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MEDINA DEL CAMPO
(ACONTECIMIENTOS NACIONALES E INTERNACIONALES)


La rebelión de Enrique de Trastámara

La guerra de los Cien Años hacia 1360
La guerra de los Cien Años hacia 1360 (enlace)
Los Trastámara de Castilla (1369-1504)
Los Trastámara de Castilla (1369-1504)

La actuación política de Pedro I suscitó desde los primeros momentos la oposición de un importante sector de la nobleza. A la cabeza de este bando se pusieron los hijos bastardos de Alfonso XI, habidos de la relación de éste con Leonor de Guzmán. Entre ellos destacaba como cabecilla indiscutible de la protesta Enrique de Trastámara.

En 1354 se produjo el primer chispazo. Los ciudadanos de Toledo iniciaron la rebelión, a la que pronto se sumaron otras ciudades, así como la nobleza, animada por Enrique de Trastámara y Juan Alonso de Alburquerque, el antiguo hombre de confianza de Pedro I; semejante movilización confirió al conflicto una dimensión de guerra civil. Las espadas estuvieron el alto durante dos años, pero finalmente el rey de Castilla dominó la situación en 1356.

Unos años más tarde, Enrique de Trastámara invadió Castilla. Inicialmente le sonrió la suerte y obtuvo una victoria militar en Araviena (1359). Pero Pedro I racionó y logró detener el avance de Enrique y sus hermanos en la llamada primera batalla de Nágera (1360). Tras ella, Enrique debió buscar refugio en Francia. Sin embargo, el fracaso de las dos intentonas no desanimó a Enrique de Trastámara.

La proyección europea del conflicto

El sepulcro del Príncipe Negro.
El sepulcro del Príncipe Negro. (enlace)

En los años siguientes lo más significativo sería la internacionalización del conflicto. Así, la guerra de los Cien Años. El largo enfrentamiento entre Francia e Inglaterra (1337-1453), terminó con enlazar con la pugna que sostenía en Castilla Pedro I y el sector rebelde acaudillado por su hermanastro Enrique. El trato dado por Pedro a su esposa legítima Blanca de Borbón -que, tras sucesivos enclaustramientos en Tordesillas, Medina del Campo, Arévalo, Toledo y Sigüenza, murió repentinamente en 1361, en circunstancias poco claras- provocó una reacción hostil a la corte francesa, que presionó al pontífice Inocencio VI, residente en Aviñón, para que excomulgara al rey de Castilla. Enrique y sus gentes, que acusaban de tirano y cruel a Pedro I, aprovecharon esos argumentos para buscar apoyo en suelo Francés.

Enrique también buscó el apoyo de Carlos II de Navarra y Pedro IV de Aragón, víctima este último de la política agresiva del rey de Castilla. En 1363, Pedro IV y Enrique de Trastámara firmaron el acuerdo de Binéfar, en virtud del cual el Ceremonioso prestaría ayuda al bastardo castellano en su lucha por conquistar el trono, a cambio de diversos territorios que reclamaba desde antiguo, en particular el reino de Murcia, vieja aspiración de la Corona de Aragón. Frente a estas alianzas de Enrique, Pedro I de Castilla respondió estrechando sus relaciones con Inglaterra, con la que había firmado el tratado de Londres (1362). Sin Embargo, el paso decisivo en la internacionalización del conflicto lo dio Enrique de Trastámara, han conseguir el concurso de las Compañías Blancas, banda de soldados mercenarios que dirigía el caballero bretón Bertrand du Guesclin.

Enrique de Trastámara insistía en presentar a su hermanastro como un tirano, lo que equivalía a manifestar que debía ser depuesto. Los trastamaristas llegaron incluso a insinuar que Pedro no era hijo de Alfonso XI. sino de un judío. Pero Gil; de ahí el nombre de emperogilados con que se conocía a los petristas, los partidarios de Pedro. También se le acusaba de despreciar a la nobleza y, sobre todo, de ser un descarado protector de los judíos. De esa forma los trastamaristas se ganaron el concurso de las masas populares, de fuerte sentimiento antijudío -por más que estuviera soterrado-. El mismo hecho explica que junto a Enrique se alinearon no sólo buena parte de los magnates de la alta nobleza, sino también los altos dignatarios de la iglesia.

La invasión trastamarista

Du Guesclin ante Carlos V de Francis. Biblioteca Municipal, Rouen
Du Guesclin ante Carlos V de Francis. Biblioteca Municipal, Rouen (enlace)

En la primavera de 1366 las tropas combinadas de Enrique de Trastámara y las compañías de Du Guesclin emprendieron la campaña contra Pedro I. Tras franquear los Pirineos catalanes y atravesar el valle del Ebro, los rebeldes cruzaron la frontera castellana por Calahorra. Poco después entraron en Burgos, de donde Pedro I había huido precipitadamente. El 5 de abril de 1366. Enrique II fue coronado en el monasterio de Las Huergas.

La etapa siguiente del conflicto fue la toma de Toledo, donde entraron los trastamaristas a comienzos de mayo. Pedro I se había refugiado en Sevilla, pero tuvo que abandonarla igualmente ante el avance arrollador de sus enemigos. Retirado primero a Galicia, ganó desde allí las costas del sur de Francia, donde concertó un nuevo acuerdo con los ingleses. El tratado de Libourne, firmado en septiembre de 1366, establecía la ayuda militar del Príncipe Negro, heredero de la corona de Inglaterra, al rey de Castilla con objeto de que recuperara su trono. A cambio Pedro I entregaría a los ingleses el señorío de Vizcaya y la Villa de Castro Urdiales, así como una elevada suma de dinero. Puede decirse que, tras este acuerdo, la guerra de los Cien años se trasladaba a suelo hispano, donde se enfrentarían las Compañías Blancas de Du Guesclin y las tropas inglesas del Príncipe Negro.

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