Durante los próximos ocho días, la atención de la industria y los espectadores se centrará en la 57 Semana Internacional de Cine de Valladolid, pero Castilla y León cuenta con otros cinco festivales consolidados, tres con más de una veintena de ediciones a sus espaldas; una red de 30 cines -dos de los cuales pueden presumir de 75 años de historia- con un total de 192 pantallas comerciales; y un plantel de profesionales que combina grandes veteranos, Concha Velasco, Lola Herrera o Emilio Gutiérrez Caba, entre ellos, estrellas de la talla de Elena Anaya, Carmelo Gómez o Imanol Arias y prometedores cineastas como Rodrigo Cortés o Enrique Gato.
La Seminci, el segundo festival de cine más antiguo de España, es el buque insignia del séptimo arte en la Comunidad y sus casi 60 años de historia han allanado el camino para el establecimiento de otros certámenes que, poco a poco, se han consolidado gracias a unas señas de identidad muy personales que los diferencian del resto.
La Semana de Cine de Medina del Campo, abanderada del cortometraje español, ha cumplido ya un cuarto de siglo de vida, mientras que el Festival de Cortos de Aguilar de Campoo llegará a las 24 ediciones este diciembre. También en la provincia de Palencia, la Muestra de Cine de la capital ha superado ya las 21 citas con los espectadores… Y en León, el Festival de Cine Ciudad de Astorga celebró en septiembre 15 ediciones.
Sólo un año más joven es el Certamen Internacional de Cortos Ciudad de Soria, que en noviembre cumplirá su decimocuarto aniversario. Los seis se agruparon en abril de 2010 en la Coordinadora de Festivales de Cine de Castilla y León (Feccyl), presidida en la actualidad por el director de la Semana de Cine de Medina, Emiliano Allende.
Explica a la agencia Ical que la entidad nació para “defender puntos comunes” y establecer “un código deontológico” basado en “la calidad”. Para Allende, los certámenes dedicados al séptimo arte cumplen “una función en la sociedad”, por lo que necesitan el “apoyo” de instituciones y entidades privadas para seguir trabajando “con libertad, imaginación y riesgo”.
Los integrantes de la coordinadora, en palabras de su presidente, contemplan “con preocupación los próximos años”, pero esperan “mantener el tipo”. Aunque tendrán que “reinventar parte de sus contenidos” y “combinar” la “falta de presupuesto” con “las ganas de mostrar cosas”, Emiliano Allende subraya que reducir sus partidas “por debajo de una cantidad determinada” desembocaría en “la pérdida de su propia identidad”.
El director de la Seminci, Javier Angulo, se expresó en términos similares el pasado 10 de octubre, durante la presentación de la 57 edición, cuando pidió a las administraciones públicas que “encapsulen el festival”, por ser “el acontecimiento cultural más importante de la Comunidad”, con un “presupuesto razonable” que le permita “llegar con salud” a la 60 edición, que se celebrará en 2015.
A este respecto, Emiliano Allende apostilla que los festivales de cine tal y como se conocen hoy están “en peligro de extinción” y que “sin subvenciones muchos van a desaparecer”. Por ello, solicita a las instituciones que sigan “creyendo en ellos”, ya que son “una buena manera de tomar el pulso al arte y la cultura del momento”.
Las pantallas
Al margen de los festivales, el público castellano y leonés disfruta durante el resto del cine a través de las salas comerciales. En la Comunidad hay actualmente 192 salas distribuidas entre 30 cines o multicines, lo que equivale a 7,5 pantallas por cada 100.000 habitantes. Los últimos datos del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), correspondientes a 2010, cifraban este indicador en 7,8 salas, frente a las 8,9 salas por cada 100.000 habitantes de la media española.
El cine más veterano de Castilla y León es el Roxy de Valladolid, propiedad del empresario Enrique Cerezo, que el pasado 4 de marzo cumplió 76 años, seguido muy de cerca por el Ortega, de Palencia, que el próximo 24 de noviembre celebrará su 75 aniversario. El gerente de los Roxy, Paco de la Fuente, es nieto de los fundadores y todavía recuerda cuando de pequeño se sentaba en la sala de proyección para sentir “la magia del cine”, en la que todavía sigue creyendo. El exhibidor reivindica que el séptimo arte “se mantiene como el ocio más económico en estos tiempos de crisis”, incluso después de “la pequeña puñalada trapera del Gobierno”, que el pasado 1 de septiembre subió el IVA de las entradas del cine, y de todos los espectáculos culturales, del cuatro al 21 por ciento.
De la Fuente recuerda que a comienzos de los años 80, las salas de cine sufrieron “otra crisis” con la irrupción de los hoy casi extintos ‘vídeoclubes’, que se solventó con la reconversión de los primeros en multicines. Roxy, por ejemplo, transformó su anfiteatro en una segunda sala a mediados de los 90. “Ahora, en esta crisis, ha aparecido un aporte tecnológico, el cine digital, que ha cambiado la distribución y ha abierto un abanico para los exhibidores”, explica el gerente de Roxy, para quien ésta es “la verdadera revolución, y no el cine en 3D”.
Sobre el anunciado, pero dilatado, cierre de los céntricos cines vallisoletanos y su reconversión en casino, Paco de la Fuente no quiere ni oír hablar. “Yo sigo trabajando y programando. Tengo hecha la Navidad entera. Me gusta decir que moriré con las botas puestas”. Además, y como ocurre desde la 42ª Seminci, el Roxy será uno de los cines que acojan la celebración del festival, un “orgullo doble” para De la Fuente por ser vallisoletano y empresario del ramo.
Los últimos multicines en llegar a la Comunidad, de la cadena catalana Ocine, también están ubicados en la provincia de Valladolid, concretamente en un centro comercial de Arroyo de la Encomienda, donde abrieron las puertas de sus diez salas el pasado 20 de septiembre. Su gerente, el vallisoletano Jesús Hernández, trabaja en el sector desde 2002 y es consciente de que el público de la provincia “es muy amante del cine, sobre todo de las adaptaciones de libros”, por lo que confía en poder “abrir mercado”.
A pesar de que “la crisis ha hecho mucha mella” en la exhibición, y “antes que ella la piratería”, Hernández confía en que “las grandes películas” mantengan su “tirón” y sigan atrayendo al público a unas salas que, en el caso de Ocine, cuentan con las más modernas tecnologías, como el sistema de 3D francés Volfoni. Además, en una de ellas, denominada ‘sala VIP’, el equipo de sonido es el nuevo Dolby Atmos, consistente en 52 altavoces colocados en paredes y techo que proporcionan una experiencia “envolvente”.
Los profesionales
Junto a festivales y pantallas, el cine brilla con luz propia en Castilla y León gracias a los profesionales nacidos en esta tierra, entre los que figuran dos leyendas del cine español ya fallecidas, las vallisoletanas Aurora Bautista y María Luisa Ponte, así como grandes veteranos de la talla de los salmantinos Charo López y Santiago Ramos, los vallisoletanos Concha Velasco, Lola Herrera, Emilio Gutiérrez Caba, Ágata Lys y Juan Antonio Quintana, el palentino Cesáreo Estébanez, los leoneses Saturnino García e Imanol Arias o el abulense Tito García.
De la Comunidad también han salido rutilantes estrellas del actual cine español, como la palentina Elena Anaya, los vallisoletanos Roberto Enríquez y Diego Martín, la segoviana Lucía Jiménez o el leonés Carmelo Gómez.
Por lo que respecta a directores, de salamanca proceden el veterano Basilio Martín Patino, quien presenta en esta Seminci su última película, el documental ‘Libre te quiero’, y el más joven Chema de la Peña, autor de ‘23-F: la película’ o ‘Isi/Disi’. Nacido en Galicia pero muy vinculado también a la capital charra, Rodrigo Cortés es el director del éxito internacional ‘Buried’ y de la reciente ‘Luces rojas’ y una de las grandes promesas del cine español junto al vallisoletano Enrique Gato, un mago de la animación -dos Goyas al mejor corto en esta categoría - que desde finales de agosto triunfa en la gran pantalla con ‘Las aventuras de Tadeo Jones’, o el segoviano David Pinillos, ganador del Goya al mejor director novel por su primer largo, ‘Bon appétit’.