DOCTOR D. FEDERICO VELASCO MARTÍNEZ
D. Federico Velasco, nieto e hijo de médicos, desde niño vio en su familia un ejemplo de trabajo de médicos castellanos. Cristalizando aptitudes y conocimientos naturales y adquiridos en éste el noble oficio de sanar a quien estaba enfermo.
|
Doctor D. Federico Velasco y Doña Pilar Lambás el día de su boda |
|
Ya con su padre (ayudándole en sus primeras visitas médicas), conoció la realidad de su tiempo y hace un siglo, por estos lares se hacían las consultas utilizando los medios de trasporte de esas no tan lejanas fechas y en una burra visitando casas desde Medina del campo, La Zarza y pueblos más dispares se nutrió no solo de medicina, sino de la dureza del sol castellano, dureza que su voluntad fortaleció inteligentemente: “Queriendo saber más y más”. Inteligencia y voluntad se unieron en una persona humilde.
Los genes galénicos, el bien que hacía su padre hace ya mucho tiempo despertó en él la vocación de seguir la estirpe médica que le precedió.
Su vida fue una vida dedicada al estudio de la medicina, mientras acompañaba en las visitas a su padre (maestra sabía la experiencia enseñada con cariño paterno). Estudiando la carrera hizo amistades cómo el Doctor D. Gregorio Marañón y antes de existir e-mail se carteaban para dar sus pareceres, consejos y opiniones sobre determinados casos clínicos comentando sus diagnósticos con humildad, pidiendo ayuda a un buen colega de profesión.
Medina del campo, tuvo el privilegio de tener un médico que pese a poder haberse ido a cualquier lugar de España a trabajar en puestos de mayor renombre y posición al sacar las oposiciones de “Medico puericultor del Estado” de largo, prefirió mirar lo humano y cómo buen hijo que fue, al morir joven su padre y dejar huérfanos hermanos les ayudó a salir adelante (pues fue el primogénito) en Medina del campo. Hermano ejemplar, que a las cinco de la mañana se levantaba a estudiar más y más medicina y sobre las seis y media ya llegaba a alguna casa a ver a los pacientes.
¿Por qué fue conocida y distinguida tan insigne persona?:
D. Federico una vez que conocía de un enfermo hacía un seguimiento casi diario del paciente, ganándose alguna que otra bronca cuando “sin previo aviso” se acercaba a casa de algún enfermo…. aún de madrugada. Dormir, dormía poco, pues quiso poner su don al servicio de la gente.
Jamás hizo distinción entre ideologías, clases sociales o “dimes y diretes”, el se centraba en “EL NIÑO”.
Su vida eran los niños y prueba de ello es que innumerables consultas eran de gentes de capitales de provincia que se acercaban a Medina con sus niños a que les diagnosticara y tratara tan ilustre médico.
Casado con Doña Pilar Lambás culminó una vida repleta de sentido en sus diferentes facetas: Marido cómo ya no los hay, hermano protector (D. Rafael Velasco y D. José Antonio fueron testigos privilegiados de su entrega a “La familia”, al igual que sus demás hermanos) e hijo inmejorable.
Por ello, a su muerte en 1996 innumerables personas de todo el panorama nacional quisieron que se supiera de la grandeza, de un grande que nunca tuvo aires de ello.
El homenaje obligado fue de gentes de todo tipo, pero sobre todo gentes de a pie, pues la Plaza siempre fue conocida cómo la Plaza de D. Federico y no hacían falta placas, ni señalamientos, ni homenaje alguno.
Las gentes veían el trabajo diario que realizaba año tras año, infatigable, estudioso y con la humildad del verdadero cristiano que era “con obras”, de las que muchas gentes conocen: Pues el dinero no era óbice para tratar a nadie mejor o peor y si no había plata mayor razón tenía Federico para tratarle e intentar ayudar en lo que pudiera. Realmente practicó la empatía con el otro, no solo entendiendo, sino obrando en su ayuda necesaria.
Ciertamente, muchos fueron sus amistades ilustres además de su amigo Gregorio, su primo carnal: Ramón Velasco, después Catedrático de Medicina en Valladolid, con quien estudiaba codo con codo, pues al quedar huérfano éste junto a su hermano Eugenio pasaron a convivir juntos en casa….! Cómo cambia la vida!: Me refiero con esto al escaso valor que tenía el individualismo imperante cada vez más en nuestra sociedad actual. Paradojas de la vida: Individualismo y soledad en un “Estado de bienestar”.
Los genios es cierto, se caracterizan y diferencian de los “Premios Nóbel”, en su bondad y su corazón desbordaba generosidad y prudencia.
Plaza de Medina del Campo dedicada en homenaje a Doctor D. Federico Velasco Martínez