El
Hospital
de Simón Ruiz, cuyo título oficial corresponde a la
Inmaculada Concepción y San Diego de Alcalá, es uno de
os edificios monumentales más importantes del patrimonio histórico
de Medina
del Campo. Tan importante construcción fue trazada por el
jesuita Juan de Tolosa siguiendo las directrices clasicistas del momento;
se levantó entre 1593 y 1619, siendo considerado, hasta el siglo
XVIII, uno de los edificios hospitalarios más capaces y avanzados
de su género en España.
En
los días en que se recogen las fotografías que aquí
vemos, el hospital no tiene la grandeza de siglos pasados y ya apunta
su desgracia declive que llega hasta nuestros días. Por estas
fechas, los finales del siglo XIX y os inicios del XX, es cuando se
decide el ajardinamiento del paseo situado junto a la fachada principal.
Nacía el final de la lonja delantera del edifico, en él
se levantaba un templete de fábrica y su tramo final estaba presidido
por la escultura en bronce de Isabel la Católica, obra del escultor
riosecano Aurelio Carretero, inaugurada con motivo del IV centenario
de la muerte de la reina (posteriormente sería trasladada
a la Plaza
Mayor y hoy día su ubicación se encuentra en la Plaza
de Don Federico Velasco). Las obras de este pequeño vergel
se anuncian en el semanario El Castellano el último día
del año de 1893; bajo el epígrafe "Nos alegramos",
se comenta "Por el Ilustre Ayuntamiento
de esta villa se están llevando a cabo las obras de importancia
en el paseo del hospital, en el que se formará un salón
de 200 metros de longitud por 12 de latitud. Este es el único
medio de hacer que la gente se retire de las orillas del Zapardiel,
que reúnen malísimas condiciones higiénicas. De
aplaudir es el pensamiento, y bueno sería que el templete colocado
en la Plaza
Mayor fuera trasladado á dicho paseo y la música municipal
amenizara aquél todos los días festivos".
Tres
años más tarde se le consideraba el mismo semanario (1-IX-1896)
como "el más propio y mejor de cuantos paseos hay en
esta villa" a pesar de que las preferencias de los medinenses
de entonces estaban más cerca del paseo de la estación
de ferrocarril. En 1918, la prensa local advierte que se encuentra en
un lamentable estado, adecentándose de nuevo e instalándose,
hacia 1920, un templete para actuaciones musicales y, en 1925, una pequeña
"Biblioteca Popular" para la que se pide desde varias
instituciones colaboración en el préstamo o donación
de libros. Como hecho anecdótico recordamos que para descanso
de paseantes y, sobre todo, como asiento seguro los días de concierto
en el quiosco de la música, el señor Rodero alquilaba
sillas de madera a cinco céntimos cada una. En 1963 desaparecía
este recinto para instalar en su lugar un centro de enseñanza.
Reportaje
fotográfico