Si
la Plaza
Mayor esa el espacio dedicado preferentemente a la venta de cereales,
hortalizas y otros productos agrarios y, asimismo, de os necesarios
aperos de labranza, los ganaderos tenían fijado su emplazamiento
en los extrarradios del casco urbano. Desde los primeros momentos de
la creación de las feria de San Antonio --la feria esencialmente
ganadera, celebraba en los primeros tiempos inmediatamente anteriores
a la recolección de la cosecha-se estableció que los
ganados vacuno, caballar, mular y asnal se situaran en las inmediaciones
del cuartel, situando el mercado lanar en los terrenos próximos
del antiguo ejido, al final del arrabal de Salamanca, en las cercanías
del Hospital
de Simón Ruiz.
A
las décadas de 1920 y 1930 corresponden las fotografías
que hemos seleccionado en esta capítulo, en las que pueden verse,
junto al magno edificio del Hospital
General, largas teleras formadas por varizos y travesaños
de madera, donde se amontonan ovejas y corderos; del mismo modo, asnos,
mulas y caballos forman improvisadas recuas que esperan la llegada de
un nuevo dueño.
Hemos
querido cerrar este capítulo con otras imágenes que muestran
vendedores callejeros, hortelanos, tratantes y trajinantes, que llegaban
a Medina
en los días de mercado; un vendedor de ajos y pellejos en la
confluencia del arrabal de Salamanca y calle de Artillería, otra
de patatas en el centro de la plaza y otra, mejor establecida, ofreciendo
pescado en una mesa asentada junto a los soportales, recordando con
fidelidad las antiguas "tablas de pescado" que el concejo
establecía mediante "régimen de obligados".
De otra parte, cabe recordar que varias posadas y paradores recogían
a los forasteros que llegaban a la villa para cerrar los tratos: las
de la Estrella, de la Carpeña, de la Rinconada, las de Pascual,
Regalado, etc. Sucesoras de aquellas otras tituladas del Capitán,
el Buitrón, de Juana, de la Virgen, de las Hocaneas, etc vigentes
durante las ferias del siglo XVI.
Reportaje
fotográfico