Villa histórica,
monumental, escultórica y paisajística
Villa
de las Ferias
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Cuadro De Eduardo Rosales 1864, Museo del Prado de Madrid |
18-02-24 - De Isabel I de Castilla a Carlos V en 10 puntos
El período que separa la muerte de Isabel la Católica de la llegada al trono castellano de su nieto Carlos I estuvo marcado por las intrigas.
JOSÉ CALVO POYATO
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La reina Isabel la Católica dictando testamento, por Eduardo Rosales, 1864. Terceros |
Era el 26 de noviembre de 1504 en Medina del Campo. Pasado el mediodía, comenzaron a tañer los bronces en los campanarios y espadañas. Doblaban porque la reina Católica acababa de fallecer.
En el momento de su muerte, la salud de la reina, de 53 años, estaba muy quebrantada. A los muchos trabajos que había afrontado desde su juventud se habían sumado en los años previos graves disgustos de índole familiar.
Los años que separan la muerte de Isabel y el asentamiento en el trono de su nieto Carlos son cualquier cosa menos sosegados. La agitación, cuando no la incertidumbre política, presidió aquel tiempo, que culminará, ya en el reinado de Carlos I, en la conocida como guerra de las Comunidades, una sublevación de ciudades castellanas contra el nuevo monarca.
stos son 10 momentos clave entre el fallecimiento de la reina Católica y la llegada al trono de Carlos.
1. El testamento de la discordia
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Testamento de Isabel la Católica. TERCEROS |
En las semanas previas a su muerte, Isabel decidió otorgar testamento. En él dejó estipulado que la heredera de Castilla sería Juana. Pero el reino lo gobernaría, a título de regente, su esposo, Fernando el Católico. La reina no señalaba de forma expresa que Juana tuviera problemas de cordura, pero consideraba la posibilidad de que no estuviera en condiciones de reinar.
El contenido del testamento de Isabel no fue aceptado por Felipe de Habsburgo y Juana
En cumplimiento del testamento, Fernando el Católico asumió la regencia de Castilla. Era lo adecuado, ya que Juana se encontraba ausente en el momento del fallecimiento de su madre. Estaba en Flandes, adonde había viajado pocos meses antes para reunirse con su esposo, Felipe de Habsburgo.
Cuando llegó a Flandes la noticia de la muerte de la reina Católica y se conoció el contenido de su testamento, la pareja no lo aceptó. Felipe reclamaba su derecho a reinar, aunque solo podía hacerlo en su condición de consorte de Juana.
2. La maniobra nupcial
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Retrato del rey Fernando el Católico. TERCEROS |
Entretanto, parte de la nobleza castellana se oponía a la regencia de Fernando. El distanciamiento con un sector de la aristocracia, patente desde el primer momento, se acentuó al tenerse conocimiento de que contraería matrimonio con Germana de Foix, sobrina del rey de Francia.
El matrimonio se celebró por poderes el 18 de octubre de 1505, cuando todavía no había transcurrido un año de la muerte de Isabel. En las capitulaciones firmadas al contraer nupcias con Germana de Foix quedaba recogido que, en caso de tener hijos –Germana tenía 18 años y Fernando, 53–, tal descendencia heredaría la Corona de Aragón. Esas capitulaciones matrimoniales fueron vistas por los castellanos como una maniobra de Fernando para privar a Juana y su esposo de aquella Corona.
3. El primer incumplimiento
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Germana de Foix. TERCEROS |
El primer incumplimiento del testamento de la reina se materializó el 24 de noviembre al firmarse la Concordia de Salamanca, un acuerdo entre el Católico y su yerno en virtud del cual el primero aceptaba una solución de compromiso. Felipe asumiría el papel de rey junto a su esposa, y él continuaría como gobernador de Castilla.
Muchos nobles castellanos rechazaban la regencia encomendada a Fernando
Fernando sabía que el acuerdo de Salamanca era el primer paso para desplazarlo del poder en Castilla. Previsor y sagaz, había entendido la debilidad de su posición en Castilla y se había adelantado a los acontecimientos con las capitulaciones matrimoniales con Germana de Foix.
4. Retirada forzosa
Juana y Felipe llegaron a Castilla en la primavera de 1506. Era el momento que habían estado esperando para desplazar a Fernando del poder. Felipe se había propuesto que abandonase el gobierno de Castilla y se retirase a su reino de Aragón, dejándole el terreno libre.
Una vez Juana y Felipe estuvieron en Castilla, contando con el apoyo de sus partidarios, plantaron cara a Fernando.
Muchos nobles castellanos rechazaban la regencia encomendada a Fernando: unos porque añoraban la época de Enrique IV, en que predominaba el poder político nobiliario sobre el de la Corona; otros, porque consideraban a Fernando un extraño a los usos y formas de gobierno imperantes en Castilla.
A finales de junio, el rey Católico y su yerno firmaron la Concordia de Villafáfila, y el 12 de julio Juana y Felipe eran jurados como reyes de Castilla por las Cortes. Felipe el Hermoso había logrado ser rey, aunque solo fuese consorte.
5. Disputa dentro del matrimonio
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Felipe de Habsburgo, también conocido como Felipe el Hermoso. TERCEROS |
En aquella lucha por el poder en Castilla, además del enfrentamiento entre el yerno y el suegro, se libraba otra batalla familiar. Felipe buscaba inhabilitar a su esposa.
Afirmaba que Juana había dado muestras de inestabilidad mental, y que su madre, atormentada por ellas en sus últimos años de reinado, recogía el problema en su testamento, aunque no hiciese una alusión directa.
Felipe de Habsburgo intentó inhabilitar a Juana y encerrarla, pero las cortes de Castilla se negaron
Los arrebatos pasionales de Juana dejaban paso a accesos de cólera incontrolada que evidenciaban ciertos desequilibrios.
Pero no era menos cierto que la hija de los Reyes Católicos ofrecía pruebas de sensatez y madurez que permitían refutar que estuviera loca.
Su esposo no pudo materializar sus deseos de inhabilitarla y encerrarla, al negarse las Cortes a incapacitarla como reina.
6. La purga de Fernando
Al resentimiento de Fernando el Católico con la nobleza castellana se añadía el temor de que el Gran Capitán, que ejercía como virrey de Nápoles, también lo traicionara.
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El Gran Capitán en la batalla de Ceriñola, por Federico Madrazo, 1864. TERCEROS |
Al fin y al cabo, Gonzalo Fernández de Córdoba era un castellano, como castellanas eran la mayor parte de las tropas que habían conquistado aquel reino vinculado a la Corona de Aragón. El cabeza del linaje del Gran Capitán, su sobrino Pedro Fernández de Córdoba, se había alineado con Felipe.
Fernando viajó a Nápoles con el propósito de nombrar un nuevo virrey del que no recelara. Relevó al Gran Capitán del cargo, desconfiando de un hombre que en todo momento le había mostrado una lealtad inquebrantable.
7. El otro candidato
No había llegado Fernando a Nápoles cuando, en una de las escalas del viaje, recibió la noticia de que su yerno había fallecido.
Oficialmente, había muerto como consecuencia de unas calenturas que le sobrevinieron al beber agua helada después de jugar un partido de pelota. Pero corrió el rumor de que fue víctima de un veneno, y de que detrás de su muerte estaba la mano de su suegro.
Algunos de los grandes linajes castellanos consideraban que la regencia del pequeño Carlos debía ejercerla el emperador Maximiliano
En cualquier caso, ante Fernando se abría la perspectiva de asumir de nuevo la regencia de Castilla, que provisionalmente desempeñaba el cardenal Cisneros. El prelado le invitó a regresar lo antes posible, ya que algunos de los grandes linajes castellanos defendían que la regencia en nombre del pequeño Carlos de Habsburgo, primogénito de Felipe y Juana, debía ser ejercida por su abuelo paterno, el emperador Maximiliano.
8. Nieto predilecto
En esta coyuntura habría que situar el deseo, mantenido en algún momento por el rey Católico, de que el heredero de la Corona de Castilla fuera el infante Fernando, hermano menor del príncipe Carlos.
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El infante Fernando de Habsburgo. TERCEROS |
El rey Fernando no veía con buenos ojos que su nieto Carlos, nacido en Gante, se estuviera criando en la corte borgoñona como un extraño. Temía que esa educación y su alejamiento de la península conllevaran un desplazamiento de las Coronas de Castilla y Aragón a un papel secundario en el conjunto de los dominios que configuraban su herencia, que incluía los derechos a ser titular del Sacro Imperio Romano Germánico.
Por el contrario, su hermano Fernando, que vio la luz en Alcalá de Henares en 1503, estaba siendo criado bajo su supervisión.
La actitud del rey Católico contrasta con la del emperador Maximiliano, cuya predilección por Carlos resultaba evidente, mientras que no sentía mucha simpatía por su nieto español.
9. Locura de amor
Al regresar de Nápoles, el rey Fernando tuvo un encuentro con su hija, que desde hacía un año recorría la meseta sin separarse del féretro en el que reposaban los restos de su esposo.
Durante la segunda regencia de Fernando tuvieron lugar algunos ajustes de cuentas con los nobles que habían apoyado a Felipe de Habsburgo
¿Se había convertido su pasión, que había dado paso en algunos momentos a una cólera desatada ante los devaneos amorosos de Felipe, en “locura de amor”? Su padre decidió recluirla en Tordesillas.
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Doña Juana la Loca, por Francisco Pradilla Ortiz, 1877. TERCEROS |
10. Ajuste de cuentas
Durante la segunda regencia de Fernando, entre 1507 y 1515, tuvieron lugar algunos ajustes de cuentas con los nobles que habían apoyado a Felipe de Habsburgo y con aquellos que a la muerte de este se mostraron partidarios de la regencia de Maximiliano.
Un caso significativo fue la destrucción del castillo de Montilla, solar de los Fernández de Córdoba, que fue mucho más que el “desmochamiento de una torre”, ya que acabó arrasado hasta los cimientos.
Las tensiones con los nobles fueron frecuentes, como revela el hecho de que hasta finales de 1509 no consiguió Fernando la renuncia formal de Maximiliano a la regencia de Castilla. Y solo en 1510 logró que las Cortes lo ratificaran como regente. Se desempeñó como tal hasta su muerte en 1516.
27-02-24 - Luis Argüello pedirá al Papa que impulse la beatificación de la reina Isabel la Católica
Este lunes se ha inaugurado un busto en bronce de la reina junto al sepulcro de Alejandro VI en la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat.
EL NORTE.
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Luis Argüello arzobispo de Valladolid. Carlos Espeso |
El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, y la Comisión Isabel la Católica tienen previsto pedir este miércoles 28 de febrero al Papa que impulse la beatificación de la soberana española.
Argüello encabeza la delegación que saludará a Francisco tras la Audiencia General que tiene previsto presidir el Pontífice, como cada miércoles, en el Aula Pablo VI.
«Insistiremos y pediremos al Papa que se impulse en todo lo posible el proceso para proclamar las virtudes heroicas de la reina y su indudable mérito para ser elevada a los altares», ha asegurado a Europa Press José María Gómez, maestre del Capítulo Isabel la católica que también forma parte de esta peregrinación con motivo del 520 aniversario de los funerales que se celebraron por la monarca en la Iglesia de Monserrat en Roma.
Además del saludo al Papa, este lunes se ha inaugurado un busto en bronce de la reina junto al sepulcro de Alejandro VI en la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat; así como la investidura de los nuevos Caballeros y Damas del Capítulo y un acto académico junto con los prefectos del Dicasterio para la Cultura y la Educación y del Dicasterio para la Causas de los Santos, los cardenales José Tolentino Mendoça y Marcello Semeraro este martes.
«La noticia de su muerte el 26 de noviembre de 1504 en Medina del Campo llegó a Roma con un mes de retraso aproximadamente y sorprendió e impactó mucho porque era muy querida en los ambientes vaticanos», indica Gómez.
Durante el encuentro con el Papa está previsto que Argüello le entregue las actas del congreso sobre 'Isabel la Católica y la evangelización de América', celebrado en Valladolid en 2018 y un pequeño busto en bronce de la reina Isabel, que copia en pequeño el que se ha inaugurado en la iglesia de Montserrat de Roma.
Asimismo, le regalará un ejemplar de las actas de las jornadas que se dedicaron a Isabel la Católica y la evangelización de América en la localidad de Madrigal de las Altas Torres en la provincia de Ávila (Castilla y León), donde nació la reina Isabel.
La Comisión por la Causa de Beatificación de la reina Isabel I de Castilla se puso en marcha en 1958. El proceso se inició en la Archidiócesis de Valladolid, siguiendo las normas de la Iglesia católica, que indican que estas causas deben iniciarse en la diócesis donde se produjo el fallecimiento (en el caso de Isabel, en Medina del Campo).
Los trabajos de la fase diocesana concluyeron en 1972 y el proceso se trasladó a Roma para que fuera estudiado por el Dicasterio para las Causas de los Santos. El Vaticano aprobó en 1990 la llamada 'positio histórica', un relato biográfico que da fe de las motivaciones de la causa en cuestión.
El siguiente paso es que el cardenal Semeraro dé el visto bueno para que el expediente sobre la monarca española pase a una comisión de teólogos que deberá opinar sobre si reúne las condiciones para ser declarada venerable.
El director de la Comisión por la Beatificación de Isabel la Católica, José Luis Rubio Willen, ha detallado que el obispo de Acqui (Países Bajos), Ludovico Bruno, la definió como «santa» en los funerales en Roma hace 520 años, que precisamente han sido conmemorados en la peregrinación.
«La reina falleció en 1504 en Medina del Campo y celebraron el funeral en Roma el 26 de febrero de 1505, unos meses después. Entonces ya la definió como una santa fémina llena de caridad, de amor, de perdón y de oración», ha detallado Rubio. A su juicio, esto es «importantísimo para el proceso de beatificación» porque el Dicasterio para las Causas de los Santos juzga que la persona «haya muerto en olor de santidad».
19-05-24 - ¿Quién está enterrado en la Capilla Real de Granada?
El 10 de noviembre de 1521 se concluye la construcción del edificio y, tras diecisiete años de espera, los restos mortales de los Reyes Católicos son trasladados, de modo solemne, a su lugar de reposo
Marta de la Chica.
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Cripta de la Capilla Real de Granada. Marta de la Chica |
Cinco personajes históricos, de enorme significación para la historia de España, están enterrados desde hace más de cinco siglos en la hermosa Capilla Real de Granada, junto a su catedral renacentista. El relato del por qué y del cómo llegaron hasta allí cada uno de ellos es casi tan apasionante como el de las propias vidas de dichos personajes.
La «promotora» de todo, la que había decidido que Granada se convirtiera en el panteón real de la dinastía era la reina Isabel I de Castilla. Escogió esta ciudad por su especial significación, dado que su rendición en 1492 había permitido poner fin a ocho siglos de presencia y dominio musulmán en la península ibérica.
Dos meses antes de su muerte, Isabel la Católica ordenó la construcción de la Capilla Real de Granada mediante una real cédula. La reina falleció finalmente el 26 de noviembre de 1504 en Medina del Campo (Valladolid), siendo trasladado su cadáver a Granada para ser depositado provisionalmente, tal y como estaba previsto en su testamento, en el convento de San Francisco, situado en el recinto de la Alhambra.
Felipe el Hermoso murió en Burgos dos años después, de forma repentina, cuando contaba con solo 28 años. En su testamento había dejado escrito que deseaba que su corazón fuera llevado hasta su Flandes natal y que su cadáver fuera enterrado en Granada. Cumpliendo su voluntad, su esposa Juana emprendió un largo y estrambótico viaje por los páramos castellanos, en el que la comitiva avanzaba de noche para evitar que el calor del sol estropeara más el cadáver embalsamado de su amado. Cuando se alcanzó la meta, en 1509, aún hubo que esperar quince años hasta que Felipe I pudo ser enterrado en su tumba definitiva.
El siguiente en fallecer fue el rey Fernando, en 1516, en la localidad cacereña de Madrigalejo. Sus restos también fueron llevados al convento franciscano de la Alhambra, dado que el panteón real aún seguía sin concluirse.
Traslado definitivo
No será hasta el 10 de noviembre de 1521, tras diecisiete años de espera, cuando se concluya la construcción del edificio y puedan ser trasladados, de modo solemne, los restos mortales de los Reyes Católicos a su lugar de reposo definitivo en la cripta de la Capilla Real, a instancias de su nieto Carlos I.
La identidad de la persona que yace en el último y más pequeño ataúd es, para muchos, todo un enigma. Se trata del Príncipe de Asturias, Miguel de la Paz. ¿Quién era este? El príncipe Miguel era nieto de Isabel y de Fernando. Sus padres eran la princesa Isabel, hija primogénita de los Reyes Católicos, y el rey Manuel I de Portugal. Murió en Granada en el año 1500, cuando apenas contaba con un año de edad, mientras estaba al cuidado de sus abuelos, dado que su madre había fallecido pocas horas después del parto. De haber seguido con vida, habría llegado a convertirse en rey de Castilla, Aragón y Portugal.
La última en llegar, tras fallecer en su encierro de Tordesillas, a la edad de 76 años, fue Juana I, a quien la historia conoce mucho mejor con el desafortunado nombre de Juana la Loca. Después de permanecer encerrada durante cuatro décadas, primero por orden de su padre y luego de su propio hijo Carlos, su cadáver también recibió reposo eterno en Granada.
Como curiosidad última, cabe reseñar que también permanecieron depositados durante algún tiempo en la cripta, hasta su traslado al Monasterio del Escorial, en 1574; los cadáveres de la esposa del emperador Carlos V, Isabel de Portugal; dos de sus hijos, los infantes Fernando y Juan; y su sobrina Mariana Manuela de Portugal.
14-10-24 - Nunca fuimos piratas.
El único problema de España es que no sabe mirar. Como esos hombres que se empeñan en la mujer incorrecta toda la vida, por muy guapa que sea y por eso nunca dejará de irles mal.
Y España mira a Europa porque es lo que tiene más cerca sin darse cuenta de que la única visión que importa es la de otra mujer: Isabel y su obra, que se llama Hispanidad.
Ella le puso un balcón a España en el Atlántico para que pudiese ver más allá. Así lo recoge su testamento dictado en Medina del Campo en 1504.
Y la prueba de que no sabemos mirar es que nos empeñamos en Francia y despreciamos Portugal y todo lo que cae más allá como si los franceses tuvieran el secreto de la modernidad –o a caso los ingleses– y no fuésemos nosotros los que un siglo antes que ningún otro hablamos de derechos humanos.
Ahora la nueva leyenda negra dice que España esquilmó allende los mares como si fuésemos piratas en vez de navegantes, corsarios en vez de conquistadores.
Y debe de ser que la nueva presidenta mexicana, la doctora Claudia Sheinbaum, aunque de docta tenga poco, no ha levantado nunca la vista al pasear por Mérida y dar con la Catedral de Yucatán.
O sencillamente que los populismos gobiernan a este lado y al otro del Atlántico porque somos hermanos.
Hoy que ya no es doce de octubre y decir España es menos facha que ayer, menos colonialista, menos vergonzoso... Recordaba el otro día Chapu Apaolaza que somos hijos del mestizaje entre cartagineses, romanos, árabes, judíos y demás.
Que nadie le exigía una disculpa pública a Meloni o a Marruecos por haber desembarcado y arramplado en la península ibérica hace tantos siglos que esto ni se llamaba España todavía.
Y a nosotros nos lo exige México como si México no fuese otra cosa que la mezcla del mestizaje como todos los países modernos, con la diferencia de que de los indígenas se deshicieron los mexicanos cuando aquello ya no era español.
Del sesenta por ciento de indígenas a apenas un veinte por ciento dentro del total de la población con la excusa de la Revolución.
Y hay una parte de España que compra la leyenda negra como corderitos porque nunca abrirán un libro de historia para formarse un criterio propio, como si supiese más cualquier país del mundo sobre España que los españoles. Y así nos va.
Y si la presidenta de México dice que España tiene que pedir perdón por su llegada a América en 1492, es el momento de reivindicar más alto si cabe la Hispanidad.
De ponerle luz a una leyenda negra que tiene más que ver con nuestros vecinos europeos y sus excesos coloniales que con la llegada de España a Iberoamérica.
La Hispanidad es lo que nos queda contra el populismo, contra la leyenda negra y contra los que les gustaría que la historia fuese otra.
14-11-24 - Una ruta con Isabel la Católica y dos de los pueblos más bonitos de Portugal.
El Placer de Viajar recorre los lugares en los que nació y murió la reina más importante de nuestra historia y dos pueblos con encanto de Portugal.
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El Castillo de la Mota, en Medina del Campo. | C.Jordá |
En el episodio de esta semana de El Placer de Viajar la elección de destinos en España de Kelu Robles y Carmelo Jordá es un homenaje a Isabel la Católica a sólo unos días del 520 aniversario de su muerte.
Así, y de la mano de David Alonso, el podcast viaja a los lugares en los que nació y murió la reina más importante de la historia de España: Madrigal de las Altas Torres y Medina del Campo, recorriendo los lugares de ambas localidades relacionados con Isabel de Castilla que todavía se pueden encontrar.
Además, en la segunda parte del episodio Kelu Robles y Carmelo Jordá nos llevan a dos pueblos muy bonitos y con mucho encanto que son perfectos para incluirlos en una ruta por Portugal: Aveiro y sus canales y Óbidos y sus murallas.
Escríbenos, explícanos qué te gusta más y si hay algo que no te gusta tanto de El Placer de Viajar, dinos de qué destinos quieres que hablemos y si quieres que tratemos algún tema y, por supuesto, pregúntanos lo que quieras en el correo del programa: elplacerdeviajar@libertaddigital.com.
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