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MEDINA DEL CAMPO
(ACONTECIMIENTOS NACIONALES E INTERNACIONALES)


Las primeras fases de la guerra

Enrique II, aparente triunfador, se instaló en Burgos a finales de septiembre de 1366. Ciertamente, quedaban todavía focos de petristas en diversos puntos de la corona de Castilla, sobre todo en Galicia. Pero en el otoño de 1366 todas las circunstancias parecían favorables a la causa trastamarista.

Vista de Nájera. Al pié del montículo se encuentra el monasterio de Santa María la Real, fundada en el siglo XI y reedificado en estilo gótico a mediados del siglo XV
Vista de Nájera. Al pié del montículo se encuentra el monasterio de Santa María la Real, fundada en el siglo XI y reedificado en estilo gótico a mediados del siglo XV

Sin embargo, cuando en febrero de 1367 Enrique II convocaba unas cortes en Burgos, comenzaron a asomarse negros nubarrones en el horizonte. A finales de enero las tropas de Pedro I, y el Príncipe Negro habían cruzado la frontera de Navarra, contando con la ca que Enrique II aludiera, en las mencionadas Cortes de Burgos <<al gran mester en que agora estamos contra los nuestros enemigos e los de los nuestros rregnos>>. Por otro lado, a comienzos de 1367 parte de los mercenarios de las compañías de Du Guesclin abandonó Castilla. Por si todo ello fuera poco, la actitud de Pedro IV hacia en nuevo rey castellano también se estaba volviendo recelosa, toda vez que Enrique II no le había entregado, como se había acordado, el reino de Murcia.

La batalla de Nágera

El ejército anglo-petrista, mientras tanto, continuaba su avance y a comienzos de marzo entraba en tierras de Álava. Todo parece indicar que en las filas de Enrique II había división de opiniones sobre la estrategia a seguir; mientras los dirigentes de las compañías, y en primer lugar el propio Du Guesclin, aconsejaban al de Trastámara que no presentara batalla campal a su hermanastro, sus consejeros castellanos entendían que había que mostrarse enérgico frente al Rey Cruel, pues de lo contrario el prestigio del príncipe bastardo caería en picado.

A finales de marzo de 1367 los dos ejércitos se hallaban en la Rioja. El príncipe de Gales y Enrique II intercambiaron mensajes: el inglés afirmaba que su misión era restaurar en el trono a un monarca legítimo, mientras que Enrique II sostenía que las crueldades y los desafueros cometidos por su hermanastro debían ser castigados con la pérdida del reino, y se presentaba así mismo como instrumento de la Providencia para la ejecución de tal tarea.

Ballesteros franceses en la guerra de los Cien Años
Ballesteros franceses en la guerra de los Cien Años (enlaces)

El combate se produjo el 3 de abril de 1367 en las proximidades de la villa riojana de Nérja. Heredera, acaso, de la Tricio romana, Nájera había sido conquistada por los musulmanes a comienzos del siglo X por el monarca pamplonés Sancho Garcés I (la ciudad sería, en varias ocasiones, corte de los reyes de Pamplona), Estaba situada a orillas del río Najerilla, en el centro de una rica región agrícola. Desde el siglo XI, además, su situación en el Camino de Santiago favoreció el desarrollo de una importante actividad comercial, con su mercado semanal de gran animación. Sus ciudadanos asistieron en la primavera de 1367 al decisivo enfrentamiento entre Pedro I y sus aliados ingleses, por una parte, y su hermanastro Enrique, ayudado por los franceses, por otra. El ejército anglo-petrista estaba integrado por unos 3.000 hombres en la vanguardia, dirigidos por el duque de Lancaster y John Chandos; alrededor de 4.000 lanzas en el centro, mandadas por el Príncipe Negro; y los soldados de las alas. Por parte trastamarista, Enrique II dirigía el grueso del ejército, situado en la retaguardia, en tanto en la vanguardia era mandada por Du Guesclin y al frente de las alas se encontraba el hermano del rey, el conde don Tello.

La batalla, una de las más importantes de cuantas tuvieron lugar en tierras hispanas en toda la edad media, se resolvió a favor de Pedro I. Al parecer, la actuación de los arqueros ingleses fue decisiva. Es posible, no obstante, como relata el cronista Pero López de Ayala, que la causa fundamental del desastre fuera un grave error estratégico cometido por el conde don Tello. Además el eclesiástico Fernando Álvarez Albornoz, en unas interesantes notas que escribió sobre estos sucesos, indica que el banco trastamarista había fuertes disensiones internas antes del combate.

La batalla de Nájera supuso un desastre para Enrique II, al menos a corto plazo. A parte de los muertos en el combate, unos 400 al decir de López de Ayala, el número de prisioneros fue elevadísimo. Entre estos se incluyeron Du Guesclin y López de Ayala, así como un hermano de Enrique II, don Sancho, y un hijo bastardo suyo, Alfonso Enríquez. Enrique consiguió huir a Francia, aunque durante bastantes días reinó tal confusión que se ignoraba la suerte que había corrido el Trastámara. Como ha señalado Luis Sánchez Fernández, Enrique II <<arriesgó la batalla y la perdió>>.

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