Villa
histórica, monumental, escultórica y paisajística
Villa
de las Ferias
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05-11-09 - "Pieza del Mes"
de noviembre de 2009
"Pieza del Mes" de noviembre de 2009
Plato de loza dorada
Taller aragonés (¿Muel?)
Mediados del siglo XVI
Loza esmaltada y dorada / 42 cm. diámetro
Fundación Museo de las Ferias
Donación de las Asociaciones "Amigos
del Museo de las Ferias y
del Patrimonio de Medina del Campo" y "Mujeres para la
Democracia"
La Fundación
Museo de las Ferias destaca como "Pieza
del Mes"de noviembre un hermoso plato de loza dorada, realizado
a torno y parcialmente a molde, con motivos decorativos de reflejo metálico
que siguen patrones mudéjares de disposición simétrica
y gruesa pincelada, junto con otros vegetales como margaritas y helechos.
Esta técnica del reflejo metálico es genuinamente islámica
y tuvo una gran aceptación desde la llegada a Manises (Valencia)
de ceramistas nazaríes durante el reinado de Jaime II; a partir
del siglo XVI, la producción de esta refinada cerámica
alcanzó su mayor desarrollo en Aragón destacando, entre
otros centros, la localidad zaragozana de Muel, precisamente el lugar
que creemos originario de esta magnífica pieza
La actividad "La
Pieza del Mes"cuenta con el patrocinio de la Diputación
de Valladolid
Más información e imágenes en:
www.museoferias.net/nov2009.htm
Plato de loza dorada
Taller aragonés (¿Muel?)
Mediados del siglo XVI
Loza esmaltada y dorada / 42 cm. diámetro
Fundación Museo de las Ferias
Donación de las Asociaciones "Amigos
del Museo de las Ferias y
del Patrimonio de Medina del Campo" y "Mujeres para la
Democracia"
La pieza que presentamos como "Pieza
del Mes" de noviembre es un plato de loza vidriado en blanco
sucio, sin marcas, con amplia ala definida interiormente por una arista
bien marcada. Está realizado a torno y parcialmente a molde como
es el caso del tetón central y los gallones en relieve poco marcados
del ala y dispuestos en zig-zag. La decoración dorada de reflejo
metálico sigue patrones mudéjares en cuanto a la disposición
simétrica y a los motivos simples de gruesa pincelada. Junto
a motivos dispuestos en forma vertical y alterna como "atauriques"
y "alcachofas" -consistentes en una flor con cuadrícula
central y sépalos que se incurvan-, encontramos temas decorativos
secundarios y menudos como margaritas y tallos vegetales semejantes
a helechos. El reverso vidriado presenta un solero cóncavo y
está decorado con motivos espirales y hojas de helecho.
La técnica del reflejo metálico de las
lozas doradas es genuinamente islámica. En el siglo X ya era
conocida en Al-Andalus una refinada producción en el alfar de
Málaga que le dio gran fama; de ahí que, por extensión,
se denominó obra de Malica a toda cerámica que imitaba
esta técnica. Esta especialidad pervivió en la España
cristiana transmitiéndose de los alfares islámicos a los
mudéjares. La producción de loza dorada en territorio
cristiano se atribuye tradicionalmente a la llegada de ceramistas nazaríes
a Manises durante el reinado de Jaime II pero, a partir del siglo XVI,
la producción de cerámica de reflejo metálico alcanzó
su mayor desarrollo en Aragón destacando, entre otros, Muel como
centro especializado en la fabricación de loza dorada morisca.
La complejidad en su elaboración convierte estas
lozas en unas manufacturas muy caras. El brillo dorado de estas cerámicas
se consigue mediante una mezcla de sulfuros de cobre y de plata, peróxido
de hierro y bisulfuro de mercurio (cinabrio). Al calentarla se volatiliza
el mercurio, combinándose el azufre con los metales citados anteriormente.
Lo así obtenido, una vez molido, se disuelve en vinagre fuerte
aplicándose luego sobre la superficie de la vasija previamente
esmaltada. La dificultad de esta técnica radica en la ulterior
cocción de la cerámica a baja temperatura en un ambiente
reductor (un horno abundante en humos que absorbe el oxígeno
de los óxidos) gracias al cual se obtienen variadas tonalidades
metálicas según la composición de la mezcla utilizada.
La técnica del reflejo metálico es bien conocida gracias
a la descripción que hace Henri Cock, cronista integrante del
séquito de Felipe II, a su paso por Muel (Zaragoza) en 1585,
que la describe del siguiente modo: "para que toda la vajilla hagan
dorada, toman vinagre muy fuerte con el cual mezclan como dos reales
de plata en polvo y bermellón y almagre y un poco de alambre
(cobre), lo cual todo mezclado escriben con una pluma sobre los platos
y escudillas todo lo que quieren y los meten tercera vez en el horno,
y entonces quedan del color de oro que no se les puede quitar hasta
que se caigan en pedaços".
En todos los casos, los repertorios decorativos de
la loza dorada denotan influencias mudéjares: una abigarrada
envoltura ornamental dispuesta en multitud de pequeños espacios
que, a su vez, están rellenos de motivos que obedecen al principio
de repetición y de alternancia, siguiendo unos ejes de simetría.
Entre los elementos decorativos son frecuentes los motivos vegetales
complementados con hojitas exentas, cenefas con hojas de helecho, roleos
de flores de puntos, cuadrados con palmetas, hojas de hiedra con tallos
terminados en flores y hojas, bandas con triángulos contrapuestos,
espacios rellenos de líneas paralelas y espirales. A principios
del siglo XVI tuvieron lugar las mayores innovaciones técnicas
y estéticas; así, comienzan a generalizarse las lozas
fabricadas parcialmente a molde que dan como resultado el tetón
central de los platos y los gallones e imbricaciones en relieve. A partir
de este momento, las decoraciones son exclusivamente doradas y tienen
su fuente de inspiración en la vajilla metálica, hecho
que ha llevado a algún estudioso a utilizar el término
de "estilo orfebre" para designarlas.
Fernando Ramos González
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07-11-09 - Un plato de loza del
XVI, pieza del mes en el Museo de las Ferias -
N. ROMO | MEDINA DEL CAMPO
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Plato de loza dorada de mediados del siglo XVI,
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Un plato de loza dorada de mediados del siglo XVI,
de cuarenta y dos centímetros de diámetro, y procedente
de un taller aragonés es la pieza destacada durante este mes
de noviembre en el Museo
de las Ferias de Medina
del Campo.
Se trata de una pieza donada hace unos años
por la asociación Amigos del Museo y del Patrimonio y el colectivo
de Mujeres en Igualdad pero hasta ahora no se había realizado
un estudio pormenorizado de la misma.
Este tipo de lozas se caracterizan por la complejidad
de su elaboración ya que precisaban de tres cocciones en el horno
hasta conseguir el reflejo metálico, de procedencia islámica,
con una mezcla de sulfuros de cobre y plata.
Las vajillas a las que pertenecían piezas como
esta eran utilizadas en las mesas y no simplemente como elementos ornamentales.
Dada la fragilidad de platos como este no es muy habitual encontrar
muchas piezas que lleguen en buen estado hasta nuestros días.
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