Medina del Campo.
Villa histórica, monumental, escultórica y paisajística
Villa
de las Ferias
YESERÍAS Y ALICERES
Anónimo
Hacia
1390-1412
Yeso
modelado, cocido, policromado y vidriado (los aliceres)
Medidas
varias
Museo
de Valladolid
El
arte mudéjar se formará a lo largo del tiempo gracias,
fundamentalmente, a su capacidad de adaptación, al incluir en sus repertorios tanto elementos
de su propia tradición islámica como otros procedentes
del arte occidental. De la tradición oriental tomarán
la arquitectura de los materiales y el sistema de trabajo, utilizando
comúnmente el ladrillo, el yeso, la madera y la cerámica,
materiales pobres obtenidos normalmente del propio entorno con los que
revestían los muros; en este aspecto, lo ornamental desempeñará un papel fundamental.
El
conjunto de yesos aquí expuestos procede de las excavaciones arqueológicas
llevadas a cabo en el solar que ocupa el Palacio Real de Medina del Campo; en concreto, fueron localizados
formando parte de un nivel compuesto exclusivamente por escombros producto
de derribo de los edificios que compusieron el conjunto palaciego. En
las piezas, se encuentran representados todos los esquemas clásicos
de este estilo: lacerías, motivos estrellados, así como
otros tantos incorporados por influencia gótica a partir de mediados
del siglo XIV -caso de las representaciones vegetales de carácter
naturalista, animales y motivos heráldicos-.
Paralelos
tipológicos de estas producciones decorativas pueden establecerse con
un elevado número de edificios, como son los de la Mejorada de
Olmedo, el convento de Santa Clara de Tordesillas, la Peregrina de Sahagún
o Santa Clara de Astudillo, por citar algunos ejemplos. En cuanto a
la cronología de todas estas obras, hay que situarlas entre los
siglos XIV y principios del siglo XV; esta última fecha es la
más indicada para este conjunto dada la referencia temporal que
ofrece el blasón del futuro rey de Aragón: escudo partido
con barras en la zona diestra y león rampante en la siniestra,
todo ello enmarcado por una bordadura de calderos. Este escudo heráldico
será utilizado por Fernando de Antequera en 1412, en virtud de lo acordado en el Compromiso
de Caspe.
Será
este magnate, Señor de la Villa desde principios del siglo XV
y creador de las ferias, el que ampliará los edificios y promoverá
un programa decorativo interior de una gran riqueza ornamental. Este
hecho lo pone de manifiesto el barón de Rosmithal cuando visita
el palacio en 1466, describiendo la mansión como "una
casa amplia y labrada con magnificencia y riqueza".
J.M.B.
Bibliografía:
MOREDA
BLANCO Y MARTÍN MONTES, 1999, PP.861-868; PERES HIGUERA, 1993;
VALDÉS FERNÁNDEZ, PÉREZ HIGUERA Y LAVADO PARADINAS,
1994; RIQUER, 1986.
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ALICATADO
MUDÉJAR DEL PALACIO REAL DE MEDINA DEL CAMPO
AnónimoHacia
1390-1412Yeso
modelado, cocido, policromado y vidriado (los aliceres)Medidas
varias
Museo
de Valladolid
Una
de las innovaciones técnicas difundidas por los árabes
en la Península es el vidriado de la cerámica. El procedimiento
de aplicar una capa vítrea al barro ya cocido era conocido
desde la época romana pero va a ser el la época bajomedieval
(siglos XIV y XV) cuando el sistema termine por desarrollarse.
El
esmaltado cerámico no solo se utilizará para los elementos
de las vajillas domésticas
sino que también fue aplicado en el acabado de ciertas piezas
arquitectónicas, fundamentalmente en las destinadas a servir
como revestimiento; de todas ellas, lo mosaicos o alicatados son los
más antiguos. Consisten en paños decorativos, para zócalos
o pavimentos, realizados a base de pequeñas losetas cerámicas
monocromas de forma poligonal (denominadas "aliceres") que,
al yuxtaponerse unas con otras, componen los motivos decorativos.
El
panel de alicatado ahora expuesto fue localizado durante el proceso
de excavación arqueológica realizada en el solar que
ocupó el antiguo Palacio Real de Medina del Campo. En él
se puede contemplar uno de los esquemas característicos de
este tipo de composiciones: un motivo central, consistente en un espacio
rectangular ocupado por esvásticas de movimiento alterno dextrógiro
y levógiro, rodeado por una cenefa con el típico tema
de lacería.
Los
colores básicos empleados son los habituales en estas labores:
blanco, verde, negro y melado.
El
origen de esta técnica decorativa es incierto, aunque parece
que en Oriente Medio se uso se da con cierta continuidad a partir
de los inicios del siglo XII. Desde esta zona, a través del
Norte de África, alcanzará la Península Ibérica;
sin embargo por el momento no se encuentra bien documentada su evolución
y los pasos intermedios entre Egipto y Marruecos (en este último
lugar es posible fechar estos trabajos a mediados del siglo XII).
Desde este punto del Magreb serán los almorávides o
los almohades los que lo introduzcan en l Península en la segunda
mitad del siglo XII. La primera utilización en nuestro territorio
de este vistoso material parece que ocurre en la torre de Santo Tomás
de la muralla de Sevilla; posteriormente, aparece también la
la torre del Oro (1220-1221) de la misma ciudad y en otro hito fundamental
del mundo islámico peninsular: el palacio nazarí de
la Alhambra, en Granada.
Será
durante los siglos XIV y XV cuando los alicatados logren las más
elevadas cotas de perfección. En este momento se diseñarán
y ejecutarán los dos mejores conjuntos de arrimaderos de esta
técnica, los pertenecientes a la Alhambra y los del palacio
de Pedro I en los Reales Alcáceres de Sevilla. Desde ambos
centros, se difundirá al resto de los reinos peninsulares pero,
al tratarse de tareas harto complejas que requerían de la participación
de auténticos expertos, tan solo los principales focos mudéjares
con tradición alfarera se dedicarán a ello. La multiplicación
de los centros productores no significó la pérdida de
la importancia de los alarifes andaluces, sino que éstos siguieron
siendo solicitados desde diferentes puntos como Salamanca,
Tordesillas o Toledo, entre otros.
J.M.B.
Bibliografía:
GONZÁLEZ
MARTÍ, 1952; PLEGUEZUELO HERNÁNDEZ, 1989; ZOZAYA, 2000.
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YESERÍAS
Y ALICERES-RESTAURACIÓN
RESTAURACIÓN:
Luis Salazar Rabasa
FINANCIACIÓN:
Ayuntamiento
de Medina del Campo. Proyecto Museo de las Ferias
DESCRIPCIÓN:
Las
piezas, procedentes de la excavación arqueológica llevada
a cabo en el Palacio Real de Medina del Campo, se hallan en estado fragmentario,
aunque conservan suficiente decoración como para mostrar su calidad
y su técnica de fabricación, además de sus diseños.
Hay seis fragmentos de yeso, de los que dos son polícromos, y
dos más de alicatados, esto es, pequeñas piezas de cerámica
vidriada. La restauración de estos últimos ha permitido
apreciar cómo componían el diseño por paneles sobre
una capa de yeso y cañas partidas, aplicándose después
cada panel sobre el muro con un yeso basto. Por su parte, las yeserías
fueron talladas sobre la pared, en aplicaciones sucesivas de yeso, pintándose
después al temple. La aparición de una pieza heráldica,
el escudo de Fernando de Antequera, fija la cronología general
del conjunto de restos arqueológicos.
ESTADO
DE CONSERVACIÓN:
Las
piezas comenzarían a deteriorarse ya en su ubicación primitiva,
aunque no sabemos en qué grado, y posteriormente fueron ocultadas
bajo un revoco de yeso. Con la ruina del edificio se produjeron los
mayores daños a las piezas, fundamentalmente su fractura. La
permanencia bajo tierra hasta su recuperación también
ha provocado pérdidas en la decoración y en la consistencia
del yeso, con aportación de sales perjudiciales. Además
de las roturas, los daños más importantes sufridos por
las piezas son:
Degradación
de la consistencia del yeso, con distinto grado en cada pieza.
Pérdida
de detalle en el relieve de las yeserías.
Pulverulencia
y pérdida de adherencia de la pintura, habiendo desaparecido
buena parte de ella.
Descamación,
erosión y pérdida de parte del vidriado de las piezas
cerámicas de los alicatados.
PROCESO
DE RESTAURACIÓN:
El
carácter de las piezas y su estado han determinado un criterio
que pretende conservar lo que ha quedado, sin añadir zonas perdidas
ni color. Se ha consolidado el material, detenido el deterioro y permitido
la exposición y manipulación de los fragmentos sin peligro
de daños, mediante su colocación en soportes. Además,
se ha dibujado en dichos soportes la continuación del motivo
decorativo de tres de las piezas para facilitar la comprensión
del diseño. El tratamiento seguido ha sido el siguiente:
Realización
de análisis químicos cualitativos.
Limpieza
mecánica de suciedad general por cepillado y de incrustaciones
de yeso y de tierra a punta de bisturí.
Eliminación
mecánica del mortero de yeso negro posterior en las piezas, y
de otras capas de yeso por el reverso.
Limpieza
acuosa suave con un jabón neutro y aclarado posterior.
Inmersión
sin secado previo en agua desmineralizada durante 35 días, con
cambio de agua cada dos días, para eliminar las sales perjudiciales.
Secado
lento de las piezas.
Consolidación
de todas las piezas por impregnación de una resina sintética
en disolución.
Sentado
de color de los temples y consolidación de los esmaltes.
Pegado
de los fragmentos.
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