El hispano-árabe es un caballo «muy versátil, especialmente indicado para acoso y derribo, encierros en el campo, doma vaquera e incluso raid». Así lo afirma Jesús Lobete Antolín, cuya yeguada acaba de sumar nuevas distinciones, concedidas a dos de sus ejemplares en Medina del Campo. En la localidad vallisoletana se celebró recientemente el I Concurso Morfológico del Caballo Hipano-Árabe, en el que el ganadero de Paredes de Nava obtuvo una Medalla de Plata en la Sección I -potras de 1 año-, con JL Falada 75 % (Irkutzk X -padre- / J Beata 50 % -madre- ) y una Medalla de Oro en la Sección VI -potros de 3 años-, con el joven semental J Dito 50 % (Fakateko X - Amapola LXIII). La competición organizada por primera vez en la apellidada Villa de las Ferias, junto con las convocatorias de años anteriores en la también vallisoletana Valdestillas, son los únicos certámenes que, según explica Juan José Hernández, se realizan fuera de Andalucía y que reúnen a las mejores ganaderías de raza hispano-árabe de la zona norte de España. Cabe reseñar que de Valdestillas, el pasado año la yeguada de Lobete Antolín se trajo una Medalla de Oro en la Sección V -potras de tres años-, concedida a J Carejas 50 % (Fakateko X - Amapola LXIII).
Jesús Lobete, ganadero paredeño de hispano-árabes ya premiado el pasado año en Valdestillas, obtiene en Medina del Campo una Medalla de Plata con la potra "JL Falada 75 %" y Medalla de Oro con el semental "J Dito 50 %" |
|
Hernández -colaborador de Lobete junto con Alejandro León- aclara que en los concursos se premia la morfología, es decir, que «los ejemplares se adapten a un patrón racial. Además, se juzgan movimientos, cadencia, regularidad, flexibilidad, velocidad e impulsión». Los hispano-árabes son animales eumétricos (término que se usa para definir en las distintas especies un volumen medio, resultado de la combinación óptima de la superficie y de la masa), ortoides (perfil recto) y mesomorfos (para silla y tiro ligero y rápido). «Se pueden criar hispano-árabes con una proporción de árabe de un mínimo del 25 %, hasta lo que se quiera. Por lo tanto, eso significa que no tiene un estándar racial muy encapsulado», comenta.
Jesús Lobete valora los resultados cosechados en los concursos, ya que a su juicio, ponen de manifiesto que las cosas se están haciendo bien. «El trabajo de selección que está realiza da sus frutos», subraya. La hispano-árabe está incluida en el Catálogo Oficial de Razas de Ganado de España dentro del apartado de las autóctonas como una especie equina caballar en peligro de extinción. En la provincia, ningún ganadero mantiene el volumen del paredeño, y es que en estos momentos hay que hablar de 40 animales «de una línea genética muy exclusiva»: la aportación árabe es de la prestigiosa Flor de Lis. Lobete Antolín cría caballos hispano-árabes desde hace seis años -hace más tiempo españoles y cruzados-. Se embarca en esa aventura porque tiene buena relación con la yeguada Flor de Lis, propiedad de Teresa de Borbón, que le cede un semental, muy famoso, Fakateko, Premio Waho al mejor semental árabe de orígenes españoles. «Viene a pasar sus últimos años de vida y empiezo a cubrir con él. Vistos los buenos resultados de la primera camada, continué hasta que el caballo muere. Después seguí criando con sementales árabes del hierro, FL Babieka y Irkutzk», señala.
El Medalla de Oro J Dito 50 % no ha cubierto todavía por problemas de consanguinidad, y es que es hermano de las yeguas hispano-árabes que tienen edad para criar. «Una potra alazán lo mismo el año que viene se cubre con él», comenta. Ahora son tres árabes puras y tres hispano-árabes y tres españolas las hembras que están preñadas.
La ganadería de Jesús Lobete se dedica a la cría de caballos hispano-árabes y de pura raza árabe de línea Pure Spanish. La crisis se ha dejado sentir y, aunque hablar de ventas es hacerlo en términos desalentadores, la rentabilidad cero se combate con vocación y afición, garantía de continuidad cuando, como en su caso, como explica, también es el produce el alimento para la yeguada.