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Medina del Campo. Villa histórica, monumental, escultórica y paisajística
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CASTILLO DE LA MOTA DE MEDINA DEL CAMPO

Castillo de la Mota, declarado Bien de Interés Cultural el 8 de noviembre de 1904

Descripción del edificio.

EL CASTILLO se caracteriza por su grandiosidad y potentes proporciones de sus fábricas, que forman un conjunto armónico, y por la variedad de siluetas que ofrecen sus recintos y torreones de formas diversas que franquean el castillo, todo está combinado para la defensa de la fortaleza.

Lo primero que aparece al situarse frente al edificio es la barrera y la puerta de entrada, dando la impresión de que emerge de la explanada. La barrera, que tenía una entrada en curva revestida de ladrillo, está reforzada por un talud, las troneras de piedra blanca en forma de granada que contrastan con el fondo oscuro del ladrillo, el foso y los torreones de bóveda acasamatadas en cuatro niveles superpuestos.

A parte del tiro de flanqueo más bajo de los torreones, que está parcialmente tapado por las tierras que rellenan el foso, tiene una triple línea de fuego en todo su perímetro: La más inferior, por debajo de la cota de coronación de la contraescarpa, está formada por una galería abovedada con multitud de cámaras de fuego que la recorre por dentro paralela a la muralla, con un cuidadoso sistema de comunicaciones, que se resume en el juego de su doble puente levadizo tendido sobre el foso y la poterna que establece contacto con el exterior. La intermedia es la línea de cámara de tiro de la liza. La superior sobre el adarve y los torreones angulares que pos su extensión permitían el emplazamiento de las bombardas.

El castillo está formado por parámetros verticales, que alzan en parte sobre los antiguos y macizos muros de hormigón, reforzados por torres rectangulares y por unas garitas intermedias y voladas de planta circular que flanquean uno de sus frentes.

Al recinto anterior se accede por una puerta con arco de medio punto que da el Patio de Armas. En el zaguán hay una lápida que conmemora el IV Centenario de la reina Isabel la Católica, y un repostero del siglo XVIII, cuyo tema es la exaltación del descubrimiento de América, con los escudos de los reyes católicos, de Cristóbal Colón y de los hermanos Pinzón.

Beatriz Busto en óvalo, de tres cuartos Retrato de dama joven. Óleo sobre tabla. a la izquierda, vestida a la moda borgoñona de fines del siglo XV, con tocado negro de alto capirote hacia atrás con velo transparente y joyel corpiño rojo, de gran descote, camisa de lienzo rizado, collar de perlas con joyel y capita de brocado. Dimensiones: 653 por 505 mm. OBSERVACIONES: Foto Gudiol 15.622, Vernacci y Hauser. Engatillado y restaurado. (CAMPS CAZORLA, Emilio 1949-1950) .

Beatriz Galindo, la "Latina". Busto en óvalo, de tres cuartos Retrato de dama joven. Óleo sobre tabla. a la izquierda, vestida a la moda borgoñona de fines del siglo XV, con tocado negro de alto capirote hacia atrás con velo transparente y joyel corpiño rojo, de gran descote, camisa de lienzo rizado, collar de perlas con joyel y capita de brocado. Dimensiones: 653 por 505 mm. OBSERVACIONES: Foto Gudiol 15.622, Vernacci y Hauser. Engatillado y restaurado. (CAMPS CAZORLA, Emilio 1949-1950).

El Patio de Armas se organiza por medio de tres crujías que se abren al patio por una serie de arcos apuntados, reproduciendo las trazas originales de las dependencias del castillo. La portada gótica es un vaciado de la que mandó poner Beatriz Galindo, la "Latina", en el Hospital de Madrid que llevaba su nombre. El original de esta portada es obra de un artista árabe, el alarife Hazán. Está hecha al gusto musulmán, como lo indica la curva del arco de ingreso, que luce una decoración de bolas, estatuilla bajo lindos doseletes y realzando el conjunto una airosa ventana, todo ello encuadrado dentro de un alfiz de tipo naturalista. Se representa el abrazo de S. Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada, los timbres de los Ramírez y los Galindo, y estatuas de dos santos. La colocación de esta portada en el Patio de Armas se debe al marqués de Lozoya.

La capilla es románico-mudejar, sugerida por F. Justo Pérez de Urbe. Sobria y serena de líneas, ajustada a las normas de la más pura liturgia y simbología cristiana. Es una de las más bellas dependencias del castillo.

En el altar mayor hay un sencillo retablo con bajorrelieves que representan a seis santos españoles: S. Raimundo de Fitero, Santiago Apóstol, S. Fernando, Santa Teresa de Jesús, S. Isidro y S. Isidoro. También hay un sagrario de plata de forma basilical y líneas románicas. Corona este retablo un crucifijo de marfil con cruz de forja. Se trata de un Cristo filipino con una marcada influencia española. Es de una gran calidad y de una ejecución perfecta, está hecha por Sangleyes a mediados del siglo XVII.

En los altares laterales hay dos imágenes: Santa María del Castillo y San José, obra del escultor José Clará, son conocidas como el grupo de la Mota, están talladas en un tronco de cerezo cuya tonalidad armoniza con el ladrillo de la construcción.

En el lado derecho del crucero hay una talla de Santa Teresa del siglo XVII, de la escuela sevillana. También hay un tríptico flamenco de últimos del siglo XV. La tabla central representa a la Virgen entronizada con el niño y dos ángeles músicos. La tabla de la derecha representa a Eva, y la de la izquierda a María Magdalena. En el lado izquierdo del crucero hay un cuadro de la escuela de Murillo que representa a S. Félix Cantalicio. En la zona de los pies de la capilla hay una tabla que representa a la Virgen de la Rosa, de escuela castellana con influencias flamenca y renacentista.

El vestíbulo está decorado con una copia de la Carta de Juan de la Cosa, pintada por Viladomat sobre tela, reproducción de la del Museo Naval de Madrid, y una talla de madera procedente de Haití, es un tronco que representa a un indígena con tambor y dos figuras laterales.

A la planta noble se accede por la escalera de Honor, de estilo gótico flamígero, copia también de la del Hospital de la Latina citado. En esta planta está el salón de Honor. Con acceso a una de las torres rectangulares, una pequeña sala de siete metros de longitud por dos de anchura llamada "El Mirador o peinador de la Reina" en recuerdo de doña Juana la Loca; está cubierta con bóveda ojival de cañón seguido, orlada de trecerías góticas y rosetones, en ella quedan restos de la primitiva policromía. En los tímpanos de la bóveda campeaban los emblemas de los Reyes Católicos, que en la actualidad apenas se perciben. El salón está decorado con yeserías que representan los mismos símbolos que hay en el mirados de la Reina.

Y por último la torre del Homenaje. Tiene su planta cuadrada y es de gran elevación, mide 38 metros de altura y 13,5 de anchura en cada lado de su parámetro exterior, y unida a los muros del segundo recinto forma el ángulo norte del mismo, defendiendo la puerta de entrada que da al Patio de Armas. Por la sencillez y buena proporción de sus líneas está considerada como "la reina de todas las torres de Castilla". La torre estaba exenta de la edificación interior del castillo y sólo se podía entrar por medio de una escalera móvil, un puente giratorio, o por cualquier otro medio fácil de cortar en tiempo de guerra.

Edward Cooper opina que se accedería a la torre desde el adorve norte, por una puerta que en obras posteriores se convirtió en ventana. Fernando Cobos cree que aunque está fuera la primera entrada al Homenaje se debió anular durante las obras realizadas por los Reyes Católicos, y que se haría otra entrada que comunicaría con el interior del castillo por una pasarela sobre el patio de entrada de forma que no estuviese tan expuesta a la artillería como la primera.

La torre consta de cinco plantas en la actualidad: la primera y segunda, está reconstruida, son octogonales, con bóveda plana. La tercera, también reconstruida, es un cuadrado con bóveda de plena cimbra. Sobre éstas se encuentra la más bella e interesante de todas, formada por una estancia de planta cuadrada que se transforma en un octógono por medio de semibóvedas de arista y trompas, que cierran los ángulos del cuadrado y después en un polígono de 16 lados montado en una arquería volada de planta triangular, abriéndose cada arquito sobre una base que va disminuyendo desde arriba hacia abajo hasta terminar en punta. También de planta cuadrada y bóveda de claustro es la planta del más alto de los pisos existentes, transformándose en un octógono por medio de unas pechinas planas situadas en los ángulos del cuadrado. En la plataforma de la torre hay matacanes y ocho garitas que forman ángulos entrantes en ésta. En el centro se levantaba un "caballero" de arcos de medio punto, actualmente casi desaparecido.

La construcción singular del castillo demuestra la unión de la técnica árabe con las trazas europeas de las fábricas, que dan al edificio un especial sello artístico.

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