Expansión
y consolidación de la CONGA
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Campesinos vascos
en el óleo Fuente de Éibar. de Ignacio
Zuloaga. 1888, Museo Zuloaga, Zumaya
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A la vez que mostraba
reticencias por la concentración en Castilla de la organización
nacional, la Confederación Nacional de Sindicatos Agrícolas
constituida en 1917 amplió notablemente la propaganda con el
objeto expreso de contrarrestar la movilización revolucionaria
del "trienio bolchevique". En esos momentos se planteaba
ya la inevitable organización separada de asociaciones de propietarios,
arrendatarios y obreros del campo, y se trataba de fundar sindicatos
agrarios católicos en el sur latifundista con la ayuda de los
atemorizados propietarios. El año 1919 marcó la culminación
de esa campaña.
Pero, pasado el miedo
a la revolución, se reveló la debilidad de la implantación
de la CONGA en el sur latifundista. Muchos de los sindicatos formados
habían desaparecido en 1921- En esa fecha la misma CONGA entró
en una grave crisis, con la destitución de su líder,
Antonio Monedero, el gran protagonista y propagandista de los sindicatos
agrarios, por la gestión económica realizada. Por otra
parte, en una crisis implícita a la limitad base social de
la CONGA, se fundó una nueva organización, La liga Nacional
de Campesinos, centrada en la defensa de pequeños y medianos
propietarios.
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Sindicatos
Católicos Agrarios (Enlace)
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Sin embargo, pasada
la crisis de la posguerra, la COGA consolidó como una organización
implantada fundamentalmente en tres núcleos territoriales:
La Meseta norte (En torno a Tierra de Campos), Navarra y Logroño,
y el Levante. El mayor número de sindicatos y afiliados, y
el mayor volumen de operaciones financieras correspondía las
federaciones de esos territorios, confirmando que la base natural
de la CONGA eran los propietarios más o menos pequeños.
Durante la Dictadura
de Primo de Rivera, la Iglesia y el conjunto del "movimiento
católico" encontraron todo tipo de apoyos y facilidades,
lo que no es contradicción con la deferencia con la Dictadura
también mostró hacia la UGT en su afán de integrarla
en la Organización Corporativa Nacional. Ello explica la situación
aparentemente paradójica de que en la coyuntura política
e ideológica favorable se produjera una relativa decadencia
del sindicalismo católico. Lo cierto es que la CONGA mantuvo
su influencia y su actividad, pero además prestó, a
nivel personal, numerosas colaboraciones políticas al régimen.
De hecho, la Organización Corporativa Nacional que trató
de implantar la Dictadura primorriverista (Eduardo Aunós Pérez),
a las reformas agrarias técnicas (programas de colonización
y regadío) coincidían básicamente en el programa
rural católico que defendía la COGA.
Tampoco en medio de
la hostilidad de la Segunda República perdió implantación
la COGA. Al contrario, junto a la pervivencia de sus típicas
actividades económicas y sociales cooperativas, participó
ampliamente en la crítica y la resistencia a la reforma agraria
en sus diversas modalidades, en defensa de la intangibilidad del sagrado
derecho de propiedad de la tierra, pequeña, mediana o grande.
Y en esa perspectiva, más allá de las declaraciones
de apoliticismo, se implicó abiertamente en la lucha "económica"
de las organizaciones patronales del campo contra la reforma agraria,
y finalmente, n la lucha político-electoral, como sostén
principal de fuerzas políticas como la COGA. Una buena parte
de la base electoral de la CECA coincidía con la implantación
de la CONGA.
Cuando en 1937 la CONGA
se vio forzada a disolverse para integrarse en la Organización
Sindical franquista, lo hacía, según recordaba en su
"Exposición al Generalísimo", con todo su
potencial económico e ideológico, en representación
de más de un millón de agricultores.