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JUZGADO DE MEDINA DEL CAMPO


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30-01-24 - Marta Campo dejará el Juzgado N. 1 para presidir el de Medina.

Alberto Abascal

Marta Campo Gonzalo

Marta Campo Gonzalo

La palentina es una de las más jóvenes de España en ejercer como jueza · La sustituirá Carmen Hernanz, procedente del Mixto Número 1 de Aranda de Duero.

Durante los últimos meses ha estado al frente del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Palencia (hace las veces de Juzgado de lo Mercantil)  la palentina Marta Campo Gonzalo (1997), una de las jueces más jóvenes que ejercen actualmente en España.

Sin embargo, próximamente dará un nuevo paso más en su todavía corta trayectoria profesional después de que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) le haya otorgado la plaza, ya como titular, del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Medina del Campo (Valladolid), según confirmó ella misma a este periódico.

Antigua alumna del colegio Nuestra Señora de la Providencia y del instituto Jorge Manrique y graduada en Derecho por la Universidad de Valladolid (UVa), aprobó la oposición con solo 24 años y cumplió uno de los sueños que tenía desde antes de empezar a estudiar la carrera: ser jueza.

Marta Campo Gonzalo junto con José Luis Concepción. - Foto: ÓSCAR NAVARRO

Marta Campo Gonzalo junto con José Luis Concepción. - Foto: ÓSCAR NAVARRO

Marta Campo Gonzalo saltó a la palestra informativa nacional después de que Diario Palentino publicara un reportaje que compartía con las también palentinas Carmen Medina y Marina Bueno, las tres nacidas en 1997, que se convirtieron en juezas, de las más jóvenes de España, una vez superado el período de aprendizaje que luego encararon en la Escuela Judicial de Barcelona.

Por lo demás, Marta Campo recordaba recientemente que en el Bachillerato «ya lo tenía claro» y que la actividad Educando en Justicia le sirvió para reforzar aún más su idea. «La organizó un profesor y participó la entonces jueza decana, Rosa Martínez. Hicimos la representación de un juicio y me llamó mucho la atención. Por otro lado, la magistrada fue muy amable y estuvimos una mañana viendo juicios», expuso.

DESDE ARANDA DE DUERO. Entretanto, también se ha conocido ya quién sustituirá a Marta Campo en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1 de Palencia y no será otra que Carmen Hernanz Sánchez, jueza hasta ahora ha servido  en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Aranda de Duero (Burgos). El Juzgado Número 1 de Palencia ha sufrido en menos de un año varios vaivenes, con la presidencia de hasta tres juezas. Al hilo, cabe recordar que Paloma Martín Gallego dejó esta plaza en marzo del pasado año para trasladarse a otra en la provincia de Madrid,  como ya informó Diario Palentino.

Paloma Martín Gallego se había incorporado al Juzgado Mixto Número 1 de Palencia el mes de abril de 2021. Como reconoció en su día en una entrevista mantenida con este periódico, su entidad  soportaba una carga de trabajo equivalente a la de dos juzgados y medio, sin contar las sustituciones que debía afrontar, como otros compañeros por las bajas acumuladas.

29-03-24 - Juventud y excelencia en la judicatura

Óscar Fraile

Marta Campo, una de las juezas más jóvenes de España, se ha hecho cargo del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Medina después de obtener 27 matrículas de honor en la carrera y aprobar la oposición en dos años.

Marta Campo posa en la sala de vistas del Juzgado de Medina del Campo. - Foto: Photogenic

Marta Campo posa en la sala de vistas del Juzgado de Medina del Campo. - Foto: Photogenic

El primer día que Marta Campo fue a clase en Bachillerato, el profesor preguntó a todos los alumnos a qué se querían dedicar profesionalmente. Cuando le tocó hablar a ella, no dudo: «Quiero ser jueza». Dos años después, cuando se matriculó en Derecho en la UVa, lo seguía teniendo igual de claro, a diferencia de algunos de sus compañeros. Tan decidida estaba, que los viernes, que no tenía clase, se iba a su ciudad natal, Palencia, a ver juicios para familiarizarse con la dinámica.

Después de una carrera académica absolutamente brillante, aprobó las oposiciones a la judicatura en solo dos años, pese a que la media es de casi cinco. Es decir, a los 24 se convirtió en una de las juezas más jóvenes del país. Ahora, con 26, se acaba de hacer cargo del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Medina del Campo como titular después de pasar por el de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Palencia.

Una trayectoria que quizá no sea tan sorprendente para la gente que la conoce. Campo ha estado siempre acostumbrada a la excelencia académica. «Siempre he sido muy 'cerebrito', muy estudiosa y he sacado buenas notas», reconoce antes de definirse a sí misma como una joven muy seria, muy prudente y muy madura. «El oficio me pegaba», dice entre risas. Una 'cerebrito' que obtuvo 27 matrículas de honor en la carrera de Derecho y, obviamente, se convirtió en la número uno de su promoción.

«Me tomé la carrera como una oposición, empecé a estudiar desde el primer día porque no me conformaba con sacar un cinco», recuerda. Todos los días 'hincaba los codos' al menos durante tres horas. De domingo a domingo. Sin descanso. Y eso hizo que llegara con una base muy sólida a la oposición. Con leyes que podía recitar como si fuesen el 'Padre Nuestro'.
Por entonces 'aflojó' un poco el pie del acelerador y se permitió descansar un día y medio a la semana: la tarde del sábado y el domingo. Aunque lo hizo para mejorar su productividad, porque se dio cuenta de que estas pausas eran tan necesarias como las jornadas maratonianas frente a los libros.

Llegada a Medina del Campo

Después de dar sus primeros pasos en Palencia, en una fase de sustitución y refuerzo, Campo llega como titular a Medina, un juzgado mixto en el que también tendrá que abordar casos de violencia de género. Por cercanía a su casa, es una plaza más que aceptable, aunque con «mucho trabajo acumulado», dice mientras mira con recelo, y un poco de agobio, las torres de papeles apiladas en las estanterías. Las primeras semanas han estado marcadas por las jornadas intensivas para «sacar trabajo» y por su primer caso mediático: cinco detenidos por una pelea relacionada con drogas; una de ellas, por homicidio en grado de tentativa.

La jueza es muy consciente de que el hecho de ser una mujer tan joven podría convertirse en un problema a la hora de hacerse respetar. Ya está acostumbrada a que en las vistas muchos se sorprendan al ver a 'su señoría' y que algunos funcionarios le digan: «podrías ser mi hija». «Pero al final la autoridad y el respeto te lo ganas trabajando y con tus resoluciones», añade.

Hija de un minero jubilado y una empleada doméstica y ama de casa, Campo rechaza las voces que dicen que el acceso a la judicatura está reservado a las élites, por el tiempo que hay que estar sin ingresos estudiando y por el coste que hay que asumir en la preparación. «Es verdad que estás muchos años sin generar ingresos, pero el gasto es inferior, por ejemplo, al que tiene el que estudia un máster», explica. El temario ronda los 500 euros y el preparador, entre 140 y 200 euros al mes. «Es algo que una familia media sí que puede asumir y, además, es una inversión de futuro», señala. Con todo, le parecen «muy bien» las becas creadas para estas personas hace dos años.

Recién iniciada su carrera, no renuncia a seguir soñando. Quizá algún día se vea con la toga en el Supremo. «Sé que es muy difícil, pero...». Para recorrer ese camino seguirá fiel a la locución latina que encabeza sus perfiles en redes sociales: Per aspera ad astra. Es decir, a través del esfuerzo, el triunfo.

20-04-24 - 27 matrículas y juez con 24 años: Marta Campo, la joven que muestra lo que no se ve de la justicia

Historia de Tamara González Sánchez.

Marta Campo (Palencia, 1997) se graduó en Derecho por la Universidad de Valladolid en 2019 y aprobó la oposición a la judicatura con tan solo 24 años. A los 26 -en julio de 2023- se hizo cargo de una sustitución en su primer juzgado, el de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Palencia. Desde febrero de 2024 es la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Medina del Campo (Valladolid) y desde esta misma semana también se ha convertido en la juez decana.

Su decisión no es nada improvisada. Desde el instituto ya mostró su interés hacia la carrera judicial: "Los primeros recuerdos que tengo son de la juez Alaya, que salía casi todos los días en el Telediario", asegura Campo en una entrevista a El HuffPost. Confirma que este trabajo le atraía mucho, pese a no tener ningún familiar ni nadie cercano en este mundillo, y que siempre ha sido "estudiosa, de sacar buenas notas, y la oposición me atraía".

Convertirse en magistrada es un reto que ella misma se marcó, además considera que siempre ha sido "más de opositar que de emprender". Así que explica que estudió Derecho porque "era la vía para ser juez" y no como otros alumnos que estudian la carrera y luego se deciden por una rama u otra. Pero su deseo se reafirmó en el tercer curso, cuando hizo prácticas en un juzgado, y algunos viernes iba a ver juicios para aprender más: "Ahí es cuando dices 'si antes lo tenía claro, ahora más'".

Su paso por la universidad fue más que brillante -27 matrículas de honor y Premio extraordinario fin de carrera del grado en Derecho-, pero lo que más llama la atención sobre su trayectoria académica es el que consiguió aprobar las oposiciones a la judicatura en tan solo dos años -la media es superior a cinco años en España-. "La oposición la llevaba preparando desde que empecé la carrera, no en sentido literal, pero en la manera de estudiar, en el hábito de estudio", confiesa.

Los trucos que puso en marcha durante los cuatro años de universidad fueron "estudiar todos los días, cantar los temas y así entrenar para la oposición". Eso hizo que prepararse para el examen de la oposición no fuera tan duro: "Para mí no fue un cambio tan brusco como si te tomas la carrera más light, aprobando por los pelos y solo estudiando en periodo de exámenes dos semanas antes". Añade que todo su éxito es fruto de la constancia y el trabajo porque "cumplía cada día un entrenamiento y eso fue una base muy importante".

Y recomienda a todas las niñas y adolescentes que quieran ser jueces que "luchen muchísimo por su objetivo y que se lo empiecen a tomar en serio desde el primer momento que lo tengan claro". Su consejo es "intentar estudiar oralmente ya desde la carrera", además de "tener mucha confianza en sí mismas porque conseguirlo es posible".

Juez de pleno "derecho" desde julio de 2023

"Cuando terminas tu formación tienes que estar unos meses al frente de un juzgado en solitario, pero sin que sea tu plaza en propiedad, sino que haces sustituciones o refuerzos", explica Campo. Y en su caso, su primer destino fue Palencia, su ciudad natal, en julio de 2023. Allí estuvo varios meses hasta que, en febrero de este mismo año, el Rey Felipe VI entregó los despachos a todos los jueces de su promoción.

"Pude elegir Medina del Campo y para mí ha sido una suerte porque quedarse cerca de casa no es lo más común en el primer destino", confirma. Comenta que su experiencia está siendo muy positiva, pero que lo más difícil de la profesión es "saber que no puedes contentar a todo el mundo porque eso es imposible". Subraya también que "quizá la sociedad no valora lo que haces", pero lo ve como algo "completamente normal, debido a los retrasos que hay siempre en los juzgados".

"Por las reglas del juego, no pueden ganar las dos partes, aunque se puede dar también el caso de que ninguna salga contenta de la sala", asevera. Y añade que otra cosa mala del trabajo es que "hay que resolver con muy poco tiempo, sobre todo en temas de violencia de género, y, a veces, no te da tiempo a reflexionar todo lo que te gustaría".

No obstante, cuenta que una de las cosas por las que más le gusta este trabajo es porque "cada día es diferente, hay muchas cosas que hacer y nunca sabes lo que te vas a encontrar al llegar". Explica que su día a día -el cual muestra con sinceridad a través de su Instagram, en el que cuenta con más de 12.000 seguidores- consiste en señalamientos, sentencias, resolver autos, recursos de reformas o autorizaciones por las mañanas, pero que "se echan horas extras" por las tardes para poder sacar adelante todo el trabajo. "Lo bueno es que te puedes organizar como quieras porque no tienes un jefe ni un horario definido", revela.

Planes de futuro a medio y largo plazo

Una de las aspiraciones que Campo se había marcado para cuando se eligieran los destinos de la oposición era "ir acercándome poco a poco a casa", pero al conseguir plaza en Medina del Campo -a unos 100 kilómetros de Palencia- ya "no hace falta". A largo plazo sí que se plantea como objetivo "llegar a un órgano colegiado, ya que es la manera más bonita de terminar una carrera dedicada a la judicatura". Se pone como meta llegar a una audiencia provincial, al Tribunal Superior de Justicia o, incluso, al Tribunal Supremo, aunque manifiesta que le da "vergüenza decirlo porque parezco muy ambiciosa".

Sobre si se puede ser madre y juez al mismo tiempo, algo que personalmente todavía no se ha planteado debido a su juventud, reconoce que éste es "un trabajo que permite la conciliación porque no tienes un horario delimitado". Argumenta que las magistradas que tienen hijos pueden decidir marcar los señalamientos a partir de cierta hora y "organizarse como quieran" pero "el trabajo hay que sacarlo adelante igualmente". Lo que sí resulta más complicado para organizarse en este caso son las guardias porque "ya se ha dado el caso de algunas madres que han tenido que llevarse a sus hijos al juzgado un fin de semana".

23-05-24 - La juez de 27 años que sacó 27 matrículas de honor en la universidad comparte sus trucos para estudiar.

MARC MESTRES

Marta Campo posa en la sala de vistas del Juzgado de Medina del Campo. - Foto: Photogenic

Marta Campo se ha convertido en un caso de admiración por sus logros académicos y profesionales con tan solo 27 años. Esta palentina graduada en derecho por la Universidad de Valladolid logró aprobar la oposición de judicatura a los 24 años y en febrero se convirtió en la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción N.º 1 de Medina del Campo.

La carrera de la joven ya apuntaba a lo más alto cuando sacó 27 matrículas de honor durante la carrera. Una gran capacidad de estudio y de esfuerzo que también aplicó en las oposiciones. Teniendo en cuenta que las pruebas de la EBAU están a la vuelta de la esquina, ha querido compartir algunos de sus trucos a la hora de preparar los exámenes. 

Los trucos de Marta Campo para estudiar

No a la biblioteca. En una entrevista concedida al portal web de Telecinco, la juez explica que tiene una forma de estudiar que se basa especialmente en la oralidad. Es decir, en hablar y repetir en voz alta aquello que quiere interiorizar. Un método que no puede llevar a cabo en las bibliotecas, uno de los lugares predilectos de los estudiantes para evitar distracciones.

La importancia del día a día. Campo defiende que cada día hay que reservar un espacio de tiempo para preparar los exámenes y que el día final debe servir simplemente como repaso. Se muestra totalmente contraria de dejarlo todo para última hora, puesto que jugártelo todo a un solo día de estudio acarrea demasiados riesgos. 

El descanso, fundamental. En la misma sintonía, hay quienes practican sprints finales en forma de jornadas de estudio maratonianas sacrificando horas de sueño. La jueza reitera la importancia de estudiar un poco cada día y liberar la mente los días previos a la prueba. 

Hacer una 'lista negra'. Siempre hay temas que se nos atragantan y que se nos dan peor que otros. Campo aconseja que sean los últimos que estudies antes de enfrentarte a un examen. 

Marta Campo posa en la sala de vistas del Juzgado de Medina del Campo. - Foto: Photogenic

ladymarta97
12 sem

✨Jura en el TSJ de Castilla y León✨
Juro guardar y hacer guardar fielmente y en todo tiempo la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico, lealtad a la Corona, administrar recta e imparcial justicia, y cumplir mis deberes judiciales frente a todos.

El caso de Marta Campo llama especialmente la atención; se sacó la judicatura en solo dos años cuando la media en España supera los cinco. A través de su cuenta de Instagram (ladymarta97), donde ya acumula más de 15.000 seguidores, publica algunos de sus avances profesionales y curiosidades de su profesión.

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06-06-24 - Jueza con 27 años y 27 matrículas: «En la ESO decidí que iba a estudiar todos los días»

SUSANA ACOSTA

Marta Campo posa en la sala de vistas del Juzgado de Medina del Campo. - Foto: Photogenic

Marta Campo posa en la sala de vistas del Juzgado de Medina del Campo. - Foto: Photogenic

Aprobó la oposición en solo dos años y tiene un currículo envidiable. Su nota más baja en la carrera fue un notable. Logró ser jueza en tiempo récord y ahora disfruta de su plaza fija en Medina del Campo

Marta Campo es el ejemplo de cómo se pueden sacar buenas notas sin morir en el intento. Eso sí, nada es regalado. Y todo se consigue con esfuerzo y constancia. Al menos, esa es la receta que le ha permitido a esta joven de Palencia salir más que airosa. Porque sus logros son para enmarcar. Tan solo tiene 27 años y lleva ya tres, desde los 24, siendo jueza. Aprobó la oposición en apenas dos años, cuando la media es de cinco. Incluso fue una de las cinco juezas más jóvenes de España en el 2021: «Fuimos tres chicas de Palencia, otra de Málaga y otra de Santander. Pero hay convocatorias todos los años, e imagino que en el 2022 también habría gente que sacó plaza en dos años. Y al año siguiente. De hecho, hay un chico de la Universidad de Valladolid que también lo consiguió».

Antes de eso, durante la carrera, Marta ya destacaba. Logró obtener 27 matrículas, tres sobresalientes y un notable. Ese es su expediente académico. Incluso le da rubor reconocer que nunca ha suspendido una asignatura. Ella explica que la clave de su éxito siempre ha sido la disciplina: «En la ESO decidí que iba a estudiar todos los días. Fue así como fui cogiendo hábito. Poquito a poquito, para no tener que pegarme la panzada de estudiar el día antes. Y el hecho de ir sacando buenas notas, me permitió decidirme a opositar».

Eso sí, reconoce que al principio le tuvo mucho respeto a la oposición, porque tiene fama de ser muy dura. «Los resultados académicos siempre me han avalado, pero yo empecé con miedo, como empiezan todos los opositores. Me preguntaba si valdría para esto, porque, aunque es verdad que tenía buenas notas, siempre se ha dicho que esta oposición es una tumba de matrículas de honor. Un buen expediente académico no te garantiza sacarla. Ya no digo en dos años, sino en los que sean. Hay gente que tiene que abandonar, a pesar de haber tenido siempre muy buenos resultados», comenta. También le asustaba el tipo de examen. «Al ser oral y tener que cantar los temas en el Supremo, pues tienes dudas. Piensas que, a lo mejor, sacas muy buenas notas en un examen escrito de desarrollo, pero que me podía poner nerviosa delante de un tribunal. Siempre tienes miedo a quedarte en blanco», dice.

OCHO HORAS DIARIAS

Para combatir esa aprensión, hizo algo que recomienda a todos los opositores: «Un consejo que siempre doy es ir al Supremo a ver los exámenes orales. Eso ayuda mucho a conocer el escenario, porque el Supremo impone mucho con esas pinturas y esos techos. Entonces, verlo da mucha tranquilidad. Cuando te toca examinarte, ya sabes cómo es el edificio, cómo se accede, dónde te tienes que sentar y cómo es el tribunal mientras estás cantando los temas».

La organización también fue clave para conseguir el hito de convertirse en jueza, tan solo dos años después de licenciarse. «Yo le dedicaba una media de ocho horas diarias al estudio de concentración absoluta. Y solo para el último oral, que fui un poco más apurada, subí a nueve o diez horas. Pero eso solo fue el mes antes de examinarme», confiesa. También reconoce que ella tenía una manera peculiar de organizarse: «Cada maestrillo tiene su librillo, y normalmente la gente empieza y termina pronto de estudiar. A eso de las siete u ocho de la tarde, para luego ir al gimnasio o lo que sea. Pero yo prefería empezar un poquito más tarde, a eso de las nueve de la mañana. Y luego, después de comer me echaba una siesta. Hacía descansos a lo largo del día, y en vez de terminar a las ocho de la tarde, lo hacía a las diez de la noche. Me lo tomaba con más tranquilidad». Luego, también tocaba relajarse durante el fin de semana: «Descansaba día y medio. Desde el sábado después de comer hasta el lunes por la mañana. Hay otros opositores que descansaban un día, normalmente el sábado o el domingo. Pero yo prefería hacerlo así».

Tan mal resultado no le dio. Porque además de aprobar, la nota que obtuvo le permitió ser la cuarta en elegir la plaza fija, de entre las que se ofertaban. «Estoy muy contenta en Medina del Campo. Nunca pensé que iba a obtener plaza en Castilla y León, porque como mucho sale una en Soria y otra en León. Y cuando vi que había una en Medina del Campo, no me lo podía creer. Estoy muy contenta de estar tan cerca de casa», dice. Marta explica que las plazas a las que pueden optar son las que quedan libres después de que elijan los 5.000 jueces que están por encima de ellos. «Y luego vas cogiendo por orden de nota», una vez que han superado el período de juez en prácticas durante casi dos años y medio.

Ella siempre tuvo claro que quería ser jueza, incluso mucho antes de iniciar la carrera: «Cuando estaba en la ESO me llamaba ya el mundo del derecho. Veía los telediarios y había por aquel entonces casos importantes de corrupción. La jueza Alaya salía todos los días en las noticias. Y tomé la decisión de ser jueza, antes incluso de hacer Derecho», explicó para YES, justo cuando acababa de aprobar la oposición: «Mis padres se pusieron muy contentos. Fue un orgullo para ellos y para toda mi familia, para mi abuela, mis tíos... Mi padre es minero y está jubilado, y mi madre, ama de casa. No hay nadie que haya estudiado Derecho en mi familia. Soy la primera que tengo estudios superiores», explicó entonces, para que nos hagamos idea de la alegría que supuso entre los suyos que hubiera logrado este hito. En todo este proceso, Marta también reconoce que sus padres lo pasaron mal al verla «encerrada, estudiando tanto», pero ella no lo vivió así porque «estaba trabajando por un sueño. «No sientes ni hambre, ni frío, ni calor, ni sueño, ni cansancio. Pero luego, cuando apruebas y pasa toda esa tensión, sí que te da el bajón de cansancio. Aunque tarda en aparecer unos días», relató meses después de recibir la mayor alegría de su vida.

Marta ya no es la misma joven de entonces. Ha ganado en seguridad. Se la ve mucho más serena y consciente de la relevancia de su trabajo. Y no le tiembla el pulso a la hora de dictaminar sentencia: «Te pueden aparecer dudas al principio o cuando terminas el juicio. Pero es verdad que cuando pongo la sentencia, me quedo siempre muy tranquila con mi conciencia, porque es adonde me han llevado los hechos, las pruebas y la jurisprudencia. Aunque, a lo mejor, luego me haya equivocado, y para eso está la Audiencia Provincial, que lo puede valorar de otro modo. Pero es verdad que, a veces, estás en un juicio y crees que las dos partes tienen razón».

PRIMERA INSTANCIA

Marta está al frente de un juzgado de primera instancia, por lo que recibe casos de todo tipo. Incluso de violencia machista. «Por suerte no hay muchos casos en este partido judicial. Pensé que iba a haber más. Pero me han dicho que esto va por rachas. A lo mejor, estás dos semanas y no tienes ningún caso, y luego en una semana se te acumulan cuatro».

Lo que nadie puede negar es que esta joven jueza va a estudiar con minuciosidad todos los que caigan en sus manos. «Hay algunos que son más fáciles, porque se repiten y cambian pocas cosas. Y esos, pues no tardas mucho en resolverlos. Pero hay otras sentencias para las que necesitas toda una mañana y, para eso, te tienes que planificar, elegir un día en el que no tengas ningún señalamiento y estar solo con la sentencia. Por ejemplo, recientemente, he tenido un caso de deslinde de fincas, que no había visto en mi vida, y me tuve que concentrar, sin ninguna interrupción, para revisar bien el catastro y todo lo demás», dice.

Va a tener que pedir traslado a Galicia para entrenarse con estos casos: «Sí, eso me han dicho. Porque tengo familia en A Coruña y me dijeron que ahí hay muchos». Es que el marquiño es el marquiño.


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