Los castillos son seña
de identidad de Castilla y León, Omnipresentes en sus
paisajes, reflejan un pasado batallador y evocan la leyenda,
coronando los hitos donde sucedieron los hechos, moraron las
gentes y se forjó la historia. La austeridad de la
piedra ruda, la solidez de los muros, la singularidad de los
emplazamientos, la inconfundible silueta de sus almenas o
la visión señera del paisaje que se domina desde
la torre del homenaje en alguno de los elementos que el viajero
puede apreciar visitando las fortalezas castellanoleonesas.
La mayoría de los castillos fueron construidos en diferentes
fases y, aunque se erigieron con evidentes intenciones estratégicas
y militares, con el avance de la Reconquista los castillos
que iban quedando lejos del frente se reconvertían
en palacios de la poderosa nobleza da de época y pasaban
a ser grandes símbolos de poder para los señores
de las tierras.
El viajero puede ir en busca
del esotérico castillo de los Templarios, en Ponferrada,
(León), detenerse ante la preciosa torre del homenaje
de Belmonte de Campos (Palencia) y admirar el porte de Las
Torres de Medina de Pomar (Burgos). En Monteagudo de las Vicarías
(Soria) hallará una fortaleza magníficamente
conservada. La provincia de Valladolid es tierra de castillos:
los de Peñafiel, La
Mota
en Medina del Campo y Simancas son algunos de los más
notables. Otras propuestas de esta ruta, que no agotan ni
mucho menos al abrumador patrimonio castellanoleonés,
sol las de Villalonso (Zamora), Ciudad Rodrigo (Salamanca),
hoy Parador Nacional de Turismo, Mombeltrán (Ávila),
en plena Sierra de Gredos, y la majestad mudéjar del
castillo de Coca (Segovia).