La práctica de actividades artísticas en personas de la tercera edad tiene múltiples beneficios en su salud ya que les ayuda a trabajar las capacidades de concentración, paciencia, perseverancia y creatividad. Pintar ayuda en el ámbito comunicativo, ya que permite expresar de forma diferente lo que se siente y lo que se quiere. Además, los trazos invitan a meditar, mejoran la motricidad y hacen que suba la autoestima. Bajo esta premisa, el medinense Jairo Bernardo Martín, profesional de Aspaym, ha desarrollado durante los últimos meses una intervención artística en diversas áreas de esparcimiento de Medina del Campo como los pinares de Las Salinas, en los que ha recuperado y tratado los pinos muertos dándolos una segunda vida.
Las espirales, dibujos con formas de mándalas y caras abstractas de colores llamativos, se entremezclan con el verde de la masa forestal para expresar una especie de metáfora de la vejez, explica el autor, que tiene claro que «con esta intervención quiero transmitir a las familias y a cualquier persona con cierta edad que la creatividad, da igual del tipo que sea, es positiva para un envejecimiento activo».
Ahora, tras recuperar más de media docena de árboles centenarios muertos, Bernardo Martín quiere ir un paso más allá y cuando la situación sanitaria lo permita quiere poner en marcha una serie de talleres terapéuticos, con música, conversaciones y pinturas para así «poder romper con la soledad no deseada que nuestros mayores sufren en silencio desde la pandemia y que está siendo tan complicada de superar para muchos de ellos».
Creatividad y salud
Durante toda la pandemia este medinense ha estado en contacto, debido a su labor profesional, con personas mayores. «Ellas han sido las más perjudicadas por el coronavirus, han visto agravados sus problemas físicos y los psíquicos, que se han disparado; las restricciones, la soledad y las barreras de comunicación han sido devastadores. Muchos se han olvidado de ellos mismos, se han dejado y han entrado en una forma de vida poco saludable a todos los niveles», destaca el promotor de esta iniciativa. «La creatividad es un camino muy amplio que juega a nuestro favor, está dentro de todos y solo tenemos que ponerla a funcionar, pues todo lo que no se mueve se atrofia, y lo mismo pasa con el cerebro. Una persona que tiene su mente activa todos los días llegará hasta el final con su mente funcionando perfectamente».
Precisamente fue la creatividad la que impulsó a Bernardo Martín a dejar volar su imaginación y con una pequeña lija y diversos botes de pintura que tenía en su casa comenzó a dar una nueva oportunidad a los árboles muertos. El trabajo no fue fácil, ya que algunos de los ejemplares tienen más de ocho metros de longitud.
Vaciado de interiores
Una vez elegido el árbol, el artista acomete el vaciado de su interior y lija la corteza que se encuentra en mal estado. Una vez limpia la madera, Bernardo Martín imprime los primeros trazos. «Siempre suelo dibujar espirales, un símbolo que me ha acompañado toda mi vida», relata el artista, que también recurre a dibujos típicos de los mándalas, círculos o laberintos, y dependiendo del árbol suele pintar también caras abstractas. «No importan los trazos, ni saber, ni los gustos; la creación artística en todas las disciplinas es un trampolín para que la imaginación se lance, el cerebro funcione y el desarrollo cognitivo de cualquier persona siga en buena forma», asegura.
Los árboles pintados por este medinense se han convertido en un sello de identidad del área recreativa y de esparcimiento de Las Salinas, hasta tal punto que la Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento los ha incluido en las rutas senderistas que se organizan todos los domingos de julio.
Este artista ya cuenta con más creaciones en otros puntos del callejero local y en otros términos municipales con pinares como en El Campillo o Moraleja. «La vida acaba cuando morimos, no antes, y mientras vivamos debemos mantener nuestras capacidades activas. A eso ayuda la pintura», concluye.
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