Macbeth
ACTO
I.-
Macbeth y Banquo pasean, tras haber vencido a un ejército de
invasores. Aparece un grupo de brujas que hacen enigmáticas
profecías, refiriéndose a Macbeth con títulos
inesperados, entre ellos el de rey de Escocia, y a Banquo como "padre
de reyes". Desaparecen las brujas y llegan unos mensajeros del
rey Duncan que dicen a Macbeth que le ha sido concedido el título
y los derechos de Señor Cawdor, tal como habían dicho
las brujas en una de sus predicciones. Los dos hombres reflexionan
sobre lo ocurrido: "Due vaticini compiuti" ("Dos vaticinios
cumplidos").
En
el castillo de Macbeth, Lady Macbeth está leyendo una carta
de su esposo en la que le relata el episodio de las brujas. Piensa
entonces que para que se cumpla la más importante de las profecías
sólo hay que dar muerte a Duncan, y confía en que su
esposo no se resistirá a ello: "Vieni, t'afretta"
("Ven, date prisa"). Un sirviente anuncia la inminente llegada
del rey, y Lady Macbeth decide asesinarle esa misma noche: "Or
tutti sorgete, ministri infernali" ("Apareced ahora, espíritus
infernales"). Llega Macbeth y acepta sin dudar la propuesta de
su esposa.
Entran
en escena el rey y su comitiva, y después de la recepción,
Duncan se retira a sus habitaciones. Macbeth, a solas, canta: "Mi
s'afaccia un pugnal?" ("¿Es un puñal lo que
veo frente a mí?"). Desaparece dispuesto a cometer el
crimen, y sale poco después, aterrado por lo que ha hecho,
con sangre en las manos, y no puede contestar "ameno" a
la plegaria que murmuran los soñolientos acompañantes.
Ha tirado el puñal y quiere manchar con la sangre del rey a
los acompañantes, pero no puede hacerlo y es Lady Macbeth la
que se encarga de ello.
Llaman
a la puerta. Banquo y Macduff han llegado para acompañar en
su viaje a Duncan. Macduff entra en la habitación del rey,
en tanto que Banquo piensa en las miserias y portentos de la noche.
Macduff ha descubierto el crimen y despierta a todo el castillo, que
se congrega en escena y expresa su horror ante tan terrible muerte.
ACTO
II.-
Macbeth y su esposa están solos en el castillo. Y maquinan
culpar de la muerte de Duncan a su hijo, Malcolm, que ha huido a Inglaterra
tras el asesinato de su padre. Piensan también que para asegurar
la sucesión de Macbeth debería tratar de que no se cumpliera
la profecía de las brujas relativa a Banquo, y darle muerte
también a él, y hacerlo esa misma noche. Sale Macbeth
y su esposa manifiesta su enorme ambición: "La luce langue"
("La luz se extingue").
En
el parque, a cierta distancia del castillo, los asesinos al servicio
de Macbeth esperan la llegada de Banquo y de su hijo: ("Sparve
il sol"). Se ocultan; llegan entonces Banquo y Fleance, su hijo,
y comentan la negrura y lobreguez de la noche. Cuando reanudan su
marcha hacia el castillo, emergen de la oscuridad los asesinos; Banquo
es herido de muerte, pero su hijo hace huir a los atacantes.
En
el gran salón del castillo, se celebra un banquete. Macbeth
y su esposa reciben a los invitados. Lady Macbeth canta un brindis.
Uno de los asesinos al servicio de Macbeth entra en escena e informa
a sus señores que Banquo ha muerto, pero que Fleance ha conseguido
escapar. Macbeth expresa a los asistentes el pesar que le ocasiona
la muerte de Banquo y se dirige a su silla vacia, pero entonces, lleno
de horror, ve en ella el fantasma del asesinado. Los invitados - que
por supuesto, no ven al fantasma - se extrañan y alarman ante
el terror que invade a Macbeth, a quien su esposa trata de calmar
y que, para tranquilizar a los asistentes, vuelve de nuevo a brindar.
Otra vez el terror hace presa en Macbeth, que sigue viendo el fantasma
y ahora, ya, la realidad queda al descubierto; los invitados, presintiendo
la culpabilidad de Macbeth, se retiran.
ACTO
III.
- En una oscura gruta, las brujas están celebrando sus ritos
en torno a un caldero puesto al fuego. Entra Macbeth y les pide que
le digan cuál va a ser su destino. Las brujas después
de unos conjuros le dicen, primero, que se guarde de Macduff; segundo,
que sea sanguinario, osado y resuelto, porque no puede ser dañado
por ningún hombre nacido de mujer, y en tercer lugar, que no
será vencido hasta que el Bosque de Birnam venga a Dunsiname.
Pregunta entonces Macbeth si el linaje de Banquo llegará a
reinar, y ellas hacen aparecer una silente procesión de futuros
reyes, todos iguales a Banquo, quien se aparece en octavo lugar. Desaparecen
las brujas y llega Lady Macbeth, quien afirma su determinación
de triunfar sobre Macduff y el hijo de Banquo. Y los dos esposos cantan
una canción de muerte y de venganza: "Ora di morte e di
vendetta".
ACTO
IV.
- Cerca de la frontera inglesa, un grupo de infelices exiliados se
lamentan de su suerte y la de su oprimido país ("Patria
oppresa"); entre ellos se encuentra Macduff, llorando a los miembros
de su familia que han perecido a las manos de Macbeth ("Ah, la
paterna mano"). Ahora llega Malcolm. a la cabeza de un ejército
de soldados ingleses y les instruye para que corten ramas de los árboles
del vecino bosque de Birnam y camuflar así su avance hasta
Dunsiname. Todos se movilizan para salvar a Escocia: "La patria
tradita piangendo ne invita".
En
el salón del castillo de Macbeth, un médico y una dama
de compañía esperan con gran ansiedad. La dama ha oído
las palabras pronunciadas por la reina las dos noches últimas,
mientras caminaba sonámbula. Ahora aparece Lady Macbeth, que
camina y habla en sueños: "Una macchia e qui tuttora"
("Siempre aquí esta mancha - de sangre-"): su complicidad
en los crímenes resulta innegable.
En
otro lugar del castillo, Macbeth expresa su ira ante la situación:
abandonado por sus amigos y a punto de ser atacado por los ingleses.
Aún tiene confianza, sin embargo, en las profecías de
las brujas, aunque no le presenten tributo de amor y respeto: "Pietà
rispetto, amore...". Llegan noticias de que su esposa ha muerto
y, después, de que parece como si el bosque de Birnam se acercase
el castillo. Macbeth y sus hombres se aprestan a la batalla. En la
lucha, Macbeth se encuentra con Macduff a quien le dice que no podrá
ser vencido por ningún hombre nacido de mujer, pero en la batalla
vence Macduff, que "fue sacado prematuramente del vientre de
su madre", y Macbeth cae mortalmente herido. La ópera
termina con un himno de victoria cantado por los vencedores.