TEMA: GALGOS


07-02-04 - Una despedida digna para el galgo

La Federación Española de Caza ha iniciado en Castilla y León una campaña de recogida de galgos para evitar su sacrificio inhumano o abandono que llega con el fin Recogida de galgos abandonados en Villafáfila (Zamora)de la temporada cinegética y de competición. La perspectiva es recoger entre 500 y 1.000 canes que después entregarán a centros para procurarles una muerte digna o incluso una segunda vida como animales de compañía.

Aunque la cruel práctica de ahorcamiento de galgos ha quedado reducida en los últimos años a casos aislados, la Federación Española de Caza quiere evitar cualquier rescoldo inhumano y ha puesto en marcha en Castilla y Léon la primera campaña de recogida de estos canes. La iniciativa, que arranca en esta Comunidad por la especial incidencia de este burtal, coincide con la finalización de la campaña cinegética en la región, que culmina durante estas semanas, y prevé tener una buena acogida entre cazadores y competidores. Según el vicepresidente primero de la federación nacional y director de la Escuela Española de Caza, José Luis Garrido, la perspectiva es recoger entre 500 y mil galgos, aunque reconocen que la extensa cabaña cinegética de estos canes puede desbordar el presupuesto reservado a este fin, 18.000 euros.

La labor de la federación se inicia con la recogida del perro, previo aviso telefónico del cazador y propietario, y después lo entregará al centro canino de «La Yosa», en Simancas, que recibirá una cuantía de 24 euros por cada uno y donde podrán someterlo a una eutanasia. Además, la organización está ultimando acuerdos con protectoras de animales europeas para «salvar» a aquellos que puedan tener una «segunda vida» como animales de compañía.

El objetivo que persigue la federación es evitar los sacrificios y desterrar las duras imágenes de ahorcamientos que se producen, cada vez en menor medida, cuando finaliza la «vida útil» de estos «atletas». «Es la dinámica normal de la cabaña cinegética galguera porque el cazador tiene que desprenderse de aquellos que pierden su capacidad atlética porque resultan inservibles y los competidores, de los que no responden después de su entrenamiento o de los llamados «perros sucios», que son los que aprenden las tretas de las liebres y no corren libremente», según explicó el presidente de la Federación de Caza, Luis Ciria.

La decadencia de estos canes suele aparecer cuando rondan los tres o cuatro años, aunque en su uso cinegético, estos pueden ser los de su «plenitud» y hay aficionados que los mantienen hasta los ocho o nueve años, según indicó Ciria, ya que depende de la vida y el esfuerzo que haya hecho el animal. El responsable regional puntualiza que los crueles asesinatos por ahorcamiento «no se producen en el mundo del cazador, sino entre los que los roban y los matan cuando no corren».

A ello hay que sumarle otro procedimiento, mucho más habitual, que es el abandono del perro y que, por ejemplo, en la provincia de Valladolid, se tradujo el pasado año en la recogida de cerca de un millar por parte de los servicios de la Diputación. Esta cantidad supone, no obstante, un porcentaje muy reducido del extenso censo canino que posee Castilla y Léon y que sólo en perros cazadores asciende a en torno a 800.000 animales, según el cálculo medio de más de cinco perros por cada uno de los más de 150.000 aficionados con licencia en la Comunidad. Las zonas de Castilla y León que han registrado mayor incidencia de sacrificios y abandonos, y en general, del uso de galgos, son Medina del Campo, Tierra de Campos (en las tres provincias que abarca de León, Palencia y Valladolid), Arévalo (Ávila), La Armuña (Salamanca) y Toro (Zamora).

 

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