VIRGEN DE LA ANTIGUA
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VIRGEN
DE LA ANTIGUA
Copia
de la popular devoción sevillana, la Virgen de la Antigua de
Medina del Campo encontró en los muros de la clausura franciscana
un seguro refugio en 1796, tras agregarse al templo parroquial de Nuestra
Señora de la Antigua, donde se encontraba, a la iglesia de Santiago
el Real. Desde esta fecha el lienzo pasó a custodiarse en el
vecino convento, habiendo sido sometido a una afortunada restauración
en el año 1994, que le devolvió su monumentalidad inicial.
La
pintura sevillana de Nuestra Señora de la Antigua es una de las
iconografías marianas que deben su larga pervivencia a su fama
de milagrosa y a la enorme devoción que siempre suscitaron en
un entorno prolongado hasta el Nuevo Mundo. Estas circunstancias permitieron
su supervivencia en los largos avatares sufridos por la catedral hispalense
desde el siglo XIV, momento en el que se ha fechado esta original pintura
mural, posteriormente traspasada a lienzo, en relación con los
dictados pictóricos de un tardío y elegante goticismo.
La
composición de Medina, repetida en otros muchos lugares de nuestra
geografía, sigue con fidelidad el modelo devocional de la catedral
de Sevilla. Originado en esquemas medievales, se muestra a una Virgen
en pie y posición frontal que viste túnica y manto que
cubre por completo la cabeza. Su rostro, de mirada detenida en el espectador,
se gira levemente hacia el Niño en una amable actitud. Sostiene
en su mano una rosa, mientras que el Niño juega con el jilguero,
de acuerdo con un lenguaje gestual y simbólico que se remonta
a las más remotos orígenes de este género de iconografía
mariana. Sobre la cabeza dos ángeles sujetan la corona, en tanto
que otro más arriba extiende una cartela en la que se lee la
frase evangélica "Ecce María venit ad Templum"
en una alusión a la festividad de la Purificación, que
se completa con la disposición del nombo en el que se lee el
inicio de la salutación angélica del Ave María.
Un fondo dorado adornado con un fino tapiz geométrico de motivos
estrellados recuerda la larga pervivencia de todo un lenguaje que tanto
tiene que ver con la lacería de orígenes musulmanes.
Las
Cuentras de Fabrica del templo parroquial del que procede el lienzo,
permitieron conocer algunos detalles sobre la historia de la pieza,
relativos a su disposición inicial y a sus orígenes. De
este modo sabemos que se colocaba en el lado del Evangelio y que pertenecía
a una capellanía fundada por Constanza Rossa en 1587, siendo
conocida como Nuestra Señora de la Purificación o nuestra
Señora de la Morena, posiblemente debido al oscuro tono de su
tez que, por otra parte, en el mismo tono que se observa en las caras
del Niño o de los ángeles.
en
1.994 propusimos como hipótesis adjudicar la autoría a
los pinceles del pintor medinense Antón Pérez, con abundante
obra documentada en los últimos años del siglo XVI y comienzos
del siglo siguiente, en todo el área de influencia de la villa.
Homónimo de un pintor sevillano muy relacionado con diferentes
trabajos en torno a la Virgen de la Antigua de aquella ciudad, no sería
extraño sugerir un parentesco familiar entra ambos, que facilitará
la fiel difusión del modelo iconográfico original. Este
hecho de ve además reforzado por los nexos existentes en estos
instantes entre la metrópoli sevillana y la floreciente villa
de medina, a través de unas vinculaciones comerciales que pudieran
fortalecer también este tipo de lazos devocionales.
BIBLIOGRAFÍA:
Sánchez
del Barrio, A.: Hernández Redondo, J.I. y Arias Martínez,
M.: 1994. Arias
Martínez, M.: pp. 88-89
08-11-17 - Historiador de Sanlúcar revoluciona historia de la pintura sevillana.
Acaba de publicarse un nuevo trabajo del historiador del arte sanluqueño Antonio Romero Dorado, autor de la identificación del primer cuadro de Francisco Pacheco en Sanlúcar. Esta vez se trata de un breve artículo editado por la Real Academia de Bellas Artes de Valladolid.
En dicho trabajo se da a conocer una nueva pintura del pintor zelandés Hernando de Esturmio, activo en Sevilla desde 1537 hasta 1556. Se trata de una copia de la Virgen de la Antigua de Sevilla, una obra documentada realizada en dicha ciudad en 1540 y que se actualmente se conserva en Medina del Campo, en la provincia de Valladolid. Con este trabajo, el investigador sanluqueño, además de añadir una nueva obra al catálogo de Esturmio, ha demostrado que en Sevilla, en la primera mitad del siglo XVI, ya se pintaba al óleo sobre lienzo.
Hasta ahora los primeros ejemplos sevillanos de pintura al óleo sobre lienzo eran de finales del XVI y principios del XVII, por lo que este nuevo trabajo adelanta la cronología entre cincuenta y sesenta años, con respecto a lo conocido hasta la fecha. Se trata, por lo tanto, de un aporte historiográfico verdaderamente revolucionario.
25-11-17 - Antigua, devoción universal
J. LORITE
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La Virgen de la Antigua es una de las grandes devociones que no solamente está presente en Sevilla y España. Viajeros y mareantes llevaron esta advocación a los confines de la tierra. Y en 1929, el Cardenal Ilundáin la coronó canónicamente. Un reconocimiento a una imagen que durante siglos fue una de las mayores devociones de Sevilla. |
La Virgen de la Antigua es una de las grandes devociones que no solamente está presente en Sevilla y España. Viajeros y mareantes llevaron esta advocación a los confines de la tierra. Y en 1929, el Cardenal Ilundáin la coronó canónicamente. Un reconocimiento a una imagen que durante siglos fue una de las mayores devociones de Sevilla.
Cuando uno acude a la capilla de la Antigua contempla una pintura mural del siglo XIV, donde destaca una Virgen de tintes bizantinos a modo de Odegetría, portadora y gloria del Niño Jesús. Llamarán la atención las banderas americanas que en la parte superior aparecen colocadas, sobre la reja, y que son un reconocimiento a todas aquellas personas que, tras venir del Nuevo Mundo, se acercaban a los pies de la Señora en agradecimiento por haber regresado con vida.Según la leyenda, un ángel condujo a Fernando III hasta un muro donde detrás se encontraba la imagen de la Virgen. La tradición oral fue representada por Daniel Franca para el cartel de Glorias de 2012, donde nuevamente las miradas se fijaron en una iconografía centenaria. Cuando el rey Santo entró en la ciudad, liberó la pintura de su cárcel de piedra. No es extraño que una de las vidrieras de la capilla represente a Fernando III. La tradición oral, que hablaba sobre un muro de un antiguo templo visigótico donde se encontraba esta pintura, termina siendo solo una creación que nada tiene que ver con la realidad, ya que la imagen data del siglo XIV. Sin embargo, su posición estaba contraria a la actual, hasta que en 1578 se traslada a su nueva ubicación tras petición del arzobispo Cristóbal de Sandoval. Siglos más tarde, Duque Cornejo ejecutaría el retablo de mármol. Antes, la capilla ya había sufrido varias modificaciones, como la elevación de su altura y la ampliación del espacio, pues el cardenal Diego Hurtado de Mendoza quiso que allí se levantara su sepulcro. También yace el arzobispo Luis de Mendoza y Gaspar de Zúñiga y Avellaneda.
Aunque los orígenes no están del todo claros, varios estudiosos piensan que la advocación proviene de la Edad Media, siendo sus orígenes castellano-leoneses ― en Medina del Campo existía una ermita con este nombre ya en el siglo XII ― pero lo que sí es cierto es que la primera representación se encuentra en la capilla que lleva su nombre, en la catedral hispalense. Gracias a los navegantes que viajaron a América, la advocación llegó a las nuevas colonias. Entre esos devotos se encontraba Cristóbal Colón, quien bautizó una de las islas con su nombre. También los 18 supervivientes de los alrededor de 250 tripulantes que realizaron la primera circunnavegación de la tierra, en la expedición que comandaron Magallanes y posteriormente Elcano, quienes se postraron ante Ella una vez de regreso a Sevilla. Esta hazaña la recuerda una placa situada sobre la puerta de la capilla, cuyos muros están recubiertos por pinturas que narran la historia de esta advocación mariana, que le viene dada precisamente por ser María consumación de las profecías del Antiguo Testamento.
La Virgen de la Antigua es patrona de Panamá. Está representada en varias partes de América, como en la catedral de México y en la de Lima. También llegó la devoción a Filipinas, aunque allí se llamó Virgen de Sevilla. Y en la capital hispalense, es patrona de la Academia Sevillana de las Buenas Letras. Su presencia aquí es bastante numerosa: San Juan de la Palma, San Vicente, Los Terceros, San Esteban, el Salvador, Hospital de la Caridad y el de los Venerables…
Con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, el Cardenal Ilundáin corona canónicamente a la imagen, el 24 de noviembre de aquel año, en reconocimiento por una devoción que unió a los dos continentes. Durante los días 21 al 23, se llevaron a cabo los solemnes cultos preparatorios de la coronación. Un día después, comenzaba el pontifical, con una eucaristía que presidió monseñor López Criado, obispo de Cádiz. Pero los actos continuaron después de esta ceremonia, desde el día 25 al 27, con misas y procesión por las naves de la catedral. El Cardenal Ilundáin recordó durante los actos de la coronación, algunos de las devotas personalidades que se postraron ante ella, como San Diego de Alcalá, San Juan de Ávila y San Juan de Ribera, estos dos últimos beatos por aquel entonces.
A lo largo de los siglos la pintura ha sufrido varias restauraciones. La primera de ellas conocida, realizada a principios del siglo XVI por Francisco Florentín, siguiendo la de Antón Pérez entre 1547 y 1548 y la de José Escacena y Diéguez en 1907. Llegó a tener tal importancia que Carrero Rodríguez afirmó que “con la Virgen de los Reyes, la de la Sede y la de la Hiniesta, forma los pilares más venerables y vetustos del marianismo hispalense, en una escala categórica imposible de superar”. Y hasta Quevedo la recordó cuando escribió “Y aunque me miráis tan niña / soy más Antigua que el tiempo…”.
En 2004 se conmemoró el 75 aniversario de su coronación canónica, precisamente la segunda en la historia de Sevilla, después de la Virgen de los Reyes. Sin embargo, el tiempo parece haber postrado a una de las máximas devociones hispalenses en el ángulo oscuro del olvido. No hubo pregones ni carteles. Como afirmase Antonio Burgos, “Mejor. Más íntima Sevilla. Más honda”.
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