradía del Santo Sepulcro.

La escasa visibilidad que tiene en su altar de la iglesia del monasterio de Santa María la Real, y la dificultad para apreciarlo durante la procesión, al salir de dentro de una urna neogótica hecha en el año 1955 por el escultor González Macías, son las únicas razones que ayudan a comprender la errónea cronología y la escasa importancia que hasta hoy se le ha concedido.

Las crónicas remontan la fundación del monasterio al año 1418 cuando la reina doña Leonor, viuda del infante don Fernando, decidió ceder su palacio para establecer una comunidad de Dominicas, a cuya regla ella misma se sometiójunto con cuatro Dueñas a su servicio. A su muerte, en 1432, dejó expreso deseo de que su cuerpo reposara en el medio del coro bajo una sencilla lápida.

La primitiva fábrica debió desaparecer casi por completo en los últimos años del siglo XV a causa de un gran incendio. En ese momento los Reyes Católicos concedieron importantes donaciones que hicieron posible la construcción del actual edificio. Su escudo sobre la puerta de ingreso a la iglesia es testimonio del patronazgo real que permite suponer la intervención de destacados artistas en la decoración del cenobio.

Cristo Yacente
Cristo Yacente

Cobijado bajo un arco de casetones vegetales, el Yacente forma parte de un interesante conjunto que se completa, desde el punto de vista iconográfico, con varias pinturas murales. En ellas se representa, sobre el fondo, la Cruz desnuda y el Entierro de Cristo en reducido tamaño. A ambos lados, junto a la cabeza y los pies de Jesús, aparece José de Arimatea y Nicodemus portando los atributos de la Pasión. Lamentablemente, la estructura frontal quedó oculta en parte al decidirse, en 1778, remodelar todos los retablos de la iglesia. Este puede ser otro motivo por el que se ha pensado que el Cristo del Sepulcro era del siglo XVIII. Conocemos algún otro caso donde se emplea, con fines funerarios, la composición de una escultura del Yacente cobijada en un arco con pinturas al fresco. Quizás fuera el destino de la obra, sirviendo de recuerdo del sepulcro de la reina doña Leonor.

Cristo Yacente
Cristo Yacente

El análisis de las pinturas revela la intervención de un maestro relacionado con el círculo de Juan de Borgoña, como delata la calidad de la interpretación de las figuras, la arquitectura y el paisaje. La obra magna de Borgoña en la Sala Capitular de la catedral de Toledo (1509-1511) muestra algunos de los recursos que se pueden admirar en este conjunto.

Igual de importantes son, desde el punto de vista artístico, las conclusiones a las que hemos llegado tras el estudio de la escultura. Se trata de una figura de tamaño natural en la que se representa el cadáver de Cristo completamente rígido. La gran capacidad expresiva de su anónimo escultor queda patente en la forma de marcar las arrugas de la piel en la frente y la cuenca de los ojos. También se alcanza gran realismo al reflejar bajo la piel las venas, especialmente en el cuello. La anatomía está perfectamente pensada para mostrar un cuerpo consumido durante horas. Brazos y piernas son extremadamente delgados y el tronco se marca la clavícula y costillas.

Cristo Yacente
Cristo Yacente

Sin lugar a dudas, se trata de una talla del comienzo del siglo XVI que coincide en fecha con las pinturas anteriormente comentadas. A la hora de buscar paralelismo con otras esculturas del momento, y dentro del actual conocimiento de la escultura tardogótica castellana, solo podemos establecer relación con el anónimo autor del famoso grupo de la Adoración de los Mayor en el tríptico de Covarrubias. Por falta de espacio , tenemos que dejar para el estudio que estamos preparando el comentario detallado de las similitudes y diferencias entre ambas obras. Por el momento, nos conformaremos con señalar que la forma de marcar el entrecejo y las arrugas de la piel son muy similares a las de los Reyes y el S. José de Covarrubia.

Aunque en muchas ocasiones se ha pensado en el conjunto de Covarrubias pudiera ser importado, Yarza Luaces ha propuesto la actividad de un escultor flamenco que trabaja en Castilla. Si se acepta esta hipótesis de atribución, el Yacente de Medina supone un paso más en la definición de su taller vinculándose, por otro lado, con un monasterio en el que son patrones los Reyes Católicos.

Santo Sepulcro Vacío
Santo Sepulcro Vacío

En cualquier caso, es indudable la importancia de la pieza. Se conservan en Castilla algunos yacentes que demuestran la existencia de la iconografía desde el siglo XIV, pero siguen siendo escasos a comienzos del XVI y menos aún con la calidad del que se custodia en el Monasterio de Santa María la Real de Medina del Campo. [Gif]

"... Lo envolvió en una sábana lo puso en un sepulcro labrado en la peña..." (Evo de San Lucas)

Del amoroso y cálido regazo de su Madre Santísima el caritativo José de Arimatea y Nicodemus, el oculto discípulo, toman con sublime unción el Cuerpo macerado y ultrajado de Cristo y envolviéndolo en un sudario, después de fajarle con lienzos empapados de mirra y áloes, le depositaron con exquisito amor en la dura y fría oquedad del Sepulcro.

¡Qué insoldable grandeza, y qué fuente de meditación la del mudo dolor del Santo Entierro de N.S. Jesucristo! Correctamente y de forma sobrehumana se perfilan a través de veinte siglos los rostros de los protagonistas de este último acto del Drama de la Redención. Y envolviéndolo todo, como fondo y medio, las densas e impenetrables tinieblas del Gólgota dan magestuisa gradiosidad al Santo Entierro del Rey y Señor de la Luz.

Y allí, como excelso hito de la Pasión Redentora del Hijo de Dios, como espiritual guión, quedó eternamente el sangrante Leño del Dolor, el Madero del Supremo Holocaustro, para servir de esperanzador consuelo y quía a la afligida y pecadora Humanidad.

Y en este Año Santo ¿oh Señor!, pasará una vez más en casi dos milenios,tu Imágen Muerta por las humildes calles de esta Villa, en un dorado crepúsculo de primavera, rico de tenues luces y vagas sombras, odeado del acongojado silencio de tus hijos. llorosos y penitentes, enferevorecidos y arrepentidos de sus culpas por la contemplación y meditación de Tu Santísima Pasión y Muerte.

¿Oh Señor y Dios Mío! Que la amargura de la traición y deserción de tus discipulos, los escarnos de Herodes, la afrenta de lo azotes, la Vía Dolorosa, las Espadas del Dolor que atravesaron el varginal corazón de Tu Santísima Madre, y en fin "Tu obediencia hasta la muerte, y muerte de Cruz", no sean estériles para los que compungidos por el peso de nuestras culpas, humilde y devotamente te acompañamos y adoramos en tu Santo Entierro.

RICARDO SENDINO (Hermano del Santo Sepulcro)

"... En el huerto un sepulcro nuevo...,"

Estamos ante el último acto del Drama de la Redención de los hijos de los hombres. Cristo Jesús, Dios de la Vida, yace muerto y martirizado sobre la fría e inmaculada piedra del Sepulcro que José de Arimatea había amorosamen0te excavado para sí. Y allí en un sencillo sepulcro judío, rodeado de tinieblas y soledad, quedaba el sacrosanto Cuerpo del Dios de la Luz y de la Creación.

Y por eso este sencillo Sepulcro, horadado en la dura roca del Gólgota, esa fría oquedad que albergó el Cuerpo Santísimo de Cristo, concentra, a través de los siglos, la devoción de la Cristiandad toda, y hace la de Jerusalén deicida y maldita, la Jerusalén Santa. Y cuando la seguridad de estos Santos Lugares se ve comprometida ante el empuje irresistible del Islam, todo el mundo cristiano se arma y organiza en Santa Cruzada del rescate del Sepulcro Santo.

El Santo Sepulcro es, con la Santa Cruz, la reliquia más simbólica y preciada de la Cristiandad, porque ambas sinterizan soberanamente todo lo que de Amor y de Supremo Sacrificio encierra la Pasión Redentora del Hijo de Dios. ¡La Cruz Guía y compañera de la vida, y el Sepulcro compañero y colofón de la muerte! Y es que el Sepulcro Santo del Redentor patentiza la sobrehumana Humildad llena de excelsa Humanidad de la Pasión de Cristo. ¡Se humilla por los hijos de los hombres hasta la muerte y después de la muerte! ¡Sublime humildad y grandiosa Humanidad la de Cristo Sepultado!

Pero de esta lobreguez del Sepulcro Santo, de estas densas tinieblas del Gólgota, de esta suprema y última Angustia de la Soledad de María Santísima, de este aterrador vacío que deja Jesús entre sus discípulos con su Muerte redentora, de este día de afrentas, negaciones, ignominias y muerte, brotará la luz refulgente y victoriosa de la Resurrección triunfante de Cristo.

RICARDO SENDINO (Hermano del Santo Sepulcro)