13-10-04 - Ávila y Valladolid, unidas por Isabel la Católica.
Presentación
de la nueva guía.
Portada del libro
Una ruta viva para el siglo XXI: El Cortejo
Fúnebre de Isabel la Católica es una
nueva guía de rutas culturales, naturales y de turismo
activo que la Junta de Castilla y León edita con motivo
del V Centenario de la Muerte de
la reina castellana, orientado y realizado especialmente
para los jóvenes. Cuatro comarcas abulenses, unidas
a la vallisoletana de Tierras de Medina, son las protagonistas.
Portada
del libro
La guía,
elaborada por el historiador Ángel Barrios García
y el fotógrafo y especialista en guías Juan
José Alonso, se inicia con una introducción
que establece el contexto histórico de la vida y muerte
de Isabel la Católica y su traslado a Granada. Los
cuatro primeros capítulos se dedican a la cuatro comarcas
castellanas que atravesó la comitiva, las Tierras de
Medina, en Valladolid, y la Cuenca el Río Adaja, la
Tierra de Pinares y el Valle del Alberche, en Ávila.
El libro aúna
contenidos históricos y datos sobre el patrimonio y
las localidades de las comarcas, así como leyendas
y escenarios fundamentales para la cultura popular y las tradiciones.
Senderismo
y bici de montaña
Cultura y patrimonio
se conjugan con parajes naturales y la oferta de ocio activo,
ya que se detallan los recorridos de seis rutas de senderismo
y cuatro trazados para bicicleta de montaña, con informaciones
sobre alojamiento, gastronomía, museos, empresas de
turismo activo o museos.
El objetivo
de la guía es acercar al joven la figura de la reina
Isabel y darle a conocer las comarcas por las que discurrió
parte de su cortejo fúnebre en su traslado de Medina
del Campo (Valladolid) a Granada siguiendo las referencias
de los cronistas de la época.
Con
la guía se pretende, según la consejera de Familia,
ofrecer al joven rutas vivas de turismo activo, ya que el
ocio y la participación activa es, junto con la vivienda
y el empleo, uno de los tres pilares de la política
para jóvenes.
En total, se
han editado 3.000 ejemplares que se distribuirán en
los servicios, en la red de instalaciones y en los puntos
de información juvenil de la Junta de Castilla y León,
manifestó el director general de Juventud, Borja Suárez.
El cortejo fúnebre
de Isabel la Católica estuvo compuesto por más
de 200 personas que recorrieron en 19 días la distancia
entre la ciudad en que murió la monarca, Medina del
Campo, hasta Granada, cumpliendo la última voluntad
de la reina castellana y pasando penurias y calamidades como
dejan constancia las crónicas de la época.
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05-01-16 - La Conquista de Granada, la heroica Cruzada que convirtió en «Católicos» a los Reyes de España
Los cristianos tenían la superioridad numérica de su lado, pero las características del terreno alargaron una guerra de asedios y escaramuzas durante seis años. El débil Boabdil fue el mejor apoyo para los monarcas.
La rendición de Granada, por Francisco Pradilla - Museo del Prado
Granada se había convertido en los albores de la Edad Moderna en el último reducto musulmán de la Península ibérica. Pospuesta durante los inestables reinados de Juan II y Enrique IV, la conquista de Granada se situó como prioritaria para los Reyes Católicos, arquitectos de lo que pretendía ser la España moderna. Isabel y Fernando habían crecido bajo la amenaza que suponía el auge del Imperio otomano, que en 1453 logró la caída de Constantinopla, y no estaban dispuestos a tolerar el desafío de Muley Hacén, el emir de Granada, que durante este periodo se apoderó de varios bastiones en la frontera cristiana y dejó de pagar el tributo estipulado con los cristianos. Con la toma de estos bastiones, entre ellos Zahara, esclavizó y exterminó a los defensores. La Europa cristiana iba, esta vez sí, a aceptar el duelo.
El lema Tanto Monta (Tãto·Mõta) y el yugo inscritos sobre los preexistentes relieves nazaríes de la Alhambra- Wikimedia
Al enterarse en Medina del Campo de la caída de Zahara, Fernando «El Católico» afirmó en voz alta: «Siento las muertes de cristianos, pero me alegro de poner en obra muy prestamente lo que teníamos en el pensamiento hacer».
El Papa Sixto VI apoyó la empresa militar instituyendo una Cruzada, a modo de asistencia financiera. La bula de Cruzada fue prorrogándose cada dos años hasta alcanzar en su último año, 1492, una recaudación de 500 millones de maravedíes. La nobleza, el alto clero y las comunidades judías aportaron la mayor parte de los fondos. Además, desde distintos países europeos llegaron importantes remesas económicas y, sobre todo, llegaron caballeros y aventureros alemanes, ingleses, borgoñones, alemanes... dispuestos a participar en la última Cruzada del Occidente cristiano. Tampoco era menor el apoyo popular que tenía la Empresa granadina en España. «Por donde quiera que iban, hombres, niños, mujeres, le salían al encuentro de todas partes por aquellos campos y les echaban mil bendiciones: llamábanlos amparo de España (...)», escribió el padre Mariana sobre el fervor popular que desataba el paso de las tropas.
Toma de Granada 2 de Enero 1492 por los Reyes Católicos.
El 2 de Enero de 1492 se entregan las llaves de la ciudad de Granada a los Reyes Católicos. Una guerra que duró desde 1482 al 1491 en doble juego. Guerra sin destrucción donde un ejército moderno y unido con nobleza, clero y corona culminan una de las empresas más importantes para la historia de la España Cristiana.
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MUERTE Y ENTIERRO DE ISABEL LA CATÓLICA
Capilla Real de la Catedral de Granada
Está ya próximo el día
26 de noviembre del 2004, en que tendrá lugar, la celebración
del Quinto Centenario de la ejemplar muerte de la Reina de Castilla
doña Isabel de Trastámara, conocida por la Historia
como Isabel la Católica. Eran sobre las doce del mediodía
cuando expiró la Reina "fundadora de España
y madre de América". Preces entre llantos y la
celebración de la primera "Misa corpore insepulto"
en el oratorio de la casa-palacio que los reyes de Castilla poseían en la ferial y amplia
Plaza Mayor de la Villa medinense, sobre su "acera del
portillo o potrillo", presidida por el atributo del rey
don Fernando, seguida por los preparativos cortesanos para
el traslado del regio cadáver hasta la lejana Granada,
según había dispuesto en su Testamento, modelo
de prudencia cristiana devoción santa.
Largo y accidentado entierro desde esta Medina
del Campo, su Villa "Muy Noble, Leal y Coronada",
hasta la granada que por ella conquistada y cristianizada
doce años atrás.
Muerte de Ysabel y traslado de los restos – Semana Renacentista 2023
Salieron, pues, los restos mortales de la
Reina Católica revestidos con el burdo y penitencial
hábito franciscano austero, pero fuerte ataúd,
por el cual "con una cama para asentar las andas, cobró
novecientos setenta maravedíes el maestro de obras
de carpintería de Palacio". El ataúd y
sus andas portado inicialmente por sus fieles criados y camareros
y rodeado por un gran número de "damas y caballeros
junto a sus más fieles servidores y miembros de la
Corte", que le escoltarían hasta la ciudad de
Granada, "sin detenimiento alguno" como la Soberana
dispuso en su última y real voluntad.
Ya en las horas que precedieron a su cristiana
y ejemplar muerte, la cerrazón de los cielos aberruntaba
fuerte temporal, por lo que se hubo de forrar el ataúd
con "cueros de becerro y una fuerte funda encerada".
Según los Cronistas, el aguacero y
truenos iniciales se transformaron pronto el diluvio obscuro
y tenebroso, y así "diluviando transpusieron los
puertos, entre rayos y truenos, dejando atrás, rápidamente,
Arévalo, Carceñosa, Ávila, Cebreros y
Toledo..." porque no solamente era el Reino todo el que
únicamente lloraba, sino la Naturaleza también
manifestaba su dolor y duelo.
Mapa del recorrido seguido por el cortejo fúnebre de Isabel laCatólica desde Medina del Campo hasta Granada
(Simulan el cruce del
río Guadalquivir que hizo el féretro de Isabel
la Católica en Mengíbar para llegar a Granada.
Noticia publicada a las 15:02 . jueves, 15 de julio de 2004
MENGIBAR (JAEN), 15 (EUROPA PRESS) Unos 400 participantes
de la Ruta Quetzal simularán mañana el cruce
del río Guadalquivir que hizo en 1504 el féretro
de la reina Isabel I de Castilla, a su paso por Mengíbar
(Jaén), para cubrir el trayecto entre Medina del
Campo (Valladolid), donde murió, y Granada, donde
fue enterrada.
Según
informaron a Europa Press fuentes del Ayuntamiento de Mengíbar,
esta actividad, que cuenta con la organización del
Ministerio de Medio Ambiente a través de la Confederación
Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), se llevará
a cabo a las 8.00 horas en las zona conocidas como El Piquillo
y Paso de la Barca.
El traslado
de una orilla a otra del río se realizará
con barcazas que transportarán a varios grupos de
participantes, procedentes de todo el mundo. A continuación,
visitarán el término municipal, ya que el
cadáver de la Reina Católica fue velado en
la iglesia de San Pedro Apóstol de Mengíbar.
Este
acto se celebra en conmemoración del V centenario
de la muerte de Isabel I de Castilla, que, tras su fallecimiento
el 24 de noviembre de 1504 en Medina del Campo aquejada
de unas fiebres, fue trasladada hasta Granada.
El cortejo
fúnebre se encontró en Mengíbar (Jaén)
con un río Guadalquivir "crecido" e "impetuoso"
que hubo de cruzarse en balsas, aunque "más
de un esforzado caballero tuvo que forzar a nado las arremolinadas
corrientes", según cuentan las crónicas
de los historiadores.
Tras
atravesar el río, la expedición prosiguió
su camino hasta Granada, ciudad que alcanzó el 17
de diciembre del mismo año.)
Vadeando
ríos y patiquebrando acémilas fueron alejándose
de Medina y de Castilla
Y así continuó el viaje-entierro
de la Reina Doña Isabel la Católica. "vadeando
ríos y patiquebrando acémilas fueron alejándose
de Medina y de Castilla, y así siguió el recio
temporal durante los primeros días de aquel obscuro
y tormentoso diciembre de 1504; y atravesando Jaén
entró el doliente cortejo en Andalucía, que
recibió el cadáver de Doña Isabel de
Trastámara hecho un mar de lágrimas y dolor,
y los cielos siguieron siendo negros y tenebrosos vestidos
de luto.
Según los historiadores que vivieron
en aquellos últimos días de noviembre y primeros
de diciembre del año de 1504 no conocieron temporal
igual al que reinó en dichas fechas, y ya antes de
llegar a Toledo tuvieron que cubrir y reforzar el féretro
con "dos cueros de becerros, por lo que se pagaron al
zapatero Diego de Madrid mil quinientos ochenta y cuatro maravedíes
y medio".
Allí, en esta cuidad de Toledo hicieron
una breve parada donde "había muchos lodos y los
caballeros y regidores que tomaron en hombros el ataúd
frente a la toledana Puerta del Cambrón, de donde salió
el Cabildo para rezar un responso, y lo llevaron a San Juan
de los Reyes", a pesar de que quisieron honrar los restos
mortales de la Reina "Fundadora y Fundidora de España
y Madre de América", en su bella y amplia iglesia-catedral
Primada, pero el horrible temporal que desde la tarde del
día 26 de noviembre de aquel triste año de 1504
reinaba en la mayor parte de la Península Ibérica
"urgía ganar tiempo"`para que no se hicieran
invadeables los ríos e intransitables los caminos.
Ya al pasar por Cebreros, treinta braceros
tuvieron que ayudar a vadear el crecido río, lo que
hacía presagiar el paso del caudaloso Guadalquivir
y parte de su cuenca fluvial alta.
Fueron muchos puentes los que se llevaron
y rompieron las ventiscas y torrenteras tremendas, con desbordamientos
y avenidas nunca conocidas n la memoria de aquellas generaciones.
Por las localidades de Mengíbar y Espeluy
hubo de cruzarse en balsas el crecido e impetuoso río,
y "más de un esforzado caballero tubo que forzar
a nado las arremolinadas corrientes". Acémilas,
provisiones y carruajes había que reparar sobre la
marcha, así como los objetos y cruces y las mulas y
jumentos se despeñaban y caían por los malos
pasos y riscos del accidentado camino.
Dice Pedro Mártir de Anglería
en su "Epistolario" que "ni el sol ni la luna
fueron vistos durante todo este tormentoso y póstumo
entierro-viaje, que los fieles seguidores de la Reina Católica
hicieron en largo y sufrido viaje hasta su sepultura terrenal
en la Granada recién reconquistada, y "sin embargo,
ni un solo acompañante quiso abandonar el cuerpo querido
y venerado".
CENOTAFIO DE LOS REYES CATÓLICOS, Con motivo de los 500 años del traslado de los restos de los Reyes Católicos desde el Monasterio Real de San Francisco de la Alhambra de Granada don Jose María Gómez Gómez dedica este hermoso poema a tan grandiosos instantes. Emociona, engrandece, cual oración fúnebre, en la añoranza de Reyes Católicos titulo papal de Alejandro VI.
Por fin dieron vista a la ciudad de Granada
y su fértil vega el 17 de diciembre de 1504, después
de veinte días de un borrascoso, tempestuoso y accidentado
viaje fúnebre, y fue entonces cuando Pedro Patiño,
teniente del Mayordomo Mayor de Doña Isabel, "que
era como el aposentado de su postrer viaje", mandó
hacer alto para reorganizar las filas de la triste comitiva,
y al mismo tiempo "cubrir con nuevos paños el
féretro" y con ello disimular así los desperfectos
del prolongado temporal, y tomar también un breve y
necesario descanso.
Allí mismo la intendencia real repartió
sesenta hachones de cera, "que pesaban once arrobas,
entre los de mayor alcurnia y encopetados del cortejo funerario",
y en silenciosa y ordenada comitiva, entregaron los mortales
restos de Doña Isabel de Trastámara, a los frailes
de San Francisco de Granada, que levantaron dos túmulos,
uno en la Puerta Elvira y el otro en el camino del Realejo,
en los cuales "se consumieron quinientas setenta y tres
varas de frisas negras, y ante ellas entonáronse solemnísimos
responsos.
Las calles granadinas fueron alutadas y a
su través "con muchas lágrimas y real pompa",
según manifestó Pedraza, fue desfilando una
interminable serie de caballeros, espoliques, criados y porteros,
todos vestidos de bayeta de luto entre gallardetas de tafetán
enarbolados sobre altísimos mástiles.
Granada y su Concejo no regatearon gastos,
y ya dentro de las calles "el pueblo entero, rezando
en voz alta, subió a la colina roja, desde las murallas
hasta más allá del Campo de los Mártires,
tras el triunfante pendón real, engalanado con flamantes
borlas y cordones que pregonaban el paso de las cenizas de
la victoriosa Señora de Andalucía".
En la que antes fue "Capilla real de
los moros", en la Alhambra, estaba la "sepultura
llana", que de acuerdo con lo dispuesto por la fallecida
Reina Católica, se encontraba preparada como simple
fosa de murete a base de ladrillos comunes, situados, "delante
del altar mayor del franciscano cenobio". Enseguida se
celebró un novenario de Misas y en él predicaron
muchos obispos y arzobispos del Reino "alternando el
altar con el púlpito".
Dicen los cronistas que en estos cultos se
gastaron "más de setenta arrobas de cera virgen".
Y allí en la soledad de las tumbas quedó ya
el cadáver de la Reina, tan movido y zarandeado durante
el accidentado y largo viaje-entierro desde la ferial Medina
del Campo hasta la reconquistada Granada, y muy sola quedó
hasta que junto a ella fueron puestos los restos mortales
de su regio esposo D. Fernando, fallecido en 1516, el cual
así lo dispuso a pesar de estar casado (por razones
de Estado) con Germana de Foix, por que "el ayuntamiento
que tuvieron viviendo e que nuestras ánimas espero
en la Misericordia de Dios que terminan en el cielo lo tengan
e representen nuestros cuerpos en el suelo".
Ya dijimos anteriormente que "la primera
sepultura llana, siendo el hogar "post mortem" de
Dª. Isabel I, la Católica, en 1504, y de su esposo
en 1516, fue su lecho en la Capilla Real de los moros",
y todo se fraguó en la mente de la Reina Católica
durante la conquista de Granada y se trasladó a su
ejemplar Testamento dictado en mortuorio ante Gaspar de Grizio,
sobre la acera del "portillo o potrillo" de su ferial
Plaza Mayor, consumándose en una " sepultura llana"
sita delante del Altar Mayor del cenobio franciscano en la
Alhambra granadina.
Por el toledano, de origen flamenco, Enrique
Egas se construyó la Capilla Real, adosada al muro
lateral de la Catedral de Granada; fue iniciada el 13 de septiembre
de 1505, sobre idea y proyecto salido de la Reina Isabel en
los últimos meses de su reinado. En la referida Capilla
Real se conserva el cetro, la diadema y la espada "con
que gobernó e impartió justicia", así
como el Misal manuscrito que "perteneció a los
Reyes Católicos", y también "ornamentos
sagrados que bordó la misma Reina.
La puerta principal de acceso a esta Real
Capilla lleva un arco semicircular entre dos pilares con un
rey de armas cada uno; sobre dicho arco hay un establecimiento
con querubines y un escudo de los Reyes Católicos en
el que, como es lógico, campea el "águila
de San Juan", y sobre el referido establecimiento tres
hornacinas y sobre éstas el remate con pequeños
círculos caldos y "las cifras" de Dª.
Isabel y D. Fernando.
Balaustradas de "elegante crestería
coronan los muros", y altas pirámides agrupadas
adornan los ángulos y terminan los pilares y a la izquierda
se extiende la fachada gótica-plateresca con columnas
en forma de cables retorcidos y arcos semicirculares y rebajados
entre los cuales se ven escudos de castillos y leones.
Otra portada más pequeña y sencilla,
plateresca, sirve de salida para la Lonja. El interior de
la Capilla Real es gótico, la planta de cruz latina
y anchas ojivas que descansan directamente en las paredes
de las naves y sostienen las bóvedas.
Entre la nave y el crucero hay una riquísima
verja. La nave comunica con la capilla de Hernán Péres
del Pulgar, donde se encuentra el sepulcro de éste.
Y en fin, el crucero comunica con la Catedral
por otra puerta, y en el centro del crucero es donde se encuentran
los sepulcros de los Reyes Católicos y al lado el de
sus hijos Felipe el Hermoso y el de Dª. Juana la Loca,
todos de estilo renacentista, sobre local gótico.
Con el breve reinado de Felipe el Hermoso,
se instaura en nuestra Historia la Casa de Austria, con sus
reyes que les suceden en el trono de las Españas, desde
Carlos I (el Emperador), Felipe II, Felipe III, Felipe IV,
hasta Carlos II, en 1700, que con la guerra de Sucesión,
se instauró la Casa de Borbón.
Y como después de la muerte viene el
sepelio del cadáver, también hemos narrado los
veintitrés días en lo que tardaron en ser enterrados
"delante del altar mayor del franciscano cenobio granadino",
el cual fue, antes de la toma de la ciudad nazarí,
"capilla real de los moros", en un viaje-entierro
del cual el cortejo no vio si el sol ni la luna, ya que los
cielos estuvieron completamente nublados y cargados de horribles
tormentas e inacabables lluvias.
Muerte de Isabel, llegada a Mengíbar camino de Granada. Cada año la villa jienense de Mengíbar conmemora la llegada del cortejo fúnebre desde Medina del Campo, pasando por Mengíbar y camino de Granada. Miguel Ángel Peragon Rocero, realiza un exquisito trabajo para Comisión Isabel la Católica. Nuestras felicitaciones por el rigor en un trabajo donde refleja el misterio de ese cortejo.
Repetimos que el escultor, Enrique Egeas (1455-1534),
español de origen flamenco, es el autor y constructor
de la Capilla Real, donde se encuentras los sepulcros de los
Reyes Católicos Doña Isabel y Don Fernando,
de estilo renacentista. Sabemos que el túmulo del sepulcro
real fue labrado por Doménico Fancelli (1469-1519),
el cual aquí en España fue siempre conocido
como Doménico Alejandro Florentín. Este túmulo
consiste en una cuadrilonga de mármol de Carrara, rematado
en estrecha cornisa. Encima de la tapa aparecen yacentes las
figuras en bulto, de los monarcas Isabel y Fernando, y en
los ángulos de los mismos están sentados los
cuatro ductores de la iglesia y en los de la urna están
cuatro esfinges: nichos y medallones en los que se hallan
representados los doce Apóstoles, el Bautismo y la
Resurrección de Cristo. San Jorge y Santiago adornan
los lados del sepulcro y sobre tres de los medallones hay
un escudo sostenido por dos Ángeles y sobre el que
mira al Tebernáculo existe una inscripción en
elogio y loa de los Reyes Católicos y éstos
tienen apoyados los pies en dos leones.
Inmediato al sepulcro de los Reyes Católicos,
y de análogo estilo y disposición del detallado
anteriormente, se encuentra el esculpido, años después,
como sepulcro del archiduque Felipe el Hermoso y de su esposa,
La Reina Doña Juana La Loca, obra del escultor español
Bartolomé Ordoñez, burgalés muerto en
1520, y Dª. Juana no lo fue hasta 1555 en que muere en
Tordesillas.
Ninguno de los sepulcros reales aquí
detallados guardan los restos mortales de los nominados cuatro
monarcas, que se hallan depositados en sencillos ataúdes
bajo las bóvedas del humilde enterramiento, al pie
de los cenotafios. El que contiene los restos mortales de
la ínclita reina Isabel la Católica, fue abierto,
no hace muchos meses para revisar como se encontraban, a fin
de incorporar sus resultados al proceso de beatificación
de la Reina Católica que abrió el Arzobispo
de Valladolid, Dr. García Goldáraz, por encontrarse
en su diócesis el lugar en que murió cristianamente
Doña Isabel de Trastámara. Creemos que solo
el tiempo y la fuerza de Dios omnipotente puede hacer el milagro
de elevarla a los altares, ya que las fuerzas ultramontanas,
con sus desmesuras y apoyos han desprestigiado su memoria
y creado animadversión y falsas leyendas sobre la reina
católica. Para terminar añadiremos que el que
suscribe ha intervenido en este proceso de beatificación
de la Reina Católica como uno de los veinticinco testigos
del siglo, y cuya documentación completa, hace tiempo
que se encuentra en Roma.
Ricardo
Sendino (Cronista oficial de la Villa de Medina del
Campo)
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30-01-16 - Un viaje particular:
El viaje-entierro de la Reina Isabel la Católica de Medina a Granada. Año 1504
Son pocos los documentos que recogen los sucedido en aquel viaje, que resultó accidentado, triste y tenebroso. En lo que respecta a Orgaz, sólo sabemos que el cortejo fúnebre pasó por nuestra villa en el mes de diciembre de1504. Lo traigo aquí por tratarse de un hecho tan significado .
Isabel La Católica murió a los 53 años en su casa de Medina del Campo el 26 de noviembre de 1504 , hacia las doce del mediodía. Al día siguiente, tal como tenía dispuesto en su testamento, el cortejo fúnebre partió camino de Granada. Tras veinte días de intenso viaje y tras superar el difícil temporal la comitiva llegó a su destino el 17 de diciembre de 1504.
Los restos de la Reina Católica iban ataviados con el hábito franciscano y fueron trasladados en un ataúd de madera revestido en metal.
>Las fuertes lluvias y ventiscas acompañaron el cortejo durante todo el viaje. El cronista Pedro Mártir de Anglería, que acompañó al cortejo durante el viaje, afirma en su 'Epistolario' que «ni el sol ni la luna fueron vistos durante todo este tormentoso y póstumo entierro que los fieles seguidores de la Reina Católica hicieron en largo y sufrido viaje hasta su sepultura terrenal en Granada, y sin embargo ninguno quiso abandonar».
Partieron de Medina del Campo, desde allí pasaron por Arévalo, ciudad muy importante para la monarca porque allí pasó su juventud y en su honor ofrecieron una misa para mantener vivo el recuerdo de la Reina Católica. Una vez abandonado esta localidad siguieron su camino y pasaron por localidades como Gotarrendura, Cardeñosa, lugar en el que murió su hermano Alfonso a los catorce años, Ávila, Cebreros y Toledo,.
En la cuidad de Toledo hicieron una breve parada donde "había muchos lodos y los caballeros y regidores que tomaron en hombros el ataúd frente a la toledana Puerta del Cambrón, de donde salió el Cabildo para rezar un responso, y lo llevaron a San Juan de los Reyes". A pesar de que quisieron honrar los restos mortales de la Reina en su iglesia-catedral Primada, el horrible temporal que reinaba en la mayor parte de la Península Ibérica "urgía ganar tiempo"`para que no se hicieran invadeables los ríos e intransitables los caminos, por lo que se limitaron a un responso en la Iglesia de San Juan de los Reyes que había sido edificada por orden de la monarca.
El cortejo reemprendió su marcha por el Camino Real hasta Orgaz. Suponemos que el cortejo atravesó su muralla por la Puerta de Toledo transitando por sus calles hasta salir por la Puerta de Yébenes, camino de El Puerto, pasando después por Los Yébenes , Manzanares y El Viso del Marqués. Entonces tuvieron que cruzar Sierra Morena por el Mulhadar, de ahí llegaron a Espeluy, Mengíbar, Jaén y Torredelcampo. De las zonas que recorrieron por Granada no se guardan apenas datos, algunos historiadores barajan la posibilidad de que cruzasen por Alcázar la Real, Pinos Puente y por fin la ciudad de Granada.
FUENTE: GOMEZ FERNÁNDEZ-CABRERA, Jesús. Villa de Orgaz [en línea].- Disponible en www.villadeorgaz.es
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08-06-2020 - ‘De Argantonio a Felipe VI’ (87).La muerte de Isabel la Católica marca un antes y después en el Reino de Hispania.
Felipe el Hermoso
En el otoño de 1504, Isabel la Católica soportaba en Medina del Campo una enfermedad mortal que se agravaba a causa de la situación familiar, no solo por las conocidas aventuras extramatrimoniales de su marido, sino también por los desafortunados matrimonios de su hija Catalina en Inglaterra y el estado anímico de Juana; y dictó Testamento en el que, entre sus últimas voluntades, se recogía la de que su esposo Fernando fuese Regente del reino y lo gobernase hasta que el trono fuese ocupado por su hija Juana, mujer de Felipe de Habsburgo, ‘Felipe el Hermoso’.
La reina murió tres días después; pero una parte de la alta nobleza no veía con buenos ojos esta disposición y se opuso a que se hiciese efectiva; pero Fernando I se hace cargo del gobierno, y una de sus actuaciones agravó el conflicto. Fue cuando negoció con el Luis XII de Francia el Tratado de Blois, en 1505 (un año después de quedar viudo) en el que se acordaba su matrimonio con Germana de Foix, sobrina del rey francés…
Felipe el Hermoso desembarca en La Coruña a final de abril de 1.506, siendo muy bien recibido por la nobleza que trataba de deshacerse de su suegro Fernando el Católico, pero Felipe muere días después, de repente, en Burgos, lo que ocasionó un nuevo enfrentamiento en la Corte: unos partidarios de que se cumpliese el Testamento de Isabel la Católica: cuya cabeza visible era el Cardenal Cisneros, y pedía la vuelta de Fernando para seguir ocupando la regencia; y el otro bando pedía que fuese el emperador Maximiliano I, padre de Felipe el Hermoso, el que se ocupase de la regencia hasta que su nieto Carlos (Carlos I) se hiciese cargo de la monarquía hispana.
Fernando el Católico murió en enero de 1516 en Madrigalejo, Extremadura, y con ello se abre una nueva etapa: la de la Casa de Austria, cuando el Reino se extendía por Europa, América, Islas de Asia y plazas de África, dominios donde ‘nunca se ponía el sol’, porque en el mundo de entonces el resplandor acusaba fulgor hispano.
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05-12-23 - El ataúd de Isabel la Católica fue recibido por 20.000 personas en Granada.
La investigadora África Espíldora halla un manuscrito único que relata cómo fue el cortejo de la reina en Granada el 18 de diciembre de 1504.
Jorge Pastor.
Óleo sobre lienzo de Salvador Viniegra, fechado en 1885, donde se recrea el cortejo fúnebre de Isabel la Católica entre Medina del Campo y Granada. IDEAL
Isabel la Católica es, posiblemente, el personaje más estudiado de la Historia de España. Fue la reina que conquistó Granada y la que facilitó el descubrimiento de las Américas. Pero aún hay algunas lagunas de conocimiento. ¿Cómo fue su cortejo fúnebre en Granada, donde la enterraron por expreso deseo testamentario de la monarca? Prácticamente no existe documentación. Por eso resulta de extraordinario interés un manuscrito hallado por la investigadora África Espíldora García en el Archivo de la Nobleza de Toledo, situado en el emblemático Hospital de Tavera. En este legajo se relata, con profusión de detalles, cómo fueron las exequias desde que el cuerpo de Isabel I de Castilla llegó a Granada, un 18 de diciembre de 1504, tras recorrer durante veintiún días los cerca de seiscientos kilómetros que separaban Medina del Campo (Valladolid) de la ciudad nazarí.
«Lo poco que se sabe fue gracias a Íñigo López de Mendoza, segundo Conde de Tendilla, y un par de escritos de los archivos municipales de Granada», comenta África Espíldora, quien subraya la trascendencia de este relato tan minucioso y cuyo contenido ha analizado en un artículo publicado por la revista 'Historia, instituciones y documentos' de la Universidad de Sevilla. «Sabíamos muy poco, pero ahora contamos con una crónica que dice, por ejemplo, que había 20.000 granadinos esperando el cuerpo de Isabel», cuenta la historiadora.
«Había tanta gente –añade– que cuando los restos de Isabel atravesaban el Arco Elvira, el inicio de la comitiva ya había sobrepasado la Puerta de la Alhambra». En este punto conviene recordar que hasta que se finalizaron las obras de la Capilla Real, Isabel de Castilla estuvo sepultada junto a su esposo Fernando de Aragón en el convento de San Francisco –el traslado de los cadáveres se produjo en 1521–.
¿Quién fue el narrador? Anónimo. El pergamino, que tiene multitud de tachaduras y añadidos en los márgenes, está escrito con letra cortesana. «Por todas las correcciones, estamos sin lugar a dudas ante un texto original», comenta África Espíldora. Fue hallado en los fondos familiares del Archivo de la Nobleza de Toledo correspondientes a la casa del Conde de Tendilla o del Duque del Infantado de Guadalajara, estrechamente relacionado con el primero. El autor sería un escribano que tendría el encargo de redactar con la mayor concreción todo el evento para que fuera leído, posiblemente, por algún noble que no pudo asistir. «Tendría que ser alguien mínimamente formado que fuera capaz de identificar, además, a todos los notables que acompañaron a Isabel cuando arribó a Granada», asegura África Espíldora.
Según figura en este documento, el séquito que viajó desde Medina del Campo hasta Granada estaba compuesto por, al menos, 450 personas. Lo conformaban servidores, nobles, obispos y religiosos. A continuación figuraban las andas con el féretro, fabricado con cuero de becerro y lienzo de bitre encerado –este material sirvió como aislante ante las numerosas lluvias que se produjeron durante el camino–. Detrás, las mujeres, descendientes de los Chacón Alvarnáez y los Cabrera Bobadilla.
Llegada el río Beiro
El acceso a Granada se produjo cruzando el Beiro, aunque no se explicita ningún punto exacto. Tampoco se refiere ninguna hora, aunque la hipótesis más verosímil es que fuera al atardecer, ya que había prisas al tener que subirla a hombros hasta la Alhambra. También se sabe que hubo monjes que vivían extramuros que salieron al encuentro. Se cita a los Jerónimos, que se incorporaron a la altura de la Puerta de las Eras (calle Darro del Boquerón). Las andas de las dos mulas que tiraban de la caja mortuoria fueron tomadas en las inmediaciones de Granada por el Conde de Tendilla, capitán general del Reino de Granada y alcaide de la Alhambra, hasta que alcanzaron Puerta Elvira, donde se colocó un túmulo sencillo de madera cubierto por un chapitel.
El responso no se prolongó en exceso. Tan solo media hora. La procesión puso rumbo a la Alhambra «entre los alaridos de las mujeres y los llantos de los hombres». Se congregaron en torno a 20.000 almas, según los cálculos del cronista desconocido. ¿Por dónde fueron? Desgraciadamente no se aportan datos, aunque en función de la trama urbana que aparece en las Plataformas de Ambrosio de Vico, de 1600, lo lógico es que se aproximaran hasta la Colina Roja por lo que hoy día es la calle Elvira. Tampoco se especifica nada de por dónde penetraron en el recinto de la Alhambra. La puerta de la Justicia era la principal, aunque también pudo ser por la de los Siete Suelos, que se encuentra más cerca del convento de San Francisco. Esta teoría fue defendida a mediados del pasado siglo por Fidel Fernández Martínez, médico, académico de Bellas Artes y conservador de la Alhambra.
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