Nació en la capital porque en esa época todos los niños ya nacían, como en la actualidad, en el Hospital Nuestra Señora de Sonsoles. Se siente morañego por los cuatro costados. Aunque conocedor como es de esta provincia, muestra su debilidad por distintos rincones abulenses. A pesar de su edad –tiene en la actualidad 41 años–, es el más veterano de los responsables provinciales de las organizaciones agrarias de Ávila. Se enorgullece que su vida profesional siempre haya estado ligada al campo y ejerce como agricultor profesional que, por otra parte, era la inquietud que tenía desde pequeño, como el mismo reconoce. Es Joaquín Antonio Pino, presidente provincial de ASAJA.
Es licenciado en Veterinaria por la Universidad de León. Procede de una familia de agricultores. Su padre es lo que ha venido haciendo hasta hace siete años, cuando se jubiló con 65 años. Su abuelo también. En su día su abuelo tenía la explotación con su hermano, después pasó a su padre y ahora la explotación la lleva el. Reconoce que tuvo un tatarabuelo que fue veterinario, 'el abuelo Periquillo', de donde le puede venir su inquietud veterinaria. Comenta Pino que ha encontrado el título de su abuelo del año 1853, de la Escuela Veterinaria de Madrid.
Es presidente provincial de Asaja desde el 9 de noviembre de 2008, cuando accedió a la esta presidencia. En la actualidad es también vicepresidente de Asaja de Castilla y León. «Entiendo que para hacer una buena defensa de los intereses agrícolas y ganaderos de nuestros representados hay que tener una buena preparación. En los últimos años he tratado de mejorar esa preparación. Actualmente también soy ingeniero agrónomo y tengo diversos másteres y estudios superiores en desarrollo rural y territorial y otras cuestiones».
Indica que su explotación agrícola está en el término municipal de Sinlabajos. «Mi infancia la he vivido entre Sinlabajos y Arévalo, donde fui a la escuela». Comenta que también tiene relación con Medina del Campo porque es de donde procede su familia materna.
Es el más veterano de los responsables de las organizaciones profesionales agrarias de la provincia. Lleva 14 años al frente de Asaja Ávila. Reconoce que los responsables no deben eternizarse en los cargos. «Accedí muy joven a la presidencia de Asaja, con 26 años. Todo esto tiene que ser una etapa en mi vida y después volveré a mi explotación, o allí donde se me reclamen. Por coherencia no debería estar muchísimos más años en la presidencia de Asaja porque además no es bueno. Las organizaciones donde la gente está mucho tiempo al final se resienten y yo quiero lo mejor para Asaja, que también es lo mejor para los agricultores y ganaderos de Ávila».
La actividad agraria la compagina con la afición taurina que le inculcó también su abuelo, con la parte profesional como veterinario. De hecho, la labor profesional que realiza como veterinario es la «labor de asesoramiento en la inspección de los animales en los espectáculos taurinos populares como novilladas sin y con picadores, corridas de toros o rejoneo. En verano ejerzo como veterinario en diferentes plazas tanto dentro de la provincia de Ávila como en la vecina Segovia. Es una manera también de tener relación con los compañeros del ámbito de la veterinaria y del mundo del toro, que me apasiona y que defiendo».
Es bastante pesimista en cuanto al futuro y a la situación que atraviesan la agricultura y ganadería en esta provincia. «La situación es preocupante porque el sector está muy envejecido», señala lamentándose mientras recordaba lo que le comentaban sus compañeros de la zona de Barco-Piedrahíta-Gredos. Le informaban durante unas charlas sobre la PAC que en estos últimos años se ha incorporado algún joven al sector, pero que en los próximos no habría incorporaciones porque no había ya gente en los pueblos. «La gente con posibilidad de tener hijos marcharon de allí y ahora no hay gente para poderse incorporar. El principal problema que tenemos es la falta de relevo generacional. La gente no quiere dedicarse a esto. Lo que quiere es buscar un trabajo de 8 a 3, de lunes a viernes y el campo no entiende ni de días ni de horas. Ese envejecimiento hará que cada vez se resienta más la despoblación y que vayamos a modelos que no es el que yo defiendo: una sola persona con maquinaria muy tecnificada y grandes explotaciones que llevará muchísima labor. Al final, no se hace esa labor social que tiene que hacer todo tipo de actividades económicas, incluida la agricultura y ganadería».
Otro de los problemas al que deben hacer frente los agricultores y ganaderos de la provincia es el incremento de costes que genera el aumento de costes de producción. «La maquinaria ha subido, la electricidad, el gasóleo, los fertilizantes, los fitosanitarios... Esto supone un grave problema porque nosotros muchas veces no podemos repercutir esos incrementos en lo que vendemos. Hay una falta de control de las administraciones para que ley de la cadena alimentaria se cumpla y a ello se une toda la Política Agraria Comunitaria, que va en contra de lo que pide la sociedad, que es producir alimentos sanos y a un precio asequible. La PAC va al contrario, desmontando y poniendo cada vez más condicionantes ambientales. Además otros problemas que tenemos es que muchos de los mensajes que se lanzan desde el Gobierno van en contra del sector agrario: denomizar la carne, el azúcar, el sector del vino o la agricultura de regadío».
Sobre el futuro dijo que necesariamente pasa por la industria agroalimentaria. Defendió que lo que hace falta es que no solo seamos meros productores de materias primas. La importancia está en su transformación para que el valor añadido de esa transformación se quede en la provincia. Y se lamenta que nuestra provincia no tenga un desarrollo agroindustrial adecuado como ocurre con provincias vecinas como Segovia, que ha desarrollado la industria agroalimentaria en torno a los hortícolas o Valladolid, que tienen potentes industrias como la cooperativa ACOR. Sostiene que Ávila tiene pequeñas industrias agroalimentarias, como son los casos de mataderos instalados principalmente en la zona de Muñana y en El Barraco. Alguna industria Gourmet como Santa Teresa. «Creo que habría que apostar más por esa industria agroalimentaria que transforme nuestros productos y que además genere un empleo en esas zonas donde se producen, que es lo principal que habría que hacer. Para ello las administraciones tendrían que facilitar las cosas, pero desgraciadamente una de las carencias que tiene Ávila es la falta de desarrollo de su industria agroalimentaria».
Por ello defendió que el futuro de una provincia como Ávila pasa por apoyar al sector primario, el productor de alimentos y potenciar esa transformación: apoyar y potenciar la industria agroalimentaria. «Agricultor, ganadero e industria agroalimentaria tienen que ir de la mano. Muchas veces la industria agroalimentaria ha surgido del agricultor y el ganadero que han dado un paso más. Es lo que habría que potenciar y apoyar, pero realmente con un presupuesto contundente. A día de hoy no se está haciendo. Hoy la sociedad va en contra de fomentar esa cultura empresarial y de emprender. Es la pescadilla que se muerde la cola. Si no hay agricultor y no hay ganadero, si no hay industria alimentaria tampoco hay gente en los pueblos. Si no hay gente en los pueblos no puede haber otras actividades que den vida a esos pueblos. Lo preocupante es que la gente joven para poder desarrollarse tenga que ir a las ciudades y que tengamos una carencia de jóvenes en nuestra provincia. Necesitamos cambiar las políticas radicalmente y actuar de forma inmediata porque esto ya tiene muy difícil solución».
Como presidente de Asaja las elecciones que se celebrarán el próximo día 12 serán sus terceros comicios como presidente de Asaja. Las primeras fueron las del año 2012, que entonces eran elecciones a Cámaras Agrarias en Castilla y León. «He afrontado también los comicios de 2018 y estos de 2023, como procedimiento de representatividad de las organizaciones profesionales agrarias».
¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza sobre Ávila?
Ávila ha sido una provincia importante y ha tenido una gran influencia en muchas cuestiones, en la política sobre todo. Desgraciadamente hoy día está en decadencia.
¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?
La zona que más me gusta de la provincia de Ávila es la zona de Barco-Piedrahíta Gredos. Me he llevado la grata sorpresa por las cuestiones del cargo que desempeño en la actualidad que la gente de aquella zona es gente humilde, bondadosa y que además tiene muchos valores.
¿Y lo que menos?
La desidia que hay, que está haciendo que esta provincia vaya cuesta abajo. Muchas veces vemos que no hay esa fuerza suficiente en las instituciones y administraciones, en la política para reclamar urgentemente que se pongan medidas que frenen la despoblación. Medidas de fiscalidad, sanitarias, de infraestructuras... En definitiva, de oportunidades para que esta provincia siga poblada con riqueza y con gente.
Un lugar para perderse...
Me gusta estar en mi zona, en la comarca de Arévalo. Es donde más a gusto me siento y cuando tengo tiempo, darme un paseo por el caso histórico, por la zona antigua de Arévalo o por la ribera del Adaja, que han adecentado y ha quedado muy bien. En el resto de la provincia hay zonas muy bonitas como es el Valle de Iruelas, donde echar un día es una gozada.
Un recuerdo de su infancia
El recuerdo que tengo es trabajar en el campo con mi abuelo paterno y con mi padre. Cuando tenía 13 años iba con mi abuelo a arar. Es un recuerdo que se me ha quedado grabado.
Un personaje abulense que le haya marcado.
Tengo dos personajes, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. Creo que dejaron su huella no solo en Ávila y España. Son referentes a nivel internacional. Son personas a seguir sus pasos. Gracias a ellos ha habido fundaciones e incluso la propia Universidad Católica de Ávila, que es hoy una seña de identidad de la ciudad y de la provincia.
El mayor cambio que necesita Ávila es...
Un cambio de mentalidad en las administraciones y facilitar al ciudadano todo lo que necesita. En vez de poner trabas, facilitar para poder emprender y para poder hacer y alcanzar las metas que cada uno quiera. Yo creo que es el principal handicap que se tiene. Políticos reivindicativos que traigan cosas y administraciones que estén realmente al servicio de las personas.
Y Ávila tiene que mantener...
El carácter que tienen los abulenses de buena gente y de personas leales.
¿Cómo ve Ávila en la actualidad?
La provincia creo que va cuesta abajo y sin frenos. Tenemos un grave problema de envejecimiento de la población. No queda gente joven en los pueblos y por lo tanto esa falta de relevo generacional que vemos en el campo, que es su principal motor, se va a acrecentar en el futuro y detrás del sector del campo está todo lo demás.
¿Cómo ve Ávila y su provincia en el futuro?
Si no hay un cambio radical en las políticas que se están haciendo y en la manera de actuar de las administraciones, yo al futuro lo veo muy negro. Vemos que la provincia está envejecida, no hay jóvenes. Pero es que la capital tampoco tiene nada por lo que sacar pecho. Tampoco hay empresas pujantes que generen empleo y que aporten calidad de vida. Por eso veo que, si esto no cambia y no hay políticos valientes y reivindicativos, no es nada halagüeño.
¿Qué puede aportar a Ávila y su provincia?
Trato de aportar todos los días mi granito de arena con mi trabajo y esfuerzo diario. Tuve la suerte de estudiar fuera y quise que lo que se dice en la teoría aplicarlo en la práctica. Poner los conocimientos al servicio de los ciudadanos de Ávila. En mi caso al servicio de los agricultores y ganaderos de la provincia.