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MARIANO GARCÍA SÁNCHEZ


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Mariano García Sánchez una vida dedicada a Medina del Campo.

1996 - Por José I. Froces Cid

Ayer fue la Cosa, Mariano García Sánchez
Ayer fue la Cosa, Mariano García Sánchez

En octubre cumplirá 85 años, aunque hablando con él no da la impresión de tener esa edad. D. Mariano García Sánchez, abogado de profesión y, de vocación, escritor, es desde el año 1952 cronista de la villa, labor que ha ejercido constantemente desde su nombramiento, glosando y recordando todos aquellos momentos y hechos destacados por los que ha pasado, a lo largo de su más reciente historia, Medina del Campo.

La Plaza Mayor de Medina le vio nacer allá por el año 1904 en la casa de sus padres. De la primera etapa de su infancia recuerda, con mucho cariño, el parvulario de las Hijas de Jesús, donde permaneció hasta los seis años, y los cursos de la Primera Enseñanza con don Mariano Berceruelo quien le preparó, también, para el ingreso en el Instituto de Segunda Enseñanza de Valladolid, el actual Instituto "Zorrilla", de la plaza de San Pablo, conocido por "Instituto General Técnico". Terminó el Bachillerato a los 16 años e inició luego los estudios de Dereho, carrera que realizó por libre.

Apuntes para una asamblea. Mariano García Sánchez
Apuntes para una asamblea. Mariano García Sánchez

Fue en esta etapa de su juventud cuando inició contacto con escritores de la época, siendo gran amigo de Florentino Hernández Gibar. Recuerda que lo que él llama sus "primeros pinitos literarios" los realizó en los periódicos "Heraldo de Castilla" y "Patria" de Medina del Campo. Compaginó esta vocación literaria con los estudios de Derecho, carrera que cursó porque como él dice, "aprendí a leer en papel de oficio, puesto que mi padre era procurador de los Tribunales, y dos me hizo sentir la vocación de abogado, a la vez que, al ser una carrera de Letras, en cierta manera daba también gusto a mis aficiones literarias". No obstante, durante la carrera d Dereho, estuvo tres años trabajando en el Banco Español de Crédito, reanudando sus estudios una vez terminado este trabajo.

"Finalizada la carrera de Derecho empecé a ejercer, aprovechando las buenas relaciones que tenía mi padre con ese ambiente de los juristas y los buenos clientes que también él tenía", dice D. Mariano García Sánchez, que años después se convertiría en Jefe de los Servicios de la Cámara de la Propiedad Urbana de Medina del Campo.

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Cronista de la Villa.

En 1934 contrajo matrimonio con Paula Pásaro Domínguez "y sin darme cuenta -dice- me rodeé de hijos, "siete". Desde que sintió sus primeras inquietudes literarias, las cultivó siempre. Primero en los periódicos locales y años más tarde, tarde nombrado corresponsal de "Diario Regional", trabajo que desempeñó durante muchos años. Según comenta, los "corresponsales de prensa en Medina actuaban en aquella época como recogedores de noticias, dejando un poco al margen la afición literaria. Yo ya lo hice de otra manera -explica D. Mariano García Sánchez- y escribía mis crónicas que eran seguidas con interés por la población y a eso se debe mi título de cronista de la villa".

En 1952, el Ayuntamiento de Medina del Campo, según acuerdo adoptado en sesión plenaria, nombró a D. Mariano García Sánchez "Cronista de la Villa". Según cuenta, ese nombramiento fue motivado "porque un personaje de muchas campanillas, no quiero decir concretamente quien era, trató de suprimir el mercado dominical de Medina, de tanto raigambre y tradición histórico, y yo salí al paso de aquello y movilicé un poco las fuerzas de Medina en contra de esa iniciativa. A eso se debe, principalmente, mi nombramiento de cronista de la villa, título que naturalmente, como nadie me ha rebocado, sigo ostentando, aunque no luciendo, porque no me gusta muchas veces hacer alarde de ese título. Me satisfizo porque reconocía, no tanto la labor literaria mía, sino la labor que hice en pro del mercado dominical".

Asegura don Mariano que ha ejercido la función de cronista de la villa constantemente, glosando todos los aspectos y hechos de la villa de Medina, de su historia contemporánea, en numerosos escritos a lo largo de las ultimas décadas.

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La peregrinación civil.

Una conversación con don Alejandro Fernández Araoz, a principio de los años 50, motivo que el ya cronista de la villa en aquellos años organiza algo que, por la época de que se trata, tuviera una mayor notable repercusión. El propio cronista, don Mariano, relata lo que sucedió: "Me dijo que su suegro había visto el Palacio de Dueñas y había salido de allí apenadísimo porque de un momento a otro el palacio se hundía. "Te llamo, me dijo, para que en sus actividades de cronista tomes nota de eso que, te digo para ver cómo podemos intentar evitar el hundimiento y restaurarlo por completo. Es necesario que en Medina se movilicen y que en el Gobierno sepan que los medinenses están dolidos de la situación en que se encuentra el "Palacio de Dueñas". Hicimos una campaña y organizamos una peregrinación civil, que así la llamamos, y fuimos en peregrinación desde el Ayuntamiento al Palacio de Dueñas. Requerí a un notario de Medina, don Felipe Fernández Molón, para que extendiera acta de lo que se veía y la firmaron como testigos, que yo recuerde, don Demetrio Mestre Fernández, Francisco Martín Abril, el magistrado Eufrasio Cermeño Romo, el alcalde de Medina, entonces Aurelio Rojo y otros más. Después nos trasladamos al cine "Coliseo" y allí pronunció una conferencia Francisco Martín Abril en la que hizo unos comentarios preciosos de la historia de Castilla y de Medina del Campo y felicitó a los medinenses por el interés que habían tomado respecto a la restauración del Palacio de Dueñas. Tan feliz fue aquello -relata el cronista de la villa- que al poco tiempo el Estado compró el Palacio de Dueñas y lo restauraron".

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La Historia de Medina.

D. Mariano García Sánchez asegura, con rotundidad que la "Historia de Medina del Campo" se publicó por iniciativa suya, La hermana de D. Gerardo Moraleja, anterior cronista de la villa, puso en manos de D. Mariano García Sánchez el manuscrito que D. Gerardo había escrito sobre la Historia de Medina. "Para D. Gerardo yo era uno de sus discípulos predilectos -recuerda el actual cronista de la villa-. Hasta tal punto, que la primera noticia que D. Gerardo había descubierto en los archivos municipales, un documento que acreditaba que la reina Isabel la Católica no había muerto en el castillo sino en el Palacio de don Juan II, que ahora se llama Palacio Testamentario, me la dio D. Gerardo a mí. yo prometí que se editara la historia de Medina que escribió D. Gerardo Moraleja".

Cuando se jubiló de su profesión de abogado y su trabajo en la Cámara de la Propiedad, D. Mariano García Sánchez continuó con su vocación literaria, escribiendo en el periódico local aquella famosa sección, "Ayer fue la cosa", y, también, los ripios. Para firmar éstos utilizaba el seudónimo de "El tío Basilio", nombre de un famoso coplero vallisoletano que venía los domingos a Medina, Sus colaboraciones y crónicas en el "Diario Regional" las firmó con el seudónimo de Bernal Díez.

Círculo de Medina, calle Bravo de Medina del Campo
Círculo de Medina, calle Bravo de Medina del Campo

En la actualidad, D. Mariano García Sánchez, cronista de la villa, se dedicaba todavía a escribir sobre diversos aspectos de la villa medinense. Una jornada normal la dedicaba, tras levantarse por las mañanas, a oír música durante algunos minutos de Beethoven, Mozar, Liszt, Bach, entre otros y famosas zarzuelas, que le gustan mucho. Lee bastante, también durante las mañanas y, después de comer, se trasladaba al Círculo de Medina, donde antes jugaba un rato, según confiesa, a la garrafina, "pero ahora ya me he jubilado hasta de la partida de garrafina que jugaba todos los días".

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D. Mariano García en el recuerdo.

Por Antonio Sánchez del Barrio
(Cronista oficial de Medina del Campo)

Antonio Sánchez del Barrio. Director del Museo de las Ferias de Medina del Campo
Antonio Sánchez del Barrio. Cronista oficial de la Villa y Director del Museo de las Ferias de Medina del Campo

D. Mariano García Sánchez, ha entrado, ya definitivamente, en los anales de nuestra historia local de mano de su maestro, Gerardo Moraleja, y a pasado a formar parte del elenco de ilustres Cronistas de la Villa, que desde los tiempos de Juan López Ossorio honraron a Medina del Campo con sus escritos sobre los esplendores y desventuras de su patria chica.

Por mediación de su hijo, Mariano García Pásaro, conocí a D. Mariano una tarde de verano hace unos diez años en los salones del Casino de la antigua Carpintería. Por entonces andaba yo espigado crónicas sobre la Semana Santa de comienzos de siglo y sabía de algunos artículos suyos especialmente jugosos en datos y anécdotas.

Monumento a la Letra de Cambio
Monumento a la Letra de Cambio

La conversación no pudo ser más fructífera y divertida; por su recuerdo, tuve la ocasión de conocer de primera mano los detalles y pormenores de los misereres, tinieblas y otros oficios que la Tercera Orden de San Francisco aún llevaba a cabo en la desaparecida parroquia de San Facundo; las procesiones de la Vera Cruz y las Angustias: los sermones de Descendimiento y Mandato de la iglesia de San Miguel, cabe el río... También y como contrapunto, supe de los interminables bailes y las ocurrentes puestas en escena en "El Recreo" y El Ramillete", las "Sociedades de Declamación" medinenses de los felices años veinte; de su amistad con el célebre diestro Domingo Ortega, y su tarde triunfal de inauguración de nuestro coso taurino, allá por 1949.

Mariano García Dánchez entre los dos nuevos cronistas de la Villa: Ricado Sendino González y Antonio Sánchez del Barrio

D. Mariano amaba la precisión y el rigor de su condición de abogado con el chispeante ingenio del hombre de mundo, conocedor de todos los ambientes. Más adelante, y con Ricardo Sendino como inmejorable tercer contertulio, se sucedieron los encuentros. En uno de ellos le mostré una vieja fotografía tomada en los años cuarenta en la que aparecía junto a su maestro D. Gerardo, su amigo el "Señor Manuel" y el nieto mayor de éste (el padre de quien esto escribe); su sonrisa entrañable y socarrona surgió de inmediato y los comentarios sobre las largas caminatas de los tres hasta la Ermita de San Roque, sin echar en el olvido sus sonadas romerías que ellos mismos se encargaron de impulsar, llenaron una tarde de evocaciones y recuerdos juveniles.

Su constante preocupación por la historia y el arte de Medina hizo que emprendiera actividades de toda índole: desde la organización de una marcha silenciosa en aras de conseguir la restauración del Palacio de Dueñas, hasta la erección del monumento a la letra de cambio -hoy desgraciadamente arrinconado- y la composición de los textos de las lápidas que pueden verse en varios de nuestros edificios singulares.

Asimismo, debemos a D. Mariano la compilación y edición de la Historia de Medina del Campo de D. Gerardo Morleja -obra capital de los estudios que abordan su pasado- que originariamente, y en parte había sido publicada por capítulos en el "Diario Regional" de Valladolid. De otro lado, la dispersión de su obra escrita en incontables artículos, sobre todo el el citado "Diario" -del que fue corresponsal durante años-, en el semanario local "La Voz de Medina" y en numerosos folletos feriales, hace difícil pero no imposible, el conocimiento completo de la misma.

Sus crónicas sobre el acontecer diario de la Medina de las décadas centrales del siglo, sus artículos históricos de asuntos locales, so obra poética de carácter satírico, -nunca publicada e incluso desconocida para algunos de sus más allegados- no pueden quedar en el olvido habida cuenta de su extraordinaria calidad literaria y documental; de aquí que solo sea recomendable sino absolutamente necesaria la reunión y publicación, en forma de antología, de sus mejores páginas.

Con ese deseo, nacido de una profunda admiración, vaya desde estas líneas mi más cariñoso homenaje y reconocimiento hacia una persona por quien todo Medina se vistió de luto en la última tarde de mes de enero.

- 12-11-1994 -

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Mariano García, el abogado.

Por Rafael Velasco Martínez

Este mundo de Dios está lleno de gentes extrañas. Aunque nos vemos todos los días, y casi a todas horas, no acabamos d entrar tan fácil en los corazones que nos rodean. Par conocer a una persona tiene que haber mantenido con ella unos diálogos, casi susurrantes, que se destejen en las horas más confesionales o haber trabajado al pie de su yunque durante muchos años.

Si arte es la virtud de disposición para hacer algo, resulta evidente que Mariano García Sánchez ejerció su profesión de abogado con todas las gracias del mejor de los artistas.

Me explicaré: Breve en la relación de los hechos, aún más breve en los fundamentos del derecho que aplicaba y conciso en los suplicatorios, sus informes eran un ejemplo de síntesis, eso sí, llenos de donaire, y seguir el culto de los pleitos que patrocinaba constituía una liberación dentro de aquel mundo cuajado de escritos y discursos farragosos.

Para él, la mejor de las demandas no debería tener una extensión superior a los dos o tres folios, y sus informes nunca tenían que robar a los jueces más allá de diez o quince minutos, cunando no cinco.

Y es que Mariano García Sánchez era un artista nato. Lo era pensando, escribiendo, y ejerciendo su profesión, a la que tuvo la virtud de arrimar, con cierta discreción, su musicalidad poética, su espíritu creativo. Ese ojo clínico que se concede al médico, era para Mariano García Sánchez, su mejor arma, y ello le permitió no perder el tiempo en sinrazones en mantener su prestigio de abogado selecto y selectivo.

Me cabe la satisfacción de haber estado a su lado en los estrados de este juzgado el día que dijo adiós a la profesión de una manera inesperada.

Aquella mañana, hizo un informe, breve como siempre, que traslucía cierta trascendencia sentimental. Tardamos un tiempo en caer en la cuenta que se había ido, casi de puntillas, y que ya no volvería a cruzar la puerta de los juzgados.

Ricardo Sendino, que ha convivido a su lado muchas de sus últimas horas, me trajo alguna vez sus saludos y le llevó los míos. El primer escrito judicial que firmé en el año 1945 le dirigía él. Luego, firmaría cientos de demandas a su lado. Era una garantía ser procurador de su patrocinado. A parte de la profesión, yo estaba unido a Mariano García Sánchez por otras muchas cosas. Entre otras, su sentido crítico de la vida. Del bueno.

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Las prosas de Mariano García Sánchez. en la prosa de Mariano García Sánchez

Era muy difícil, que no decir imposible, encontrarnos con una imperfección en la prosa de Mariano García Sánchez, con cuya amistad nos honramos y del que aprendimos no pocos saberes, no solo relativos a Medina del Campo, sino a los más diversos aspectos de la cultura. Decimos Medina del Campo y en seguida nos viene a la memoria del corazón y al corazón de la memoria, la figura insigne de Mariano García Sánchez, cronista oficial de la villa, al que dedica un hermoso artículo en "El Norte de Castilla", Antonio Sánchez del Barrio.

Para una ciudad como Medina del Campo, un cronista como Mariano García. ¡Qué delicia de prosa! ¡No sabemos en que residía el sortilegio, la magia de la prosa de Mariano García! Tan fuerte era su personalidad que nos parece mentira que nos haya ido para siempre. Experimentos un frío singular cuando se nos muere un amigo como lo fue M. G.

¡Qué había en su prosa? Nos cautivaba al propio tiempo de escuchar su música sonora , su fluir adorable, su canto y su encanto, su fondo y su forma, sus noticias y de manera de exponerlas, su sencillez y su gracia. Diríase que nos hallamos en la gloria, cuando teníamos la ocasión de oír y escuchas una de aquellas prosas de M. G. ¿Es que había estudiado una gramática hecha a la medida de lo que su pluma había de escribir a lo largo y ancho de su vivir, siempre ahormado a la bondad de la belleza y a la belleza de la verdad? Era el vivir de Mariano García un ejemplo de rectitud y de enamoramiento por todo lo que merece la pena. Bien podemos afirmar que M. G. esa un poeta; un poeta de ir viviendo, que en definitiva es ir muriendo. Y ello -como dijo el poeta, otro poeta- sin participación y sin tregua, en un poco a poco, en un lentamente que posee los claros varones de Castilla.

Llegábamos a Medina del Campo, a la media tarde, cuando ya el sol está a punto de ponerse, sin que se haya puesto todavía. ¿Qué emoción, la de sentirnos al lado de Mariano García Sánchez! que lo sabía todo o nos parecía que todo lo sabía. Pero sabía sobre todo la lección de su Medina del Campo, que él llevaba siempre en la solapa como una flor.

No olvidaba Mariano García Sánchez, la definición de su jurisprudencia -conocimiento de todo lo divino y humano y ciencia de lo justo y lo injusto-. Los dos grandes amores de Mariano García Sánchez, fueron la literatura y el derecho. y el ellas dos se apoyaba para caminar por la tarde, tranquilamente.

Prosa a prosa altas y claras de M. G. Mejor así, prosas, ya que tenia una prosa para todo lo que no era Medina del Campo y otra, para Medina del Campo. ¡Con qué naturalidad se paseaban por la tarde las prosas de M. G!. Eran éstas, aquellas prosas, como el más fino vientecillo de la primavera a la vera del castillo de la Mota, donde una reina se moría, sin acabarse nunca de morir. Allí, allá, y aquí, se hallaba M. G. que no perdía ripio de lo que ocurría en el momento preciso.

¡Qué ceñidas las prosas de Mariano García Sánchez!. Era menester plasmarlo todo en una cuartilla. Y plasmarlo todo consistía en no dejar que nada se escapase por cualquier inoportuno escotillón.

La otra tarde me asomé a la ventana de mi cuarto para ver y sentir la tarde, al atardecer. Y me vi de pronto en un crepúsculo vespertino de Medina del Campo, junto a un hombre de las buenas prosas. Mariano García Sánchez, que me rozo en el hombro para decirme: "No le toques ya más, que así es la rosa" Mariano García el buen castellano que poseía el secreto de las mejores prosas del mundo.

-16-11-1994-



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