La
dinastía borbónica y la minoría gitana
Los
borbones, llegados a nuestro país a comienzos del siglo
XVIII, impulsaron una política de control por parte del
Estado de aquellos sectores sociales susceptibles de ser conflictivos.
En cuanto a los gitanos, Felipe V dictó sucesivas pragmáticas
que establecían el reparto de la población gitana
por toda la Península. Como queda dicho, no se atendió
la inmunidad de las iglesias a la hora de detener a los fugitivos.
Por la pragmática de 1717 el monarca mandó confeccionar
un censo, en el cual los gitanos debían declarar su nombre,
edad y oficio, entre otros requisitos, y al mismo tiempo se publicó
una relación de ciudades donde les estaba permitido vivir.
Posteriormente, el mismo monarca volvió a promulgar otra
pragmática, la de 1738, que perjudicó a los que
habían logrado establecerse y ejercer un oficio. Las disposiciones
de esta pragmática facilitaron la localización de
los gitanos en la gran redada de 1749.