En una plaza de pueblo
que estaba junto al trigal
con carros de esos de mulas,
con palos de atalancar...
así conocí a Palomo
el dueño de "El Palomar".

¡Qué toro más ideal
fue aquel bravo de "Terrones"
apretado de pitones
que le tocó a Sebastián!

Se iba al trapo como un rayo
y en la suerte del caballo
fue aquel toro de bandera.

¿Y aquel otro de ".Jandilla"?
¡Válgame Dios qué torazo!
más fino, bravo y noblazo
no se ve un toro en Sevilla.

La locura allí saltó,
fue en la lidia del tercero.

Salió el toro del chiquero
y apenas que se asomó,
se fue derecho a un piquero
que estaba junto al tablero,
y al instante le estrelló.

El caballo malherido
en la arena pataleaba.
al picador sin sentido
un "mozo" le levantaba.

La plaza era un hervidero,
la música retumbaba
y todo el mundo gritaba
¡Viva, viva el ganadero!.

Gran serie de naturales,
derechazos, kirikís,
manoletinas, desplantes...

Luego al toro trajo aquí.

Un gran silencio en la plaza
marca la suerte suprema;
la roja muleta alza

y recibiendo se lanza
en la testuz de la fiera,
clavando estocada entera.

¡Le ha matado sin puntilla.
Hizo la suerte suprema
a ese toro de "Jandilla"

La plaza es un hervidero.
La música retumbaba
y todo el mundo gritaba: .
¡Que viva el niño torero!--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Mucho pesa el Nazareno
esa cruz de ese madero
que tiene que soportar,
y en ese mundo terreno
también hemos de llevar,
pero la fe de cristianos
nos hace sobrellevar.

Los taladros de sus manos
me obligan a meditar,
y seguro estoy pensando
que el alma que no ha sufrido
por estas sendas, andando,
es alma que se ha ido
al que todo lo ha creado.

¡Que triste y penoso es,
el camino sin verdad!,
¡Qué triste y agonizante,
sin tener siempre delante,
por verdad: "La eternidad"!

¡Caminante: Sí hay camino,
aunque pese su destino
estate presto a avanzar,
pues la mano de otros mundos
su pan en ti sembrarán!

Mira el madero en su vida,
ve la corona de espinas,
ve la victoria vencida:

Su cuerpo tan mutilado,
la sangre de su costado,
dirigiendo su mirada
al cielo, que está clavado,
a su madre arrodillada.

"Madre del sueño soñado",
siete caminos andados,
siete voces cómo dardos,
siete espigas poderosas
que al aire van sujetando,
desde la cruz a las rosas.

Jesús ha sido tamiz
Que ha ido separando
el agua de los detritus,
en nuestro camino andado

Desde la cuna al sarmiento,
Huyendo de todo mal.

¡Alza la mirada hermano!
¡apoya en Cristo tú mano!,
pues Jesús crucificado
desde "El Gólgora"dirá:
"Qué el paso es caducidad
y la verdad eternidad",
pues el camino a seguir
nos llevará a conseguir
lo que siempre hemos soñado
ser hombre resucitado,
de una cruz clavada en mí.

José Antonio Velasco Martínez en el ejercicio de su profesión

Rosas y espinas tuvimos
en cuarto de siglo andado,
por sendas y por caminos,
estrechándonos las manos.

Dulces besos, bellas cosas
que convirtieron en rosas
las espinas dolorosas
que la vida nos fue dando.

La alegría y el dolor
a lo largo de la vida,
fue aumentando el amor
entre mujer y marido,
como todo el que ha vivido
el amor con gran fulgor.

Imagínome en estos años
que yo fui un sembrador.

Entré en bello jardín
eligiendo allí, un jazmín,
que para mí, fue el mejor,
guiado con gran amor.

Juntos, compenetrados,
nos amamos tanto y tanto,
que entre los dos,
trabajando y sembrando,
su fruto fuésenos dando.

Ocho flores, ocho rosas,
con sus espinas y nardos,
en las almas de los dos,
hondo se fueron clavando.

Conocimos alegrías,
amores y desengaños,
reímos muy juntos,
unidos, compenetrados,
y lloramos con gran llanto
las Cruces que Dios nos dio,
y que tanto nos pesaron
en los veinticinco años.

Pero yo quiero expresar
una y mil veces gracias
al que lo puede tanto,

a Dios, que guió mis pasos,
a la Virgen con su manto,
y a todo lo que sea santo.

Por elegir una esposa,
para mí, la más hermosa,
la que marca con sus trazos,
el camino de mi vida,
la que ilumina mis lapsus,
la que con intenso amor,
va marcando, estos, mis pasos.

Ella me aconseja y dice,
mejor que ningún hermano,
mi forma de proceder,
por el camino que ando.

Los míos son sus problemas.
Los míos son sus trabajos,
y caminando, muy juntos,
vencemos, altos y bajos.

Y llegará algún día,
a pesar de amarnos tanto,
que se oponga una barrera,
pretendiendo separarnos.

Más no lo conseguirá,
porque el ser creyente nato,
me obliga a pensar,
que en ese mundo lejano
otra vez juntos estamos,
con ocho rosas sin espinas,
con claveles y con nardos.

Me hierve la sangre por dentro,
Tengo a Castilla conmigo.
Me hierve la sangre por dentro.
Me gusta observar sus trigos.
Me hierve la sangre por dentro.

Oler sus ricos tomillos,
contemplar sus amapolas,
respirar junto a sus pinos.

No lo pueda remediar.
Tengo a Castilla muy dentro.

Cuando la tierra me tape,
será oliendo a romero,
como huele mi Castilla,
como los de tierra adentro.

¡A vosotros mis paisanos!.
¡A vosotros mis amigos!.

A vosotros os lo pido,
a vosotros os lo ruego.

No enterréis mi cuerpo acá;
llevadle para Castilla,
a la sombra de una encina,
o a la vera de un almendro,
o muy cerca de un ciprés,
que sea alto, esbelto,
que con castellana savia,
despida con sus olores,
esos benditos colores
de la bandera de España.

Duerme Castilla en silencio,
suenan las dos de la tarde,
el sol abrasa el asfalto,
en las calles de ciudad.

El astro quema los trigos,
abrasa todo arenal.

En la casa solariega,
donde la sombra allí está,
el castellano valiente,
postrado en tono de paz,
duerme la siesta tranquilo,
pues tuvo que madrugar
para marchar a "la trilla",
que en Castilla es la verdad.

Contrastes hay en mi tierra,
por ser de hombres cabal.
El sol abrasa en la calle
y en la casa solariega
el frío te hace arropar.

VIEJA OLMA

Te echo de menos, vieja olma,
la vida de mi plazuela,
cuando de niño pequeño
rompía mis mediasuelas.

Trepaba yo por tus ramas
vieja olma,
se cruzaban nuestras almas
allí.

Sonidos broncos producían
las pisadas en tu tronco
que en mis oídos se metían
al acariciar tu vieja costra,
que a tu cuerpo recubría.

Amiga incomparable,
vieja olma,
siempre lo fuiste tú
en la niñez y juventud.
Oyendo de la alondra
su sonido;
me prestaste tu sombra
y la paz como virtud.

Ya seca y carcomida
por una cruel peste
que segó tu vida,
me obligan a pensar
con mucho sentimiento,
los años que pasaron
y aquel otro momento
de mi vida,
que fue como el volar.

Revivo con gran cadencia
mi niñez y adolescencia,
es decir: mi juventud.
y ahora en la senectud
espero yo encontrarte
vieja olma,
pudiendo recitarte
vieja olma,
viejos versos
que me inspiraste tú.---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Este trofeo taurino,
el que soñó de pequeño,
se le disputaban hombres,
muy machos y muy enteros,

llevando, siempre con honra,
los hombres con pelo en pecho
el nombre y los apellidos
de aquel pintor y torero

Su nombre: José María
quedó grabado en el Cielo.
Sus padres y sus hermanos
y los cortadores buenos
eligieron ese nombre
haciéndose realidad
el mejor de todos sueños.

Cuándo él era pequeño
los juegos y las apuestas,
el torero y su diseño
lo interpretaba en "Las Cuestas"
escenario de sus sueños.

Ceñía su menudo cuerpo,
siempre mirando hacia el cielo,
como si en el cielo se viera
toreando ya, a un cuatreño.

Le citaba desde lejos,
como los buenos toreros.
Sus astas, muy afiladas,
rozaron pronto su cuerpo.

Era un toro zaino negro,
además de corniabierto,
bravo,
pero también traicionero.

"Mortal" se llamaba
aquel toro, y
él le segó la vida
a este pintor y torero.

Los ángeles le abrazaron,
ya que mucho le quisieron.
Si aquí …
no llegó a ser el primero.
¡Allá...,Arriba…
la alternativa le dieron

Desde el Cielo el verá
en la Plaza de su pueblo,
a los buenos cortadores,
los que, en Medina nacieron:
Tasio, Cleto, Mestre,
Burgos, Giralda,
El barbero de La Seca,
mezclados en el albero,
con "maletas" que soñaron
el ser famosos toreros:
Francisco Alonso "Paquillo",
Rufo "El barbas" ,Malagueño,
"El Larita", "Panojita"
o "Mataperros", "Zamorita".

Una legión de valientes
que arrojaban la simiente,
que en sus entrañas nacía,
del arte y la valentía.

No deseo olvidarme
del forastero inexperto,
que en trasbordo viajero
arribaba en el albero,
citando a un toro veleto,
destrozando por entero
a éste espontáneo torero,
el que creyó que era un juego
"los cortes" que realizaban
aquellos que son muy hombres
y al mismo tiempo, toreros.
Tu nombre: José María,
quedó grabado en el cielo.
lo llevan dentro del pecho
esos bravos cortadores
y en honor a "Los Pinturas"
diré que son pintureros.