Procedente
de la Colegiata
de San Antolín, se encuentra en el arcosolio-relicario
del sepulcro de los caballeros Morejones, en el muro del evangelio
de la capilla mayor, conteniendo reliquias de San Bartolomé
y San Francisco. La confirmación de pieza japonesa
viene dada por la presencia entre
1588 y 1618 en Japón de un miembro de dicha familia,
el jesuita Pedro Morejón, enviado desde la India, de
quien es lógico pensar que enviara la pieza a su familia
para destinarla a una función tan especial.
Pertenece
al denominado arte namban estando realizada con la técnica
de "maki-e-raden", es decir madera lacada,
dorada y con incrustaciones de nácar. Este arte refleja
la aplicación de las técnicas artísticas
japonesas a objetos de tradición occidental y especialmente
a los de carácter religioso cristiano. La llegada de
los occidentales, y en concreto de los portugueses, a Japón
se produce en 1542 y la época floreciente del comercio
se vincula a los años 1580-1590. A partir de 1587 se
inician las persecuciones contra los cristianos, mandándose
destruir todo elemento cristiano existente en el país,
de aquí la rareza de estas obras artísticas,
que se han conservado en Occidente gracias al comercio de
exportación.
Respecto
a las características artísticas de la pieza,
cabe decir que su ornamentación se basa en ventanas
negras enmarcadas por grecas de dientes de sierra y lineales,
recogiendo la decoración floral dentro de espacios
acotados romboidales y polilobulados. El vacío prima
frente a lo lleno, recordando la porcelana de la época;
en ella queda de manifiesto que la presión decorativista
occidental no ha calado en los artistas japoneses.