La
rentabilidad y buena gestión del primer balneario hace que con
el nuevo siglo aparezca una sociedad fundada en abril de 1911 por Don
Francisco Belloso, que culminará al año siguiente con
la inauguración del Gran
Hotel, monumental edificio que se convierte, desde el momento de
su construcción, en el emblema del balneario y de su entidad
propietaria denominada "Sociedad de Aguas y Balneario de Medina
del Campo".
Alabado
siempre por su armoniosa composición, sus sorprendentes dimensiones
y el entorno natural que lo envuelve, el Gran
Hotel sigue las pautas del eclecticismo de corte victoriano implantado
en España en el último cuarto de siglo, especialmente
a través de los proyectos de Selden Wornum, materializados de
modo singular en dos palacios reales: el de Miramar en San Sebastián,
inaugurado en 1893, y el de Magdalena en Santander --obra de Brindas
Vega y González Riancho-- concluido en el mismo año
que este de las Salinas, en 1912, edificado con a que presenta una gran
semejanza formal.
En
1918 se decide levantar una capilla acorde con el nuevo edificio, encomendando
su traza a Federico Martín de la Escalada; se dedica a la Virgen
del Carmen, por entonces Patrona del establecimiento. Respecto a la
actividad del balneario como casa de baños, las excelentes instalaciones
y los efectos curativos de sus aguas lo convierten en uno de los más
concurridos de su época. La sociedad propietaria, además
del "hotel de primera", mantiene el "hotel
antiguo" o de "segunda clase", una hospedería
y la denominada "Villa Alegre". Asimismo, pronto aparecen
en los alrededores otras hosterías y paradores de diversa categoría
destinados a acoger a los numerosos bañistas que acuden en el
periodo de temporada oficial (entre el 1 de junio y el 30 de septiembre),
entre otros: el hotel de "San Rafael" regentado por Rafael
Romero; el titulado "Luisita y paca", "Villa
Julia", antigua hospedería de "Simón
Casado", etc. Casi todos estaban situados, como podemos comprobar
en las fotografías, al pie de la carretera de Medina,
vía recorrida incansablemente por un servicio permanente de coches
de caballos --luegos sustituidos por dos vehículos a motor--
que unía la estación del ferrocarril con los establecimientos
del balneario.
En
su historia más reciente, a causa de la Guerra Civil, el edificio
del balneario se habilita como hospital militar para los heridos de
las tropas marroquíes, pasando luego a depender del Auxilio Social.
Más adelante es adquirido por la comunidad de salesianos "Santo
Tomás de Aquino" que lo ocupa hasta el desgraciado incendio
de enero de 1976. Ya en nuestros días, tras los primeros trabajos
de rehabilitación, ha sido magníficamente acondicionado
de nuevo como hotel balneario con el título de "Palacio
de las Salinas".
Reportaje
fotográfico