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Nos encontramos en: - Asociación Caballeros y Damas de la Hispanidad Caballeros y Damas de la Hispanidad - Isabel la Católica descubridora y evangelizadora de América

Asociación de Caballeros y Damas de la Hispanidad


La Reina Católica y Guadalupe.

El profundo amor de Isabel de Castilla a la Virgen y monasterio de Guadalupe Monasterio de Santa María de Guadalupe -al que llamaba "mi paraíso", en palabras del famoso viajero alemán J. Münzer (1495)- fue herencia de sus mayores y ella convirtió en una de sus devociones predilectas, como bien lo demostraría peregrinando no menos de 17 veces a un santuario de muy difícil acceso pero que Isabel convirtió en corazón devocional de España entera.

Consta que en 1464 -cuando la futura reina apenas contaba 13 abriles- ya fue llevada a Guadalupe por su hermano Enrique IV, El Monasterio de Santa María de Guadalupe y  fachada principal (sur) del Monasteriocoincidiendo allí con el monarca lusitano Alfonso V con quien el rey castellano pretendía desposar a la infanta. En plena guerra con Portugal, el año 1475 la hallamos de nuevo en el santuario cacereño -ahora con su esposo Fernando-; visitas que, juntos o por separados, menudearía el matrimonio en los trascendentales años de su reinado en que Guadalupe fue regido por los priores fray Diego de París y fray Nuño de Arévalo, paisanos de la Reina (1474 - 1495), pues, como dejó escrito el cronista y testigo ocular fray Diego de Écija: "En el tiempo que Altar y retablo del Templo.este santo varón fue prior frecuentaban mucho a venir a este monasterio los reyes católicos don Fernando y doña Isabel, la cual habían acostumbrado a hacer desde el principio de su reinado, y lo mismo hicieron siendo prior el muy reverendo padre fray Diego de París, por la mucha devoción que tenían a este santa casa de Nuestra Señora de Guadalupe; y, así, tuvieron a este Señora muy favorable en todas sus cosas, porque no comenzaron negocio que fuese arduo que no tuviesen primero a encomendarse a esta Reina de misericordia; y, así, salieron en todos ellos con mucha honra y victoria, siendo librados por Ella de muchos peligros. Y con el amor y devoción que a esta casa tenían quisieron que las infantas y el príncipe don Juan, sus hijos, se criasen y estuviesen algún tiempo en este monasterio".

Estancias que en algunos casos tuvieron especial relieve, sea por su duración   Coro con atril de bronce con Cantoral miniado o por los importantes asuntos madurados y resueltos a la sombra de la Virgen Morenita. Así, la de mayo de 1477, para agradecerle la victoria de Toro; visita que Isabel, acompañada para el cardenal Mendoza, aprovechó para celebrar un solemne funeral por su hermano don Enrique, conocer los trabajos del magnífico mausoleo que para él labraba el afamado tallista Egas y que la Reina pudo ver terminado en 1485, para interesar al morir fray Juan de la Puebla -hijo de los condes de Belalcázar- sus buenos oficios para que el veleidoso marqués de Villena les entregara pacíficamente la estratégica fortaleza de Trujillo, y para recibir del monasterio la por ella tan apreciada "Carta de Hermandad". La de enero de 1479, cuando el rey firmó en Guadalupe la importante Sentencia Arbitral a favor de los payases catalanes. Las tres estancias de 1479, una de ellas, camino de la Claustro mudejar.frontera con Portugal, para solucionar la situación de la infortunada hija del rey Enrique IV y sobrina suya Juana de Castilla, quien optó por ingresar en las monjas clarisas de Coimbra. La de Semana Santa de 1486, bajando de Béjar a Córdoba; fecha histórica porque tras la corte llegó a Guadalupe el futuro almirante Colón, tan impresionado por la devoción de los romeros a la santa imagen y por la grandeza de su santuario que repetiría otras dos veces esta visita y tuvo a la Virgen de Guadalupe como una de sus devociones predilectas,  Claustro y templete del claustro como lo demostró encomendándose a Ella ante el peligro de naufragio cuando regresaba del primer viaje a Indias, bautizando con su nombre a una isla del Caribe (1493) y llevando a cristianar en Guadalupe a dos indios criados suyos. Pero la estancia más prolongada fue la de 1492, que duró desde el 9 de junio hasta mediados e julio y aprovechando los reyes para agradecer a la Virgen la reciente reconquista de Granada, que Isabel tanto encomendara a la Claustro góticomilagrosa imagen; estrenar, con sus hijos, la lujosa hospedería construida por el arquitecto Juan Guas; buscar solaz en el palacete campestre de Mirabel; apadrinar al gran rabino judío Abrahán Señor, bautizado en Guadalupe con toda la familia; y firmar aquí dos sobrecartas urgiendo a su alcaide en Palos de Moguer la entrega a Cristóbal Colón de dos carabelas para el que sería el viaje náutico más trascendental de la Historia y cuyo premio fue el hallazgo de un mundo nuevo en cuya conquista y evangelización tendría Guadalupe una primera y decisiva presencia.

Cansada la Reina Católica de recorrer tantas veces los caminos de España muy resentida su salud por las desgracias familiares, en abril de 1502 emprendió, con su esposo, la ruta de Granada a Toledo, desviándose para celebrar en su querida Guadalupe la Actual Hospederíaúltima de tantas Semanas Santas como allí pasó en piadosos rezos, sin duda con el flos sanctorum que ella con tanto interés había encargado en 1484, desde Zaragoza, al célebre scriptorium del monasterio extremeño. Y aunque no volvería más veces a este su "paraíso", en su corazón continuó vivi su recuerdo, como bien lo demostró al otorgar su testamento, dos años más tarde, en Medina del Campo, Documento admirable que sería suficiente testimonio de la santidad de esta gran reina y en el que no solo Galería del claustrorecuerda al santuario de Guadalupe entre los beneficiarios de sus limosnas sino que, mientras lega su cuerpo al templo franciscano de Granada, -mientras su esposo otra cosa no decía- ordena que su espíritu, contenido en las páginas de su última voluntad, se guarde cerca del icono de santa María que ella tanto amó: "E mando que este mi testamento original sea puesto en el Monasterio de Guadalupe para que cada e quedando fuera menester verlo originalmente lo puedan allí fallar; e que antes que allí se lleve se hagan doss tras-lasdos del, signados de notario público en manera que hagan fe, e que el uno de ellos se ponga en el monasterio de Santa Isabel de la Alambra de Granada onde mi cuerpo ha de ser sepultado e el otro en la iglesia catedral de Toledo, para que allí lo puedan ver todos los que del se entendieren aprouechar".

Pese a encontradas opiniones entre los historiadores que han estudiado el Parador de Turismo de Guadalupe tema, creemos probado que la voluntad expresa de la Reina se cumplió parcialmente cuando, en junio del año 1511, fueron depositados su testamento y codicilo originales en el monasterio extremeño por orden de uno de sus albaceas y contador de la Reina, Juan López, -"cerrados o sellados porque el mensajero ni otra persona alguna non los pueda ver ni abrir", y allí sean guardados "en un arca con tres llaves, la una que tenga el prior e las otras dos los oficiales principales de la casa"-.

¿Hasta cuando permanecieron en Guadalupe tan preciados document? Aunque ignoramos la fecha exacta en que salieron del monasterio, de seguro en 1575 ya estaban el el archivo de Simancas, creado por Carlos V en los años 1543 - 1545, Así consta en el volumen I, fo 64, de los Libros de copias de Patronato Real mandados redactar por el rey Felipe II y donde en el susodicho año es citado el Testamento original de la Reina Católica, enviado a Simancas por el secretario del monarca, Gracián.

Arturo Álvarez Álvarez

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