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Isabel La Católica, Caballería y devoción

Juan Núñez, La Piedad con San Vicente. San Miguel y un donante. Sevilla, Catedral
Juan Núñez, La Piedad con San Vicente. San Miguel y un donante. Sevilla, Catedral

Isabel la Católica. La magnificencia de un reinado conmemora el V centenario de la muerte de la reina Isabel, acaecida en Medina del Campo el 26 de noviembre de 1504. En tres sedes distintas (Valladolid, Medina del Campo y Madrigal de las Altas Torres) se muestran, como el mismo título de la exposición subraya, la magnificencia de su reinado. En efecto, el de Isabel la Católica fue no solo un reinado decisivo para la historia de Castilla y de España desde el punto de vista político, sino también desde y artístico y cultural. El concepto de magnificencia se entendió, a la manera clásica, como una auténtica virtud para la que los reyes, los nobles y los grandes prelados ejercieron una protección sobre las artes que en muchos casos no solo preludió el Renacimiento, sino que era ya Renacimiento.

En Valladolid, la Exposición nos muestra el esplendor artístico de la corte, así como el de algunos de los principales miembros de la nobleza como los Mendoza o los Condestables de Castilla, además del Cardenal Cisneros. Junto a ello aparecen la suntuosidad de un mundo política y militarmente vencida, pero de profunda influencia estética, como es el de el reino nazarí de Granada, y el arte de los nuevos mundos descubiertos por Colón, que tanta extrañeza y admiración produjo en el Almirante.

En Medina del Campo, el arte, la cultura y la religión de la nobleza y alta sociedad castellana se despliegan tanto en sus aspectos caballerescos y profanos, como en los piadosos, litúrgicos y funerarios.

Atribuida a Gil de Siloe, Estatua funeraria de Padilla, Burgos. Museo de Burgos.
Atribuida a Gil de Siloe, Estatua funeraria de Padilla, Burgos. Museo de Burgos.

En Madrigal de las Altas Torres al ámbito de lo privado en la vida palaciega aparece en toda su riqueza decorativa, desde las pequeñas tablas de devoción personal a los distintos lenguajes artísticos (gótico, mudéjar, nazarí), que configuraron los espacios íntimos de los palacios castellanos, para culminar en el retrato de la reina Isabel del Museo del Prado, expuesto en habitación donde nació.

Esta exposición, concebida como un tríptico -un formato, por otra parte, tan propio de la época-, se abre en cada una de sus sedes con salas introductorias que demuestra la fascinante riqueza del reino. El humanismo cristiano nos adentra en la sede de Valladolid, la cultura profana de cuño caballeresco en la de Medina del Campo y la devoción privada en la de Madrigal de las Altas Torres. Tres aspectos esenciales en la imagen estética de la corte de Castilla; un reino que, durante la segunda mitad del siglo XV, se convirtió en uno de los centros culturales más importantes de Europa y cuya acción política y económica se extendió desde los Países Bajos a las Islas Canarias y, por supuesto, a la recién descubierta América.

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Caballería y devoción en la Castilla de Isabel la Católica.

Atribuido a Henry de Vulcop y Pasquier Grenier, El rapto de Helena, detalle del tapiz de la serie de la guerra de Troya. Zamora, Catedral.
Atribuido a Henry de Vulcop y Pasquier Grenier, El rapto de Helena, detalle del tapiz de la serie de la guerra de Troya. Zamora, Catedral.

Caballería, muerte, devoción: estos tres conceptos, esenciales para comprender el arte y la cultura de la Castilla de la segunda mitad del siglo XV, centran esta parte de la exposición que se desarrolla en la Colegiata medinense de San Antolín.

Durante esta época, la guerra tuvo una importancia excepcional. Por ello esta sección de la muestra se abre con una sala en la que se presenta un aspecto estético y estilizado, como fue el mundo de los torneos y las justas, con una selección de armas de torneo pertenecientes a Felipe el Hermoso -efímero rey de España y yerno de Isabel la Católica- y a su padre el emperador Maximiliano I. Junto a ellas el gran tapiz de la serie La guerra de Troya procedente de Zamora y la imagen de San Miguel, el arcángel guerrero, del Museo del Prado, contemplan esta brillante imagen militar.

 

Maestro de Osma y Maestro de Espeja. La Virgen como Reina de Todos los Santos. Miniatura en Antofonario de fiestas. El Burgo de Osma. Catedral.
Maestro de Osma y Maestro de Espeja. La Virgen como Reina de Todos los Santos. Miniatura en Antofonario de fiestas. El Burgo de Osma. Catedral.

El mundo de lo funerario no solo inspiró algunas de las más célebres poesías de la literatura hispánica como son las coplas de Jorge Manrique, sino un arte de calidad sin igual que se prodigó en capillas, estatuas tumurales y paños mortuorios. Como ha sucedido con estas dos épocas, la muerte era una presencia constante en la vida cotidiana.

Se trata ésta, en fin, de una época devota. La piedad fue uno de los motores esenciales de la plástica de la época y maestros de la calidad de Fernando Gallego, Alejo de Vahía, Gil de Siloe y Pedro Berruguete dieron lo mejor de su arte en la decoración de retablos, pinturas y esculturas religiosas. Las iglesias se adornaban con espectaculares tapices y las ceremonias sagradas se realizaban con ajustes litúrgicos de riqueza sin igual. No es exagerado afirmar que el arte de la orfebrerías castellana de finales de la Edad Media alcanzó entonces su mejor momento.

 

 

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Organiza:

Junta de Castilla y León

Lugar:
Medina del Campo (Valladolid)
Colegiata de San Antolín

Plaza Mayor de la Hispanidad, s/nº

Fechas:

Del 2 de abril al 25 de julio de 2004

Horario:
De martes a domingo (incluidos festivos):

De 11:00 a 19:00 horas

Lunes cerrado
Información y visitas guiadas

983 81 00 63

Visitas educativas:
983 24 11 46

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Una de caballería y religión en la Colegiata de Medina

 Exposición Iglesia Colegiata de SanAntolín: Caballería y Devoción (abril-junio-2004)
 Exposición Iglesia Colegiata de SanAntolín: Caballería y Devoción (abril-junio-2004)

La caballería al final de la edad media en una sociedad en la que se estaba continuamente en periodo de guerra, bien por la sucesión a la corona, bien por disputas territoriales, bien por la conquista de nuevos parajes para el reino, y la devoción, en la que la religión católica era el centro de atención en las vidas no sólo del pueblo, sino también de la corte, y marcaba los estilos de vida, y cuidaba de la moral. Unas máximas que cuidaba el Tribunal de la Santa Inquisición. A partir de estos ejes el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y el alcalde de Medina del Campo, Crescencio Martín Pascual, inauguraron ayer en la Colegiata de San Antolín, la “exposición más espectacular de la trilogía sobre el V Centenario de la Muerte de Isabel la Católica” según su comisario Fernando Checa, bajo el título “Caballería y devoción”.

Estos dos conceptos, junto con el de la muerte son esenciales para comprender el arte y la cultura de la Castilla de la segunda mitad del siglo XV, y que centran la exposición de la ciudad donde expiró la reina el 26 de noviembre de 1504. Según el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, el marco de la Colegiata es el marzo más adecuado para celebrar esta exposición conmemorativa “esta exposición junto con la de Madrigal y el Monasterio del Prado, es de visita obligatoria para los castellano y leoneses, porque nos vincula a una figura de relieve universal que junto con Fernando de Aragón hicieron la labor de creación de lo que hoy es España”. Además el presidente regional quiso comparar la proyección internacional de la corona de Castilla con el arte del momento “estamos ante el conjunto expositivo que refleja la apuesta cultural más importante de este año que ha hecho la Junta de Castilla y León”.

Durante finales de la edad media, y principio de la edad moderna que inauguraron los Reyes Católicos, la guerra tuvo una importancia excepcional, y la muestra se abre con una sala en la que se presenta su aspecto más estético y estilizado, como fue el mundo de los torneos y las justas, con una selección de armas de torneo pertenecientes a Felipe el Hermoso, esposo de Juana I, hija de Isabel, y a su padre el emperador Maximiliano I. Unas armaduras que vienen de uno de los museos de armas más importante de Europa, el de Viena.

Junto a ellas el gran tapiz de la serie La guerra de Troya procedente de Zamora, y que ya fue expuesto en el Metropolitan Museum de Nueva York y la imagen de San Miguel, el arcángel guerrero, del Museo del Prado, completan esta brillante imagen militar situada en la capilla de las Angustias. El mundo de lo funerario no sólo inspiró algunas de las más célebres poesías de la literatura hispánica como son las coplas de Jorge Manrique, sino un arte de calidad sin igual que se prodigó en capillas, estatuas tumulares y paños mortuorios.

Como ha sucedido en todas las épocas, la muerte era una presencia constante en la vida cotidiana, y más aún a finales de la edad media. La piedad fue uno de los motores esenciales de la plástica de la época y maestros de la calidad de Fernando Gallego, Alejo de Vahía, Gil de Siloe y Pedro Berruguete dieron lo mejor de su arte en la decoración de retablos, pinturas y esculturas religiosas, ejemplos que se pueden ver en las naves centrales y capilla mayor de la Colegiata.

Las iglesias se adornaban de espectaculares tapices y las ceremonias sagradas se realzaban con ajuares litúrgicos de riqueza sin igual.

Iván Lozano - El Día de Valladolid

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Entrevista de Fernando Checa

La magnificencia era un término muy común a finales del siglo XV que se refería a la virtud que tenían que poseer los reyes y poderosos. Esa virtud tenía que ver con la liberalidad, la presentación públicamente de una manera digna y lujosa, así como tener palacios que representaran ese poder. Fernando Checa, ex director del museo del Prado y comisario de la exposición, eligió este término como título de la exposición sobre la figura de Isabel la Católica para reflejar esa imagen del poder de la corte de Isabel la Católica.

¿Cuál es el hilo conductor de la exposición de Medina del Campo con la de Valladolid y Madrigal de las Altas Torres?

El nexo de unión con el resto es la caballería y devoción. Caballería porque la exposición se abre con una sala en la que vemos ese concepto de la nobleza de la época ligado a la caballería en los torneos y caballería en la caza. Los nobles se hacían caballeros a través de la práctica de la guerra, del torneo, y de la caza. Todo eso se veía además de forma estética a través de las armaduras y de los tapices. Unos tapices que representaban la guerra de Troya, y la mitología griega que están representados por personajes de la época de finales del siglo XV. En cuanto a la devoción hemos querido ver como la magnificencia se muestra el patrocinio de los nobles hacia el arte eclesiástico, con pinturas de Berruguete y esculturas de Alejo de Vahía. Junto al núcleo dedicado al sepulcro y a las piezas eclesiásticas.

¿Se puede entender esta exposición como algo individual, o hay que verla en conjunto?

Para comprender la exposición hay que ver las tres sedes. De hecho hay un solo catálogo para las tres exposiciones. Valladolid porque es donde se casaron, Medina del Campo porque es donde murió Isabel la Católica, y la sección más pequeña e íntima en Madrigal, donde la exposición termina en la sala donde nació la reina con una retrato del museo del Prado. La exposición de Valladolid es más de contenido de corte y América de manera intelectual, la más espectacular es la de Medina del Campo por el espacio que ha permitido por ejemplo la inclusión de los enormes tapices que en Valladolid es imposible. Y la de Madrigal es la intimidad, la vida de palacio.

¿El marco de la Colegiata es el más adecuado?

Cuando entré aquí por primera vez pensando en la exposición me asusté un poco, porque se habían hecho obras de restauración, pero el aspecto de la Colegiata de San Antolín era de bastante abandono fue un reto para todos. Ahora puedo decir que después de más de un año de labores de restauración la Colegiata parece otro edificio completamente distinto, donde se han recuperado partes que antes no se conocían. Realmente es el marco más adecuado, y la exposición ha servido no sólo para que los medinenses puedan verla, sino que han recuperado un edificio de las iglesias más importantes del siglo XVI en Castilla de una manera espléndida. El centenario de Isabel para Medina, no sólo es la exposición, sino la recuperación definitiva de uno de sus edificios más importantes.

¿Cabe la posibilidad de la ampliación de fechas?

Es algo difícil saber a estas alturas dada la cantidad y diversidad de prestadores. Si tuviera la exposición éxito desde el principio nos daría mucha fuerza moral a los organizadores y a la Junta para presionar a los prestadores para que lo dejen más tiempo. Depende todo del impulso de los primeros días. Desde luego a mi me gustaría que estuviera mucho más tiempo porque sería un signo de éxito porque ha sido un esfuerzo muy grande, ya que una exposición tiene muchísimas más horas de trabajo de lo que la gente se imagina, y a mi me da una pena enorme que a los dos meses y medio se vaya. Si en vez este tiempo estamos otro más el primero que va a estar contento voy a ser yo.

¿Cuál es lo que más puede impresionar a un visitante que no sepa de historia del arte?

Pues más que las pinturas de Berruguete, o las esculturas de Alejo de Vahía o Gil de Siloé, que eso es un poco lo que todo el mundo espera, yo destacaría los tres grandes tapices de Zamora, Palencia, y el ayuntamiento de Madrid. Son de los mejores del mundo, y no estoy exagerando. Todo esto unido a las armaduras que vienen de las dos principales armerías del mundo, las de Madrid y las de Viena, ya ha sido un esfuerzo muy grande conseguir que las presten.

¿Se siente satisfecho del trabajo realizado?

Yo estoy muy contento porque los préstamos han sido muy importantes, y la intención que teníamos de dar una impresión de primera calidad del arte en Castilla de la segunda mitad del XV yo creo que está conseguido. La exposición tiene alrededor de 300 piezas en sus sedes y es una buena selección donde se puede ver la Castilla de la época desde Flandes hasta América, donde vemos los fundamentos del Estado Español, y que Castilla cumplió un papel fundamental es lo que he querido hacer aquí.

¿Estas exposiciones sirven para dignificar la figura de Isabel la Católica?

No es necesario dignificar la figura de la soberana. Ha sido una figura utilizada por unos y por otros, y realmente leyendo los testimonios de la época, era una figura considerada de talla europea en su momento. Tuvo elogios muy importantes en toda Europa por su visión política y de estado. No hay que utilizar elementos de dignificación espurios como se hizo en otras épocas tratando de hablar de precedentes, ya que la reina hay que entenderla como una reina moderna en su época que puso los cimientos del estado de hoy, integró la cultura de la corte castellana en la cultura flamenca y la italiana, y que permitió el esplendor español del siglo XVI, y eso es lo que hay que decir.

Iván Lozano - El Día de Valladolid

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