03-11-04
- El rico que quiere hacer Santa a Isabel
Hace 60 años dejó su puesto de policía
local en León y se fue a México. Hoy preside el
imperio cervecero de la Coronita. Antonino Fernández
tiene una fortuna de varios miles de millones de euros y un
último empeño vital: llevar a los altares a Isabel
la Católica, de cuya muerte se cumplen en noviembre 500
años
El
día en que dejó de ser policía municipal
en León, Antonino le dijo a su jefe
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EN LA SEDE DE LA MODELO. De izq. a dcha. Mario Amilivia, alcalde de León en 2001, el embajador de España en México, José Ignacio Carvajal, el presidente del Grupo Modelo, el también leonés Antonino Fernández, y Fernando Aller, director de «Diario de León». |
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que
quizás volvería. «Te buscaré si
lo hago». Se marchaba con 28 años y esposa al
otro lado del mar a probar suerte. Su sueño: hacer
las Américas. Ha pasado más de medio siglo y
Antonino Fernández es una de las mayores fortunas de
México. Heredó de otro indiano, leonés
como él, Pablo Díez, el imperio de la cervecera
Corona (Coronita en España). Y algo más. El
de Cerezales del Condado, pues allí nació humilde
hará 87 años el 13 de diciembre, pretende convertir
en santa a la reina que hizo posible la gesta colombina, Isabel
la Católica. Se lo prometió al hombre que lo
acogió en el Nuevo Mundo y que le terminaría
coronando cabeza del reino de la cerveza mexicana, su maestro
y benefactor don Pablo. Cueste lo que cueste. Ya lleva gastado
en la empresa más de un millón de dólares
de su propio bolsillo.
Pero
todo le parece poco al octogenario don Antonino cuando se
trata de llevar a buen puerto el titánico encargo recibido
de su mentor, pues fue don Pablo el primer gran mecenas de
la causa abierta en Roma para elevar a los altares a la Reina
de Castilla. Primero pagó don Pablo (hasta su muerte
en 1972) y ahora lo hace don Antonino.Tanto monta, monta tanto.
Dos emigrantes triunfadores y un único empeño
casi místico verdadero: la canonización. Aún
más, borrar la leyenda negra de Isabel (Inquisición,
persecución de los judíos...) y, de paso, certificar
su capacidad milagrera. «Ella se lo merece», no
duda el magnate de la cerveza
Sostienen
sus palabras 42 volúmenes con 100.000 documentos inéditos
sobre la monarca, recopilados por decenas de prestigiosos
historiadores y teólogos movilizados, que esperan un
veredicto final de la Congregación para la Causa de
los Santos del Vaticano.
Jueves,
28 de octubre de 2004. Suite del Hostal San Marcos de León,
un monumental parador cinco estrellas con paredes de piedra
salpicadas de cuadros con los Grandes de España de
todos los tiempos. Don Antonino, de elegante traje oscuro
(enviudó en la tierra de Hernán Cortés
hace apenas tres meses de la sobrina del muñidor del
gigante cervecero Grupo Modelo), hace una excepción
en lo que es norma en su vida y accede a posar en exclusiva
para CRONICA al lado de un gran retrato de Isabel de Castilla.
Confía en que la proximidad del V
Centenario de la muerte de la reina (el próximo
26 de noviembre), y los nuevos estudios sobre su figura por
él financiados, puedan más en Roma que el poderoso
lobby judío opositor a la causa.
A
mayores empresas se ha enfrentado el leonés con éxito.
Sobrevivió al disparo que le atravesó la femoral
de la pierna derecha, cuando fue secuestrado en México
por un grupo armado de adscripción comunista (Liga
Comunista 23 de septiembre), allá por 1977. Aún
lleva la cicatriz del tiro cosida a la piel. «Como los
toreros», dice orgulloso. No olvida lo que le dijeron
en Estados Unidos, adonde acudió para hacerse mirar
la arteria: «De diez millones se salva uno, y ése
es usted».
¿Y
quién es don Antonino, amén del mecenas que
viene del otro lado del Atlántico para hacer santa
a la controvertida esposa de Fernando el Católico?
Hijo
de labrador («Sabe todo lo que hay que saber del cultivo
del garbanzo, que tanto se sembraban en los campos leoneses»,
comenta uno de sus asesores en España), aún
tiene fresco en la memoria su primer sueldo en tierras mexicanas:
600 pesos cada 15 días, 100 menos que el resto de los
obreros que trabajaban en 1949 para don Pablo en las primeras
fábricas cerveceras del Grupo Modelo.
Tenía
31 años entonces y acababa de aterrizar en su Nuevo
Mundo atendiendo la llamada que el tío de su esposa
les venía haciendo desde tiempo atrás. A sus
espaldas dejaba una aldea, Cerezales del Condado, con 120
vecinos (hoy apenas resisten entre sus casas medio centenar),
una guerra civil hecha del lado de los nacionales y dos años
de policía local en las calles de León.
«Entré
en la cervecera el 26 de enero de 1949. Hice de nada y de
todo. Hasta descargué camiones... A los 10 meses don
Pablo me propuso que fuera el administrador general...Yo no
tenía estudios ninguno, a los 14 años salí
de la escuela», rememora. Sitúa en sus principios
en México el momento que más satisfacciones
profesionales ha sentido a lo largo de su dilatada y más
que exitosa carrera empresarial.
-¿Cuánto
quieres ganar? -recuerda que le preguntó el patrón
a los pocos días de llegar, sorprendido de que fuera
diciendo por ahí que él no era sobrino suyo
(en realidad lo era su mujer).
-No
supe que decirle porque no estaba seguro si haría bien
el trabajo -le contestó.
-¿Le
pareció generosa la oferta final?
-Los
600 pesos que él me propuso, teniendo en cuenta que
yo estaba allí aprendiendo, me parecieron bien... Siempre
he sido reacio a que me den algo que no merezco -dice ahora,
a punto de cumplir 87 años.
Desde
1971, con el tío de su esposa ya enfermo, Antonino
Fernández es el presidente del grupo cervecero. Porque
Don Pablo siempre confió en él, incluso más
que en tres sobrinos carnales que se había llevado
a México para trabajar a sus órdenes. El tiempo
terminaría dándole la razón. En 1982,
cuando José López Portillo nacionalizó
la banca -los 17 millones de dólares que la empresa
tenía depositados en un banco pasaron a ser pesos devaluados-
la cervecera se quedó sin crédito. «Qué
manera más cómoda de atracar, y con la pluma
en la mano», contestó irritado Antonino al director
de la entidad financiera. Fue entonces cuando decidió
vender su cerveza en el mercado norteamericano. «Hay
que traer dólares», dijo a sus directivos de
ventas. Y poner un precio alto. Si una cerveza cuesta más,
pensó él, el potencial cliente creerá
que debe ser buena. Y acertó. Los jóvenes, como
en España, convirtieron la botella blanca y alargada
de Coronita en un icono.Hoy, los alrededor de dos millones
de cajas que se consumen al año en nuestro país
se venden en EEUU en apenas cuatro días.
En
los 33 años que lleva al frente de la compañía,
el Grupo Modelo (posee también dos fábricas
de vidrio y hojalata para la tapa de la botella, varias de
cartón para embalaje y tres malterías, incluso
tiene intereses en el sector aeronáutico) se ha convertido
en uno de los gigantes del sector cervecero mundial, con presencia
en 150 países, y don Antonino en uno de los hombres
más acaudalados de México. «¿En
la lista Forbes? No, no ha aparecido nunca su nombre... Lo
cual no quiere decir que no debiera estar, claro», dice
a propósito de su fortuna un estrecho colaborador del
empresario.
Ya
en 1998, un año antes de empezar a financiar todo lo
relacionado con la canonización de Isabel la Católica
como una manera de rendir tributo póstumo (o acabar
lo que él empezó) a su muy admirado don Pablo,
una publicación económica mexicana le situaba
entre «los 100 hombres que mueven México».
El ex agente municipal de León ocupaba el puesto número
8 del ranking de multimillonarios, por delante de Emilio Azcárraga,
el dueño ya fallecido de Televisa.No en vano Antonino
Fernández es el dueño del 7% del Grupo Modelo
que preside, con un valor incalculable que suma miles de millones
de euros. Y en España posee casi el 1% del Banco de
Emilio Botín (porcentaje valorado en 4.172 millones
de euros), en cuyo consejo de administración estuvo
sentando desde 1994 hasta enero de 2002.En la actualidad preside
el Consejo Asesor Internacional del BSCH.
¿Fortuna
personal estimada? Nadie se aventura a dar números.Tampoco
su ritmo de vida, escasamente derrochador, da pista alguna
del poder de su cuenta corriente. «No somos de yates
ni de aviones privados... Somos gente austera», ha dicho
en alguna ocasión él. Un amigo precisa más:
«Es un millonario atípico, no tiene ranchos,
ni casas, ni barcos de recreo... Cada vez que viene a España
lo hace en Iberia. Jamás utiliza para viajes particulares
el jet de la compañía. Vive en México
DF en un piso de 300 metros».Otra muestra de su carácter
riguroso: paga las cervezas (toma una al día, «cuando
no dos», que desde la fábrica le llevan a casa
cuando hace un pedido. Los ejes de su vida: España,
México, el Grupo Modelo, Dios, la Virgen del Camino,
don Pablo Díez y su familia. Toda ella le trata con
devoción.
El
jueves pasado, el mismo día que se retrataba junto
a la imagen de la reina, don Antonino abría las puertas
de su suite para recibir. Sobrinos y demás parientes
desfilaron en muestra de la gran admiración que le
profesa su gran familia en la tierra donde fue agricultor,
cuando aún vivía en la casa paterna, y la ciudad
que le conoció por breve tiempo como municipal. De
agente a Don.
Ninguna
condecoración de las muchas que ha recibido a uno y
otro lado del Atlántico se ajustan tanto al personaje
como las que llevan el nombre de la reina de Castilla. En
1999 ya recibió del Gobierno español la Encomienda
de Isabel la Católica. Este mismo año le ha
sido concedida la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica
(distintivo superior). El acto de entrega, en México
DF, está previsto para el próximo mes de diciembre.
¿Por
qué Isabel? Para Antonino no es si no terminar la aventura
que don Pablo emprendió allá por 1958. «Soy
de los que pienso que tenemos que ser agradecidos. Y para
mí lo más importante de todo es cumplir la voluntad
de don Pablo». Cuando a sus oídos llegan noticias
de que el arzobispo de Valladolid andaba queriendo iniciar
los trámites para la futura canonización de
la reina castellana, don Pablo, que ya era más que
millonario en México, se presentó en la ciudad
del Pisuerga con una oferta tentadora: «Aquí
me tenéis para cuanto necesitéis». Gracias
a sus donaciones, la causa se puso en marcha con medievalistas
y teólogos de primer orden. La labor de búsqueda
de cualquier legajo relacionado con la reina culminó
en 1971, con la entrega al Vaticano de 42 volúmenes
repletos de documentos donde se demuestra, dicen, la santidad
de la esposa del rey Fernando.
Pero
el viejo sueño del hombre que en los lejanos años
20 dejó la fabricación de pan para convertirse
en empresario cervecero se congela durante 27 años
en los archivos secretos de la Santa Sede. Hasta 1999 en que
su sucesor, Antonino Fernández, despierta de nuevo
el interés de los purpurados de Roma. Abre dos líneas
diferentes de financiación altruísta: por un
lado, apoyo económico de la comisión de la causa
de canonización. Por otro, firma un convenio con el
Instituto de historia Simancas, de la Universidad de Valladolid,
para que se lleve a cabo una investigación civil sobre
la Reina y su tiempo.
Y
como hiciera su mentor, don Antonino, hombre muy religioso
-en la mesilla de noche de la habitación que estos
días ocupa en el Hostal San Marcos reposan dos libros
con escritos del Papa Karol Wojtyla- se pone a disposición
del arzobispado de la Diócesis para «cuanto necesite»
a favor de la canonización de Isabel la Católica.
Aporta 400.000 euros. También llega a acuerdos con
la Universidad de Valladolid (las donaciones a día
de hoy superan los 820.000 euros) con el propósito
de activar investigaciones civiles (no religiosas) sobre la
reina y su tiempo. Forman parte de estas actividades el congreso
con motivo del V Centenario de su
muerte.
Ni
don Pablo (oriundo de Vegaquemada, en León) ni don
Antonino tuvieron hijos. Y a éste sólo le queda
una hermana viva, en León, de 90 años (fueron
13 en total, pues su padre se casó dos veces).«¿Las
herencias?», se pregunta en voz alta el emigrante de
Cerezales del Condado. «Deberían desaparecer.
La vida hay que ganársela a pulso», concluye
sin más explicaciones. Aunque en su entorno no faltan
quienes señalan que será un sobrino de su esposa
el destinatario de toda su herencia final. Aquella antigua
mujer de la corona la viene recibiendo ya.
EL LARGO CAMINO HACIA LOS ALTARES
JULIO VALDEÓN BLANCO
Ciencia
y dinero. El proceso para canonizar a Isabel la Católica,
sufragado desde 1958 por mediación del empresario mexicano
Pablo Díez, ha conocido diversos altibajos, atribuibles
tanto a la particular idiosincrasia vaticana como a la polémica
que siempre arrastra la reina castellana. Lo más llamativo,
empero, es que un proceso aparentemente desvinculado de la
comunidad científica propicia, merced a la lluvia de
millones y a la buena mano de algunas de las personas implicadas,
un aluvión de estudios y congresos.
Los
argumentos. En 1958, una comisión formada por más
de 30 historiadores, entre los que se encuentra el Académico
de la Historia Luis Suárez, revisa más de 100.000
documentos. Acuden para ello a los Archivos de Simancas, Corona
de Aragón, Histórico Nacional, General de las
Indias, Chancillería de Valladolid y Palacio Real.
Analizan bulas, dispensas, contadurías y sitios reales.
Sus conclusiones forman una biblioteca de 42 libros, algunos
de gran valía. El 18 de noviembre de 1972 se presenta
la documentación en Roma, aprobándose la apertura
del proceso, que luego será paralizado durante más
de 25 años.
La
promesa. Antonino Fernández, heredero de Pablo Díez,
reactiva los trámites en 1998. Cumple así con
la promesa realizada a su antecesor en el lecho de muerte.
A partir de este momento será cuando las actividades
académicas apoyadas por el mecenazgo mexicano alcancen
mayor importancia.
Investigación.
Teófanes Egido, fraile dominico y catedrático
de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid
será quién, al conocer las intenciones del mecenas,
aconseje invertir dinero en investigación pura y dura,
previo paso a la definitiva apuesta por la canonización.
La propuesta fue aceptada, aún sabiendo de antemano
que dichos trabajos no serían necesariamente adictos
al personaje.
Al
convocar a los especialistas, la reina Católica sería
presentada como un ser de carne y hueso, con sus luces y sus
inevitables turbulencias. Muy alejada, en cualquier caso,
del mito dispuesto para ascender a los altares.
De
Valladolid a Nueva York. Por medio de un acuerdo con el Instituto
Simancas financia los Congresos que en torno a la reina se
celebran en Valladolid, Ciudad de México, Buenos Aires,
México, Santiago de Chile y Lima. Entre sus participantes
figuran historiadores como Benjamín Netanyahu, Joseph
Pérez y Luis Adao de Fonseca. En junio de 2003, se
inaugura en Nueva York la exposición Isabel la Católica,
reina de dos mundos. Durante estos años se publicarán
diversos libros de contrastados especialistas, como Rosana
de Andrés, Rafael Oliva o Maribel del Val. Asimismo,
está previsto editar el Cedulario de Isabel la Católica.
Como colofón a las actividades hay programado un magno
Congreso itinerante, previsto para este mes de noviembre,
que recorrerá Valladolid (15 y 18), Barcelona (19 y
20) y Granada (21). Contará, entre otros muchos, con
Luis Suárez, Joseph Pérez, Miguel Angel Ladero
y Maribel del Val.
Los
milagros. La reina cuenta ya con dos supuestos milagros: la
curación de un cáncer de páncreas de
un ciudadano norteamericano, apellidado Yearling, y la sanación
de un sacerdote español que sufrió un derrame
cerebral. Jean-Maie Lustiger, cardenal de París, de
origen judío, se opone, mientras que los obispos españoles
ya han pedido tres veces que se agilicen los trámites
de la beatificación, paso previo e indispensable.
Millones
de estampitas. A favor de su santidad, también, los
millones de estampitas que se han estado imprimiendo desde
hace 46 años: «Padre Todopoderoso que en tu bondad
infinita hiciste de Isabel la Católica un modelo de
jóvenes esposas, madres, líderes y jefes de
gobierno, concédenos la gracia de ver tu infinita majestad
glorificada en su propia canonización ».
CORONA Y CORONITA, "RUBIAS" DE ORO
JOSEFA PAREDES
Los
mariachis cantaron de corrido en la Bolsa de Madrid hace ahora
un año. El 13 de noviembre de 2003, los agentes negociaron
sus acciones al son de rancheras junto a una botella gigante
y comiendo guacamole regado con la rubia, para celebrar el
estreno en el Latibex del Grupo Modelo, casa matriz de Coronita.
Corona, una de las diez marcas que comercializa, es la cuarta
cerveza que más se bebe en el mundo desde hace 15 años,
sólo por detrás de las norteamericanas Budweiser
y Bud Light y la alemana Skol y superando a Heineken.
El
capital líquido del Grupo Modelo marea. En 2003 facturó
más de 3.500 millones de euros (584.000 millones de
pesetas) sólo por la venta de sus cervezas, que circularon
por 150 países en 23 millones de barriles. Además,
el imperio distribuye en México de forma exclusiva
Budweiser y Bud Light, con lo que controla casi la tercera
parte de las rubias de importación. Con estas dos marcas
y la venta de refrescos, vinos, licores y alimentos, además
de los ingresos que generaron los equipos deportivos que patrocina,
Modelo se embolsó el año pasado 320 millones
de euros más. Pero a los norteamericanos también
les encanta la cerveza mexicana. Corona Extra es la primera
cerveza de importación en EEUU, un país que
compra fuera de sus fronteras 450 marcas. En 2002, la Corona
ocupó el noveno lugar entre las preferidas de los gringos.
Otras tres marcas -Corona Light, Pacífico y Negra Modelo-
quedaron entre las 25 favoritas.
La
compañía, con siete plantas en México,
no sólo fabrica. Antonino Fernández tiene, además,
importantes relaciones financieras en España. Después
de varios años en el Consejo de Administración
del Santander Central Hispano, ahora preside el Consejo Asesor
Internacional de la entidad. Sus acciones, que posee de forma
directa y a través de empresas, le garantizan el control
sobre el 1% del banco de Emilio Botín. Esas participaciones,
que se cuentan por millones, alcanzan un valor de 4.172 millones
de euros.
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