25-06-11 - El sur tiene su Tierra de Campos
Los cultivos cerealistas abrazan la cuna del poeta Juan Martínez Villergas. LORENA SANCHO | VALLADOLID.
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La iglesia de San Nicolás de Bari de Gomeznarro. :: FOTOS: L. SANCHO |
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El run run de las cosechadoras se propaga estos días en la inmensidad cerealista no solo apta para el norte de la provincia. Campos y más campos, con paja amontonada y trigo cosechado, comunican la vía de acceso entre Ramiro y Gomeznarro, en la comarca sur. Y ahí, a lomos de una de las máquinas más modernas de una agricultura que ahora expone en vitrinas sus aperos, viaja Toñín, de Albacete, que estos días celebra sus bodas de plata como trabajador temporal en la provincia de Valladolid.
«25 años subiendo ya, pero mi padre estuvo mucho más tiempo antes de que yo tomara el relevo», comenta mientras degusta una caña en el Bar Paco, su «segunda casa» durante los dos meses que tarda en cosechar Gomeznarro, San Vicente del Palacio e incluso Madrigal de las Altas Torres, en la provincia de Ávila.
GOMEZNARRO
Población: 82 habitantes.
Patrimonio: La iglesia de San Nicolás de Bari pudo comenzarse a construir en el siglo XII. Es de ladrillo, en el que sobresale la cubierta de madera, el coro y la torre, con autoría de Agustín de Nieva y Domingo Martín. En la fachada predomina la influencia del mudéjar, con gran importancia del ladrillo frente a la piedra. Custodia varios retablos rococós datados en el siglo XVIII.
Fiestas: La fiesta más importante es la que celebran en honor de Nuestra Señora la Virgen de la Asunción el 15 de agosto con verbenas y actividades para todos los públicos.
Gastronomía: Son muy típicos los bollos y pastas que elabora la panadería Pastor de Gomeznarro, que lleva tres generaciones elaborando un pan que ahora distribuye en varios pueblos de la comarca vallisoletana.
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Toñín es estos días uno más de la familia para la regente del bar Paco, María Luisa, y para su marido, Miguel Ángel. Este matrimonio son dos de los vecinos de Gomeznarro, un pueblo de «38 habitantes» que a efectos administrativos figura como barrio de Medina del Campo y que se encuentra ubicado a 12 kilómetros de la cabecera de comarca. «Pero para la Administración es como si estuviéramos allí, yo pago los permisos y el mismo índice que los bares de Medina, porque consideran que mi bar está en una población de entre 10.000 y 100.000 vecinos», protesta María Luisa mientras tira otra caña.
Con poco más de 80 vecinos empadronados y menos de 40 habitantes, Gomeznarro no es una excepción entre la sangría poblacional que sufren los pueblos más pequeños de la provincia. Las conversaciones del bar Paco son prácticamente los únicos sonidos que se pueden apreciar a media mañana.
«Venir, vienen, a labrar las tierras y poco más, pero cada vez menos, porque eso se nota y mucho en el bar, que últimamente nos cuesta dinero abrirlo», se lamenta Miguel Ángel. Javier Sanz, residente actual en Medina, es uno de los ejemplos. Se acerca a diario a labrar sus tierras a Gomeznarro. «Y llevaré desde el año 82 sin tirar abono en el campo», alardea mientras comparte conversación y vermú en el Paco.
La panadería Pastor
El reloj se acerca a la una de la tarde y un ruidoso pitido convoca a los vecinos. Es uno de los numerosos tenderos ambulantes que cada día se acerca a Gomeznarro a suministrar distintos productos a la población. De todo, salvo el pan, que se sigue elaborando en la panadería Pastor de la mano de una tercera generación que ahora lo distribuye a varios municipios del entorno.
Coloridas y vistosas flores ornamentan la práctica totalidad de viviendas habitadas, que se ordenan en torno al imponente templo de San Nicolás. El casco urbano, mecido al compás del vuelo de media docena de cigüeñas que anidan en la torre de la iglesia, se antoja recogido, arropado por un sinfín de maquinaria agrícola aparcada a su alrededor y a la sombra de varias arboledas que presagian el cauce del río Zapardiel. Y es aquí, a la vera de un paisaje presumido, donde el vecino Pablo Sanz, con sombrero publicitario de 'Mahou' para cobijarse del sol, entona su reivindicación. «Ponga ahí que ha dicho Pablo Sanz que se nos amontona la basura y que las culebras se meten en casa, que vengan a limpiarlo», protesta el gomeznarrense.
Pistas deportivas y parques infantiles enmudecieron hace años, cuando dejaron de nacer niños. También lo hizo el centro cívico y los ordenadores que aguardan una conexión a Internet. Aquí el turismo no entiende de números ni de cifras. Ni siquiera por ser la cuna del presbítero Gerardo Moraleja y del poeta Juan Martínez Villergas. A este último le recuerda una placa en la fachada del Ayuntamiento de la localidad, un edificio ya cerrado desde que hace casi cuatro décadas Gomeznarro pasara a depender de Medina.