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El
atraso técnico de la agricultura castellana indujo
a los sindicatos agrarios a desarrollar una política
de ayudas para adquisición de maquinaria. En la
imagenm recogida de la mies al sur de Valladolid antes
de la mecanización iniciada en los años
sesenta (enlace)
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Un primer
crecimiento significativo del sindicalismo católico agrario se
produjo en la onda de la ley sobre sindicatos agrícolas de 1906:
pasó de unos 40 sindicatos en 1906 a 450 en 199. En 1909 la implantación
geográfica por número de sindicatos ya era significativa
lo que serían sus principales lugares de asentamiento.: Castilla
la Vieja (Palencia, Valladolid y Zamora), Navarra, Tortosa y Valencia,
Zaragoza.
Según
datos de la propia CONGA, algo exagerados según Juan José
Castillo, entre 1914 y 1920 se produjo un significativo crecimiento
de federaciones, sindicatos y asociados: en 1914 había 12 federaciones,
500 sindicatos y 150.000 socios; en 1918, 33 federaciones, 2.200 sindicatos
y 275.000 socios, y en 1920, 59 federaciones, 5.000 sindicatos y 600.000
socios.
En este
aumento constante, el punto culminante fue en 1919, año en que
se intensificó extraordinariamente la propaganda en el campo
andaluz, tratando de difundir la organización entre los trabajadores
del campo para contrarrestar la propaganda "bolchevique".
El número
1 de la Revista Social Agraria, órgano de expresión
de la CONGA nacido en mayo de 1919, presentaba un "Estado General
de la Organización Católico-Agraria" en el que
se podían apreciar, por el número de sindicatos y por
el volumen financiero de su actividad, los núcleos fuertes de
la CONGA: Levante (diócesis de Murcia, Valencia y Orihuela),
con un 43 % del movimiento general de fondos,, y 440 sindicatos: Castilla
la Vieja, con un 32 % de los fondos y 1.801 sindicatos; destacando principalmente
el triángulo Palencia-Valladolid-Burgos;
Logroño, Navarra y Zaragoza, 18 % de los fondos, y 529 sindicatos.
Tras
el auge coyuntural y algo efímero de 1919 (la propaganda
y las fundaciones en el sur), y tras la crisis que supuso la quiebra
financiera, la caída consiguiente de Monedero y la creación
de la Liga Nacional de Campesinos, el crecimiento y la implantación
de la CONGA se consolidaron durante la Dictadura primorriverista y la
Segunda República: 1924, 1.300 sindicatos, 135.474 socios; 1929,
2.276 sindicatos; 1935, 1869 sindicatos, 180.000 socios.
Centrándonos
en el área castellana de la Tierra de Campos, la fundación
de la Unión Católico-Agraria Castellano-Leonesa en 1924,
bajo los auspicios de Sisinio Nevares, significó un nuevo impulso
organizativo y propagandístico, no solo en el terrero económico,
sino en el más general del "movimiento católico":
la propaganda social, los ejercicios espirituales, la compra en común
de maquinaria agrícola, la enseñanza agrícola,
la organización de Juventudes católicas campesinas, la
formación de una asociación de maestros y maestras rurales
y la creación y fomento de Ligas Campesinas.
La implantación
de la CONGA en el área castellana de Tierra de Campos fue especialmente
fuerte. Según cálculos de Juan José Castillo, en
1932 la hegemonía del sindicalismo católico agrario en
las provincias de León, Palencia,
Valladolid
y Zamora
significaba el 76,2 % de todos los asociados (15.000 socios católicos
sobre un total de 19.741). Esta hegemonía sindical tuvo
su reflejo político en el peso que tuvo la COGA en la comarca
y en el hecho de que ésta fuera una base del "alzamiento
nacional" y del franquismo.